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"razones para una crisis"

Estampida

La estampida migratoria en Cuba y sus implicaciones

por Mauricio De Miranda Parrondo 8 diciembre 2022
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

Aunque no existen cifras oficiales de la reciente emigración de cubanos, diversas fuentes hablan de casi 225.000 personas entre octubre de 2021 y el 30 de septiembre de 2022. Muchas de ellas han usado caminos tan complicados como atravesar toda América Central a partir del tapón del Darién, hacerlo desde Nicaragua, o hasta la incierta vía de cruzar el mar. Quienes han seguido estas rutas, arriesgando su vida y pagando altísimas tarifas a los traficantes de seres humanos, tienen denominadores comunes: la desesperación y la desesperanza.

La mayor parte de los migrantes son jóvenes o personas en edad laboral, e incluso una cifra no despreciable de profesionales. Si bien no es posible generalizar, pues en imágenes también pueden verse niños y personas de la tercera edad.

En Cuba, sin embargo, no se dispone de datos ni estudios públicos sobre el sensible tema, y las estadísticas siguen enmascaradas porque se considera como residentes en la Isla a muchas personas que viven y trabajan en otras naciones. Mientras tanto, la población total del país ha descendido sistemáticamente desde 2017 hasta 2021, de acuerdo con cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI). Solo en 2021 descendió 0,61% respecto a 2020, una magnitud alta de acuerdo con estándares internacionales.

Si analizamos ciertos datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el descenso poblacional cubano supera al de otros países, como los casos de Japón (-0,24%), Corea del Sur (-0,19%), Albania (-0,17%) o Rusia (-0,41%); y solo es superado por el de Taiwán (-0,85%), territorio que goza de un altísimo nivel de desarrollo. Las estimaciones de la ONEI prevén para 2035 una cantidad de población incluso inferior a la de 2021, y muy probablemente en tales estimaciones no se ha tenido en cuenta la estampida migratoria actual.

La Isla enfrenta una grave crisis demográfica, con una economía que no solo es subdesarrollada, sino que está profundizando esa condición debido a una crisis estructural que data de más de tres décadas. Los países desarrollados que tienen problemas demográficos —determinados por el descenso y/o el envejecimiento de su población—, han debido incrementar el gasto público para afrontar los retos sociales que imponen estas circunstancias, y en parte pueden hacerlo gracias a su nivel de desarrollo. No es el caso de Cuba.

Por otra parte, la población cubana envejece. En 2020, el 21,3% del total reportado como residente en la Isla —que no cuenta a muchos que en realidad viven y trabajan fuera del territorio nacional—, tenía más de sesenta años; pero en 2021 esta proporción ha aumentado a 21,5%.

El descenso poblacional se hace evidente también en la fuerza laboral. El Anuario Estadístico de Cuba muestra que en 2021 la cantidad de trabajadores fue de 4, 619 millones, frente a 4,643 millones en 2020. Ello representa un descenso del 0,5%. El 59,9% de los trabajadores del año más reciente reportado, tiene cuarenta años o más.

La relación de dependencia —que mide la proporción de población de cero a catorce y de sesenta años o más, respecto a la población entre quince y cincuenta y nueve años—, ha estado aumentando en los últimos tiempos. Esto ha sido: 571 por mil personas en 2018, 578 en 2019, 589 en 2020 y 596 en 2021.

Desde 2010 se observa un incremento paulatino de la proporción de población mayor de sesenta años, mientras descienden tanto la de menores de quince como la que se ubica entre quince y cincuenta y nueve. En 2021 la población considerada adulta mayor representó el 21,6% del total, en tanto la población menor de quince años constituyó el 15,7%, y la comprendida entre quince y cincuenta y nueve significó el 62,7%.

Las previsiones de la ONEI sugieren que para 2035 los mayores de sesenta años constituirán el 32,5% de la población, los menores de quince serían el 15,2% y entre quince y cincuenta y nueve estaría solo el 52,3% del total de residentes. Ello establecería una relación de dependencia de 909 por mil, lo que resulta gravísimo para las posibilidades productivas del país.

En las referidas condiciones demográficas es que se está produciendo la mayor sangría migratoria del país en solo un año desde 1980, y se ha superado incluso la cantidad de salidas que ocurridas por el Mariel. Esto, a pesar de la suspensión, por parte del gobierno de Obama, de la ley «Pies secos, pies mojados»; aunque se ha mantenido la llamada ley «De ajuste cubano».

Estampida

Razones de la estampida migratoria

Desde 1959, Cuba cambió su condición de país atractivo para potenciales migrantes extranjeros, y se convirtió en emisor hacia otros países. En los primeros años, las razones fueron esencialmente políticas: desacuerdo con la deriva hacia el comunismo; supresión de las libertades políticas; expropiación de propiedades; imposibilidad de que los padres pudieran asegurar educación privada y religiosa a sus hijos; represión contra la disidencia política; discriminación gubernamental de las prácticas religiosas; represión contra la homosexualidad; y otras.

Posteriormente, en la medida en que se ha deteriorado la situación económica del país, las razones económicas se han unido a las causas políticas que aún subsisten, como la persecución y represión de la disidencia y la restricción de libertades políticas. Tal combinación ha producido varias crisis migratorias, especialmente las 1980 y 1994, y la que actualmente nos ocupa.

La situación económica y política de Cuba hoy —sobre todo tras el llamado «Ordenamiento monetario» y la represión a las protestas sociales de julio de 2021—, caracterizan una grave crisis económica de carácter estructural, unida a una crisis política y social. Dichas circunstancias han generado en una parte considerable de la población una crisis de confianza en la capacidad de las autoridades para revertir el contexto económico, lo que incrementa la sensación de desesperanza, no solo respecto al presente, sino también al futuro.

A diferencia de los primeros años, no existe un futuro «luminoso» al que aspirar. El derrumbe del socialismo «realmente existente» demostró que aquel no era el camino, pero en lugar de aprovechar de forma creativa la experiencia histórica, la dirigencia cubana ha optado por persistir en políticas probadamente ineficaces, que profundizaron la deformación estructural de nuestra economía y, en consecuencia, el subdesarrollo.

La Constitución de 2019 se ha convertido en papel mojado, lleno de definiciones vacías de contenido real. La respuesta gubernamental y del sistema jurídico frente a las protestas sociales de 2021, demuestra la debilidad institucional del país y las contradicciones, además de la violación de la Carta Magna. Por otra parte, las autoridades se caracterizan por un autismo político reacio a críticas y con alto espíritu justificativo, lo que ha deteriorado su credibilidad ante una parte creciente de la sociedad. Esta realidad deja a la ciudadanía las alternativas de: aceptar lo que se decida desde el poder aunque puedan existir diferencias, enfrentarse a ello, o emigrar.

Varias generaciones de cubanos han aportado una notable cuota de sacrificio personal en pos de un mejor país para sus hijos y nietos. En cambio, la Isla tiene en la actualidad mayores y más graves problemas que los que tenía en los años ochenta del siglo pasado, y lo peor es que no se ve la luz al final del túnel.

Estampida

Migrantes cubanos reman hacia la isla Stock, cerca del Cayo Oeste, en Florida, el 12 agosto. (Foto: Mary Martin/AP)

Implicaciones de la estampida migratoria

Desde el punto de vista económico y político, la estampida actual, junto a toda la sangría migratoria que ha caracterizado al país desde hace más de seis décadas, tienen un impacto altamente negativo.

Ya se han aportado datos sobre la difícil estructura demográfica. Con ella, resulta difícil prever un incremento sustancial de la tasa de crecimiento del producto, si tenemos en cuenta la importancia del factor trabajo dentro de la estructura productiva de cualquier país, pero sobre todo de uno empobrecido, subdesarrollado, con escasez gravísima de capital y bajas tasas de ahorro e inversión; a lo que se suma la errónea política inversionista del gobierno, que ha preferido concentrar las inversiones en actividades inmobiliarias —aunque no precisamente en viviendas para la población—, en lugar de apostarle a sectores productivos tales como: agricultura, industria, o incluso infraestructura.

Si bien crecimiento no es igual a desarrollo, para superar la crisis estructural de Cuba y comenzar una senda de avances se requieren altas tasas de crecimiento del producto, muy especialmente de los sectores productivos. Lejos de esto, el PIB de Cuba entre 2017 y 2021 tuvo una variación promedio anual de -1,3%. Después de una violenta contracción de 10,9% en 2020, en lo que sin dudas influyó el impacto de la pandemia, la economía creció en 2021 solo un 1,3%.

Mientras tanto, el crecimiento interanual del primer semestre de 2022 fue de 10,9%, pero la contracción en el mismo período de 2021 había sido de 12,7%, lo que indica que en términos trimestrales aún no se recuperó frente a la caída del año anterior. En el segundo semestre de 2022, el crecimiento ha sido de solo 1,7% frente al mismo período del año anterior.

Las cifras de crecimiento trimestral del producto bruto sectorial indican contracciones en ambos trimestres en la agricultura, la pesca, la minería, la industria azucarera, la no azucarera, el suministro de electricidad, gas y agua, ciencia e innovación tecnológica, intermediación financiera y servicios comunales. En el segundo trimestre también se contrajeron la salud pública y el comercio. Solo muestran resultados positivos la construcción, los servicios empresariales y actividades inmobiliarias, y la educación.

La emigración impactará negativamente en el crecimiento económico, en la posibilidad de asegurar el sistema pensional, en las contribuciones al fisco y, en consecuencia, en el desarrollo del país. Quizá algunos piensen que en contraposición a este impacto negativo se podrían recibir más remesas, sin embargo, esto puede ser cierto en el mediano plazo pero no necesariamente en el corto, y las necesidades financieras del país son críticas de forma inmediata.

En otros tiempos se frenó la emigración al prohibir la salida del país. Afortunadamente esto no se plantea en estos momentos, sobre todo porque quizás algunos irresponsables piensen que con ella crean una válvula de escape que ayude a reducir presiones políticas y sociales internas.

No obstante, la realidad es que la estampida migratoria es testimonio fehaciente del fracaso de un sistema que se pretende imponer a toda costa sobre una sociedad en gran medida hastiada, así como de la falta de esperanzas de una parte considerable de la población —especialmente joven— respecto a las posibilidades de vida provechosa en el país. ¿Esto es el socialismo próspero y sostenible? Ni es socialismo, ni es próspero, ni es sostenible, no solo económicamente, sino también desde los puntos de vista social y político.

Los cubanos necesitamos ser capaces de construir un país en el que podamos vivir la única vida que hasta ahora sabemos que tenemos. Nunca ha sido más imperiosa que hoy la divisa de crear una República «con todos y para el bien de todos».

8 diciembre 2022 24 comentarios 2k vistas
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Biden anuncio migratorio

El anuncio migratorio de Biden

por Redacción 6 enero 2023
escrito por Redacción

Dos acontecimientos importantes en materia de crisis migratoria y relaciones Cuba-Estados Unidos han tenido lugar esta semana. Como se había anunciado desde el segundo semestre del pasado año, Washington retomaría los servicios consulares en La Habana para atender las solicitudes de visas de inmigrantes, lo que aconteció este miércoles 5 de enero.

Apenas un día después, se conoció la noticia de que para paliar la crisis migratoria que ha enfrentado Estados Unidos en los últimos años, y con efecto inmediato, el país norteño solo recibiría hasta 30 mil inmigrantes por mes procedentes de Cuba, Nicaragua, Haití y Venezuela, siempre que solicitaran un permiso de entrada especial mediante una aplicación online y cumplieran con requisitos como un garante en Estados Unidos, esquemas de vacunación anti-Covid-19 y una investigación de antecedentes. También se advirtió que quienes intenten ingresar de manera ilegal serán deportados y vetados de manera definitiva.

Ambos hechos se insertan en lo que parece ser un panorama de tímida distensión entre los dos gobiernos, si bien no existen anuncios oficiales al respecto. Para comprender mejor el impacto de estas medidas y posibles claves del diálogo futuro por parte de ambas administraciones, La Joven Cuba conversó con el exdiplomático y académico Carlos Alzugaray.

EE.UU.

Carlos Alzugaray (Foto: Mabel Torres/LJC)

A pesar de la reanudación de los servicios consulares y la tramitación de visados, aún no se incluyen visas de no migrantes. ¿Qué obstaculiza la normalización de los servicios consulares y qué podemos esperar en ese sentido durante el presente año?

Hay razones técnicas y razones políticas. Comencemos por estas últimas. Normalizar los trámites consulares es echar abajo una política que estableció Trump en el 2017. Biden debe evitar que triunfe la campaña que lo señala como un presidente débil que le hace concesiones al gobierno cubano. Por eso va haciendo las cosas en cámara lenta. Por cierto, sin pedirle disculpas al pueblo cubano por los sufrimientos que ha causado sobre presupuestos falsos, como el mal llamado “síndrome de la Habana”.

Lo técnico: el procesamiento de visas por parte la administración estadunidense es bastante complejo y conlleva consultar al menos siete instituciones vinculadas a la seguridad nacional. Esto es especialmente así con los visitantes temporales.

La inclusión de Cuba en la lista de estados promotores del terrorismo implica regulaciones aún más estrictas. De igual manera, establecer el andamiaje tecnológico necesario para que el Consulado pueda procesar los casos lleva bastante trabajo de especialistas en el procesamiento de información digital. Estoy convencido de que se restablecerá en los próximos meses, pero primero es necesario echar a andar el procesamiento de las visas de emigrantes y estabilizarlo, por demás con una gran acumulación de casos pendientes.

Embajada de Estados Unidos en la Habana. Foto: NBC News

¿Cómo cree que influya la reanudación de los trámites en la crisis migratoria actual que vive Cuba?

Con este paso se elimina un factor que agudiza el panorama, pero no vamos a ver una disminución radical inmediata, aunque con la medida anunciada ayer por Biden es obvio que la señal para los posibles emigrantes es que eviten llegar ilegalmente a suelo estadounidense. Esto es bueno en el largo plazo, aunque en el futuro inmediato puede causar numerosos sufrimientos a quienes ya están en camino.

Por cierto, la medida desbanca la falsa idea de que la política hacia Cuba se hace en Miami y que los emigrantes son el factor decisivo. No, la política hacia Cuba se hace en Washington y se tiene en cuenta, ante todo, los intereses nacionales de este país.

Remesas (5)

Ambos gobiernos están conversando y concuerdan en que hay que disminuir la gravedad del problema. Por lógica, el gobierno cubano le tiene que haber dicho al norteamericano que las sanciones le atan las manos y complejizan su accionar en la Isla por la repercusión que tienen en lo económico. Y ahí la pelota se va al lado norteamericano. Aunque eso lo sabe perfectamente la administración y, si no lo saben, Ben Rhodes se encargó de recordárselos recientemente

A partir del anuncio realizado este jueves por la administración estadounidense que se ha interpretado como “el cierre de la frontera sur”, surgen algunas interrogantes acerca de las opciones de los cubanos de burlar los controles fronterizos, esconderse un año y luego acogerse a la Ley de Ajuste. ¿Será esto posible?

En efecto, La Ley de Ajuste permanece vigente, aunque existen presiones para abolirla. Así que la respuesta corta es que sí podrían intentar acogerse, pero habrá que ver qué pasa. Hay que tener en cuenta que entre los privilegios de que gozan los cubanos, a diferencia de los mexicanos, por ejemplo, es que la Migra no los persigue activamente. Sin embargo, a partir de ahora sí se arriesgan a la deportación si las autoridades los descubren entrando o permaneciendo en territorio ilegalmente.

Año

Los migrantes de otros países buscan trabajo generalmente en la agricultura o en factorías (eso sucede mucho en California y Texas), por lo que detectarlos es relativamente fácil para las autoridades. Pero los cubanos por lo general se “disuelven” en Miami. Al año y un día se presentan ante las oficinas de la ICE y solicitan acogerse a la Ley de Ajuste. La nueva regulación que Biden anunció ayer ofrece una vía para arreglar este proceder. Pero siempre será complicado.

Los pasos dados por el gobierno de Biden parecen apuntar a un nuevo acercamiento, si bien ni Washington ni La Habana han hecho anuncio oficial al respecto. ¿Estaremos cerca de retomar la normalización?

A título de hipótesis, pudiera decirse que ambos gobiernos están acercándose aunque sea solamente para ver cómo resolver la crisis migratoria. Para Biden es importante hacerlo porque ya se encuentra en la segunda mitad de su mandato y debe demostrar que su política migratoria es efectiva.

Pero lo afectan otros temas de política exterior. En la guerra de Ucrania enfrenta una etapa crítica con factores agudizantes que pueden ser favorables a Rusia: invierno, crisis energética en Europa y enormes gastos militares en ascenso. En América Latina y el Caribe tiene que manejar el problema migratorio, el avance de China y el resurgimiento de la izquierda.

A ello se suma puntualmente el fall out del fracaso de la operación Guaidó, que lamentablemente Biden abrazó aunque era una iniciativa de Trump, evidentemente fallida cuando el actual mandatario asumió. La elección de Lula y su próximo viaje a Washington fortalecerá la demanda ya presentada por el gobierno de Petro en Colombia de que hay que retirar a Cuba de la lista de estados promotores del terrorismo. Todos estos factores externos lo obligan a ver el tema de La Habana de otra manera.

Se espera que Biden anuncie en breve nuevas medidas hacia la Isla y que se tengan en cuenta estos planteamientos del gobierno cubano que, además, le ha servido la mesa con el discurso del vicecanciller De Cossío y la no oposición del gobierno cubano a medidas que favorezcan en desarrollo de las MIPYMES. Por otro lado, Biden ha nombrado a Chris Dodd, un partidario del levantamiento del bloqueo, como su representante para América Latina y el Caribe.

En algún momento van a tener que pedirle a Obama que suba al ring para defender al candidato demócrata, sea el propio Biden u otro cualquiera. La apertura a Cuba fue el gran logro de su mandato. Y quizás algunas mentes pragmáticas le están diciendo a Biden: “con respecto a Cuba, lo menos riesgoso en este contexto es volver a la política de la normalización”.

Raúl Castro y Barack Obama. Foto: Granma

El gobierno cubano podría aprovechar la oportunidad y poner en libertad a los presos del 11J. Hay algo que los oficiales de inteligencia y especialistas norteamericanos en política exterior aprecian mucho y es la capacidad de cualquier gobierno, amigo o enemigo, de demostrar fortaleza y mantener el control. La liberación de algunos presos puede dar esa imagen. En el caso cubano esto es más importante por la vecindad, y más allá de cualquier crítica, Cuba ha demostrado, desde el 11J para acá, que puede mantener el control. Tampoco hay una oposición creíble.

Existen muchas razones para volver paulatinamente a la era de Obama. Lo que impide u obstaculiza avanzar más es la adopción por parte del gobierno de Biden de la lógica del “cambio de régimen” en Cuba a través de presiones económicas (medidas coercitivas unilaterales) y políticas (fomento de la subversión con abundantes fondos canalizados a través de organizaciones contrarias al gobierno cubano en Cuba y en Miami).

Por ejemplo, un elemento importante podría ser un cambio en la retórica agresiva contra el gobierno cubano que se expresa constantemente por el Departamento de Estado y los principales voceros de la administración. Recuerdo que eso fue lo primero que hizo Obama incluso antes del 2014. Desde el 2009 el gobierno norteamericano bajó el nivel de la retórica anticubana. Sin embargo, Biden no da ninguna muestra de querer comenzar por ahí.

Dicho esto, hay que reconocer que, al haber retomado conversaciones en varios temas, entre ellos el de la emigración ilegal que las medidas de Trump provocaron, es una señal cautelosamente positiva.

No obstante, el camino para un acercamiento diplomático sólido, permanente y estable es largo y hay que avanzar con más decisión. El gobierno cubano ha manifestado varias veces que esa es su posición. Su homólogo estadounidense no lo ha hecho. Se ha limitado a reaccionar ante los acontecimientos y todo parece indicar que con gran reticencia cuando es un asunto que requiere negociar con el gobierno cubano de igual a igual.

Y, finalmente, contra toda lógica, ha mantenido una retórica anticubana, lo que nunca ayuda cuando se necesita la colaboración de otro país para resolver un problema.

Urge que Washington dé señales claras de buena voluntad. Una de ellas pudiera ser bajar el tono de la retórica contra el gobierno cubano.

6 enero 2023 22 comentarios 1k vistas
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Patriotismo

De patriotismo, crítica e impugnación

por Observatorio sobre el Extremismo Político 26 enero 2023
escrito por Observatorio sobre el Extremismo Político

Las declaraciones del profesor e historiador Fabio Fernández en el programa de análisis político Mesa Redonda el día 13 del presente mes han generado reacciones ambivalentes. Por un lado, las palabras del académico se llevaron los aplausos de buena parte de los usuarios en redes sociales, mientras que también hubo manifestaciones de  indignación o rechazo.

En las siguientes líneas se resumen las afirmaciones objeto de la polémica y se analizan  las matrices de opinión al respecto. Además, se contrastan los puntos de vista más radicales con estudios científicos y datos  estadísticos acerca de los valores identitarios en Cuba.  

***

Dedicado al tema del patriotismo, el citado programa televisivo tuvo como invitados al profesor de la Universidad de La Habana, Fabio Fernández, la profesora de la Universidad de Ciencias Pedagógicas, Nancy Chacón; el periodista de Juventud Rebelde, José Alejandro Rodríguez, y Lil María Pich, especialista del Programa Martiano.

El fragmento viralizado en redes sociales y causante de la controversia  comenzaba con la siguiente afirmación: «El patriotismo cubano hoy está siendo impugnado tremendamente por la realidad».

El profesor afirmó, asimismo, que los sentimientos alejados del patriotismo estaban creciendo en la población cubana, en especial entre los jóvenes, y apuntó que era un problema que había sido ya identificado por el fallecido intelectual Fernando Martínez Heredia.

Para argumentar su punto de vista, puso como ejemplo los estados de WhatsApp de sus estudiantes, en los que «en tono de chiste […] la matriz central es “qué terrible haber nacido en Cuba, y qué feliz voy a ser cuando no esté en Cuba”, y eso es una matriz cultural conectada con un escenario real concreto que explica que ahora mismo pueda haber gente cruzando el río Bravo», precisó. Las expresiones anteriores aluden a la crisis migratoria que vive el país, la más grande de su historia, según las cifras de nacionales que ingresaron ilegalmente a Estados Unidos en los últimos dos años.

La intervención de Fernández también resumió aquellos elementos que, a su juicio, resultan medulares para superar la crisis de valores patrióticos en Cuba. En ese sentido, advirtió: «La combinación respecto a cómo construir un patriotismo que nos permita verdaderamente llegar a un futuro mejor parte por diseñar un proyecto de país exitoso, próspero para sus ciudadanos, capaz de entender la pluralidad y la diversidad que marca la realidad que es Cuba, al mismo tiempo, un proyecto que sea capaz de modelarse comunicativamente de forma atractiva».

Sus reflexiones presenta otros aspectos dignos de analizar desde el punto de vista discursivo y que pueden sintetizarse de la siguiente manera:

  • Rechazo de una visión del patriotismo subordinada únicamente a lo geográfico: «hay gente que vivió la vida entera en Cuba y son menos patriotas que José Martí, y hay gente que ahora mismo está en Miami que son más patriotas que algunos que nos podemos encontrar en una calle de Matanzas».
  • Influencia de la cultura globalizada —a la que Cuba cada vez está más expuesta— en la configuración de valores patrióticos: «[al patriotismo] lo impugna esa cultura global hegemónica que viene de los centros de poder».
  • Reconocimiento de la «crisis profunda» que vive la Isla, a diferencia de lo habitual en medios estatales que evitanel término al referirse a Cuba: «ese patriotismo está impugnado por la profunda crisis que ahora mismo marca la realidad del país».
  • Rol del presente y de las proyecciones de bienestar social para el futuro en los imaginarios sociales: «no podemos conectarlo exclusivamente a la idea de la resistencia […] eso es patriotismo, pero la patria también es construcción de futuro, cristalización de sueños, realizaciones colectivas».

Ante todo lo mencionado, el periodista Oliver Zamora, moderador del espacio, cuestionó: «…No hay un estudio que uno pueda hablar de mayorías, de minorías o de por cientos en ese sentido…». De igual manera, destacó que era imposible resistir los momentos actuales sin patriotismo, a lo que su interlocutor respondió: «Hay una columna vertebral de patriotismo que está ahí […] va más allá de esos grandes héroes, […] tiene que ver con el heroísmo cotidiano del ciudadano sin nombre, que está ahí en una cola resistiendo […] pero esa columna permanentemente ha de ser columna que se renueva, se fortalece y es plataforma para alcanzar nuevas metas».

Reacciones y matrices de opinión

A partir de la emisión del programa, la opinión del profesor empezó a ser citada, apoyada o refutada en el ciberespacio. En medios de la oposición se resaltó la idea de que la crisis política cubana era de tal magnitud que hasta los representantes de instituciones estatales se estaban viendo obligados a reconocerla, y ello se evidencia en titulares como «Un profesor cubano desestabiliza la Mesa Redonda con una lección de patriotismo», del periódico 14yMedio.

Activistas opositores como Alexander Otaola, José Raúl Gallego o Julio Llorente dudaron de la sinceridad de las declaraciones del profesor o afirmaron que se trataba de una estrategia del gobierno cubano para «limpiar su imagen» ante la comunidad internacional y que ello repercutiera positivamente en las relaciones con Estados Unidos. Además, le reprocharon haber tenido en momentos anteriores una actitud permisiva ante expulsiones por razones políticas en su facultad y firmado una declaración a favor del gobierno cubano sobre la cual alegaban contenido engañoso.

Las argumentaciones que deslegitimaban la intervención de Fabio Fernández en su mayoría parten de dos postulados: 1. La censura  del gobierno cubano es cabal y constante ante cualquier criterio de naturaleza crítica. 2. Resulta imposible que un representante de una institución estatal sostenga una postura honesta ante las problemáticas del país.

Sin embargo, ambas miradas niegan las múltiples mediaciones que pueden existir en la construcción de relatos mediáticos aun en Estados autoritarios, como la coexistencia y contradicciones de diversas tendencias ideológicas dentro del aparato burocrático.

Por su parte, defensores del gobierno cubano como Rodrigo Huaimachi, Bernard Hernández, Ernesto Guerra, y perfiles anónimos como Tirador Cubano, también contradijeron las palabras de Fabio Fernández. En primer lugar, reforzaron la premisa de que no existían estadísticas que permitieran afirmar la pérdida de valores patrióticos entre los cubanos; en segundo, adujeron que era posible ver muchos jóvenes patriotas en la Isla, y en tercero, señalaron que la principal causa de cualquier dificultad en Cuba eran las agresiones externas.

Unido a esto, indicaron un presunto «peligro» de que personas influyentes dentro de las instituciones cubanas expusieran públicamente criterios como el del panelista, insinuaron que dicha actitud entraba en contradicción con las ideas «revolucionarias» o «de izquierdas» y llegaron hasta requerir que fuera «impugnado». Asimismo, llamaron a realizar una campaña en redes sociales para demostrar la falsedad de las citadas afirmaciones.

Ante la arremetida de ambos extremos, figuras públicas de diversas filiaciones ideológicas salieron en defensa del profesor. Por ejemplo, en la red social Facebook, la periodista Yaimara Torres se preguntó: «¿Quién dijo que para opinar hay que basarse siempre en la ciencia? No hay peores ciegos que los que no quieren ver. Pero así vamos, ciegos… Y de paso machucamos a quienes dicen las verdades…».

El traductor Arturo Mesa aseveró: «Manipular es también decir que Fabio apoyó las detenciones, las expulsiones y el régimen dictatorial y antidemocrático en Cuba. Yo también fui expulsado y a ninguno de mis colegas les recrimino si no me apoyaron públicamente».

Por su parte, Raúl Garcés, quien fuera decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, comentó: «Mientras más veo la intervención de Fabio Fernández, más me pregunto a qué tanto revuelo. ¿De veras todavía no sabemos que todo lo que dijo es cierto?». 

«Más bien debiéramos vanagloriarnos de que la Mesa Redonda le haya dado voz, o de que Granma haya reproducido largos fragmentos de Fernando Martínez Heredia dedicados a un debate sobre el patriotismo».

El patriotismo en Cuba: ¿Qué dice la ciencia?

El argumento más frecuente para objetar la afirmación del profesor ha sido la no existencia de estudios que, desde una muestra probabilística y representativa, la respalden; sin embargo, no ha sido visible un cuestionamiento de quienes lo sostienen a la razón de su ausencia.

Cuba cuenta con un Centro de Estudios Sociopolíticos y de Opinión subordinado al Comité Central del Partido Comunista, cuyo objetivo es, precisamente, investigar la opinión política en el país; mas los resultados de sus análisis no se han hecho públicos hasta el momento. En el sitio web de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) tampoco es posible encontrar el procesamiento de ningún instrumento que ofrezca pistas sobre el tema.

Patriotismo

Captura de pantalla del sitio web de la ONEI.

Una búsqueda en la literatura científica producida en Cuba y publicada en revistas académicas en los cinco últimos años arrojó dos textos que, si bien no utilizan muestras probabilísticas ni representativas del total de cubanos, abordan la identidad nacional desde medidores de identificación de los cubanos con su país.

En 2019 una investigación realizada por la facultad de Psicología de la Universidad habanera y publicada en la revista Estudios del Desarrollo Social, indicó que «el patriotismo y la solidaridad son valores sobresalientes en la autoimagen del cubano, cualidades socio-morales que hacen sentir orgullo de la pertenencia a esta nación». El estudio se hizo a partir de una consulta a cien estudiantes universitarios cubanos y la principal técnica de investigación fue el análisis de dibujos.

En contraste, una encuesta ejecutada por la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, cuyos resultados fueron publicados en la revista Integración Académica en Psicología, en 2022, con una pequeña muestra no probabilística de cien  personas residentes en las provincias centrales, concluyó: «Se apreciaron bajos niveles de identificación y fusión de identidad con el país como tendencia».

El estudio evidenció altos porcentajes de desacuerdo con  expresiones como «Soy fuerte porque mi país me hace fuerte» y «Mi país soy yo»; no obstante, los encuestados afirmaron como tendencia estar de acuerdo con tener «un vínculo emocional profundo» con su nación.

El más reciente artículo, a diferencia del primero, identifica el rechazo de los entrevistados a determinadas condiciones tradicionalmente entendidas como patrióticas como la fortaleza del país. Aunque el estudio no indaga en razones o justificaciones de las respuestas, bien pudiera inferirse que la actual crisis socioeconómica influye en la disparidad de los resultados. Sin embargo, la inexistencia pública de estudios con una muestra mayor y estadísticamente probabilística, impide probar o rechazar categóricamente esta hipótesis.

Una pesquisa de tal magnitud implicaría acceso autorizado a las fuentes y el procesamiento de grandes volúmenes de información, por lo cual, necesitaría apoyos institucionales y una voluntad de las máximas autoridades del país para realizarla y luego publicar sus resultados. Al no existir, ¿están condenados los analistas cubanos a desconocer aspectos de su realidad solo porque estos no se hayan podido, o no se les haya permitido, cuantificar?

***

Aunque existe diversidad entre las diferentes opiniones que cuestionan la intervención de Fabio Fernández, estas presentan rasgos generalizables. Por un lado, es visible la asunción automática como enemigo peligroso de cualquier persona que emita un juicio crítico sobre la realidad nacional y el llamado a que esta sea anulada o retirada de sus espacios en las instituciones; por el otro, la cancelación de un argumento por la ideología política de su portador [Falacia ad hominem]. Dichas expresiones pueden entenderse como indicadores que muestran la manera en la que el extremismo y la polarización política lastran la cultura democrática en la Isla.

Un proceso de diálogo que resulte en una nación plural debe atender las causas y consecuencias del fortalecimiento de los mencionados extremos, y expandir la naturalización del debate respetuoso que busque llegar a acuerdos desde las diferencias.

26 enero 2023 33 comentarios 1k vistas
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Detenidos

Los sucesos del 11 de julio

por Consejo Editorial 12 julio 2021
escrito por Consejo Editorial

El Consejo Editorial de La Joven Cuba ha seguido los sucesos ocurridos ayer, 11 de julio, en varias provincias de Cuba. Miles de personas se lanzaron a las calles para manifestar su descontento ante la actual crisis de salud, económica y política que atraviesa el país. 

Observamos con preocupación la violación de protocolos sanitarios, la violencia y el vandalismo de algunos manifestantes, la represión desatada por las fuerzas del orden, las palabras del presidente Miguel Díaz-Canel y los intentos de utilizar esta confrontación para justificar una intervención extranjera en Cuba.

Creemos pertinente recordar que la responsabilidad de esta situación es compartida:

  • por un gobierno y sus seguidores que a pesar de las alertas de que la situación epidemiológica podía salirse de control y de que una rendición de cuentas real ante la población era necesaria, se embriagaron en su propia propaganda y triunfalismo
  • por la actitud inhumana del gobierno de Estados Unidos, que mantiene la asfixia económica al país y ni siquiera permite el envío de remesas, quizás esperando que la Covid-19 genere el resultado político que las sanciones no logran por sí solas
  • por aquellos que fuera de la Isla alientan un conflicto entre cubanos para satisfacer sus objetivos políticos.

Pueden traer graves consecuencias las palabras del presidente Díaz-Canel, cuando expresó que «la orden de combate está dada, ¡a la calle los revolucionarios!». La incapacidad del gobierno cubano de legislar para todos y velar por los derechos de todos, es una de las razones que han conducido a este estallido.

Cualquier convocatoria a salir a las calles durante el peor momento de la crisis epidemiológica es irresponsable, así como cualquier llamado que promueva el enfrentamiento entre cubanos es una grave violación a los preceptos elementales de la convivencia nacional, se genere desde sectores de la oposición o del propio gobierno.

Es necesaria una salida política y constitucional a la crisis. Hacemos un llamado a las partes involucradas a mantener la calma e iniciar un proceso de diálogo por el que muchas personas han abogado, para evitar derramamiento de sangre. La violencia no es la vía para solucionar los problemas que sufre el país.

Las propuestas políticas deben dejar de ser excluyentes y pasar a ser inclusivas, reconocer los derechos de otros y buscar su participación en lugar de imponerse sobre ellos. Hoy más que nunca, los cubanos necesitamos unirnos para la construcción de una sociedad más próspera, democrática y plural, «con todos y para el bien de todos».

12 julio 2021 58 comentarios 7k vistas
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Familias

El Código de las Familias, los ancianos y la Iglesia de la Comunidad Metropolitana

por Néster Núñez 24 septiembre 2022
escrito por Néster Núñez

Estas cosas nunca debieron ocurrir en Cuba:

  • Que haya una cantidad significativa de ancianos en condiciones de absoluta miseria.
  • Que los derechos de una minoría se lleven a referendo.
  • …
  • …

Dejo la lista abierta pues no tendría para cuando acabar si enumerara todas las cosas que nunca debieron suceder en este país. Me refiero solo a estos dos temas porque la situación de los ancianos me duele, como me duele la discriminación, cualquiera que sea. Me refiero únicamente a estas dos, porque mañana se decidirá si se aprueba o no el nuevo Código de las Familias.  (Aquí, ya lo veo, saltarán algunos a decir que esa votación es una farsa, que será un fraude, que el SÍ es la única opción para el gobierno; y yo mismo tuve esa certeza, aunque ya no tanto).

El sábado pasado, en Matanzas, acompañé a dos voluntarios de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba (ICM) a repartir almuerzos. Algunos de los beneficiarios almuerzan en la iglesia. Esa vez se atendió a quince ancianos. Aunque los de la ICM quisieran, no pueden ser más. Las donaciones que reciben solo alcanzan para esos pocos. Me cuentan que han recibido ayudas del Seminario Evangélico, del Centro Martin Luther King… También de personas normales, cubanos que viven dentro o fuera de la Isla: arroz, viandas, dinero en efectivo… Algunos pagan un combo una vez al mes, o una vez al año. Toda ayuda se agradece.

Familias

(Foto: Néster Núñez/LJC)

Hay en Cuba una realidad que está ahí mismo pero que no vemos, que no queremos ver porque duele, que no existe en los medios de comunicación oficiales por otras conocidas razones. Cuando esa realidad te da de golpe en la cara, como me sucedió, enseguida te preguntas: ¿qué es esto? Y después caen otras preguntas en cascada: ¿Cómo es posible, en un país que se dice socialista? Personas que aportaron a esta sociedad toda su vida… ¿esto es lo que obtienen? ¿Esto es lo que podemos esperar del futuro? ¿Dónde están los familiares de estos ancianos? Y otra vez: ¿Cómo es posible?

La imparable emigración de los jóvenes, el envejecimiento poblacional, las tiendas en MLC, la crisis económica, la falta de medicamentos y la crisis del sistema de salud… ¿Cuánta soledad deben sentir estos ancianos en medio de un apagón nocturno? ¿Cuánta hambre, cuánta desesperación? El nuevo Código de las Familias exige responsabilidad de los familiares hacia los ancianos.

Familias

(Foto: Néster Núñez/LJC)

Sin embargo, la pregunta que se hace una de las voluntarias de ICM es: «¿Cómo ayudar mejor?». «El señor fue un enfermero de mucho prestigio en la ciudad», me dice cuando salimos. Me cuenta que hace poco le llevaron sábanas nuevas. Las sábanas ya no están. Que el señor no tiene hijos. Que los encargados son unos parientes muy lejanos cuya intención, evidentemente, es solo quedarse con la casa. Si a eso se le puede llamar casa. Lo que fueron sala y saleta no tienen techo. La habitación de dormir, sí. Por suerte no llueve. La muchacha de ICM todavía está espantada, como yo. Y desde su impotencia, desde la imposibilidad de hacer más, sufre.

La gente de ICM también sufre los apagones, la falta de MLC en sus cuentas de banco, la escasez de transporte y el exceso de calor, de mosquitos y de dengue. Quiero decir, son cubanos como el resto. Los he visto hacer donaciones a los damnificados del tornado en La Habana. En los peores momentos de la Covid-19, cuando los hospitales estaban atestados y se viralizó en las redes el SOS Matanzas, su sede se convirtió en uno de los centros de recepción y distribución de medicinas y alimentos donados desde España y EE.UU. Igual sucedió recientemente, cuando ayudaron a los lesionados en el incendio de la Base de supertanqueros.

Familias
(Fotos: Néster Núñez/LJC)
FamiliasFamilias

Ayudar, servir a los necesitados, es parte de la misión de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba. Su ministerio es radicalmente inclusivo, según lo define su pastora principal, Elaine Saralegui. No hay discriminaciones de ningún tipo en el seno de esta iglesia, lo he visto yo mismo. La espiritualidad es la base de todo. Algún que otro miembro recibió la mano de Orula. El pulso verde y amarillo se percibe en sus muñecas. El templo lo han prestado para que se reúnan los practicantes del budismo zen. Y adoptaron allí a perros y gatos que antes vivían en las calles.

Las próximas visitas en el barrio La Marina reconfortan un poco. Pese a la situación económica extrema, ambas ancianas son atendidas por sus familias. La hija de una recibe las donaciones muy agradecida, pero con vergüenza. Explica que no tiene con quien dejar a su madre y por eso tuvo que abandonar su trabajo. Para darle ánimos, y para darme a mí mismo, le digo que el nuevo Código de las Familias contempla alguna remuneración económica para casos como el de ella. Ambos sabemos que ni diez salarios mínimos alcanzarán, pero sonreímos un poco porque la esperanza también vale.

Las muchachas de la ICM se despiden. La señora que me acaba de conocer, desde su sillón de ruedas, les pide que pasen a conversar con más frecuencia. Si ven la puerta abierta, que ni avisen, que entren. Que siempre está ahí, con muchos deseos de hablar con alguien. Ellas prometen volver después, ahora tienen que entregar los últimos almuerzos.

Familias
(Fotos: Néster Núñez/LJC)
FamiliasFamilias

 

Salimos a la calle. Las muchachas de la ICM toman un rumbo y yo otro. Las veo alejarse caminando, muy cerca una de la otra pero sin tomarse de manos, como seguro desean, dichosas de hacer el bien. Dentro de su templo pueden ser ellas mismas, y en su casa, pero no en la calle. Los hombres las miran con lujuria. Se meten con ellas. Les dicen cosas groseras. Invaden su espacio, su vida, su intimidad, como si fuera lo más normal del mundo. Las muchachas son novias, pero cuesta expresar en público su afecto, como una pareja cualquiera.

Ojalá prevalezca el SÍ cuando mañana se plebiscite el nuevo Código de la Familia. Aunque, repito, nunca debió suceder que nosotros decidamos sobre el derecho que tienen estas muchachas a casarse legalmente, a ser felices. Desde que se creó en Cuba, la ICM ha estado luchando con determinación por esta causa. Como ya dije, su ministerio es radicalmente inclusivo: han bendecido la unión ante Dios de personas que se aman. No discriminan a nadie. El amor es la base.

Familias
(Fotos: Néster Núñez/LJC)
Familias

Sé que muchos van a marcar el NO como voto de castigo a la mala gestión del gobierno. Comparto sus razones, pero no esa decisión. Todavía hay tiempo para leer el Código. Entre todo lo malo que estamos viviendo, el Sí representa un avance.

24 septiembre 2022 12 comentarios 1k vistas
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Vaivenes Vaivenes

Cuba: entre los vaivenes de una política económica fallida y los problemas irresueltos

por Mauricio De Miranda Parrondo 22 diciembre 2022
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

Desde el rotundo fracaso de la mal llamada zafra de los Diez Millones, que obligó a Fidel Castro a abandonar —aunque solo temporalmente— el voluntarismo que había caracterizado su política económica; la economía cubana se ha caracterizado por oscilaciones entre una férrea centralización burocrática y períodos de moderada descentralización; entre la adopción de criterios de mercado y su abandono y reemplazo por mecanismos administrativos de «ordeno y mando»; entre cierto crecimiento cuando se producen medidas de reforma y un estancamiento cuando estas son frenadas.

Las reformas, siempre parciales y no integradas desde el punto de vista sistémico, suelen adoptarse cuando la economía está en estado calamitoso, y se frenan cuando inicia una recuperación, así sea leve. De tal modo, hemos pasado en la segunda mitad de los setenta y primeros años ochenta, por la introducción de un sistema de dirección y planificación de la economía que seguía el patrón soviético, al que jamás se le permitió funcionar plenamente y que fue acompañado de cierta liberalización de los mercados agropecuarios y artesanales.

A ello continuó, en la segunda mitad de los ochenta, el período de «rectificación de errores y tendencias negativas», que significó una nueva recentralización de las decisiones económicas, el abandono de los mecanismos de mercado y la persecución y posterior cierre de la actividad privada de los mercados mencionados.

El derrumbe de los regímenes dirigidos por partidos comunistas en Europa Oriental, la disolución de la Unión Soviética y la profunda crisis de la economía cubana de principios de los noventa, condujeron a nuevos aires liberalizadores desde el punto de vista económico —que se refrenaron en la segunda mitad de la década, cuando la crisis se consideró superada.

Dicha crisis obligó —entre otras medidas—, a una reforma de la administración central del Estado, del sistema bancario y financiero, del sistema tributario, a una apertura a la inversión directa extranjera y a la reintroducción del trabajo por cuenta propia. Sin embargo, este último aspecto, que implicaba la reaparición de agentes económicos privados, se ha visto sometido a las mayores presiones dadas las oscilaciones de la política económica.

En el último lustro del siglo XX se volvieron a cerrar los espacios del trabajo por cuenta propia, y solo después de una década tornó a impulsarse esta actividad, ante una nueva realidad de bajo crecimiento de la economía. A esas alturas, ya era evidente que el trabajo por cuenta propia no bastaba para fomentar el crecimiento económico, y que el sector estatal, prácticamente colapsado, ineficiente y lastrado por una densa burocracia, se mostraba incompetente —como ha sido siempre—, para asegurar el desarrollo de la economía.

La dirigencia cubana ha sido incapaz de producir reformas estructurales profundas que impulsen el crecimiento y desarrollo de la economía insular. Ni siquiera se han cumplido los Lineamientos aprobados en el VI y VII congresos del Partido Comunista, y el VIII pasó sin que se rindiera cuenta por tales incumplimientos.

Los problemas estructurales que afectan a la economía, no solo no se han solucionado en las últimas décadas, sino que incluso se han profundizado. Esto se ha debido a los errores de política económica, la falta de sistematicidad e integralidad de las reformas y el predominio de concepciones dogmáticas cuya ineficacia está más que demostrada.

La política económica suele trazarse para alcanzar ciertos objetivos, entre los que normalmente están: promover el crecimiento y el desarrollo económicos; incrementar el empleo; mantener una baja inflación; disponer de sistemas bancario, financiero y fiscal sanos y funcionales; alcanzar y mantener el bienestar social. Obviamente, estos son objetivos generales que es necesario adecuar en función del contexto coyuntural y complementar con otros más específicos.

Cuba se encuentra frente a una crisis sistémica de graves proporciones. Sus rasgos principales pueden resumirse en:

    • Incapacidad de la mayor parte de la población de satisfacer con sus ingresos las necesidades básicas elementales.
    • Estancamiento de los sectores industrial y agropecuario.
    • Insuficiente recuperación del sector turístico.
    • Desplome de la capacidad exportadora de bienes.
    • Alta dependencia de las importaciones.
    • Enorme inflación.
    • Elevado déficit fiscal.
    • Escasa inversión extranjera.
    • Incapacidad para cumplir los compromisos financieros externos.
    • Poco ahorro bruto interno.
    • Insuficientes recursos de inversión doméstica y errónea política inversionista del gobierno.
    • Debilitamiento de la moneda nacional agravado por el sostenimiento de la dualidad monetaria.
    • Mantenimiento a toda costa del monopolio estatal en actividades económicas fundamentales.

Todo ello caracteriza una situación en la que la mayor parte de la población debe concentrarse en la batalla cotidiana por la subsistencia. Pensar en el desarrollo de la economía y en el bienestar social, parece ahora mismo una quimera. Creer que con el proyecto económico y político de siempre es posible revertir tal tendencia es un absurdo, y pretenderlo desde la política económica es una irresponsabilidad.

En países democráticos con elecciones libres no habría sobrevivido un nuevo período en el poder el grupo político que llevara décadas cometiendo errores y siendo incapaz de cumplir su parte en un contrato social civilizado, que promueva el desarrollo y el bienestar. Por eso, una de las principales causas de los problemas mencionados es la incapacidad de la sociedad cubana para remover, de forma pacífica y democrática, las estructuras políticas que obstaculizan el desarrollo económico y el fomento de las libertades.  

Si la dirección del país persiste en reprimir la libre emisión de ideas políticas y económicas que disienten de la línea oficial; si continúa haciendo oídos sordos a la necesidad de solucionar, con medidas efectivas y radicales, los graves problemas económicos; deberán asumir que más temprano que tarde se producirán nuevos estallidos sociales. O continuará la sangría migratoria que, aun cuando pueda ser considerada válvula de escape a las presiones internas, también constituye una pérdida de la fuerza de trabajo requerida, no solo para reconstruir la actividad productiva sino también para asegurar el sostenimiento del sistema pensional y, por tanto, de la población adulta mayor.

Mientras tanto, el discurso oficial se mantiene desligado de la realidad, el dogmatismo continúa determinando el alcance e imponiendo restricciones a las decisiones económicas, se sigue responsabilizando a razones externas de la debacle económica, se apela al sacrificio de la población sin que sea posible asegurar ya que tendrá como resultado algo diferente al empeoramiento del nivel de vida, y se atacan las manifestaciones de los problemas y no sus causas.

Son precisamente esos fenómenos los principales enemigos del ideal socialista y, de persistir, terminarán por destruirlo. Digo ideal, porque en realidad es lo único que queda del socialismo en Cuba. Lo demás es una definición hueca, carente de contenido, expresión de la vulgarización del pensamiento marxista y de su concreción política.

Las barbaridades que ocurren en las inmensas e interminables colas para comprar cerdo, pollo o viandas, no son culpa de los «coleros». Estos son la manifestación de la escasez de productos que resulta de los persistentes frenos que impiden el crecimiento de la producción.

La alta inflación no se debe a la inmoralidad o al egoísmo de los productores privados, sino a la escasa producción; los altos costos de los insumos; la devaluación del peso en el mercado informal, que sigue siendo en la práctica el principal mercado cambiario; y a los aumentos de precios en las tiendas que funcionan en monedas libremente convertibles, cuyo acceso —cuando no se dispone de remesas—, requiere de la adquisición de divisas en el mercado informal. Y por supuesto, también se debe a la monetización de los inmensos déficits presupuestales y a la inyección de dinero, sin respaldo en oferta de bienes, que produjo la llamada «Tarea ordenamiento».

La grave crisis fiscal no se soluciona eliminando las exenciones tributarias a las nuevas mipymes, sino reduciendo el gasto que causa la inmensa e improductiva burocracia, estimulando la inversión y promoviendo el emprendimiento privado para que, en su desarrollo, generen nuevos ingresos tributarios con los cuales asumir un gasto público redimensionado y centrado en las prioridades del desarrollo económico y social.

La promoción de exportaciones no se consigue mediante el sostenimiento a toda costa del monopolio del comercio exterior, sino por el contrario, mediante la libertad de acción de las diversas empresas en el escenario internacional, y que ellas cuenten con un sistema cambiario flexible y libre que favorezca la competitividad internacional de la producción nacional y estimule la sustitución de importaciones.

La mayor oferta de alimentos y otros bienes industriales, no se logra con la persistencia del monopolio de acopio ni con consignas en las que muy pocos creen, sino con mayores inversiones en los sectores industrial y agropecuario, con créditos de fomento y con la creación de condiciones para el estímulo de las actividades privadas y cooperativas.

El desarrollo de las comunicaciones y de la infraestructura tecnológica, no se asegura con el monopolio estatal, que solo reproduce ineficiencia, insatisfacción y altas tarifas; sino mediante la apertura a la competencia con el sector privado, que permita revertir el actual subdesarrollo en estas actividades.

La solución de la actual crisis, que no es coyuntural sino estructural, requiere de una profunda reforma de las instituciones, que permita la democratización de la sociedad, de forma tal que sea posible construir colectivamente un nuevo proyecto de país. Para ello no es necesaria —y ni siquiera conveniente—, la unanimidad, sino la capacidad de construir desde la diferencia, haciendo valer la soberanía del pueblo, que no debe someterse a la dirección de un partido ni a la pretendida inmutabilidad de sistema político o económico alguno.

22 diciembre 2022 21 comentarios 1k vistas
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Incertidumbre

Incertidumbre económica y volatilidad cambiaria en Cuba

por Mauricio De Miranda Parrondo 15 junio 2022
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

En la segunda quincena de mayo dos anuncios, uno de Cuba y otro de Estados Unidos, produjeron una breve variación de tendencia en el comportamiento de los tipos de cambio del mercado informal.

El ministro cubano de Economía y Planificación anunció la posibilidad de vender divisas a «ciertos actores económicos a un precio más alto que el oficial y más bajo que el informal». Mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos decidió adoptar una serie de medidas para reversar algunas de las adoptadas por la administración de Donald Trump respecto a Cuba, entre las que destacan el restablecimiento del Programa de Permisos para la Reunificación de Familias Cubanas; ampliación de los viajes y contactos educativos entre ciudadanos de ambos países; eliminación del límite de mil dólares trimestrales de remesas familiares y autorización de remesas destinadas a emprendedores cubanos independientes.

En pocos días se observó un descenso de los tipos de cambio en pesos cubanos, tanto de la divisa estadounidense en efectivo como del dólar bancario (MLC) y el euro. El 15 de mayo estas divisas se cotizaban en el mercado informal a 115, 125 y 128 pesos cubanos (CUP) respectivamente, de acuerdo con la tasa representativa que calcula El Toque. El 31 de mayo dichos valores habían descendido a 95, 106.5 y 110 CUP, lo que significó una apreciación temporal del peso cubano de 17.4%, 14.8% y 14.1%, respectivamente. Sin embargo, en menos de quince días, las divisas extranjeras han vuelto a apreciarse y el 14 de junio se cotizaron a 100, 114.3 y 115.5 pesos cubanos.

Incertidumbre

(Fuente: El Toque)

Lo ocurrido es demostración de la influencia de las expectativas en el comportamiento de ciertos indicadores económicos en los mercados, sobre todo cuando pende sobre ellos una gran incertidumbre.

El mercado cambiario informal reaccionó brevemente hacia la baja en los precios de las divisas, debido a la expectativa a una mayor oferta de dólares en el mercado nacional por el incremento posible de remesas provenientes de Estados Unidos y por la hipotética venta de dólares por parte del gobierno. Algunos tenedores de divisas creyeron que los precios bajarían demasiado y se apresuraron a ofrecerlas; a tenor con ello, los demandantes comenzaron a reducir sus ofertas de compras. No obstante, la realidad es que no existen condiciones para que mejore el precio de la moneda cubana.

Razones de la incertidumbre

En Cuba existen múltiples razones para que predomine la incertidumbre económica. Entre las más importantes podrían mencionarse: profundo estancamiento de la industria, agricultura e infraestructura; alta dependencia y vulnerabilidad externa; inconsistencias en la política económica y falta de voluntad política para el desarrollo de una profunda reforma que conduzca a cambios estructurales; falta de garantías jurídicas tanto en el caso de litigios civiles como penales, que involucren al Estado como parte litigante; así como inmovilismo del sistema político a pesar de su incapacidad no solo para construir una sociedad próspera, sino incluso para asegurar la satisfacción de las necesidades materiales más elementales.

Otro factor de incertidumbre está determinado por el nivel de las relaciones con Estados Unidos. Ambos gobiernos parecen incapaces de establecer puentes a partir de unas relaciones maduras entre los pueblos respectivos. Por otra parte, el signo político predominante en Washington suele marcar el endurecimiento o una mayor flexibilidad en sus relaciones con Cuba.

Mientras tanto, dada la experiencia más reciente cuando el expresidente Obama produjo un cambio significativo de la política hacia Cuba, la respuesta del gobierno cubano —al menos en declaraciones de algunos de sus principales dirigentes— estuvo lejos de propiciar el deshielo y contribuir al establecimiento de un clima de cordialidad diplomática. Este factor afecta de forma inmediata las expectativas relacionadas con la migración y las remesas y, en una perspectiva más amplia, las posibilidades de una relación normal con un mercado cercano y de inmenso potencial.

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Otro factor de incertidumbre está determinado por el nivel de las relaciones con Estados Unidos. (Foto: EPA / Alejandro Ernesto)

Efectos nocivos de la incertidumbre en el caso de Cuba

La incertidumbre económica genera expectativas negativas en los actores económicos, los potenciales inversionistas foráneos y la sociedad en su conjunto, eleva el riesgo país y deteriora los índices de confianza para el desarrollo de negocios.

En el caso específico de Cuba, la salida del atraso secular de varias décadas de estancamiento económico y deterioro del consenso político, requiere de cambios profundos que conduzcan al fomento del emprendimiento empresarial en un clima de libertades políticas y económicas garantizadas por un sistema jurídico que funcione adecuadamente y con independencia de las estructuras de poder.

El alto nivel de dependencia y vulnerabilidad externa de la economía insular está determinado por su deficiente estructura económica y por su insuficiente capacidad de ahorro interno. Por tales razones, el país requiere importar ahorro externo a través de inversiones directas y de remesas, que no solo estimulen el consumo sino que resulten un vehículo para fomentar el emprendimiento productivo doméstico.

En esas condiciones sería de esperar que una mayor afluencia de divisas extranjeras, por las vías antes mencionadas y por el incremento de las exportaciones de bienes y servicios, permitiera estabilizar el mercado cambiario a partir de mayor confianza en las posibilidades de mejoramiento económico y de la vida en general en el país. Sin embargo, la realidad dista de este objetivo.

La crisis actual no es solo económica, sino también política y social. Es una crisis general del sistema, que se expresa no solo en el deterioro de las condiciones de vida, sino en la pérdida de la esperanza en un mejoramiento, debido a la escasa confianza que un sector considerable de la población tiene sobre la capacidad y voluntad de la dirigencia política para producir los cambios que el país necesita. Esta situación se complejiza ante la incapacidad de la ciudadanía de cambiar esa dirigencia mediante un ejercicio electoral pacífico.

La incertidumbre y la falta de esperanza son factores determinantes para el incremento de la emigración de cubanos, que buscan cualquier opción —así sea de alto riesgo para la vida, y con un elevado costo económico—, con el fin de salir del país. Muchos abandonan propiedades y carreras profesionales. Cambian de este modo, una incertidumbre sin perspectivas por otra con posibilidades de mejoramiento.

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La incertidumbre y la falta de esperanza son factores determinantes para el incremento de la emigración de cubanos. (Foto: Reuters)

La volatilidad cambiaria

La volatilidad cambiaria reciente estuvo relacionada con las expectativas generadas por los anuncios antes mencionados, no obstante, es de esperar que se mantenga la tendencia a un peso cubano fuertemente depreciado respecto a las divisas internacionales. De hecho, como ya se dijo, la tendencia se ha invertido, y si bien no ha superado los picos de depreciación alcanzados a mediados de mayo, es posible que se acerque nuevamente, o incluso lo supere, si no se incrementa la oferta de divisas, al menos por las vías tradicionales.

Los fundamentos que explican la depreciación del peso cubano son estructurales y se deben, esencialmente, a los factores siguientes: ausencia de soberanía plena de la moneda nacional, debido a la existencia de un mercado estatal que opera en monedas libremente convertibles y en el que la población cubana debe asegurar necesidades materiales elementales; inexistencia de un mercado formal de divisas regulado por el Banco Central; insuficiente oferta de divisas, debido al bajo nivel de inversión extranjera directa y a la caída de las exportaciones de bienes y servicios; alta demanda de divisas debido a los crecientes requerimientos de importación de bienes de todo tipo y la emigración creciente de cubanos, así como la seguridad que las divisas representan en tanto activos de reservas en condiciones de creciente incertidumbre.

Cuba, como cualquier nación, necesita una moneda fuerte y estable, pero ello solo será expresión de la fortaleza y estabilidad de su economía, de la confianza y credibilidad de la política económica del gobierno y del clima de negocios que se logre crear. Nada de eso se consigue por decreto, requiere de voluntad política y acciones concretas que se traduzcan en una economía generadora de expectativas de prosperidad, tanto para la población residente como para los inversionistas externos. Lamentablemente, esa no es la situación actual del país.

15 junio 2022 26 comentarios 2k vistas
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Economía (1)

No solo es la economía, es también y sobre todo, la política

por Mauricio De Miranda Parrondo 19 noviembre 2021
escrito por Mauricio De Miranda Parrondo

Cuba enfrenta en la actualidad una grave crisis económica que al mismo tiempo se combina con una crisis política sin precedentes en la sociedad. La crisis económica, sobre la que ya he escrito en diversas ocasiones, es resultado de la combinación de los errores de política económica acumulados durante décadas; la débil estructura económica del país; los efectos nocivos de las sanciones impuestas por Estados Unidos desde 1960 y agravadas por la administración Trump; y para completar, la pandemia, que tiene un efecto devastador por la alta dependencia del país a los ingresos que produce el turismo. Dicho escenario ha tenido grave impacto sobre el bienestar de la población, que ya enfrentaba serias dificultades para su sobrevivencia cotidiana.  

A pesar de que la necesidad de cambios profundos en la economía era más que evidente y fue reconocida en los tres últimos congresos del Partido Comunista, muy poco se hizo, y las medidas más importantes fueron adoptadas en medio de la pandemia, cuando los efectos del doloroso ajuste cobraron mayor dimensión. Ese fue un error cometido por la más alta dirigencia, la cual no ha rendido cuentas ni realizado autocrítica alguna. Tampoco ha sido cuestionada en la Asamblea Nacional que, constitucionalmente, está definida como «el órgano supremo del poder del Estado».

Al considerar la responsabilidad del gobierno con los errores de política económica y la imposibilidad de interpelarlo públicamente y exigirle responsabilidades por vías institucionales; resulta inexcusable cuestionar a un sistema que no permite solucionar por tales vías los conflictos políticos que aparecen en cualquier tipo de sociedad moderna.

La crisis económica, que endureció las condiciones de vida ya difíciles de la población cubana, unida al inmovilismo de la dirigencia a la hora de acometer transformaciones económicas impostergables para impulsar el crecimiento, han generado considerable malestar entre una parte importante de la población.

Ello es muy evidente en los jóvenes, quienes esgrimiendo los derechos constitucionales reconocidos en la actual Carta Magna, han manifestado su descontento sin que haya sido tenido en cuenta de forma adecuada por las autoridades, que consideran orquestada por Estados Unidos cualquier protesta o manifestación; como si en Cuba no existieran razones suficientes para protestar.

El rechazo de las autoridades cubanas a cualquier cuestionamiento de su gestión, así como la capacidad represiva mostrada cuando se produjeron las manifestaciones del pasado 11 de julio, se han traducido en la violación flagrante de la Constitución sin que los ciudadanos que ejercen su derecho a la manifestación y la protesta tengan algún tipo de protección legal.

Economía (2)

Las autoridades, consideran orquestada por Estados Unidos cualquier protesta o manifestación; como si en Cuba no existieran razones suficientes para protestar.

Esto muestra las graves debilidades institucionales del sistema cubano, que han llevado a que a partir de la crisis económica se manifieste también una crisis política, que rebasa claramente los marcos de reivindicaciones económicas e incluye otras de carácter político que podrían resumirse en un concepto: libertad. Para decidir el propio destino, para asociarse política y profesionalmente, de opinión y manifestación política, para escoger a los dirigentes, entre otras.

Como Douglass North explicara en Instituciones, cambio institucional y desempeño económico (1990): «la función principal de las instituciones en la sociedad es reducir la incertidumbre estableciendo una estructura estable (pero no necesariamente eficiente) de la interacción humana. Pero la estabilidad de las instituciones de ningún modo contradice el hecho de que están en cambio permanente».

North define las instituciones como «acuerdos, códigos de conducta y normas de comportamiento, pasando por leyes estatutarias, derecho escrito y contratos entre individuos» y en tal sentido las instituciones evolucionan y alteran «continuamente las elecciones a nuestro alcance». En resumen, ellas importan y tienen un papel crucial en el desempeño económico, tanto para estimular el desarrollo como para frenarlo. Esto hace necesario analizar las principales debilidades del sistema institucional y político cubano.

La irrevocabilidad del sistema que se define como socialista

Al margen de que resulta cuestionable que el sistema cubano sea socialista, porque como he escrito en otras ocasiones, los supuestos propietarios colectivos de los medios de producción que se definen como sociales no pueden ejercer un control sobre la gestión de su propiedad; es absurdo que en una Constitución se pretenda que las generaciones futuras tengan que ceñirse a lo que la presente decidió hasta el fin de los tiempos. Esto denota un total desprecio por la libertad de esas generaciones para definir el tipo de sociedad en que pretenden vivir.

Ninguna constitución puede impedirle a sociedad alguna que, en libertad, determine el tipo de instituciones que requiere para asegurar su existencia. Por ello, una constitución que pretenda escribir en piedra normas inamovibles, resulta inviable y está condenada a ser derogada completamente cuando las condiciones políticas y sociales y una correlación de fuerzas lo permita.

El dominio hegemónico del Partido Comunista

Otra de las cuestiones que parecieran escritas en piedra en el texto constitucional, y que definen al sistema institucional cubano, es el carácter único y hegemónico del Partido Comunista de Cuba (PCC), que es definido constitucionalmente como «fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado». Esto implica, en la práctica, el sometimiento de la sociedad y del Estado a lo que decida un partido político que reúne apenas alrededor del 6% de la población cubana.

Adicionalmente, el PCC carece de democracia interna real. Sus estructuras dirigentes no son elegidas por la militancia en general sino por el Congreso, a partir de una lista única presentada por un comité de candidatura que sigue el criterio del Buró Político. De tal forma, es el Buró Político el que impone su criterio al Congreso, aunque los estatutos le confieran a este último la posición de «órgano supremo de dirección del Partido».

Economía (3)

Tal ausencia de democracia se hizo aún más evidente cuando en el 6to Congreso se adoptaron lineamientos de política económica y social, en tanto en el 7mo se comunicó el cumplimiento del 21% de los mismos y nadie explicó por qué ni asumió responsabilidades por el incumplimiento. No obstante, lo peor fue que ninguno de los delegados exigió esas responsabilidades a la dirección saliente y, por el contrario, reeligió la mayor parte de ella en el nuevo Buró Político.

Por otro lado, al asumir la condición de fuerza dirigente de la sociedad y del Estado, el PCC es responsable de los errores que se han cometido y se siguen cometiendo en política económica y, a pesar de esto, no existe mecanismo institucional para que la sociedad pueda reclamarle sus yerros. Ello solo podría ocurrir en unas elecciones libres, en las que el Partido se viera obligado a competir con otras fuerzas políticas por el favor popular a partir de propuestas, cuyo cumplimiento pueda ser evaluado por la sociedad.

El dominio del PCC sobre el sistema institucional cubano ha conducido a la conformación de un sistema político totalitario y autoritario, en el que solo es válido y legal aceptar la línea trazada por esa instancia. Esto margina a una parte considerable, y a todas luces creciente, de la sociedad respecto a la gestión política, que en la práctica se comporta como el coto privado de un pequeño grupo.

La ineficacia de estructura de los órganos de poder

La Constitución cubana no establece un sistema de equilibrios entre los diversos órganos del poder del Estado, sino que otorga a la Asamblea Nacional del Poder Popular la condición de «órgano supremo», al que en teoría se subordinan el presidente y el vicepresidente, el Consejo de Ministros, los gobiernos provinciales y municipales.

La Asamblea Nacional no es elegida por sufragio universal directo y secreto por el pueblo entre varias alternativas, sino a partir de una lista única elaborada por una Comisión de candidatura que sigue directrices de la dirección del PCC y, en consecuencia, impide que lleguen representantes de la oposición al órgano que elabora las leyes del país.

Es la Asamblea y no el pueblo quien elige al presidente y vicepresidente de la República, siendo el único país latinoamericano en el que el pueblo no goza de ese derecho. Se hace además considerando únicamente a un candidato para cada puesto, propuestos todos por el Buró Político del PCC.

En la realidad, la Asamblea Nacional es un órgano en el que se ratifica unánimemente cualquier cosa que se proponga desde la dirección del país. Los diputados solo intervienen para apoyar las propuestas que les llegan del gobierno o del Consejo de Estado; jamás para cuestionar a los ministros por su gestión o por los informes que presentan. En la última sesión resultó inaudito que ni un solo diputado interpelara a Marino Murillo por los errores cometidos en el diseño y aplicación de la llamada Tarea Ordenamiento, no reconocidos ni por él ni por la dirección del Partido y el Gobierno.

Economía (4)

Resultó inaudito que ni un solo diputado interpelara a Marino Murillo por los errores cometidos en el diseño y aplicación de la llamada Tarea Ordenamiento. (Foto: Irene Pérez/ Cubadebate)

En los países democráticos, al ejercer su derecho al voto los ciudadanos pueden ratificar o no a los parlamentarios, partiendo de su labor en el período anterior. Y en aquellos en los que se utilizan sistemas de listas de partido, siempre se puede revocar el voto a un partido que no lo ha hecho bien.

Muchos ciudadanos cuestionamos la gestión de gobierno del PCC, sin embargo, carecemos de la posibilidad de expresar ese desacuerdo a través del voto, con lo cual se conculcan nuestros derechos ciudadanos en la libertad para decidir quién nos gobierna.

Y es que el ejercicio del poder no debe estar tampoco escrito en piedra para ejercerlo cual derecho divino, como ocurría en las monarquías absolutistas, sino que debe ser ganado en franca y transparente lid entre las ideas y fuerzas políticas que representan el variado espectro que es la sociedad contemporánea.

La reforma política también es imprescindible

La complejidad de la situación actual requiere profundas reformas en el sistema institucional y político cubano, que permitan la evolución hacia una sociedad democrática en la que puedan expresarse con libertad las distintas ideas políticas, en la que nadie pierda su trabajo por su forma de pensar, en la que nadie sea privado de libertad por expresar públicamente sus ideas o sufra por ellas un mitin de repudio, en la que nadie deba emigrar para realizarse como persona, en la que pueda ejercerse realmente esa soberanía que la constitución le reconoce al pueblo y no a una parte de este.

Las crisis suelen generar oportunidades para el cambio y la actual en Cuba tiene todas las características para sugerir la necesidad de un nuevo contrato social, que lamentablemente no se logró con el proceso constituyente de 2018-2019 porque fue excluyente. Ello puede conseguirse mediante un diálogo político en el que se reconozca la existencia real de partes contrapuestas. De seguirse obviando esta vía, ello conducirá a un agravamiento de la crisis y a un nuevo estallido social. Todo es cuestión de tiempo.

19 noviembre 2021 15 comentarios 4k vistas
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