La Joven Cuba
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2020

Contenidos con fecha 2020

¿Quién tiró la tiza?

por Rainer Ricardo 8 julio 2020
escrito por Rainer Ricardo

En mis largos debates con amigos sobre la historia de Cuba, sus aciertos y sus desatinos, la misma pregunta salta una y otra vez sin que podamos, a ciencia cierta, determinar quién tiró primero la tiza que nos ha mantenido en el castigo de la miseria, el hambre y la desesperación. Para algunos, la tiza la tiró Fidel, y por su culpa, según ellos, no hemos vivido sino 60 años de Fidelismo. No sé si hablan de los “aportes” de Fidel al Marxismo-Leninismo o del carácter dictatorial y personalista del régimen cubano. Yo discrepo de ellos por muchas razones que no puedo exponer en tal breve espacio.

No creo en los poderes supra humanos de un individuo. Ni los antiguos emperadores de las dinastías Qin et Han en China (primeras dinastías imperiales de la era clásica de esta civilización) que según cuentan estaban investidos de poderes divinos emanados del universo, podían sobrevivir, literalmente, sin el soporte de una élite gobernante leal al Emperador y al servicio del imperio. Es de gran miopía intelectual ver las cosas en un sentido estrecho.

Para mí, la cuestión de nuestra Cuba lleva siempre una interrogante, ya que, en 1959, es muy difícil de encontrar un vínculo directo entre Fidel Castro y los comunistas del Partido Socialista Popular (PSP). Para que esta idea no se convierta en especulación de mi parte, me apoyaré en una carta que escribiese Lázaro Peña, miembro oficial del PSP, al Partido Comunista Italiano (PCI) a fines de 1958. En esta carta, Peña informa al PCI de la situación política en Cuba y expresa claramente los vínculos entre el PSP y Fidel Castro. Peña dice así:

« El movimiento de Fidel Castro, quién ha tenido características anárquicas desde un principio y ha sido apoyado por la pequeña burguesía, tiene hoy, especialmente en las regiones dónde ha estado operando intensivamente, el apoyo sólido de los campesinos y de las masas populares en general […] El PSP, aunque todavía es ilegal y sus miembros están aterrorizados, participa activamente a la vida política del país […] es de notar que el PSP no participa oficialmente en el movimiento de Fidel Castro aunque lo apoya en práctica […] El objetivo central del PSP es de primero reorganizarse para luego apoyar la creación de un frente común anti imperialista, cuyo trabajo sea de poner fin al régimen dictatorial de Batista y de formar un gobierno democrático » (traducido del inglés por el autor).

¿Quién tiró la tiza entonces? Yo le invito a que saque usted sus propias conclusiones teniendo en cuenta esta cronología, no exhaustiva ni perfecta, de algunos de los eventos ocurridos durante los primeritos años de vida de la Revolución cubana. Esta cronología la he extraído del libro de Salim Lamrani (2013), The Economic War Against Cuba. A Historical and Legal Perspective on the U.S. Blockade. Para aquellos que se interesan al tema, me parece que el libro hace un análisis bastante justo, pero esto es siempre subjetivo.

Enero de 1959: Triunfo de la Revolución liderada por Fidel Castro y constitución de un gobierno provisional de tipo moderado y compuesto por miembros conservadores de la sociedad civil. Manuel Urrutia es nombrado presidente y José Miró Cardona ocupa el puesto de primer ministro. Ningún comunista aparece en la lista de nuevos directores y el gobierno de los Estados Unidos parece satisfecho con el gabinete cubano. Por esos días, la CIA estaba convencida de que Urrutia era anticomunista y de que Fidel deseaba establecer buenas relaciones con los Estados Unidos.

Febrero de 1959: los últimos dignatarios batistianos huyen del país con 424 millones de dólares de las arcas del tesoro cubano. Los Estados Unidos no extraditan a los criminales de guerra que se encuentran en territorio estadounidense ni garantizan a Cuba un préstamo que permitiese estabilizar la moneda cubana. Cuba hizo formalmente esas demandas al gobierno de los Estados Unidos.

Mayo de 1959: se aprueba la Ley de reforma agraria en Cuba bajo los principios de la Constitución de 1940. El artículo 24 autorizaba la expropiación de bienes privados para fines de desarrollo público siempre y cuando existiese compensación por los daños ocasionados.

Junio de 1959: los Estados Unidos consideran seriamente imponer sanciones a Cuba. Hasta esa fecha, la economía cubana dependía grandemente del mercado americano. 65% de la producción cubana era exportada hacia los Estados Unidos y Cuba importaba más o menos el 73% de sus productos del mercado americano.

Agosto de 1959: el Gobierno de los Estados Unidos recomienda a la compañía de electricidad, American Foreign Power Company, de cancelar una inversión de más de 15 millones de dólares en Cuba. Esta medida parece responder a la reducción de 30% de la tarifa eléctrica en Cuba.

Marzo de 1960: el gobierno de los Estados Unidos incluye en la agenda de la política extranjera hacia Cuba los puntos siguientes: 1) cancelar la compra de azúcar a Cuba 2) parar el envío de recursos energéticos al país 3) mantener el embargo de armas hacia Cuba iniciado en 1958; 4) organizar campañas de terrorismo y de sabotaje; 5) preparar fuerzas paramilitares con el objetivo de invadir la isla y poner fin al régimen de Castro.

Junio de 1960: las compañías petroleras Texaco, Shell y Esso, cancelan sus envíos hacia Cuba y fuerzan al gobierno revolucionario de buscar otras fuentes de abastecimiento –URSS–. Las multinacionales de origen americano se niegan a refinar el petróleo soviético y el gobierno cubano responde con la nacionalización de las refinerías.

Julio de 1960: los Estados Unidos aprueban el Decreto-Ley 86-592 cancelando así la importación de más de 700 000 toneladas de azúcar provenientes de Cuba. Para ese entonces, el azúcar contaba por no menos del 80% de las exportaciones de Cuba hacia los Estados Unidos y procuraba empleo para el 25% de la población cubana.

6 de Julio de 1960: el gobierno cubano aprueba el Decreto 861 autorizando la nacionalización de todas las propiedades americanas en territorio cubano.

Enero de 1961: el gobierno de los Estados Unidos rompe unilateralmente las relaciones diplomáticas con Cuba e impide a los ciudadanos americanos de viajar a Cuba.

Septiembre de 1961: el Congreso de los Estados Unidos aprueba el Foreign Assistance Act, el cuál prohíbe todo tipo de ayuda al gobierno de Cuba y autoriza al presidente de los Estados Unidos a imponer un embargo total sobre la isla.

Febrero de 1962: la Orden ejecutiva 3447, combinada al Foreign Assistance Act de 1961 y al Trading With the Enemy Act de 1917, oficializa el embargo de los Estados Unidos hacia Cuba.

Marzo de 1962: los Estados Unidos incluyen en el embargo todos los productos que contengan materiales cubanos, incluso aquellos producidos en otros países.

Agosto de 1962: los Estados Unidos advierten a todas las naciones comercializando con Cuba que serán excluidas de los programas de ayuda de la USAID de no cortar lazos con Cuba.

Lo que precede no es sino una pequeña cronología de algunos de los eventos más significativos de estos primeros años de la Revolución cubana.

Es sabido que el problema de la nacionalización de las industrias americanas es uno de los puntos más calientes de este conflicto. Pero cabe resaltar que las medidas de expropiación lanzadas por el gobierno revolucionario no afectaron únicamente a los Estados Unidos, sino también a España, Francia y otros países europeos que sí se sentaron a la mesa a negociar con Cuba y aceptaron las compensaciones que el gobierno cubano ofreció. Los Estados Unidos no.

Sin embargo, el 23 de marzo de 1964, la Corte Suprema de los Estados Unidos reconoció la validez de las nacionalizaciones cubanas en el caso Banco Nacional de Cuba v. Sabbatino. Si el derecho internacional estipula que los países soberanos pueden nacionalizar industrias extranjeras siempre y cuando estas sean compensadas, ¿quién entonces, según usted, tiró la tiza?

8 julio 2020 28 comentarios 1.302 vistas
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LJC se abre a donaciones en PayPal

por Consejo Editorial 6 julio 2020
escrito por Consejo Editorial

Efectivamente, La Joven Cuba está abierta a donaciones por PayPal. Desde nuestra fundación -hace ya una década- LJC siempre ha sido un proyecto sin fines de lucro. Todos los gastos- el hosting, los datos móviles, etc- corrían de nuestros bolsillos y más recientemente por los ingresos de publicidad. Y eso no está mal para un blog, pero ya LJC no es solo un blog.

Ahora pretendemos ser más, un medio de comunicación y análisis político. Expandir LJC es necesario para ofrecerles más contenidos, más autores, mejor calidad. Los gastos ya no son negligibles pero tampoco queremos supeditarnos a regulación externa. Por eso abrimos esta opción, para quien pueda y quiera contribuir.

En Cuba sigue siendo polémico todo financiamiento que no es gubernamental. Y en LJC tenemos claro dos puntos al respecto: primero que sin fondos es imposible crear un sistema de trabajo más profesional, segundo que hay orígenes más legítimos que otros en lo que se refiere a financiamiento. SI nos parece legítima cualquier ayuda económica que no condicione la línea editorial de un medio cubano y NO creemos que recibir fondos de la administración Trump para cambio de régimen sea compatible con el derecho internacional y cubano, o incluso con la tradición del patriotismo cubano.

Estos principios que acabamos de mencionar pueden no ser del agrado para algún ideólogo asalariado del presupuesto público cubano, y de los grupos que se benefician económicamente de la política de máxima presión que Trump ha impuesto sobre Cuba. LJC se siente muy orgullosa de no pertenecer a estos extremos. Ahora les explicamos los pasos a seguir en las donaciones. Pongamos una persona cualquiera, por ejemplo, un cubano llamado Javier.

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Gracias a todos de antemano por su apoyo, ya sea leyendo nuestros textos o contribuyendo al crecimiento de este medio. Apreciamos cualquier comentario o sugerencia que puedan tener sobre esta decisión: jovencuba@gmail.com

6 julio 2020 17 comentarios 556 vistas
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Una antigua conversación

por Newton Briones Montoto 4 julio 2020
escrito por Newton Briones Montoto

Conocí a Edith García Buchaca cuando estaba escribiendo “Esperanzas y Desilusiones”, creo, en el año 2004, estaba interesado en saber si Ordoqui había hablado con Machado en los momentos finales del 12 de agosto de 1933. Ella me dijo que estaba preso en ese momento. Le regalé mi libro sobre Guiteras “Aquella Decisión Callada” y eso me abrió las puertas de su confianza. Me dijo algo que recuerdo aún, después de leer el libro: “yo pensaba que todo lo que sucedió en aquella época lo había soñado, ahora sé que no”.

Después me pidió otro libro para enviárselo a España a su hijo Joaquinito. Nuestras conversaciones eran fluidas, con confianza, ¡lo que hace un libro!, pensaba yo. Era alguien que había saludado a Stalin, creo, a Mao y otros. No dejaba yo de pensar que era alguien que había remontado los más altos niveles y que yo estaba por debajo de ella, en conocimientos y experiencias. Hasta que tomé conciencia que ellos no se miraban de manera crítica y por eso lo justificaban casi todo.

(Puede interesarle: Segundas Muertes en Cuba)

En otra ocasión le dije: ¿Cómo es que ustedes no se dieron cuenta que aquello se iba a derrumbar? No fue la única vez, en otra ocasión hablamos del desmerengamiento. Me dio una explicación que no me convenció. Sin embargo, le dije, alguien como el Che habiendo visitado la URSS menos veces que los dirigentes del PSP, Blas, Marinello o Carlos Rafael, lo anticipó en 1963. Este fue otro razonamiento que la dejó fuera de balance. Desde luego debía respetarla por su edad y por su trayectoria, por la posibilidad de que no volviera a hablar conmigo, aunque nunca me rechazó.

En una ocasión ella me preguntó por lo que pensaba sobre el pacto del PSP con Batista, en 1938. Si consideraba era un error o no. Le dije que había sido un error y comenzó a decirme los beneficios que habían obtenido, el reconocimiento del PSP, el periódico Hoy, una estación de radio. Entonces le respondí: “¿y por qué no hicieron eso con Guiteras cuando este les habló para integrar la Marina de Guerra? No me contestó, creo fue una respuesta contundente.

(Puede interesarle: Entrevista de La Joven Cuba a Newton Briones Montoto)

Me prestó las memorias de Ordoqui confeccionadas en Calabazar. De ellas extraje datos importantes, como la organización de la lucha contra Franco, durante la república española. Él habló y autorizó a Pablo de La Torriente, en USA, para ir a España. Esto no es mencionado por otros y por tanto desconocido. Me regaló cartas originales de Chibás y de Orestes Ferrara, demostración de su confianza en utilizar la información para mis libros.

Edith me habló del caso Marquitos, yo no me atrevía a hacerlo para no ofenderla o disgustarla. Entró en detalles y eso me dio la oportunidad de preguntarle con mayor libertad para saber si, como se afirmaba, lo habían protegido. También le pregunté por la visita de Castaño a México y me contestó con amplitud, sin temor a responder. Eso me dio seguridad en afirmar asuntos oscuros, los hechos están en mi libro “Victima” o Culpable.

Un error histórico común es suponer que Aníbal Escalante era el segundo de Blas Roca, y no lo era, sino que era la única persona que sabía dónde se ocultaba Blas. Otro mérito suyo que no se dice y creo le han robado, es que organizó la defensa de la república española por encargo de la URSS. Queda mucho por investigar sobre ellos dos.

Al final la acusación de estar vinculados a la CIA les hizo mucho daño a ambos. En el libro de Phillips Agee, él describe la medalla dada por la CIA al oficial de su caso. Edith me dijo que un nieto de ella, hijo de Teresita Ordoqui, llegó hasta la casa de aquel oficial pero había muerto tres días antes. Sobre Edith, las interpretaciones de su opinión siempre pueden ser variadas.

(Comentario de Newton Briones a propósito del artículo Segundas Muertes en Cuba, de Harold Cárdenas Lema)

4 julio 2020 5 comentarios 969 vistas
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¿Quién dijo que la historia es justa?

por Juan Triana Cordoví 1 julio 2020
escrito por Juan Triana Cordoví

(Este texto del profesor Juan Triana Cordoví es el prólogo del libro Miradas a la economía cubana, un plan de desarrollo hasta 2030, de los investigadores Ricardo Torres Pérez y Dayma Echevarría León. Por su importancia para la comprensión de la economía nacional, hacemos llegar el prólogo a nuestros lectores y sugerimos la compra del libro en cuestión)

Esta afirmación es casi aterradora pero verídica. Este libro se publicará en el año 60 del triunfo de la Revolución Cubana, en el año 30 de que la crisis más profunda que el país haya vivido se hiciera realidad y no pudiera de ninguna manera ser minimizada y a la vez, en el cumpleaños treinta de la creación del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de la Habana, institución que ha impulsado y coordinado desde sus inicios la publicación de esta serie Miradas que ya tiene personalidad propia y que año tras año puja desde la entrañas del conocimiento por ver la luz, muchas veces incluso a pesar de nosotros mismos.

Parir un libro sobre la economía cubana en Cuba, año tras año, no es para nada un ejercicio liviano, tiene dolores preparto, durante el parto y muchas veces tiene también dolores post parto, pero casi siempre, al menos en nuestro caso, la criatura  ha recompensado con creces esos dolores.

Las veleidades del desarrollo.

Puede que alguien piense que la historia del desarrollo de la economía cubana  no es justa, pero lamentablemente la historia no es justa, no es la justicia parte de sus virtudes. De igual manera que la injusticia tampoco es parte de sus defectos y casi siempre contada desde sus extremos la misma historia parece totalmente diferente.

Cuba emprendió conscientemente su camino hacia el desarrollo con el triunfo de la Revolución Cubana. Al inicio, poniendo en práctica el Programa del Moncada y a la vez adoptando y adaptando los preceptos cepalinos a la realidad de nuestro país. Luego muy rápido en términos históricos, construcción del socialismo y desarrollo fueron identificados como términos muy similares (sustitutivos perfectos) en el discurso ideo – político y en el económico, de la mano de una relación creciente con la URSS. Treinta años después de iniciado ese camino, en 1989, a pesar de que el país podía mostrar un prontuario de acciones en ambos propósitos, seguíamos, paradójicamente, estando lejos de ambos, aunque aparentemente mucho más cerca de aquel ideal socialista que del propósito del desarrollo.

Con relación a este último, al desarrollo, descubrimos al menos tres cosas: la primera es que seguíamos siendo un país dependiente en términos económicos y endeble en términos productivos; la segunda, que el esfuerzo hecho en educación, ciencia e investigación, no había producido el impacto esperado en nuestras capacidades productivas y la tercera, que padecíamos de un significativo atraso tecnológico. Apareció además el bloqueo norteamericano en toda su dimensión, mismo que había sido amortiguado en los treinta años anteriores gracias a aquella relación intensa con la URSS[2].

Pero, por otro lado, el desarrollo mismo nos había hecho una gran jugada. Había crecido como concepto, se había enriquecido como fenómeno y se había hecho multidimensional y mucho más complejo[3]. Lo que para el soporte conceptual nuestro fue peor, algunos países subdesarrollados capitalistas devinieron en ejemplos de “países emergentes”, concepto con el cual se empezaron a nombrar a aquellas naciones que siendo subdesarrolladas habían emprendido la senda del desarrollo y mostraban indicadores incuestionables de ese avance. La tesis de la imposibilidad del desarrollo desde el capitalismo quedó así obsoleta como argumento teórico.

Iniciaba Cuba el “Período Especial”, comenzábamos a ser, por primera vez en toda nuestra historia, “verdaderamente independientes” y a entender que la dependencia, más allá del tipo y del color político-ideológico, al final, pasa la cuenta.

Sobrevivimos, esa es la principal razón por la cual hoy puedo escribir este prólogo. Un programa de ajuste heterodoxo[4], un liderazgo político incuestionable y un pueblo capaz de reinventarse la cotidianeidad día a día lo permitieron. Unos pocos años después (y unos cuantos miles de kilómetros en bicicleta también) el país comenzó a crecer nuevamente.

Pero sin dudas ese llamado período especial puso al descubierto “grietas” que hasta entonces permanecían escondidas. Generó preguntas que aun hoy no están respondidas y nos hizo cuestionarnos hasta nuestro propio rol como cientistas sociales.

Han sido años tremendos. Al impulso inicial logrado por la ola descentralizadora de mediados de los noventa, siguió la recentralización iniciada a finales de la misma década, consolidada luego en los años iniciales del siglo XXI, y luego de que el General Raúl Castro asumiera la presidencia, cedió cautelosamente espacio a una nueva reapertura que nos ha traído hasta aquí.

Hemos sobrevivido, es cierto, y eso ya es un gran hito. Pero la sobrevivencia, aunque es una condición necesaria, no garantiza el futuro. Quizás fue esa certeza la que impulsó al Presidente Raúl Castro a promover la elaboración de un programa de reformas que permitiera la “actualización” de una economía que “hacia aguas”. Ese programa condujo a otra certeza, la de la necesidad de “diseñar” el socialismo cubano, en una especie de combinación entre lo que se desea y lo que se puede hacer. Así nacieron, en estos últimos ocho años documentos programáticos que también contribuyeron de modo especial a una propuesta de nueva Constitución de la República, suceso político de innegable trascendencia y complejidad que nos depara nuevos retos en el futuro.

¿Que está ocurriendo en Cuba?

Esta es la pregunta de las mil respuestas y de todas las discrepancias y no puede ser de otra forma. La percepción de cada cual y cada una de las historias de vida cuenta en la manera en que se construye el imaginario individual de lo que está pasando en Cuba.

Desde aquellos que califican todo este complejo proceso vivido y por vivir solo como apenas una capa de maquillaje hasta los que afirman que lo que se intenta abandona el camino iniciado en 1959. Probablemente el momento más nítido de tantas posiciones diversas haya sido la propia discusión popular del proyecto de Constitución y sus resultados. Esta es quizás una de las evidencias más fuertes de la complejidad de este proceso y de la diversidad de perspectivas que hay del mismo.

Es posible que alguien se pregunte qué tiene que ver esto con un libro sobre economía, o mejor sobre la economía cubana. Adelanto que este libro no es sólo sobre economía, pero si así fuera, lo narrado más arriba tiene que ver y mucho con la economía, pues sin instituciones adecuadas, coherentes y consistentes, será muy difícil alcanzar el propósito descrito en la visión del país[5].

Portada del libro “Miradas a la economía cubana, un plan de desarrollo hasta 2030”, de Ricardo Torres Pérez y Dayma Echevarría León

Sin embargo, los hechos, hechos son. Eventos telúricos, casi impensables han ocurrido, en todos estos años; la desaparición física de Fidel, el retiro de Raúl como Presidente y Jefe de Gobierno y el paulatino ascenso de una nueva generación de dirigentes políticos, cuyo punto culminante ha sido la designación y aprobación del actual Presidente Miguel Díaz- Canel. Junto a ello, la presencia en Cuba de tres Papas, la visita de un presidente estadounidense y el restablecimiento de relaciones diplomáticas con ese país, el renacimiento de nuestra dependencia, esta vez de Venezuela.

En Cuba, en estos últimos dos lustros, la unanimidad dejó de ser tan unánime, la igualdad dejó de ser incuestionada, lo estatal devino en garantía y obstáculo a la misma vez, lo privado comenzó a ser desdemonizado, el desarrollo devino más que en un resultado de, en premisa para alcanzar otro socialismo diferente a aquel que intentamos construir, aun cuando no tengamos la imagen completa de lo que queremos. Mientras, la independencia se ha convertido en ejercicio diario más que en una condición garantizada, la discrepancia alcanzó rango de legitimidad y práctica cotidiana gracias fundamentalmente a la “red” y la familia vuelve a ocupar su lugar en el edificio social cubano.

Pero es importante entender también que lo que está pasando en Cuba es, a la vez, un resultado de lo que está pasando en el mundo.

En estos treinta años los recursos naturales se convirtieron en una restricción para el crecimiento y el desarrollo mientras la preocupación por el futuro del ser humano se ha convertido en un programa y un grupo de objetivos a escala planetaria para evitar (o al menos demorar) su autoexterminio[6]; la energía dejó de ser barata; la guerra fría fue sustituida por otras, pequeñas y localizadas, pero intensas e hirvientes; Rusia ha renacido más parecida ahora a su historia pre revolución de Octubre; el rol decisivo de China en la economía mundial es indiscutible; el triunfo del nacional conservadurismo en Estados Unidos y el ascenso y descenso de las izquierdas en Latinoamérica ha sorprendido a no pocos; mientras la migración masiva devino en “pandemia” y derecho individual, además de recurso económico para muchos países;  son algunos de los hechos que han marcado estas tres décadas.

Ha ocurrido algo más, igual de trascendente y probablemente tan o más decisivo, la cuarta revolución tecnológica se ha hecho realidad. Así, la revolución electrónica se convirtió en revolución digital y la Inteligencia Artificial comienza a producir tantos cuestionamientos éticos como nuevos productos y servicios; la megadata permite  manipular masivamente a las personas de forma individual; el ser humano se ha hecho cada vez más dependiente de su teléfono celular y una buena parte de todos los seres humanos solo existen a través del móvil, mientras que las conversaciones entre las personas, incluso en el hogar, son sustituidas por mensajes de texto, a la vez que la robotización de la producción y los algoritmos que construyen robots cuestionan la tradicional relación entre el capital y el trabajo y hasta la propia necesidad del “trabajador humano”, amenazando no con el desempleo sino con la irrelevancia a una parte cada vez mayor de los seres humanos[7]. Subrayo que no existe aún una respuesta institucional adecuada a estos nuevos fenómenos, ni desde las estructuras políticas y las construcciones ideológicas, ni desde las ciencias sociales y económicas.

Es cierto que en nuestro país aun estamos lejos de sentir en toda su dimensión esta cuarta revolución tecnológica, pero algunos de sus síntomas ya son perceptibles. Me atrevo a señalar tres hechos que lo demuestran / confirman; la relación entre los cubanos de “adentro” y entre los cubanos de “adentro y de afuera” se ha hecho más fluida y el sentido de “lejanía” ha sido sustituido por el de accesibilidad, con implicaciones inéditas en la vida cotidiana de toda la población[8]; se ha hecho especialmente fácil para las nuevas generaciones acceder con solo un “clic” a trabajos fuera de Cuba e incluso trabajar en proyectos fuera de Cuba sin  moverse del país; mientras que el acceso de una buena parte de los cubanos a las redes sociales ha generado “otro tipo de información” que muchas veces contrasta con la que brindan los llamados “medios tradicionales”. El reto ha sido tan grande que el propio Presidente[9] ha declarado la obligatoriedad para sus Ministros de tener cuentas en “twitter” y usarlas cotidianamente, algo impensable un año antes.

Y todo esto es decisivo para entender el desarrollo que debemos proyectar o aspirar. Junto con el mundo, el país ha cambiado y como casi siempre ocurre las nuevas generaciones se parecen más a su tiempo que a sus padres.

¿Y los cientistas sociales? ¿Los ha escuchado y escucha el gobierno?

Es de las preguntas más frecuentes, como si en algún momento de la historia mundial moderna esto fuera absolutamente decisivo en el destino de las naciones.

No fue el estudio profundo de la “Riqueza de las Naciones” por el parlamento inglés lo que llevó a Inglaterra a la cúspide de la civilización occidental desde mediados del siglo XVIII, tampoco Roosvelt asistió a ningún curso de economía keynesiana a mediados de los años treinta para poder sacar a la economía norteamericana de la debacle de la crisis del año 1929, de la misma forma que no fue el estudio sistemático y profundo de los escritos de Marx y Lenin lo que permitió a Stalin construir una potencia económica capaz de vencer a la maquinaria del nacional socialismo alemán en la Segunda Guerra Mundial. Lo mismo podría decirse ahora de las experiencias de los antiguamente llamados “tigres asiáticos”. De la misma forma, puede afirmarse también que no fue el desconocimiento de las ideas de la CEPAL lo que ha condenado a América Latina a seguir siendo una región a la zaga en el propósito del desarrollo.

No quiero decir con ello que la labor de los cientistas sociales no sea importante, incluso hasta decisiva en algunos casos, solo quiero significar que no debiera utilizarse la proximidad y colaboración entre cientistas sociales y gobiernos como la garantía del éxito de cualquier proceso de este tipo. De igual manera habría que repetir con Keynes aquella frase famosa de la Teoría General  (…) las ideas de los economistas y los filósofos políticos, tanto cuando son correctas como cuando están equivocadas, son más poderosas de lo que comúnmente se cree[10].

Y ahora vayamos a la respuesta a la pregunta. Creo que puede establecerse un parte aguas entre la relación del gobierno y los cientistas sociales a partir del momento en que el General Raúl Castro asume la presidencia del país y los años anteriores. Se ha producido desde entonces un intercambio mucho más fluido y sistemático entre gobierno y cientistas sociales o al menos con una parte de ellos[11]. También mucho más respetuoso de los espacios de cada cual e incluso de mucha mayor tolerancia. Una parte de todo ese intercambio se materializó en los documentos programáticos que fueron aprobados años atrás. Pero nada de esto quiere decir que estemos en una situación ideal, de hecho no creo que la alcancemos en algún momento[12].

Los gobiernos tienen sus deberes, sus propósitos, sus propias urgencias, sus compromisos. Los gobernantes son también mujeres y hombres, con sus propias historias de vida, todos los días o cuando pueden desayunan con su familia y deben contarles historias a sus hijos y nietos en algún momento. La cotidianeidad forma parte también de su proceso de toma de decisiones, incluso los impulsos más elementales forman parte de ese proceso y a veces lo condicionan. No quiero decir con esto que la subjetividad sea lo decisivo, solo quiero significar que la toma de decisiones está mucho más cerca de la teoría de la complejidad que del determinismo racionalista.

Es cierto también que nada me permite hablar por todos los cientistas sociales cubanos, seguro existen muy diferentes percepciones a estas que he expuesto. Algunos de nosotros hemos tenido el privilegio o la suerte de vivir en la capital de la República y todavía el “fatalismo geográfico” cuenta. Esa cercanía geográfica a las instituciones decisoras no debe subestimarse. Mi visión, como la de otros muchos, es la de un cientista social con más de seis décadas sobre esta tierra, que vive en la Habana, que ha vivido prendado y prendido a este “terremoto” que ha sido la Revolución Cubana y que ha tenido la oportunidad de comparar la nuestra, con otras realidades. Pero no tengo ninguna duda que, desde otras edades, latitudes y longitudes, la percepción sea bien diferente y los “aportes” a la toma de decisiones sean otros. Estas diferencias para nada son un problema, más bien, una gran suerte.

El esfuerzo de transformación ha sido enorme[13], pero así de grande ha sido también la resistencia a ese esfuerzo transformador. A veces es una resistencia consciente e incluso antecede a cualquier decisión. Otras, yo diría la mayoría de las veces, es el “resultado natural” de diseños institucionales y de “culturas aprendidas” con anterioridad que hoy resultan disfuncionales a los propósitos de transformar nuestro país. Medir el costo de esa resistencia se hace difícil pues una parte de él es definitivamente intangible.  Aun así, me aventuro más abajo a listar algunos de esos costos:

  • La tasa de crecimiento sigue siendo muy baja y está muy lejos de la tasa de crecimiento que necesitamos.
  • Las exportaciones de bienes siguen teniendo un comportamiento insuficiente y continúan concentradas en unos pocos bienes.
  • La dependencia de las importaciones se mantiene y no parece que tenga solución de corto plazo.
  • La presión fiscal no permite amplios márgenes de maniobra.
  • El empleo no crece y se ha precarizado.
  • El salario, a pesar del crecimiento del salario medio mensual, no ha recuperado su lugar como principal incentivo al trabajo y es un factor determinante en el crecimiento de la desigualdad.
  • El éxodo de personal calificado, especialmente jóvenes y mujeres, que desangra a nuestra economía y contribuye a profundizar el problema demográfico, se mantiene.
  • La tasa de inversión permanece muy baja respecto a las necesidades de crecimiento, prácticamente está a la mitad de esas necesidades y la ejecución de las inversiones sigue siendo ineficiente.
  • La deuda de corto plazo a proveedores y los dividendos no pagados a inversionistas extranjeros son una carga financiera importante, se convierten en incentivos negativos al crecimiento y generan incertidumbre a posibles inversionistas interesados en el país.
  • La empresa estatal socialista, responsable de al menos el 80% del PIB y mayoritaria como fuente de empleo, pilar de las transformaciones emprendidas hace unos años atrás, no alcanza a responder adecuadamente a nuestras necesidades de desarrollo y se ha anunciado será necesario repensar las OSDE[14].
  • La inversión extranjera, declarada estratégica para el desarrollo del país, no logra despegar y aun cuando ha mejorado su captación respecto a años atrás sigue siendo insuficiente y está lejos de nuestras necesidades reales.
  • Se mantienen brechas importantes (vertical y horizontal) en la infraestructura básica.
  • Existen brechas tecnológicas significativas (horizontales y verticales) en buena parte de nuestro sistema productivo y asimetrías decisivas en la asignación de la fuerza de trabajo calificada.
  • El sector no estatal, cooperativas y propietarios privados en general, arrendadores de tierra y empleados en ese sector, aun esperan por un marco legal más proactivo que le permita crecer cualitativamente.
  • Sectores decisivos, como la agricultura y la industria no terminan de encontrar una senda dinámica de crecimiento sostenido.

¿Como estimar en términos monetarios esos costos? ¿Cómo estar seguros de que de haberlo hecho distinto, de haber podido vencer esa resistencia, los resultados serían diferentes o que no estaríamos pagando costos peores?

No hay manera de saberlo, cabría sólo especular. Así que debemos atenernos a estos hechos, a los datos que los reflejan, aun cuando no nos guste lo que los datos nos muestran y cuando sepamos, por experiencia, que muchos de esos datos no se corresponden plenamente con la realidad de lo ocurrido.

Es cierto que desde la academia se han escrito toneladas de papel sobre estos temas y decenas de recomendaciones[15]. Muchas de ellas duermen el injusto sueño de los justos[16].

Es probable que cuando este libro se publique se haya realizado ya una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional donde se evaluará el estado del “Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030, en sus tres etapas, y el informe sobre el estado de la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”[17]. Estoy convencido que lo sucedido desde que fueran aprobados y divulgados tanto en Cuba como fuera de Cuba obligará a repensar una buena parte lo que aparece en esos documentos.

En el 2019 se cumplen treinta años de haberse iniciado el hasta ahora último proceso de transformaciones económicas en nuestro país. Es la misma cantidad de años que tomó aquella otra, que inició la senda del socialismo unos años después de 1959.

En estos últimos treinta años, los hijos se han convertido en padres, los padres en abuelos y los abuelos han ido cediendo esta tierra a nuevas generaciones que deberán, usando su imaginación, sus conocimientos y todas sus discrepancias, reinventar el país en ese proceso inacabable e ineludible de negación de la negación por el que pasan con más dolores o con menos todas las sociedades. De todas formas, hay que entender también que el significado del tiempo es diferente para los seres humanos y para los sistemas políticos.

Si este libro logra contribuir a esa reinvención entonces habremos cumplido el propósito y ningún dolor pos parto podrá contra semejante satisfacción.

[1] Duval Noha Harare, 21 consejos para el siglo XXI

[2] Castro F. Discurso pronuncia en el acto por el XXXIX Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada y el XXXV del levantamiento de Cienfuegos, efectuado en Cienfuegos, el 5 de septiembre de 1992.

[3] El Índice de Desarrollo Humano y el Índice de Palma, por ejemplo, son dos de esos esfuerzos por entender conceptualmente y medir cuantitativamente y cualitativamente ese carácter multidimensional del desarrollo.

[4] CEPAL. La economía cubana: Reformas estructurales y desempeño en los noventa. Editado por Comisión Económica para América latina y Fondo de Cultura económica, 1997.

[5] Bergara M. ,  Las Instituciones y los procesos económicos, pág. 15,  en Transformaciones económicas en Cuba: una perspectiva desde las instituciones. Hidalgo V. y Bergara M. Coordinadores (2015), dEcon, Facultad de Ciencias Sociales Sociales, Universidad de la República, Uruguay y Universidad de la Habana.

[6] Objetivos de Desarrollo Sostenible; www.un.org/sustainabledevelopment/es y “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”. Resolución 70/ 1, Asamblea General de las Naciones Unidas.

[7] Noah Harari Y. “21 lecciones para el siglo XXI”,  2018, Editorial Penguin Randolph House Grupo Editorial S.A.U

[8] La capacidad “movilizativa” del celular y de las redes sociales quedó demostrada cuando el tornado ocurrido en la Habana en enero 28 del 2019. De hecho una buena parte de la ayuda inicial se estructuró a través de las redes antes que de las organizaciones encargadas  de ello.

[9] Intervención de DC en la Asamblea, buscar el link

[10] Keynes J.M. La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, pág. 367. Edición Revolucionaria, Instituto del Libro, 1968.

[11] La creación del Consejo Técnico Asesor de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos y de sus comisiones fue el vehículo que facilitó en mayor medida ese intercambio.

[12] Jorge Nuñez Jover afirma “Subsisten deudas con la consulta a grupos de profesionales que han estudiado durante años ciertos temas y que, a la hora de decidir sobre estos, no son involucrados”,   en “El pensamiento científico y nuestras tareas”,  Cubadebate Cuba noticias/2018/el pensamiento científico jj jover.html#.XFXHMye23OQ

[13] Un resumen de una parte de esas medidas aparece en Hidalgo de los Santos V. “Políticas macroeconómicas en Cuba: un enfoque institucional” págs. 99 – 100. En Transformaciones económicas en Cuba: una perspectiva desde las instituciones. Hidalgo V. y Bergara M. Coordinadores (2015), dEcon, Facultad de Ciencias Sociales Sociales, Universidad de la República, Uruguay y Universidad de la Habana.

[14] OSDE: Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial.

[15] En esta propia serie de Miradas ….. desde su primer numero aparecen decenas de recomendaciones de política económica. También en “Políticas macroeconómicas en Cuba: un enfoque institucional” págs.. 111 -117 aparece una propuesta de políticas económicas para la transformación de la economía nacional. Ver Hidalgo V. op. cit.

[16] “No podemos cansarnos de oír a los que saben, valorar sus propuestas y articularlas con lo que nos proponemos lograr”. Diaz – Canel M. Cubadebate, Cuba noticias/2018/fin de año/Díaz-Canel%20 “Vamos a salir adelante y vamos a seguir venciendo” | Cubadebate.html#.XFX-FSe23OQ

[17] Diaz – Canel M. Cubadebate, Cuba noticias/2018/fin de año/Díaz-Canel%20 “Vamos a salir adelante y vamos a seguir venciendo” | Cubadebate.html#.XFX-FSe23OQ

1 julio 2020 18 comentarios 672 vistas
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El paciente imperio

por Jorge Alberto Bergado 26 junio 2020
escrito por Jorge Alberto Bergado

¡Se ha dicho tantas veces! Quien no conoce su historia está condenado a repetirla. En carta fechada el 24 de octubre de 1823, dirigida al entonces presidente James Monroe, Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos y su tercer presidente declaraba: “Confieso cándidamente que siempre he mirado a Cuba como la adición más interesante que podríamos hacer en nuestro sistema de Estado. La supremacía que esa Isla y la Florida nos daría sobre el Golfo de México y para los países colindantes, sería suficiente para colmar la medida de nuestro bienestar político”.

Este interés de Jefferson por Cuba era, sobre todo, estratégico. La posición de la isla partiendo las aguas del Golfo de México y el Mar Caribe la hizo apetecible desde años antes. En 1805 el propio Jefferson, entonces presidente del naciente imperio comunicaba al embajador de Gran Bretaña en su país su intención de apoderarse de Cuba en caso de una guerra entre España y la Pérfida Albión. Su interés principal: proteger a la recién adquirida Louisiana, primera prenda de la expansión territorial de los EE. UU. y cuya compra desató una crisis política por considerarla algunos legisladores como inconstitucional. Ya los ingleses habían dado muestras más que evidentes de su interés por Cuba años atrás y Estados Unidos prefería a Cuba en manos de la debilitada España antes que bajo la bota británica. Así sería más fácil apoderarse de la fruta madura cuando las leyes de la gravitación política avizoradas desde Washington la hicieran caer pa´rriba, es decir, pa’l norte.

Y esperaron.

La espera fue paciente, aunque no siempre pasiva. El 19 de mayo de 1850 desembarcaba en Cárdenas la expedición comandada por el controvertido Narciso López de Urriola. López, nacido en Venezuela, combatió como Capitán del ejército español a Bolívar y vino a dar a Cuba con los restos del maltrecho ejército godo luego de su derrota en América del Sur. Emigró a España y regresó a Cuba en 1840 con Jerónino Valdés, recién nombrado Capitán General de la colonia. En Cuba, López fungió como Teniente Gobernador de Trinidad y otras ciudades del centro de la isla; y contrajo matrimonio con María de los Dolores Frías y Jacob, hermana de uno de los hombres más ricos de Cuba, el conde de Pozos Dulces. Pero en 1843 su suerte cambió.

El nuevo gobernador colonial, Leopoldo O’Donnell, lo destituyó de todos sus cargos. Airado, López comenzó a conspirar con grupos de hacendados que temían que España, presionada por Inglaterra, aboliera la esclavitud. Estos afortunados, que amasaron pingües riquezas de la trata y explotación de cientos de miles de africanos, veían en los estados esclavistas del sur norteamericano y la anexión la preservación de su cornucopia. Tras fracasar la conspiración de la Mina de la Rosa Cubana, López huye a Estados Unidos y traba contacto con emigrados cubanos, Cirilo Villaverde fue su secretario particular durante años. Con el apoyo de prominentes sureños como Jefferson Davies (futuro presidente de la Confederación) y John A. Quitman, gobernador de Mississippi, organiza a 600 hombres que logran tomar la ciudad de Cárdenas por unas horas, de la que se retira al no lograr apoyo de la población.

Un año después, con el patrocinio del sobrino del presidente en funciones organiza una nueva expedición que desembarca cerca de Bahía Honda. Después de varios días de escaramuzas y combates fue capturado en la Sierra del Rosario y ejecutado en garrote vil. De todo este tropelaje anexionista nos quedó, sin embargo, nuestra hermosa bandera, honrada durante nuestras verdaderas guerras de independencia. Al sur esclavista le quedó la frustración de sumar con Cuba una fuerza más para combatir el creciente movimiento abolicionista. Y al norte revuelto y brutal que nos desprecia otras cinco décadas de espera.

1898

Intentos hubo, de comprar la isla y se ofrecieron sumas digamos que interesantes. Unos años antes, habían comprado a Rusia la inmensa Alaska por poco más de 7 millones de dólares. Pero España se resistía, primero porque no podían perder a la Siempre Fiel Isla de Cuba, el residuo más valioso de su otrora inmenso imperio colonial, que aportaba buena parte del dinero que sostenía a un reino decadente. Lo segundo, por ese orgullo muy español que ha dado de sí cosas tan terribles como el fusilamiento de 8 estudiantes inocentes y tan dignas como la espada rota de Capdevila. Pero los norteños tenían un incentivo adicional. Se construía el canal de Panamá y las rutas comerciales y militares del mundo cambiarían para siempre. El tráfico por el mar Caribe adquiriría una importancia vital y el Caribe tenía que convertirse, para sustentar una hegemonía imbatible, en el Mare Nostrum norteamericano.

En su obra “La expansión territorial de los Estados Unidos”, el gran historiador Ramiro Guerra da cuenta detallada de las carreras del embajador yanqui en Madrid intentando comprarle a España una colonia que ya tenía perdida. Pero España se resistía, y en eso, estalló el Maine.

El 15 de febrero de 1898, la noche habanera se vio estremecida por una explosión en la bahía. El viejo acorazado Maine, de visita en la capital cubana, explotó cobrando la vida de casi toda su tripulación. No se ha podido determinar qué causó la mortal explosión. Ni entonces, ni en 1911 cuando el casco fue reflotado y examinado, ni un reexamen en 1975. Las evidencias apuntan a que fue un accidente. No obstante, la explosión fue el motivo soñado del gobierno de William McKinley para intervenir en Cuba. Dos días después de la explosión el diario The World del magnate Joseph Pulitzer informaba a la nación que se trataba de un atentado, alegando que las autoridades españolas habían brindado después de la explosión, lo cual era falso, se encontraban en el lugar de los hechos intentando rescatar sobrevivientes. La opinión pública norteamericana simpatizaba sinceramente con la causa de la independencia de Cuba. No fue difícil que el 18 de abril las dos cámaras legislativas del congreso emitieran la famosa Resolución Conjunta, sancionada dos días después por el presidente. Era, de hecho, una declaración de guerra a España, la espera paciente llegaba a su fin, era el momento de lograr el propósito y apoderarse de Cuba. Porque una cosa son las simpatías de los pueblos y otra los intereses de los imperios.

La historia de la mal llamada Guerra Hispano-Americana (algunos por piedad o justicia histórica añaden Cubano después de algún guion) es bien conocida y terminó con el infame Tratado de Versalles mediante el cual, ignorando completamente a los luchadores cubanos, España entregaba la isla a la ocupación estadounidense conjuntamente con sus otras colonias en el Caribe y el Pacífico. Durante cuatro años gobernaron el país. El anexionismo volvió a la carga, alentado sobre todo por comerciantes y empresarios españoles y cubanos que veían en la protección yanqui el futuro seguro de sus negocios. El propio Leonard Wood, segundo gobernador norteamericano, era un ferviente anexionista. Pero la situación dentro de los EE. UU. había cambiado.

La esclavitud abolida apagó el interés de los sureños, los grandes productores norteamericanos de azúcar no querían la competencia del dulce cubano, libre de impuestos, en su mercado. Por otro lado, había impedimentos legales; la Joint Resolution (Resolución Conjunta) establecía en su artículo Primero: “Que el pueblo de la isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente”. Y más importante aún, el pueblo de Cuba quería su república, y aunque desarmado, el Ejército Libertador seguía con todos sus oficiales y soldados en el país. Los norteamericanos enfrentaban por entonces la brava rebeldía de los patriotas filipinos que se resistían a entregarse a un nuevo amo y una guerra en Cuba sería catastrófica. Y se inventaron algo inédito: ni colonia ni estado, la Enmienda Platt, es decir la colonia disfrazada de república.

Es tristemente memorable como lucharon los constituyentes cubanos por defender algo de soberanía, o al menos algo de decoro, cuando imposibilitados de seguirla rechazando, intentaron modificar mínimamente su redacción para hacerla menos vergonzosa. No se cambia ni una coma, impuso el gobernador Wood, y al fin primó el “sí, para que se vayan”.

Y se fueron.

Conmueve en la distancia, el júbilo con que los cubanos celebramos el 20 de mayo de 1902, la inauguración de nuestra primera república. La patria había parido, bien que la criatura era la versión política de Quasimodo, pero era nuestra república. Y se fueron, pero se quedaron con la mejor bahía del sur cubano: Guantánamo. Un bastión desde el cual el águila imperial podía dominar todo el Caribe y controlar el acceso a su flamante canal istmeño. La Isla de Pinos también estuvo en su mira durante años, pero al final la descartaron: no encontraron sitios adecuados para emplazamientos navales en el pantanoso sur de la isla.

Se fueron, pero regresaron apenas cuatro años después, al llamado del americanizado maestro de Central Valley para contener la rebelión de los liberales. El interventor Magoon dilapidó el tesoro público y sentó las bases de la corrupción generalizada que caracterizó el resto de la república mediatizada. Regresaron en 1933, en la persona de Benjamin Sumner Welles, para diluir la revolución contra Machado aupando figuras que tendrían un ominoso papel en el futuro político de la isla. Por la época, se derogó la Enmienda Platt, ya no era necesaria. Los capitales norteamericanos que controlaban la economía nacional y los políticos serviles a sus dictados garantizaban la perpetuidad de su tutela y control de los destinos de Cuba.

Lo que sigue es historia vivida.

El derrocamiento de la odiada dictadura batistiana y la llegada al poder de una nueva y desconocida generación, tomó por sorpresa al imperio, y cuando intentaron doblegar al incipiente gobierno revolucionario aplicando medidas de coacción política (la OEA y Punta del Este), asfixia económica (sin cuota pero sin amo) e invasiones militares (remember Playa Girón), métodos que emplearon antes y después en América Latina, pero que fracasaron en Cuba; volvieron a su paciente espera, que, una vez más, no significa inacción. El bloqueo impuesto con el fin de provocar una crisis sociopolítica que llevara al alzamiento del pueblo contra la Revolución, ha sido mantenido y reforzado, a pesar del reiterado reclamo del mundo de la necesidad de poner fin a esa política genocida que tanto daño ha hecho y hace.

Llegaron los 90 y se acabó el breve siglo XX y se hacían maletas para el retorno, pero no sucedió lo esperado. Fueron años muy duros, difíciles en extremo, pero, poco a poco el barco que naufragaba fue saliendo a flote. La dirección de Fidel fue clave, pero no olvidar que de situaciones así solo se sale con el apoyo del pueblo. Ninguna dictadura sobrevive una crisis de esa magnitud. Y cuando parecía que se impondría la razón, llegó el Innombrable a atizar viejos fuegos, construir nuevos muros e imponer eternos yugos.

Todos queremos un futuro mejor, vivir en paz y disfrutar una prosperidad honrosa y sostenible. Hoy como ayer, hay dos visiones medularmente antagónicas de cómo lograrlo, de ahí el encono que nos divide. Algunos piensan que ese futuro vendrá de un águila salvando al tocororo. Recuerden que los imperios tienen vasallos, clientes y hasta socios, pero no amigos. Me horroriza la idea de ver un día a un “salvador” rubio ayudando a los cubanos lanzando rollos de papel en una renombrada Plaza Cívica. Ellos están esperando.

Bibliografía consultada:

-San Francisco Call, Volume 83, Number 131, 10 April 1898. WHAT THOMAS JEFFERSON SAID ABOUT ANNEXING CUBA. Disponible en: https://cdnc.ucr.edu/cgi-bin/cdnc?a=d&d=SFC18980410.2.132.26&e=——-en–20–1–txt-txIN——–1

-ECURed https://www.ecured.cu/Thomas_Jefferson

– Dave Benner La compra de Luisiana: la crisis constitucional de Jefferson que puso en riesgo la disolución de la Unión. 10/15/2018. Mise Wire

–https://es.wikipedia.org/wiki/Narciso_L%C3%B3pez

-Guerra, Ramiro: La expansión territorial de los Estados Unidos a expensas de España y de los países hispanoamericanos. Cultural, La Habana, 1935

-Germán Segura. La explosión del acorazado Maine, ¿atentado o accidente? National Geographics. Historia. 07 de mayo de 2019. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/explosion-acorazado-maine-atentado-o-accidente_12386/1

-The Spanish-American War, 1898. Archive U.S Department of State. https://2001-2009.state.gov/r/pa/ho/time/gp/90609.htm

-Autor: Redacción Digital 2: Guerra hispano-cubano-norteamericana: Resolución Conjunta aprobada por el Congreso norteamericano. internet@granma.cu; 17 de julio de 2018 10:07:37. http://www.granma.cu/hoy-en-la-historia/2018-07-17/guerra-hispano-cubano-norteamericana-resolucion-conjunta-aprobada-por-el-congreso-norteamericano

-Rolando Rodríguez. Cuba: Las máscaras y las sombras: la primera ocupación, dos tomos, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2007.

26 junio 2020 24 comentarios 269 vistas
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Crónica de una vergüenza nacional

por Mario Valdés Navia 25 junio 2020
escrito por Mario Valdés Navia

En Cuba existe una etnia: la cubana. Aquí muy pocos se autorreconocen como euros, afros, o chinocubanos. No obstante, ahora, cuando a raíz del asesinato de Floyd en otras partes derriban estatuas de Cristobal Colón, conquistadores y mercaderes de la trata, un grupo de extremistas pretende destruir el conjunto escultórico al Mayor General José Miguel Gómez, en 29 y G,[1] con el pretexto de que era el presidente cuando hace 108 años, en 1912, el ejército reprimió la sublevación del partido de los Independientes de Color (PIC).

Hace un decenio que este triste episodio de nuestra historia viene siendo revisitado por investigadores y estudiosos. También por manipuladores que intentan reescribir la historia a partir de falsedades, verdades a medias, ocultamientos y tergiversaciones, en pos de argumentar sus convicciones apriorísticas.[2]

Como debe hacerse siempre antes de juzgar, lo único serio y honrado es hurgar en las fuentes y reconstruir los acontecimientos con objetividad. Informarse del contexto histórico y tratar de comprender los valores y motivaciones que daban sentido al comportamiento de las personas en un momento determinado es lo que corresponde al estudioso de la historia.

Como el espacio de un post es insuficiente para desentrañar lo ocurrido, aportaré  a los lectores una síntesis cronológica que les sirva de incentivo para informarse más ampliamente y llegar a conclusiones justas sobre aquel triste episodio.

1891: Juan Gualberto Gómez refunda el Directorio de la Raza de Color (DRC), en pos de unir a negros y mulatos de la Isla tras los ideales del PRC. En lo social, postulaba que la instrucción era la única base de la prosperidad futura de la raza de color.

1899, Septiembre: Huelga de los albañiles. El maestro de obras, Evaristo Estenoz Corominas,[3] fue uno de sus dirigentes. Detenido por las autoridades norteamericanas, tras ser liberado ayudó a terminar la huelga.

1899-1909: Génesis, formación y consolidación del Grupo de Poder Villareño, encabezado por el general José Miguel Gómez Gómez (1851-1921), afamado jefe militar y hombre de confianza del Generalísimo. Representaba los intereses de las capas dominantes y amplios sectores poblacionales de la provincia de Santa Clara −la segunda más poblada y mayor productora de azúcar− y territorios adyacentes. Lo formaban exmilitares mambises, intelectuales y capitalistas de la región.[4]

Entre sus rasgos característicos, relacionados con lo ocurrido en 1912, se hallan:

  • hegemonía de caudillos militares y sus clientelas, a partir de lealtad personal y fidelidad al grupo;
  • uso de los cargos políticos como fuente de enriquecimiento personal;
  • discurso populista, como portavoces de intereses y modos de actuación del pueblo, en particular los propietarios y trabajadores rurales que eran la mayoría de la población;
  • alianzas con otros sectores sociales (intelectuales nacionalistas radicales, obreros, profesionales, capitalistas nativos y nuevos inversores extranjeros), otros grupos de poder (zayistas) y de presión (intelectuales puros);
  • defensa de la limitada soberanía cubana ante “la coyunda insoportable de la Enmienda Platt” (Manuel Márquez);
  • búsqueda de otras relaciones económicas internacionales en pos de equilibrar la preponderancia norteamericana;
  • defensa de la identidad nacional mediante proyectos de rescate y preservación del patrimonio y una imagen más popular y democrática del cubano;
  • tendencia a la violencia política (alzamientos, represiones, duelos, altercados, atentados), propia de una cultura de hombres de armas, acostumbrados a dirimir sus disputas mediante la eliminación física, o el sometimiento de sus contrarios.

1904: Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe: Proclamaba el derecho de EEUU a ejercer funciones de gendarme sobre los países de la región. Justificó  intervenciones militares en Dominicana, 1905 y Nicaragua, 1909.

1905: Máximo Gómez, opuesto a la reelección del presidente Estrada, promueve la fundación del Partido Liberal Nacional (PLN), como partido del pueblo cubano. La mayor parte de la población negra y mulata pone sus esperanzas en él. Estenoz se destaca como sargento político liberal.

1906, agosto-septiembre: Guerrita de Agosto. Alzamiento liberal contra los desmanes reeleccionistas de Estrada quien, en gesto vengativo, solicita una nueva intervención yanqui. Esto consolidó el llamado Síndrome de la Enmienda Platt que exigiría impedir la ocurrencia de una tercera, tenida por definitiva. En ella Estenoz obtuvo un súbito grado de general, supuestamente conferido por Quintín Banderas [sic].

1906-1909: Segunda Ocupación Norteamericana.

1908 Enero: Elecciones provinciales y municipales. Los liberales acudieron divididos entre zayistas (tradicionales) y miguelistas (históricos) y esto los perjudicó, por lo que se fusionaron nuevamente tras la candidatura presidencial Gómez- Zayas.

Agosto 7: Como un desprendimiento del PLN surgió la Agrupación Independiente de Color −pronto denominado Partido Independiente de Color (PIC)−, presidida por Evaristo Estenoz, con el fin de expresar los intereses de la raza negra en las nuevas elecciones. Su “Declaración de Principios” incluía: poner fin a la discriminación racial, igualdad en los puestos públicos y diplomáticos, apertura universal a la inmigración,[5] y apoyo a demandas de los sectores populares. Aunque no planteaba que fuera una entidad solo para negros y mulatos, tanto su nombre como sus listas de candidatura así lo mostraron siempre.

Noviembre: Elecciones generales con tres partidos. El binomio liberal Gómez-Zayas ganó la presidencia, todo el Senado y 51 puestos en la Cámara, frente a 32 conservadores. El PIC, que solo se presentó a nivel municipal y en las  provincias La Habana y Santa Clara, obtuvo solo unos 2000 votos y ningún escaño, aunque 13 representantes y un senador negros y mulatos fueron electos por los dos grandes partidos.[6] Se demostró que no había consenso entre la población negra, y menos aún entre los veteranos, para la creación de un partido de una raza.

1909-1913: William Taft –el segundo interventor de Cuba−, asume la presidencia. Aboga por la Diplomacia del dólar, variante complementaria del Big Stick, para garantizar la hegemonía imperial en el área. Para la Isla, definió su política preventiva: “hacer todo lo posible para inducir a Cuba a evitar todos los motivos que pudieran hacer posible la intervención.”

1909 Enero 28: Se inicia el primer gobierno liberal, con gran expectativa nacional y el compromiso de asegurar el funcionamiento del sistema político para preservar la soberanía. En su gestión implementó una avanzada legislación social que incluyó la Ley Arteaga −por el representante negro Emilio Arteaga− que prohibía el pago de jornales en vales o fichas; la Ley del cierre obligatorio a las seis de la tarde en los establecimientos de comercio y talleres urbanos, la Ley del jornal mínimo de los obreros del Estado, la provincia y el municipio y la construcción del primer barrio obrero, Pogolotti, en Marianao.[7]

Como estadista, Gómez fomentó el espíritu de negociación en el ejercicio del poder y dio cabida a las opiniones de sus adversarios políticos, a quienes no impidió ocupar cargos públicos. Fundó un sistema de instituciones para preservar y promover  la cultura nacional, tales como: Archivo y Biblioteca nacionales (reorganizados), las academias de la Historia y Nacional de Artes y Letras, sociedades de Fomento del Teatro, Estudios Literarios y de Conferencias, Museo Nacional, Consejo Superior de Bibliotecas y la erección de la estatua de Maceo en La Habana.

Se crearon la Asociación de Emigrados Revolucionarios Cubanos, el Partido Nacional Feminista, la Asociación de Veteranos de la Independencia y se promovió el rescate de José Martí y su obra. La cultura rural fue elevada a la categoría de identidad nacional, creándose una imagen de lo cubano que los trascendió en el tiempo (guajiro blanco, en guayabera, peleador de gallos y la popular guaracha villareña La Chambelona adoptada como himno).

Para beneficio del presidente (Tiburón) y sus acólitos, se fomentó la corrupción, a través de grandes negocios gubernamentales y la entronización del juego con las lidias de gallos y la Renta de Lotería. Su actitud hacia EEUU fue de antiintervencionismo y moderado antiinjerencismo, lo que trajo consigo reiteradas opiniones negativas de jerarcas del gobierno norteamericano.

1909-1910: Con la frustración creciente de las esperanzas puestas por la población negra y mulata en el gobierno liberal, aumenta la membresía del PIC, aunque nunca alcanzaría consenso mayoritario. El creciente tono subversivo de su periódico Previsión y el crecimiento del PIC debilitaba la base electoral liberal cuando se preparaban las elecciones parciales de 1910 por lo que el gobierno inicia una ofensiva contra él.

1910 Febrero: Con el objetivo de sacar del juego político al PIC y devolver el voto negro a los liberales, el senador negro Martín Morúa –expresidente del órgano−, presenta una enmienda a la Ley Electoral que estipula: “contraria al régimen republicano, la existencia de agrupaciones o partidos políticos exclusivos por motivos de raza, nacimiento, riqueza, o título profesional”.  Su letra y espíritu siguieron vigentes en la política cubana.

Abril 23: Se declara como sediciosa la propaganda del PIC. El Secretario de Gobernación, Gerardo Machado, ordena a la policía perseguirlos y detenerlos. Más de 70, incluido Estenoz, son encarcelados por “conspiración para la rebelión”.

Abril 28: Muere Morúa. Imponente manifestación de duelo acompaña sus restos.

Mayo 2: El Directorio Central de Sociedades de la Raza de Color, presidido por Juan Gualberto Gómez –opuesto a la creación de un partido negro−, manifiesta públicamente su desagrado por la violenta propaganda del PIC. Otras asociaciones de obreros y ciudadanos hicieron declaraciones públicas contra su “funesta política de odio”.

Mayo 3: Ambas cámaras aprobaron la Enmienda Morúa. Desde entonces, el PIC realizó infructuosamente toda clase de esfuerzos legales para que se derogara y poder volver a tomar parte en los comicios.

Octubre 11: Estenoz es puesto en libertad bajo fianza.

Diciembre 24: Son absueltos los acusados en el proceso contra la AIC.

1911 Enero 28: En “Manifiesto al pueblo”, José Miguel reitera su rechazo inexorable a la reelección propuesta por sus partidarios.

Julio-febrero 1912: Movimiento Veteranista. Exigía al gobierno separar de cargos administrativos a antiguos combatientes contra la independencia e incorporar en ellos a veteranos.

Octubre 11: Los habaneros se agolpan en el Malecón y muelles para ver la entrada del primer crucero de guerra chino que nos visita: el Hai-Chi (Protector de los mares).

Diciembre: Cuba era el tercer exportador mundial a los Estados Unidos −solamente superado por Inglaterra y Alemania− y séptimo importador mundial de mercancías norteamericanas.

1912 Enero: Grave crisis nacional por la protesta de los veteranos. EEUU amenaza con “tomar medidas en cumplimiento de las obligaciones que tiene con Cuba”. Gómez, “para evitar cualquier pretexto que pudiera comprometer la independencia de la patria”, opta por un arreglo amistoso y firma una ley que satisfacía las propuestas de los veteranos.

Febrero: Sanguily logra un nuevo tratado por el que EEUU renuncia a sus derechos sobre Bahía Honda a cambio de una ampliación en los límites de la base en Guantánamo.

Mayo 12: El gobierno advierte el estado de amenaza de alteración del orden que provoca el PIC y se inician redadas.

Mayo 17: Primera acción armada en las cercanías de El Cristo.

Mayo 18: Acto del PIC en Santiago de Cuba, con presencia de Estenoz. Se amenaza con que correría la sangre en 24 horas si no se derogaba la Enmienda Morúa.

Mayo 20: Alzamiento de los IC en Oriente. Fiados de las costumbres conciliadoras de José Miguel, el PIC desata una aparatosa “protesta armada”, aunque apenas disponían de armas. Solo fue numerosa en los municipios Guantánamo y San Luis, en Oriente donde se alzaron los dos jefes principales, Estenoz y Pedro Ivonet.[1] En el resto del país solo hubo pequeños brotes.

Para reprimirlos parten de inmediato los Voluntarios de Occidente, del coronel Manuel Piedra Martell. Subestimando el poder militar y de convocatoria del gobierno, Estenoz creía poder contar con 15,000 hombres −la misma cantidad de que disponía el ejército nacional recién creado y la Guardia Rural−. Iniciada la sublevación, el gobierno repartió 17,586 fusiles entre sus fieles de todas las provincias del país, fundamentalmente en Oriente (9,927), La Habana (3,037) y Las Villas (2,890).

Mayo 21: El embajador A.M. Beaupré informa al gobierno cubano que EEUU ha decidido enviar un cañonero a la bahía de Nipe, reunir una fuerza naval en Key West y que: “[…] en caso de que el Gobierno de S.E. no pueda o deje de proteger las vidas y haciendas de los ciudadanos americanos, mi Gobierno, siguiendo la conducta de siempre para tales casos, desembarcará fuerzas para prestar la protección necesaria”.

Mayo 25: José Miguel envía a Taft un mensaje, redactado por Sanguily, donde rechaza la posible intervención y, tras explicarle las medidas tomadas para sofocar la rebelión, le dice: “Si usted aprecia debidamente estos hechos se apresurará, sin duda, a reconocer, que no es un gobierno amigo quien acaso por prevención injustificada deba precipitarse a contribuir al desprestigio de un gobierno y pueblo como los de Cuba, colocados es cierto, en condiciones difíciles, aunque no superiores a sus medios, su patriotismo y su corazón ‘’.

Mayo: En carta al embajador yanqui, Ivonet solicita la intermediación norteamericana para obligar al gobierno a satisfacer los pedidos del PIC.

Mayo 23: Se autoriza la leva de voluntarios para participar en la campaña represiva. Estarían dirigidos por Enrique Loynaz y Enrique Collazo. Orestes Ferrara es enviado a EEUU como Delegado Especial para impedir la intervención. Es auxiliado por el Ministro en Washington, Carlos García.

Mayo 24-5 de junio: El Gobierno de EEUU desembarca marines en Oriente para proteger vidas y haciendas de sus ciudadanos. 750 marines, con 5,000 fusiles y un millón de balas a Guantánamo, 350 quedarían en la base y el resto protegería negocios yanquis en Daiquirí (Spanish American Iron Co) y el Cobre (Spanish American, Juraguá y Cuba Copper). Días después una flota llega a Nipe con tropas para proteger propiedades de la United Fruit.

Mayo 27: Parte hacia Oriente el general Jesús Monteagudo,  jefe del ejército, con 1,200 hombres, para controlar el alzamiento. Su Jefe de Estado Mayor es el coronel José Martí y Zayas-Bazán.

Junio 3: Toma e incendio por los alzados del poblado indefenso de La Maya, en el municipio de Alto Songo, Santiago de Cuba, cuya población era mayoritariamente “de color”. Sirvió de pretexto para ordena la represión aún  más rigurosa (“Guerra a Muerte”).

Junio 5: Quinientos fusileros yanquis ocupan la ciudad de Guantánamo; cuatro acorazados salieron de Key West, y cinco mil soldados se hallaban dispuestos para entrar en acción. El 6, ocuparon El Cobre, y se desplegaron a lo largo de la línea férrea Guantánamo-Western Railroad, para resguardar instalaciones azucareras yanquis.

Junio 27: Estenoz es muerto en circunstancias aún imprecisas. En combate, según versión oficial. Las otras: fusilado con otros 50 compañeros, o por suicidio.

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Julio 3: Monteagudo informa a Gómez sobre la sofocación casi total del alzamiento y que: “Es imposible precisar el número de muertos, porque ha degenerado en una carnicería dentro del monte”.

Julio 18: Muere Pedro Ivonet. Capturado y conducido a la finca El Carmen, es entregado al capitán Arsenio Ortiz quien lo asesinó aplicándole la Ley de Fuga.  Sus restos fueron exhibidos en el Cuartel Moncada.

Julio 26: Se retiran las tropas norteamericanas desembarcadas en Oriente.

Julio 27: Gran banquete en el Parque Central, frente al monumento a Martí, en homenaje a los héroes de la represión.

Agosto 2: El Gobierno estima en unos 4000 los alzados en Oriente, combatidos por unos 3,000 soldados y voluntarios; más de 3,000 muertos entre los sublevados y 12, con 31 heridos, entre los represores.

Agosto 4: “Manifiesto al país” del candidato conservador a la presidencia Mario García donde presenta su futuro programa de gobierno en el que “priorizará la seguridad para las inversiones.”

Noviembre 4: Es derrotada cerradamente la candidatura liberal de Alfredo Zayas y electo presidente Menocal por la Conjunción Patriótica.

Mayo 20: Toma de posesión del presidente Menocal. La prensa norteamericana se deshizo en elogios al considerarlo un amigo fiel y una garantía para el fortalecimiento de las relaciones.

Junio 15: Menocal firma la amnistía, propuesta por José Miguel, de más de 120 presos por la causa de la sublevación.

La no reelección del espirituano era una promesa de su campaña y no fue determinada, como plantean algunos, por la matanza de 1912. Su compromiso con su viejo rival Zayas se lo impedía, aunque este era tan impopular que ni los éxitos del primer gobierno liberal lograron ganarle el apoyo popular.

La vergonzante orgía de sangre en las montañas orientales sumió en el olvido y el rechazo cualquier intento de reivindicar las necesidades especiales de la raza preterida en una joven república que trataba de emerger bajo la amenaza latente de la intervención norteamericana. Como dijera Sergio Aguirre, el PIC:

No comprendió que la lucha contra la discriminación racial jamás podría triunfar aisladamente. Que para triunfar tenía que vincularse a la lucha de todos los sectores oprimidos de la población cubana de la época, como los obreros, los campesinos, los jóvenes y mujeres. Pues únicamente la unión con todos los oprimidos, en la lucha por las demandas de todos, puede conseguir la victoria sobre los opresores.

Estenoz y sus correligionarios, aun cuando no se lo propusieron turbiamente, tomaron el camino de la división del pueblo cubano, no el camino de la unidad. Sintieron el dolor amargo del sector a que pertenecían y trataron de aliviarlo por medio de la lucha, lo cual era leal y correcto. Pero no supieron orientarse con acierto.[2]

A 108 años de aquellos tristes y complejos acontecimientos, que pusieron en peligro la existencia misma de la república y enfrentaron a compañeros que habían peleado juntos en la manigua, no será destruyendo monumentos levantados con el aporte popular, sino enfocándonos en resolver creadoramente los problemas actuales de Cuba, como saldremos adelante TODOS LOS CUBANOS: negros, blancos, amarillos y mestizos de todo tipo.

[1] Coronel mambí que participó con Maceo en la Invasión y la campaña de Pinar del Río.

[2] “El cincuentenario de un gran crimen”, p.11.

[1] Erigido en 1936 mediante el aporte popular −no mayor de 20 centavos− y rehabilitado en 1994 por la Oficina del Historiador de la Habana.

[2] En estos días, se ha llegado a afirmar, entre otros dislates, que en 1912 los blancos pretendieron hacer una limpieza étnica con la población negra.

[3] (Santiago de Cuba, 13-11-1872). Albañil, teniente mambí en el, tras la huelga de 1899, viajó a EEUU y, a su regreso, se hizo contratista de obras. En 1908 era un liberal histórico, seguidor de José Miguel.

[4] Otros miembros prominentes relacionados con la Guerrita de 1912 fueron: Martín Morúa, José de Jesús Monteagudo, Gerardo Machado, Orestes Ferrara; Carlos García, Federico Laredo; Carlos y Pablo Mendieta.

[5] Aspiración contraria a los intereses de los obreros cubanos porque la inmigración antillana, aspiración de las compañías yanquis, depreciaba los salarios de los nacionales.

[6] Estenoz no llegó a los 200 votos. Entre los representantes negros electos estaban Agustín Cebreco, Rafael Serra, Lino D’Ou y Generoso Campos; el Senador era Nicolás Guillén (padre).

[7] Por su incidencia en la vida política y la edificación de obras sociales, como el Hospital de Maternidad, América Arias es considerada la más importante de las Primeras Damas cubanas.

25 junio 2020 31 comentarios 394 vistas
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Marx tenía razón, los comunistas no

por Rainer Ricardo 24 junio 2020
escrito por Rainer Ricardo

Hay dos formas en que se puede leer el trabajo de Karl Marx. Primero, podemos mirar la rama económica de El Capital para ver a Marx como el historiador del materialismo dialéctico. En esta perspectiva, Marx argumenta que el desarrollo histórico de las condiciones materiales de existencia, en relación con la apropiación de los medios de producción, ha seguido una evolución teleológica en diferentes etapas históricas de desarrollo: 1) comunismo primitivo; 2) esclavitud; 3) feudalismo; y 4) capitalismo. Luego, sigue el argumento al indicar otras dos etapas dentro de un sistema comunista (inferior y superior). La primera etapa está asociada con el socialismo, tal como lo entienden los marxistas-leninistas, y se considera una etapa de transición que conducirá a la segunda y última etapa del desarrollo: el comunismo científico.

En esta última etapa histórica, volvemos a la comunidad, como el polvo bíblico de donde venimos, pero con las herramientas morales y tecnológicas que pondrán fin a la alienación de las personas bajo una dictadura proletaria. Es importante recordar que Marx estaba investigando sobre la primera crisis capitalista en Inglaterra y argumentó que la crisis es inherente al sistema capitalista. ¿Por qué? Por el proceso dialéctico; es decir, cada sistema político crea sus propias contradicciones internas. Desde este punto de vista, el sistema capitalista está produciendo continuamente las fuerzas que en algún momento de su evolución lo destruirán. Entonces, en una perspectiva marxista, el fin del capitalismo conducirá a una nueva etapa de desarrollo, una etapa de transición, que abrirá la puerta a la revolución científica y humana final. Este es el camino marxista hacia el fin de la historia.

Todavía hay otra forma de leer el trabajo de Marx; digamos una forma más política de leer a Marx. En el Manifesto Comunista, Marx está llamando a todas las fuerzas proletarias del mundo a unirse y emanciparse, es decir, acelerar el proceso de desarrollo humano en la sociedad. Y es precisamente aquí cuando todo se derrumba. La comprensión de Marx de la historia, la política y la economía se basaba en un enfoque naturalista de la actividad científica, como todos los demás lo hicieron en esos tiempos. Mientras criticaba a otro naturalista, Sr. Adam Smith -quien había estado argumentando desde el siglo XVII que el mercado era una fuerza sistémica natural que empujaba a las personas a perseguir sus intereses egoístas- Marx estaba creando otra “verdad” científica sobre la realidad social. Sin embargo, lo más interesante es la idea de la emancipación como una forma de romper el orden social y establecer uno nuevo de transición.

Al traer de vuelta la revolución, Marx va contra el flujo natural del progreso y la historia. Marx, el historiador del materialismo, tenía razón. Le fue bien al explicar las contradicciones del capitalismo y mostró el camino a mejores condiciones laborales para una gran cantidad de trabajadores en todo el mundo. Claro, tuvieron que luchar por eso, pero esto no está en contradicción con la teoría de Marx, que ve la “lucha” como el motor de la historia. Marx no vivió el tiempo suficiente para ver por sí mismo cuánto tenía razón. Las condiciones que disfrutan los proletarios hoy en día en los países desarrollados son mucho mejores de lo que eran en el momento de la investigación de Karl Marx en el siglo XIX. Se ha avanzado mucho en este asunto, no globalmente, pero seguramente en los países capitalistas más regulados y desarrollados, como predijo Marx. El sistema capitalista seguramente está tratando de responder efectivamente a su propia contradicción interna y esta es en sí misma una evolución positiva para los proletarios de todo el mundo. Claro, no hay una tendencia global, pero mucha agua tiene que pasar por debajo del puente. Incluso los capitalistas ven el bienestar de los trabajadores como un factor principal en términos de productividad humana. Las empresas capitalistas de todo el mundo se vuelven cada vez más conscientes de estos problemas para mantenerse competitivas en un mercado libre, que es solo “libre” en su conceptualización teórica. En realidad, el mercado está regulado.

Si Marx tenía razón, entonces los comunistas están equivocados. Podemos señalar dos razones. La primera es que los comunistas realmente creen en el fin de la historia de la misma manera que los cristianos creen en la vida después de la muerte. ¡Pero esto no es ciencia! Si tomamos en serio la ciencia, tenemos que hacer preguntas sobre la tesis de Marx: cada sistema produce sus propias contradicciones internas. Entonces, ¿cómo es posible que los comunistas no reconozcan las contradicciones internas del sistema que construyeron y apoyan? La respuesta a esta pregunta nos lleva a la segunda razón: mitificación teórica. Los comunistas están equivocados al pensar que una teoría podría convertirse en una ideología poderosa y conducir al fin de la historia. Sin embargo, las teorías son mapas cognitivos que crean significado al seleccionar varias cosas de una realidad compleja. Es por eso que las teorías generalmente están plagadas de defectos. Entonces, aquellos que mitifican la teoría marxista están ignorando esos defectos y, al hacerlo, están construyendo sistemas políticos plagados de los mismos defectos inherentes a la teoría. En el proceso, la sociedad se convierte en el laboratorio social dentro del cual algunos humanos, aquellos que poseen poder político, hacen experimentos sociales con otros humanos, en su mayoría sin poder.

Para que los comunistas tengan razón, deben entender una cosa simple: una teoría social no puede sobrevivir a la mitificación ideológica. Las ideologías no permiten la contestación. Entonces, cuando los comunistas hacen lo que normalmente hacen, van en contra de la tesis de Marx de la “lucha” como combustible del progreso y el desarrollo. Además, la actividad científica es el producto de una eterna “lucha” entre explicaciones distintas sobre el mundo en que vivimos. Sin la posibilidad de contestación, sería imposible tener un progreso científico de ningún tipo. Es por eso que las teorías sociales deben respetar el principio de falsificación. Si los comunistas entendieran esto, seguramente serían más receptivos a las ontologías y epistemologías alternativas que provienen de la sociedad y renunciarían más fácilmente al espíritu dictatorial del estado socialista.

Sin embargo, la mitificación no es exclusiva de los comunistas. Liberales, postmodernistas, conservadores, todos rezan en algún templo su religión. Y para la mayoría de nosotros, la ciencia se ha convertido en la nueva religión. Es nuestro opio moderno. Y, sin embargo, la ciencia se basa en “herramientas”, no en “verdades”. En este asunto, soy otro tipo de cristiano. Realmente creo en la ciencia, pero como un “kit de herramientas” que me ofrece diferentes “instrumentos” para enfrentar la realidad. Como herramientas, las teorías no son narrativas competitivas sobre lo que la realidad es y debería ser, sino complementarias. La pluralidad da lugar a un sistema de rendición de cuentas (checks and balances) en términos de conocimiento y poder. Y tenemos que adoptar la pluralidad para aceptar plenamente la complejidad del mundo, así como nuestros propios prejuicios. Si no, produciremos y reproduciremos el mismo orden social que intentamos cambiar tan radicalmente.

Aquellos en contra de una sociedad dividida en clases se convertirán progresivamente en una clase opresora cuando se mantenga el poder político. Los que están en contra del dogmatismo se volverán dogmáticos al tratar con ideas que van en contra de su sistema de creencias. Entonces, los comunistas están equivocados cuando creen que, un día, se establecerá una “verdad” suprema para siempre. Pero esto escapa a la imaginación humana.

24 junio 2020 44 comentarios 428 vistas
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José Martí y la dimensión de su todos

por Mario Valdés Navia 19 junio 2020
escrito por Mario Valdés Navia

Me complace que se debata sobre la consigna “Con todos, y para el bien de todos”, a la que Martí consideró la “fórmula del amor triunfante” que se pondría “alrededor de la estrella, en la bandera nueva”.[1] Es de lo más subversivo de su pensamiento político. Lo peliagudo de la frase es el término repetido de todos. Con el tiempo, y extraído de su contexto, ha sido grato a los que han querido hacer pasar al Delegado por un profeta, u hombre del futuro.

Flaco servicio le hacen al afirmar que se adelantaba a la realidad de su época. Eso es válido para escritores de ciencia ficción, utopistas que sueñan con la sociedad perfecta, o demagogos que aspiran a sobresalir jugando con las aspiraciones de las masas, pero mal le vendría a un político empeñado en lanzar a su pueblo al sacrificio de una guerra necesaria. En realidad Martí fue un hombre de su tiempo y un político comprometido en solucionar sus problemáticas más acuciantes.

Sobre la probabilidad real del éxito de sus proyectos revolucionarios decía su amigo íntimo y segundo hombre del PRC, Benjamín Guerra:

Martí tenía señaladas condiciones prácticas, sabía administrar, preparaba con cuidado sus proyectos, nunca erraba en ellos, siempre los realizaba. Sus planes parecían a veces descabellados e irrealizables, porque al prepararlos contaba en sus problemas con factores desconocidos para los demás; con la clarividencia de genio veía él lo que los demás no podían ver, leía en el porvenir, penetraba en la mente de los pueblos y de los hombres, los conocía por dentro, sabía lo que podía esperar de cada uno.[2]

Vale recordar donde empleó por primera vez aquella consigna para comprenderla mejor. Fue ante una multitud entusiasta de tabaqueros y sus familias, en el Liceo Cubano de Tampa, el 28 de noviembre de 1891. El club Ignacio Agramonte lo había invitado especialmente para hablar en ese acto. Lo precedieron en la palabra dos elocuentes oradores, líderes radicales de la localidad: su anfitrión, el espirituano Néstor Leonelo Carbonell, capitán mambí y presidente del citado club; y Ramón Rivero, periodista anarquista y presidente de la Liga Patriótica Cubana.

El escenario era inédito. Por primera vez, Martí hablaría ante una masa de obreros de mayoría anarcosindicalista, desconfiados tanto de los caudillos militares, que acudían a sacarles dinero para planes revolucionarios −reales o supuestos−; como de los capitalistas locales, que les exigían obediencia y lealtad en aras de mantener la unidad patriótica. Motivados por la fama del visitante, les interesaba que Martí les aclarara bien para qué y por quienes debían sacrificarse  nuevamente.

Ese quienes estarían incluidos en la prometida república cubana es el todos que a Martí le urgía definir. Su lenguaje, siempre metafórico, sería claro y terminante ante aquel público expectante. Sus palabras no dejarían lugar a dudas, o interpretaciones difusas, y calarían profundamente en la mente y el corazón de los emigrados.

Les aseguró que se lucharía por: “la revolución de justicia y de realidad, para el reconocimiento y la práctica franca de las libertades verdaderas”, pues:

[…] envilece a los pueblos desde la cuna el hábito de recurrir a camarillas personales, fomentadas por un interés notorio o encubierto, para la defensa de las libertades […] O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor da familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos […] ¡Mejor caer bajo los excesos del carácter imperfecto de nuestros compatriotas, que valerse del crédito adquirido con las armas de la guerra o las de la palabra para rebajarles el carácter!

Su todos solo excluiría a los cubanos integristas, mientras fueran fieles a la constitución colonial y la monarquía trasnochada. Por primera vez, aquellos obreros oyeron a un orador decirles que la república serviría, en igualdad de condiciones, no solo a los criollos blancos de la Isla, sino también a negros y mulatos, españoles residentes y cubanos exiliados.

Ante un público delirante, el Apóstol tilda de lindoros, olimpos, y alzacolas a los que temen al empoderamiento futuro de los obreros emigrados y les dice: “Mienten! ¡Esta es la turba obrera, el arca de nuestra alianza, el tahalí, bordado de mano de mujer, donde se ha guardado la espada de Cuba, el arenal redentor donde se edifica, y se perdona, y se prevé y se ama!”

En posteriores textos y discursos continuaría desplegando su concepto de todos que extiende también a los autonomistas, a los que considera equivocados,  no traidores ni mercenarios. Tampoco cerró puertas a los anexionistas, pues consideraba “la idea de la anexión” como una continuidad de la tesis colonialista de la incapacidad del pueblo cubano para el autogobierno. Con mucha claridad sostenía:

[…] la intriga de la anexión será el recurso continuo de los que prefieran la unión desigual con un vecino que no cesará de codiciarnos al riesgo de su propiedad o a la mortificación de su soberbia. Obraría muy de ligero quien creyese que la idea de la anexión, irrealizable e innecesaria como es, desaparecerá de nuestros problemas por su flojedad esencial, por la fuerza de nuestros desdenes, o por el brío de nuestra censura […] por causas naturales y constantes, es un factor grave y continuo de la política cubana.[3]

El todos de su fórmula política incluyente vendría a confrontar y superar a la intolerancia bárbara, heredada del régimen colonial: “Aspereza, rudeza, violencia contra los que no piensan como nosotros.” [4]  Lo hizo él en su época y hemos de hacerlo nosotros en la nuestra, colocando en pie de igualdad en el debate público las opiniones e intereses de todos los cubanos.

[1] Todas las citas del texto pertenecen a “Discurso en el Liceo cubano, Tampa”. OC, T4, pp. 269-279.

[2] “Martí, hombre práctico”, en: Ana Cairo: Letras. Cultura en Cuba, tomo I, pp. 11-12.

[3] “El remedio anexionista”. Patria, 2-7-1892. OC, T2, pp. 47-50.

[4] Cuaderno de apuntes No 17. OC, T21, p. 368.

19 junio 2020 29 comentarios 1.343 vistas
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