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Resumen Semanal: abrimos las aulas y se coló Celia Cruz

por Resumen Semanal 6 septiembre 2020
escrito por Resumen Semanal

¡Muy buenas! Cuba reabre -no del todo- sus aulas, la reunificación monetaria parece estar a punto de caer, Celia Cruz no es ya solo patrimonio de la oposición y el único periodista cubano preso ha sido liberado. Somos LJC, y este es nuestro resumen semanal de la agenda mediática y pública del país

***

En la Agenda Mediática:

Volver a las aulas, pero con nasobuco:

El primero de septiembre, en medio de la pandemia del Covid 19, Cuba reanudó, en parte del país, el año académico 2019-2020. Más de un millón de estudiantes reiniciaron el periodo lectivo en 147 municipios del país, aunque todavía permanecen cerradas universidades en seis provincias.

El que no se tome la temperatura en la entrada de los centros, el hecho de que ya a muchos alumnos no les sirva el uniforme, la flexibilización necesaria de los horarios, el cómo se sientan los estudiantes en las mesas sin guardar la necesaria distancia, así como situaciones puntuales- casos positivos a la Covid en Majagua, Fomento y Consolacion del Sur; problemas en el transporte en Guira de Melena y Alquizar y con las redes hidrosanitarias en Nuevitas- fueron motivos para quejas y preocupaciones generalizadas en las redes sociales, si bien existe un consenso general de que la medida -defendida por el Ministerio de Educacion (MINED) y el Ministerio de Educacion Superior (MES) para poder retornar a cierta normalidad en donde se pudiera en el pais- era necesaria.

Al respecto, tanto Ena Elsa Velazquez Cobiella como como el Dr. José Ramon Saborido Loidi, titulares de dichos ministerios, valoraron de positivo en sentido general el reinicio de las clases, señalando el acompañamiento permanente de Salud Pública y que su preocupación era la de garantizar la salud de los estudiantes.

***

¿Habremus única moneda?

Ya viene llegando la reunificación monetaria. Esta semana los medios estatales le han dedicado un tiempo importante a hablar del tema, lo cual en Cuba suele ser señal de que algo se cuece en las instancias gubernamentales.

El “mito del Día Cero”, donde ya solo tendríamos una moneda vigente en el país -el CUP- no es nada nuevo. Ya desde 2014 la cuestión de que dentro de poco, poquísimo, desaparecería el CUC, ha venido dando vueltas. Sin embargo, esta vez parece ser la buena. La TV nacional le ha dedicado varios reportajes al tema, presentándolo como un asunto importante para el Pueblo, que requiere de un consenso nacional y acciones específicas.

Palabras desusadas en el vocabulario de los medios cubanos han renacido “con esa fuerza más”: inflación, hiperinflación, déficit fiscal, devaluación monetaria, recesión, saneamiento financiero.

La estrategia comunicativa del proceso llevada a cabo por instancias del gobierno ha dejado vacíos sensibles que han sido aprovechados por los medios privados, tanto periodísticos como de comunicación política, para reiniciar un debate nunca agotado sobre los escenarios posibles.

Un dato que ha sido mencionado con cierta insistencia es que el ordenamiento monetario y cambiario no creará más riqueza, ni corregirá por si solo los problemas estructurales que arrastra la economía cubana, si bien se vuelve una medida de urgencia.

También vale señalar que los costos de las producciones se elevarán, y con ello los precios de los bienes y servicios, situación que pudiera derivar en un proceso inflacionario severo y que se vuelve uno de los mayores obstáculos para la reunificación monetaria.

Ante la incertidumbre y la ambigüedad, y en medio de un escenario donde la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) pronosticara que debido a la pandemia la economía cubana caería un 8 por ciento en 2020, solo queda esperar: quizás esta vez sea la vencida.

En otro orden de noticias:

– Roberto de Jesús Quiñones Haces, abogado y periodista, fue liberado este viernes luego de cumplir una sentencia de un año de cárcel en Guantánamo. Quiñones, reportero del medio opositor Cubanet, fue encarcelado el 11 de septiembre del 2019 por los delitos de desobediencia y resistencia.

– Medios periodísticos opositores cubanos, desmarcándose del trumpismo miamense, criticaron el caso de la publicitada “ayuda humanitaria” arribada a Cuba por el puerto del Mariel desde Miami. Dicha ayuda, a la cual siempre se le cuestionó su factibilidad, parece que quedará en su sitio: el Consejo Nacional de Iglesias rechazó hacerse cargo de su distribución. Los organizadores de la misma, que ya habían asegurado que “todo estaba coordinado” y que “esta vez sí la dictadura cubana no va a poder impedirlo”, ahora, en un viraje poco sorprendente, han pasado a exhortar a que los cubanos “salgan a la calle o vayan a Mariel a reclamar su ayuda”: Oh, los cubanos no quieren la ayuda que con tanto sacrificio les envía el exilio -obviando que el gobierno cubano tiene un mecanismo—deficiente- para recibir este tipo de ayudas y que el pueblo es sujeto y no objeto. ¿Provocación, estafa, ingenuidad, “probadera de fuerzas”? Usted decide.

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Por otro lado, en la Agenda Pública:

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Si tienes una fábrica de queso, puedes salir por el Noticiero Nacional

Luis Alberto García Novoa no se equivoca: la desactivación de una pequeña y clandestina fábrica de queso ha sido celebrada en el Noticiero Nacional como un golpe feroz a la corrupción.

Dicho decomiso, llevado a cabo a través del Ministerio del Interior en la finca Santa Ana, en el municipio Caimito, provincia de Artemisa, ha provocado serias críticas en redes sociales, cuestionando sobre todo el por qué un campesino propietario de 42 vacas y una fábrica artesanal -la clásica figura liberal del “emprendedor”- ha de operar bajo condiciones de ilegalidad, y no ser potenciada su labor.

Los quesos elaborados en la fábrica eran comercializados en La Habana a tres restaurantes de comida italiana tres días a la semana. Según explicaron las autoridades del Ministerio del Interior, la finca debía entregar alrededor de 150 litros de leche diarios al Estado, de los cuales solo hacía efectivos 70, incurriendo además en el delito de tráfico ilegal de leche.

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Celia Cruz le canta a la Revolución,

Continúa la polémica con la emisión del 27 de agosto del programa televisivo La Pupila Asombrada, dedicada a los cambios operados en Cuba en los primeros veinte meses de Revolución en el poder -desde enero del 59 hasta la Primera Declaración de la Habana-, donde se pusieran imágenes de una guaracha interpretada por Celia Cruz y dedicada a la Reforma Agraria.

De un lado, se ha cuestionado las posturas de Celia Cruz “en contra de Cuba” y de Fidel, llegando incluso a cuestionar su validez como artista en un resurgimiento del dualismo real-socialista que debió haber muerto en los 60; por otro lado, se ha acusado a Iroel Sánchez -director del programa- de “engañar al pueblo” y dirigir un espacio que “vende bien la utopía de la Revolución Cubana”.

El hecho de que la televisión cubana muestre a Celia Cruz es un paso importante para instaurar otras posibilidades en su discurso político. Sin embargo, el hecho de que fuera precisamente un programa dirigido por Iroel Sánchez ha levantado increíbles ronchas, dada toda la carga semántica negativa que porta su figura.

En respuesta a la polémica y la crítica generada, Iroel Sánchez condenó al receptor, señalando que en su programa siempre han tratado con respeto a figuras “políticamente hostiles a la Revolución”, acusando a Miami de ser la verdadera censora y apuntando que la política cultural del país (ejemplificada en su paso por el Instituto Cubano del Libro) apuesta por la inclusión -obviando, por solo trazar un ejemplo, el insilio radioactivo impuesto a artistas cubanos como Rafael Alcides, Rolando Prats, Reina María Rodríguez o Lynn Cruz, o el exilio forzado de nuestras letras de literatos e investigadores como Abel Sierra Mederos o Jorge Luis Pardo Lazo.

Como bien señalara el intelectual hegeliano Miguel Alejandro Hayes, director de La Trinchera: “¿Condenar al receptor de la televisión nacional es la respuesta de una parte del oficialismo y la oficialidad ante la crítica? (…) Si el público rechaza un mensaje, ¿el problema es el público? En buen marxismo, eso se llama enajenación.”

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Para cerrar, también se habló de esto:

– Desde la noche del 12 de agosto, un hashtag ha recorrido el Twitter cubano: #ApoyaAlEmprendedorCubano. La iniciativa lanzada por Erich García Cruz, cofundador y CEO (jefe ejecutivo) de Bachecubano, un negocio tecnológico que apuesta por el comercio electrónico y que posee un sitio de clasificados. La respuesta no se hizo esperar y fueron apareciendo las demandas de los trabajadores del sector privado de Cuba o el apoyo hacia sus exponentes en menos de 160 caracteres.

–  Carlos Alberto Montaner, el opositor y literato cubano más importante para el auto denominado exilio después de Guillermo Cabrera Infante, ha pasado a engrosar las filas del comunismo tropical- aunque no por su propia voluntad, sino porque el trumpismo cubanoamericano lo ha designado como tal, en una esperable carencia de valores democráticos, al haberse atrevido a señalar a Donald Trump como un peligro para la democracia estadounidense.

Para cualquier feedback, queja o sugerencia, puede interactuar con nosotros en nuestro canal de Telegram: ➡️ https://t.me/lajovencuba

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6 septiembre 2020 12 comentarios 455 vistas
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Medios y financiamiento en Cuba

por Alina Bárbara López Hernández 26 agosto 2020
escrito por Alina Bárbara López Hernández

La necesidad de una democratización de la política y la sociedad cubanas pasa necesariamente por un proceso similar de la esfera comunicacional. En su texto «Retos para una política pública de comunicación en Cuba», el doctor José Ramón Vidal Valdez, profesor titular de la Universidad de la Habana, considera como rasgos esenciales en el sistema comunicacional cubano a 1) la propaganda en defensa de la Revolución [gobierno] como función primera y esencial de los medios y 2) el secretismo como mecanismo de defensa ante situaciones realmente excepcionales.

Este autor demuestra que en Cuba fue penetrando hasta consolidarse el modelo de prensa soviético, en el cual se intensifica la intromisión del aparato auxiliar del Partido en la conducción cotidiana de la prensa. Como resultado, considera que: «Se produce una hipertrofia de la función propagandística, con tintes apologéticos de la obra de la Revolución, en detrimento de la función informativa, de la crítica oportuna y necesaria para cualquier proyecto político y del uso de los medios como plataformas de participación democrática de la ciudadanía en los asuntos públicos».

Por su parte, el investigador Alexei Padilla Herrera, en «Doutrinas, normas jurídicas e políticas que regem o exercício do direito à comunicação em Cuba», explica que la versión más reciente de la política de comunicación, aprobada en enero del 2018, reafirma el papel hegemónico del Partido y es guiada por el principio «dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada», enunciado por Fidel Castro en 1961. Argumenta en tal sentido, que dicho principio reproduce la noción de libertad de expresión defendida por el marxismo soviético, que refuerza el carácter instrumental atribuido a los medios y en la cual los líderes políticos tienen el poder de decidir discrecionalmente cuáles declaraciones o actos son o no subversivos o inconvenientes.

Tanto en la Constitución de 1976 (art. 53), como en la de 2019 (art. 55), «la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social y no pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada»; sin embargo, a lo largo de la historia del socialismo, tanto del implosionado bloque socialista europeo como del cubano, ha quedado claro que no basta con declarar la propiedad estatal o social sobre los medios como garantía de que estos estén verdadera y totalmente al servicio del «interés de la sociedad».

La demostración más evidente de que el sistema comunicacional en general y el ejercicio profesional de los medios de comunicación no contribuyen con efectividad al interés social ni a la continuidad del proyecto revolucionario original, es la explosión de la sociedad civil cubana en medios digitales, reconocidos como alternativos a los oficiales. Ellos son la consecuencia visible de la llegada de internet a Cuba y el crecimiento del acceso a la red de redes, amén de su altísimo costo; pero también el resultado evidente de las deudas del proyecto cubano, acumuladas por décadas de inmovilismo y desconocimiento de las necesidades y exigencias de la ciudadanía.

El Partido/Gobierno no reconoce a estos nuevos actores mediáticos y los acusa en pleno de ser financiados desde el exterior en función de una agenda subversiva para derrotar al socialismo. Hay en este tema algunos aspectos a dilucidar:

¿Es coherente reprochar a medios que no son admitidos por la legislación cubana ni reconocidos por esta, que reciban financiamiento del exterior?

En mi criterio —más allá de la postura oficial, siempre prohibitiva—, se impone aquí una cuestión ética, que tiene que ver con el hecho de que algunos de esos medios se debilitan ante la propia opinión pública nacional porque reciben fondos de un gobierno que ejerce constantes e ilegales presiones extraterritoriales sobre Cuba y que fomenta vías para subvertir el sistema político, atribución que no le corresponde legítimamente.

Pero habría que sumar a esta ecuación otro elemento: que al no reconocer a esos medios en Cuba, se los aparta de poder recibir fondos por caminos internos más transparentes y autónomos, como donaciones, anunciantes del patio u otras vías tradicionales y legales para sostenerse.

¿El financiamiento en sí mismo es reprobable?

En la historia de la prensa republicana en Cuba, raros son los casos de medios que no acudieran a financiamiento desde su génesis. Según el investigador Pedro Cubas, solo la revista Social (1916-33 y 1935-38) funcionaba como una empresa con sólidos resultados y generación de ganancias. Dado el peculio personal de su creador, Conrado Massaguer,[i] este realizó inversiones para introducir el método de la fotolitografía —que convirtió a Cuba en el primer país de América Latina en disponer de esa tecnología—, unido a la utilización de buen papel, una visualidad poco común y el diseño interior y de cubiertas, donde primaba la tendencia art decó. Aun así, en sus páginas también se incluían anuncios.[ii]

La mayoría de los medios debió buscar fuentes de financiamiento para sostenerse. Cuando estas fallaron fue su fin, como ocurrió con la revista Cuba Contemporánea (1913-27).

Revista de Avance (1927-30), líder del vanguardismo en Cuba, puso en  práctica un novedoso sistema de atracción de fondos que le permitiera la mayor  independencia económica posible, apelando a varias vías: suscripción,  propaganda y patrocinios. A pesar de ello, a lo largo de sus páginas se observan comentarios que indican que tales fondos siempre resultaban insuficientes.[iii]

Ningún medio, sin embargo, fue tan ingenioso y tuvo tanto éxito en lograr fuentes de financiamiento como Noticias de Hoy, órgano oficial de los comunistas cubanos en su período legal (1938-1953). Junto al de Chile, serían los únicos de su ideología en llegar a un senado y una cámara burgueses en América, instancias en las que se mantuvo, a diferencia de su par suramericano, inclusive en el período de Guerra Fría que potenció el anticomunismo en la región.

Habiendo entrado tarde a los cauces legales de la política, se puso al día muy pronto. Tenía que lidiar con medios de ideología diversa y debía ser competitivo. Por ello no incurrió en la puritana costumbre implementada tras 1959, que consideró una blasfemia mezclar ideología y publicidad. El periódico comunista publicó, desde el primero hasta el último día de su existencia, anuncios de productos y servicios, especialmente de empresarios y profesionales cubanos, que fueron fieles y no les retiraron su apoyo a pesar de que el comunismo fue satanizado por la política macarthista luego de la Segunda Guerra Mundial.

Aquí podrán observar estos anuncios, uno corresponde al primer número de Noticias de Hoy  —fue una edición de propaganda del 30 de abril de 1938, en saludo al 1ro. de mayo, pues la salida oficial sería el 16 de mayo de 1938— y el otro es el último número, del domingo 26 de julio de 1953, día en que fueron clausurados.

Publicidad en el primer número de Noticias de Hoy, 30 de Abril 1938.
Publicidad en el último número de Noticias de Hoy, 26 de Julio 1953.

Véanse estas solicitudes: a los anunciantes para que utilizaran las páginas de Noticias de Hoy, y a los lectores para que consumieran los referidos productos y servicios.

Invitan los lectores a que se anuncien.
Los comunistas cubanos invitan a los anunciantes a su periódico.

 

También fue importante, aunque en menor medida, la suscripción popular. Con el fin de motivar a los lectores se celebraban concursos, en los que se entregaban premios costeados por los propios anunciantes.

Piden a lectores un aguinaldo de fin de año.
Publicidad de la lotería en el órgano de los comunistas cubanos.

No obstante, su más importante conquista fue conseguir unos modernos talleres propios. Con ese objetivo se concibió la campaña nacional «Pro talleres para Hoy», en la que demandaron la colaboración del pueblo, de intelectuales y artistas. La suma necesaria era 30 mil pesos, cantidad enorme en aquella época. En la primera plana se publicaba todas las semanas el estado de la colecta, que fue completada finalmente.

Recaudación para los talleres del periódico del movimiento comunista.
El periódico explica por municipios el estado de la colecta para su taller.

El nuevo taller se ubicó en Desagüe números 108 y 110, apartado no. 2422, dirección telegráfica: NOTI–HOY. Noticias de Hoy salió sistemáticamente con dos ediciones y una paginación de entre ocho y doce páginas; tuvieron un suplemento dominical y, en 1940, se agregó el Magazine de Hoy.

Estas fuentes de financiamiento eran legales en una sociedad en que la prensa no era controlada férreamente por un partido político. Se puede afirmar entonces —con una terminología al uso—, que Noticias de Hoy fue una publicación «próspera y sostenible». Y lo fue sin dejar de defender su ideología y de enfrentarse y criticar a sus contendientes.

¿Y el financiamiento de los sucesores?

En mi artículo «Lo novedoso» el pasado año, me referí a los pronunciamientos del presidente Miguel Díaz-Canel en el Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), donde mencionó la necesidad de financiación de los medios, para lo que recomendó alternativas generadoras de ingresos por vía de la publicidad y el patrocinio, sin que ello significara la retirada del presupuesto estatal.

Al respecto manifesté:

[…] La situación de la prensa cubana es incoherente en muchos aspectos. Nuestra Constitución norma la existencia del PCC como Partido único; sin embargo, dada la enorme cantidad de órganos oficiales de prensa que posee el mismo, tal parece que coexistiera en un escenario interno de extrema hostilidad ideológica, lo que es desmentido a su vez por las declaraciones de los dirigentes que patentizan su confianza en el apoyo del pueblo a la Revolución. Además del periódico Granma, existe un órgano oficial del Partido en cada provincia, para un total de quince, y prefiero ser cautelosa pues ignoro si en las provincias experimentales de Artemisa y Mayabeque también se establecieron.

A todas luces es innecesaria esa abundancia de órganos oficiales, pero lo peor es que cada uno de ellos lo financia el presupuesto del Estado, es decir todos y cada uno de nosotros. ¿Es justo que un país con una situación económica tan compleja como Cuba deba derrochar en proporción semejante, a pesar de que los requerimientos al ahorro son constantes en el discurso político? […]

Han transcurrido más de dos años y no se aprecian cambios en esa dirección. Todo lo contrario, en medio de la enorme crisis estructural de la economía cubana —que la pandemia ha agudizado pero que casi paralizó el país a finales del 2019—, los periódicos comenzaron a publicarse a colores, lo que los moderniza indudablemente pero a costa de mayores inversiones.

El aparato ideológico sigue preocupándose más por el financiamiento externo que tienen los medios alternativos, sin entender que debería justificar las fuentes internas que sustentan a la prensa oficial.

Cada día se promueve una separación mayor entre lo que refleja un periódico como Granma y las opiniones de la ciudadanía. Al respecto el periodista Ariel Montenegro publicó en su página de Facebook una respuesta contundente al autor del artículo «Revictimizada mil veces», divulgado en el referido órgano oficial del PCC, y rechazado de modo contundente por muchas personas:

[…] tu texto no es sobre el femenicidio en Cuba. Lo usas solo como el macabro set para uno de los temas preferidos por esa publicación: «La prensa pagada por el imperialismo». Pero de la enorme falta de carácter y amor propio que significa destinar líneas de un medio para desacreditar a otros, no voy a hablar ahora. Ese texto vendrá más adelante. Solo diré que lo que toda la prensa no estatal diga me preocupa menos que lo que diga la estatal, puesto que sus enormes edificios, sus computadoras, su papel, su internet, sus vehículos, su combustible y el salario de sus periodistas, los pagamos todos los cubanos con el dinero que no se usa para los baches de la calle, para arreglar los salideros de agua o para construir viviendas […]

En lugar de abrir sus anquilosadas páginas a la publicidad de los empresarios cubanos, como hizo su predecesor, el Granma las abre a Carlos Luque para que provoque roces innecesarios con las nuevas formas de gestión privadas.

Si la empresa privada en el capitalismo no opuso reparo en anunciarse en la prensa comunista, considero que la prensa actual, heredera de aquella, no debe oponerse a que los cuentapropistas utilicen sus espacios.

Esto debería instrumentarse tanto en el único órgano oficial, Granma, como en los periódicos de todas las provincias, que dejarían de identificarse como órganos oficiales del Partido. En todos los casos se podría mantener un apoyo del presupuesto estatal para los mensajes y campañas de bien público, pero la mayor parte de los egresos serían asumidos por las propias publicaciones.

Todos los medios precisan fuentes de financiamiento, los alternativos también. Es necesario sufragar los salarios de los periodistas, contratar editores y diseñadores, disponer de fondos para encargar textos a expertos en campos que merecen recibir una contribución adecuada a su nivel científico, y, por supuesto, costear los altísimos precios del acceso a internet.

Por tanto, no hay que satanizar a los medios que reciban donaciones o ingresos por publicidad. Lo ideal sería que los recibieran legalmente dentro de su país, que pudieran hacer campañas similares a las de Noticias de Hoy. Pero eso es obstaculizado en Cuba. Si el Partido los reconociera podría exigir de ellos una claridad en su financiamiento, para lo cual debería, antes, darles ejemplo.

[i] Pedro Cubas Hernández: Cuba 1922- 1930. Cuatro ensayos de indagación e interpretación de nuestra cultura, Centro de Información del Instituto de Investigación y Desarrollo de la Cultura Juan Marinello (Inédito)

[ii] Alina López Hernández: «La revista Social, la generación del veinticinco y la experiencia soviética», revista Matanzas, no. 3 de 2016.

[iii] Ana Suárez Díaz: Multimedia de Revista de Avance, Ediciones Cubarte.

26 agosto 2020 51 comentarios 580 vistas
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Juan Vilar entrevista a Max Lesnik (II)

por Juan Vilar 20 agosto 2020
escrito por Juan Vilar

(Puede consultar aquí la primera parte de la entrevista)

La Habana. Agosto Pandémico del 2020.

Continuando la lógica del molino de agua me seduce la viejísima idea griega de que el agua que corre no es siempre la misma a menos que se estanque y se convierta en agua que muere y apesta, no obstante, nuevas formas de vida surgen de la cochambre y el mal olor. Las relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba carecen de información popular como al populo le importan un bledo las rutas e intereses que van dando cuerpo a las relaciones entre nuestros gobiernos. Muy poco cambia la realidad cotidiana del cubano de a pie y mucho beneficio logran los pícaros, los lobistas de allá y de aquí, y los oportunistas que inundan bodas y cumpleaños reales.

El 17D convirtió a los caminantes en esperanzados de la zapatilla de cristal, y a la burocracia partidista en coquetos Lady Di. Pero la historia es cíclica en las aspiraciones de los políticos, a veces lo que ayer se percibe de un modo, hoy cobra modernidad y buen provecho en el contexto de mañana. En este sentido, no hay nada nuevo en la villa del Señor.

Recuerdo que cuando llegué a New York en mayo de 1992 llamé a mi padre y le dije: ¡Estoy en New York! A lo que él me respondió: ¿Están el Empire State, el Yankee Stadium y el Waldorf Astoria en el mismo lugar? Quedé en silencio. Él comprendió y me dijo:

JP: Avísame cuando descubras algo nuevo.

ML: Con la ascensión de Reagan a la presidencia y la creación de la Fundación Cubano Americana se establece un nuevo tipo de relación entre el gobierno de Estados Unidos y la comunidad cubana conservadora de Miami.

JP: ¿Por qué esta alianza no se rompe durante el primer mandato de Clinton?

ML: Porque la Fundación desarrolla una labor de circunferencia que penetra a través de ciertos intereses económicos. Ya no es una alianza ideológica, sino una alianza de mutua conveniencia a través de la ayuda económica a políticos. Además, existe una corriente más sensata en el proceso político norteamericano mirando hacia Cuba, que no escatima esfuerzos en tratar de convencer al gobierno para que, al menos, levante ciertas restricciones en cuanto a medicinas y alimentos; esa es la batalla.

JP: El planteamiento está entre embargo o no embargo. ¿Cuál sería la posición más sensata ante esa disyuntiva?

ML: Apoyar el levantamiento parcial, que sería su política más inteligente. Pero ellos no pueden hacer esa concesión porque implica una pendiente que puede terminar con el levantamiento total. Además, la derecha militante de los que hablan por radio, los extremistas, no van a permitir ningún cambio de posición.

JP: A pesar de los escándalos, hay analistas que piensan que la Fundación ha fortalecido sus vínculos con la Administración.

ML: Es muy difícil que en el juego de la política norteamericana actual un político mantenga relaciones estrechas con una organización cuyos integrantes están vinculados a corrupción y terrorismo. Y digo actual porque en otras ocasiones se ha practicado tanto la corrupción como el terrorismo a gran escala, incluido el terrorismo oficial. Pero en la situación actual esas dos cosas no son aceptables en el juego político estadounidense.

JP: ¿Qué papel juegan los sectores liberales?

ML: Bueno, esa posición que se ha dado en llamar liberal no es homogénea. Contiene gente que sin haber sido revolucionaria, no ponen ninguna condición al gobierno, hasta otros que habiendo sido revolucionarios, ponen condiciones para mantener el diálogo.

JP: ¿Cuáles son las posiciones?

ML: Los que en el exterior están con la revolución y de acuerdo con su línea; los que en el exterior están de acuerdo con los principios generales de la revolución, pero que consideran que hay que realizar aperturas de tipo económica y política. Y dentro de esos están los que supeditan esos cambios a que Estados Unidos cambie su política hacia Cuba; no lo plantean como condición para el diálogo.

JP: ¿Sobre qué bases plantean la discusión?

ML: No se puede hacer una abstracción de la realidad del embargo -esa es mi posición-, y de la presión mercantilista y el impacto que esto tiene en la realidad cubana,  porque sería una ingenuidad política.

JP: Pero el gobierno cubano debe continuar con la apertura.

ML: Pero no cualquier tipo de apertura, porque cualquier apertura aunque sea al más legítimo de los intereses cubanos en el exterior, o al más legítimo de los intereses cubanos en el interior, representa una brecha por la cual van a entrar otros que no son tan buenos y cuya intención real no es dialogar.

JP: En el toma y daca de estas discusiones existen dos demandas fundamentales: de un lado el pluripartidismo y del otro el levantamiento total embargo. ¿Cómo lo ves?

ML: La pregunta que yo siempre hago cuando discuto con algún dirigente del gobierno cubano es: ¿el pluripartidismo es una cuestión de principios o es una cuestión coyuntural? Y la respuesta ha sido que es una cuestión coyuntural, lo cual me hace pensar que si no es una cuestión de principios, entonces es posible. Los que no quieren otra solución que no sea el desplome, plantean que el gobierno cubano usa el embargo de pretexto para mantenerse en el poder. Esa es la ecuación que hay que despejar: en tanto el embargo no se levante, no va a haber cambios en Cuba.

JP: ¿Y si se levantara el embargo y el gobierno cubano no continúa los cambios?

ML: No podría sostener esa posición, porque hasta los más leales defensores de la revolución van a preguntarse por qué si no hay enemigo. Y como el gobierno tendría que inventar sus propios enemigos, la revolución terminaría devorando a sus hijos.

(Puede interesarle: Entrevista de LJC a Max Lesnik, primera y segunda parte)

20 agosto 2020 23 comentarios 430 vistas
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Juan Vilar entrevista a Max Lesnik (I)

por Juan Vilar 18 agosto 2020
escrito por Juan Vilar

La Habana. Agosto Pandémico del 2020.

A Ricardo Figueredo: lo que se sabe, no se pregunta.

A diferencia de casi todo el universo conocido, en Cuba el deja vú no cumple su función de sorpresa o de recuerdo, porque el lento pasar de los días se repite intacto salvo la vejez que como ley natural y drama humano, tiene descrita su finitud de antesala de la muerte. Los cubanos, generalmente, morimos viviendo en circunstancias similares a las que nacemos: la misma casa, la misma escuela, las mismas ropas, los mismos recuerdos, los mismos parques, los mismos cines, la misma historia, los mismos Pablo y Silvio, los mismos líderes y el mismo porvenir… Quizás por eso aquella vieja entrevista que no publiqué podría salir cualquier miércoles o lunes o jueves del futuro.

Nuestra vida es como la rueda del molino de agua que carga la misma cantidad y la vierte en el mismo cauce. Solo el viento cambia de dirección mientras mueve las aspas que repiten velocidad y destino. Esa es mi impresión hoy 15 de agosto del 2020 mientras a mi madre la sacude otra isquemia transitoria. Nada nuevo ha ocurrido, al menos nada impredecible, después del 17 de diciembre del 2014 cuando el general de ejército Raúl Castro y el presidente Barack Obama entraron juntos de la boca en la historia de Cuba, queriendo resolver un conflicto al que Fidel no le puso mucho entusiasmo, a pesar de dedicarle casi todo su tiempo de vida. Tan solo un mes después del punto de giro del 17D el comandante publicó: “No confío en los Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos, sin que esto signifique, ni mucho menos, un rechazo a una solución pacífica de los conflictos o peligros de guerra”.

Hasta el momento en que el general presidente -al decir del abad Eusebio Sieyès Leal- y el primer presidente negro en la historia de los Estados Unidos aparecieron simultáneamente en la televisión, los dos eran una anécdota en el tiempo, porque sé que la historia del mundo se circunscribe y acomoda a numerosas batallas recordadas para gloria de un solo nombre: Atila, Julio César, Luis XIV, Napoleón, Martí-Gómez-Maceo… Solo los estudiosos, los específicos, los memoriosos, recuerdan los nombres de aquellos que acompañaron la grandeza de unos pocos.

Los arqueólogos y los antropólogos estudian rigurosamente el pasado para comprender el futuro, mientras la filosofía y la historia documentan la relación entre los hechos y el presente. Es la zona lúdica de la experiencia humana en que se mueven la mayoría de los autores que solventan la vanidad: descubrir, alertar, escribir su nombre propio en letras doradas. Pero el reconocimiento llega tan pronto como el después intuido por el tango: “Que importará el después. Toda mi vida es el ayer que me detiene en el pasado. Eterna y vieja juventud, que me ha dejado acobardado, como un pájaro sin luz.”

Primera parte: La Habana. Diciembre finales del siglo XX.

Lo vi atravesar el lobby del Hotel Nacional de Cuba acompañado por su hija y perderse en el elevador. Intenté abordarlo en la Catedral de La Habana pero el contexto no era favorable: demasiados moros en la costa. Recién visitó a Jimenito acompañado por Alfredo Guevara y Roberto Cavada. La visita me inquietó. ¿Por qué Alfredo lo acompañó a visitar a Jimenito: el gran perseguido? Que se hayan conocido en el pasado nunca es una buena razón; al menos, en política, suficiente razón. Un amigo común que siempre lo acompaña en sus vistas a Cuba le comentó mi interés por entrevistarlo a lo cual gentilmente accedió Max Lesnik.

“La revolución del 33 la capitaliza Grau San Martín, digamos que por temor reverencial de la nueva generación. Aquella generación no se sentía capaz de sustituir a los “Veteranos y Patriotas” y “Generales y Doctores”. Por suerte apareció Antonio Guiteras, motor de ese movimiento revolucionario antiimperialista”.

JP: ¿No fue una revolución liderada por los comunistas?

ML: Los comunistas no entendieron la situación del momento y se colocaron en posiciones extremas que le hicieron el juego a la embajada estadounidense, al incipiente movimiento fascistoide de los abecedarios (por sus siglas A.B.C.) y a la derecha que quería derrocar a Grau. Del 33 quedó una revolución frustrada y el surgimiento del Partido Revolucionario Cubano Auténtico; herencia del partido de Martí.

JP: ¿Por qué los comunistas pactan con Batista?

ML: Moscú dio la instrucción de que todos los partidos tenían que pactar con la realidad, y la realidad podía llamarse Batista en Cuba, como podría ser cualquier otra dictadura. No había alternativas; o aceptabas o te ibas. Y fíjate donde voy a llegar, los Auténticos se convierten en la izquierda política del país, y el Partido Comunista con contadas excepciones, se va aislando y amarrando a la situación electoral con Batista.

JP: ¿Qué representa el Partido Ortodoxo?

ML: La ortodoxia representa la rebeldía frente a la corrupción. Nosotros encarnamos la línea recta de la revolución que arranca de Varela, Martí, Mella, Guiteras, Grau es la frustración y Chibás recoge las banderas.

JP: ¿Por qué se suicida Chibás?

ML: Porque no tuvo la sanidad mental para plantear el debate con Aureliano en términos más pragmáticos. Chibás era un revolucionario populista; se acorraló en su propia palabra. Tenía cultura, conocía el marxismo y la dialéctica, pero no tenía el entrenamiento para dar un paso atrás. Si hubiera leído a Maquiavelo hubiera comprendido que El Príncipe no puede cumplir su palabra cuando lo que está en juego es su política. Pero quiso cumplir su palabra con unas pruebas que no tenía, y va al suicidio para probárselo al pueblo que lo había abandonado.

JP: ¿Pero su entierro fue multitudinario?

ML: Yo soy testigo de excepción. Estaba ese sábado montado en su cuña conversando con él, que me invitó a pelarme en una barbería que había en el Hotel Inglaterra. De la esquina una multitud le gritó burlándose: ¡Chibás saca la maleta! (en alusión a las pruebas). Le vi el rostro constreñido; la vergüenza. Lo mató la vergüenza y se suicidó.

JP: Algunos piensan que el suicidio es un acto de cobardía.

ML: Yo respeto ese criterio, pero conozco muchos buenos revolucionarios que se han suicidado por la vergüenza o por la vida. Y en la propia revolución cubana los hay.

JP: ¿Quiénes componían la ortodoxia?

ML: Lo mejor de esa generación que se llamó del Centenario. Gente joven que quería estar en contacto con las masas para influir de verdad en ellas. Y si tú te lees el documento que hizo la Juventud Ortodoxa en 1948 -donde yo soy uno de sus exponentes- afincando el pensamiento político e ideológico de la juventud cubana, te vas a encontrar que ahí proclamamos primero que somos socialistas, segundo, se esbozan planteamientos radicales para cualquier país de América Latina en la actualidad.

JP: ¿Por ejemplo?

ML: Los sistemas de salud, educación y deportes que existen están planteados en ese documento por nosotros con las limitaciones de la época. El concepto de las nacionalizaciones de las industrias básicas empezando por la azucarera. La nacionalización de las compañías extranjeras de petróleo. La reforma agraria para repartir las tierras a los campesinos a través de cooperativas. El enfrentamiento a la política norteamericana de mantener el control de la economía y la política del país. También dijimos que el enfrentamiento con los comunistas no era por razones de ideología, porque hicimos un análisis marxista de la situación, sino porque el P.S.P, que debía ser una fuerza motor del proceso, estaba aliado a otro bando.

JP: ¿Cuál era la estrategia inmediata de ustedes como fuerza revolucionaria para llevar a cabo ese programa?

ML: Influir en el proceso cubano y en las dos generaciones. Lo que estaba planteado en el país era corrupción o no corrupción y pensábamos que lo lógico era liquidar la corrupción para llegar a las reformas sociales en el futuro.

JP: ¿Por qué no darle prioridad a las reformas sociales?

ML: Porque plantear las reformas sociales como si fueran lo fundamental convertía nuestro programa en más radical que el que tenían los comunistas.

JP: Eso no me parece mal.

ML: Es que también eran un partido browderista. Ellos decían que el socialismo en Cuba era consecuencia del socialismo en Estados Unidos; nosotros no. Ah, tú estás esperando a que Lenin tome el poder en la General Motors. No por casualidad la mayoría de los que hoy están en la disidencia, eran comunistas. Se acabó Moscú, entonces vamos a mirar para Washington. Todos estaban al servicio de la política de los norteamericanos, empezando por el viejo Blas Roca.

JP: No te simpatizan mucho los comunistas.

ML: Cada vez que veo un radical, pero que al final no hace otra cosa que esperar que otros hagan lo que a él le corresponde, me surgen graves sospechas.

JP: Sin embargo, ustedes aceptaron abundantes contribuciones de gente que no era muy católica que digamos.

ML: De gente muy rica y poderosa asqueada de la corrupción. Gente conservadora como Fico Fernández Casas; también contribuyente del 26 de Julio. No estoy hablando de gente que cuando sonó la palabra revolución se mandó a correr, no. Se mandó a correr cuando las contradicciones lo llevaron a perder sus intereses.

JP: La muerte de Chibás deja un vacío…

ML: …que se llena con una candidatura electoral creada por un golpe de mano de factores del partido que se aprovechan de las circunstancias, y escogen a Agramonte, un profesor honorable candidato a vicepresidente, pero sin condiciones políticas para dirigir el partido.

JP: Muchas son las opiniones que rodean el 10 de marzo de 1952. ¿A tú juicio, por qué se produce el golpe?

ML: Fundamentalmente por dos cosas: Grau no tiene prestigio y Chibás está muerto. Si Grau llega a tener prestigio no hay golpe de estado. Y si Chibás está vivo tampoco. No porque Chibás vaya a Columbia a disputarle el poder a Batista, sino porque a Batista no se le ocurre darlo.

JP: ¿Ustedes tenían alguna relación con el ejército?

ML: En 1950 nos reunimos en el Hotel Nacional, Ugalde Carrillo, Chibás y yo. Hablaron aparte, pero después Chibás me contó que Carrillo vino a ofrecerle un golpe de estado. Chibás le contestó -después lo dijo por radio sin mencionar el nombre- que lo único que quería era que la unidad de jóvenes del ejército que estaba descontenta por la corrupción, le garantizara las elecciones libres. Salvó al corrupto Prío para sostener la institucionalidad.

JP: ¿Después del golpe de estado, cuál es el panorama político que se observa?

ML: Comienzan las inquietudes estudiantiles y juveniles pero no hay partidos políticos, porque los tradicionales -conservador y liberal- se fueron con Batista. Los auténticos, encabezados por Prío -que tenía dinero- y Aureliano, en desbandada; la ortodoxia sin lideratura, pero con muchas masas.

JP: ¿Y el P.S.P (comunista)?

ML: Buscando dialécticamente donde ubicarse. Batista no los puede llamar de nuevo porque los americanos le dicen que no, pero ellos tampoco adoptan una línea de confrontación porque entienden creo, y no les faltaba razón, que la represión más violenta iba a ser contra ellos. Se mantienen en oposición pero cuidando que sus cuadros no los vayan a matar Ventura o Carratalá, porque les costó mucho trabajo formarlos.

JP: ¿Por qué dices que ustedes no tienen líder?

ML: Recuerdo la frase que me dijo Agramonte el día del golpe cuando va a tocarme la puerta: ¡Todo el mundo boca abajo! Era realmente eso, porque hay un golpe de estado. ¡Pero esa no es la respuesta de un líder!

JP: ¿El poco liderazgo de Agramonte influye en las filas ortodoxas?

ML: Divide el partido entre agramontistas y millistas, que es la corriente frustrada, porque es a Millo Ochoa al que le correspondía ser el candidato presidencial. Los agramontistas se abroquelan en la independencia política de no pactar con nadie, lo cual les permitía mantener la supuesta pureza del partido. Los millistas, que es la corriente a la que pertenezco yo, viendo que teníamos la mayoría del pueblo de Cuba y no contábamos con recursos pactamos con los Auténticos, lo que se conoce como el Pacto de Montreal.

JP: ¿Pero los Auténticos son los corruptos?

ML: Se supone que es el esfuerzo conjunto de dos partidos que en un momento dado tuvieron una misma ideología, ahora separados por la corrupción. Como no están en el poder dejan las diferencias para después e intentan reconquistar el sistema democrático. Dentro de esas fuerzas estaba Fidel, que era de Millo, aunque ellos dos no tenían buenas relaciones.

JP: Algo que siempre me gusta hacer en Miami es tomar café en el Versalles, digamos que a las siete de la mañana. La inmensa mayoría de las personas de más de sesenta años con que converso dicen haber conocido a Fidel en su época de agitador. ¿Era realmente popular antes del Moncada?

ML: En la universidad si. Era conocido por los elementos más jóvenes y bien conocido en La Habana, porque no te olvides que Fidel aspiró a Representante de esa provincia por el Partido Ortodoxo. Además, tenía una hora de radio…

JP: La Hora de Pardo Llada.

ML: No, no. Pardo Llada tenía un noticiero muy popular que servía de caja de resonancia de la gente más inquieta de la izquierda, incluyendo a los comunistas. Pardo era el vocero y Fidel lo utiliza.

JP: Entonces su popularidad antes del Moncada es parte del mito.

ML: Bueno, dentro de las filas del partido si era muy conocido; logró una militancia fidelista. Era el más caracterizado acusador, aunque no era radical. Es más, los elementos de la juventud ortodoxa ideológicamente se expresaban de una forma más radical. Como aspiraba a Representante tenía el cuidado de no colocarse en una posición extremista, porque ni contribuía con eso a su éxito, ni al del Partido; y tampoco podía hacer mucho por esas ideas.

JP: Fue una buena estrategia de su parte. ¿El Moncada?

ML: A partir del asalto al Moncada evidentemente se concreta una nueva lideratura generacional que no tiene lo que llamaríamos el temor reverencial de la del 33, y pudo establecer la conciencia de que podían.

JP: De alguna manera desestimas a la generación anterior.

ML: La generación nuestra es distinta. Cuando entregamos parte del poder público a gente mayor no es porque nos consideramos incapaces, sino porque hace falta enmascarar la juventud de nuestro movimiento para que nos crean. Tan es así, que siendo Fidel el líder indiscutido de todo el movimiento revolucionario -desde el punto de vista generacional-, el frente político no se consolida hasta que suben a la Sierra Raúl Chibás y Felipe Pazos.

JP: ¿Y Urrutia?

ML: ¿Qué es Urrutia? Un Grau San Martín sin talento. Grau se pudo robar el movimiento cuando los estudiantes le entregan el poder porque sabía más que los estudiantes. Pero cuando Fidel le entrega la presidencia a Urrutia, Fidel sabía más que Urrutia. Esa es la realidad.

JP: ¿Cómo recibe el movimiento revolucionario el asalto al Moncada?

ML: El grupo ortodoxo de Agramonte ve una complicación en un hecho que provocó, digamos, temor justificado, pero temor. El grupo de Millo lo vio bajo la misma óptica que los comunistas: como una aventura. Porque todas las aventuras que no tienen éxito son aventuras. Los ortodoxos de Millo sienten que Fidel se adelantó al Pacto de Montreal; la revolución, el golpe que nunca llegaba.

JP: ¿Cuál es la reacción inmediata de Batista?

ML: Cogió preso a auténticos, ortodoxos y comunistas. Ahí entonces se refleja abiertamente por parte de los pesepianos una actitud de crítica, como que era un golpe puchista.

JP: Tengo entendido que Carlos Rafael condena el hecho durante el juicio a los comunistas.

ML: No conozco ese hecho, pero si leí lo que publicó La Carta Semanal. Hay un grupo de comunistas que no aceptan esa línea como César Vilar y Alfredo Guevara, que se va para México. Es el tránsito hacia una posición más revolucionaria.

JP: Franqui también.

ML: Lo de Franqui fue anterior. Carlos Franqui se va del partido porque no le dan la dirección del periódico Hoy; no se va por contradicciones ideológicas. Y después, resentido con los comunistas, adopta una posición antibatistiana y llega a ser un personaje dentro del 26 de Julio. Ahora, Guevara y ese grupo de gente se van con Fidel porque lo conocen de la universidad. Ellos no van al vacío.

JP: ¿Y los Auténticos?

ML: Por supuesto que se desentienden. Fidel los ha fustigado duro.

JP: El Moncada pone sobre la mesa la lucha armada. ¿Qué hacen ustedes?

ML: Estábamos a favor de la lucha armada por la vía clásica de derrocar al gobierno con apoyo del ejército. Eso es lo que se enseñaba en todas las escuelas revolucionarias.

JP: Entonces Fidel no asistió a la misma escuela que ustedes.

ML: Tampoco quiere decir que estuviera contra el ejército totalmente, pero si como institución. Fíjate la diferencia. Fidel dice: si hay buenos en el ejército que vengan al lado revolucionario y que se acabe la institución, que es la que está atada a históricos convenios con los Estados Unidos.

JP: ¿Cómo eran tus relaciones con los estudiantes?

ML: Cuando ocurre el asalto al Palacio Presidencial yo estaba en la dirección de la Juventud Ortodoxa, muy vinculado a la Universidad que era el centro -otra laguna de la historia-, y no participo porque factores dentro de la F.E.U. se oponen diciendo que el ala política de la ortodoxia era de los Auténticos. No obstante, mantengo el vínculo con los estudiantes. Conservo en Miami una carta de Carbó Serviá antes que lo mataran en Humboldt 7, dándome las gracias por las colaboraciones que yo le había hecho, y dice además, que otros lo han abandonado refiriéndose a Carlos Prío.

JP: ¿A través de los estudiantes te alzas en el Escambray?

ML: No, a través de elementos ortodoxos que ya estaban en el Escambray, como Sargén; no el que está en Miami, que es un farsante, sino el hermano que ya murió. En La Habana la cosa se había puesto muy difícil; la represión era violenta y yo estaba bastante huérfano de relaciones revolucionarias.

JP: ¿Todos los alzados eran ortodoxos?

ML: Éramos un frente popular donde también habían del 26 de Julio y elementos estudiantiles. Cada cuál llevaba su brazalete. Comunistas no habían.

JP: Se ha dicho que ustedes nunca combatieron.

ML: Lo que no había era lucha ideológica interna, cada cual tenía su pensamiento. Un frente común era luchar contra el ejército de Batista en las Villas, pero no había luchas internas. Eso comienza a tomar más fuerza ideológica cuando llega el Che.

JP: ¿El enfrentamiento con el Che los convierte en una fuerza estigmatizada dentro del movimiento revolucionario?

ML: En política siempre las cuestiones personales gravitan mucho y luego se revisten de diferencias ideológicas. El Che que llega al Escambray viene con la instrucción de la Sierra Maestra de unir a todos los elementos bajo un mando, pero eso ya existía allí; era Menoyo, con una escisión del Directorio que no lo aceptaba. Mira, en lógica política el entendimiento del Che debió ser con Menoyo.

JP: ¿Pero es el Directorio el que pacta con el Che?

ML: Lo que pasa es que es muy difícil poner las cosas en su lugar hoy día. Pero el Che llega al Escambray sin conocer Cuba, sin conocer a los cubanos. Y si tú llegas a un país extranjero y tienes un amigo que te dice las cosas, tú le crees. El Che llega con una visión educada, con cierta preparación política, y la opinión de los pesepianos que se le han sumado en el camino.

JP: Además tropieza conque entre ustedes no hay comunistas.

ML: La estrategia comunista no era alzarse, y nosotros no íbamos a decir: Blas Roca, ven para que te alces con nosotros.

JP: ¿Por qué piensas que lo lógico debió ser un pacto entre Menoyo y el Che?

ML: Porque el Directorio le disputaba al 26 de Julio la hegemonía de la revolución. El asalto a Palacio es un golpe de los auténticos para impedir que la Sierra Maestra y la insurrección generacional, controlen el proceso revolucionario.

JP: Esas son conjeturas sectarias.

ML: Fíjate que cuando el Che viene para La Habana, la instrucción que le da Fidel, y eso estará en algún libro por ahí, es que no venga con el Directorio. ¿Después del triunfo con quién fue la bronca, con nosotros o con el Directorio? ¿Por qué el Directorio toma Palacio? ¿Por qué toman la Universidad? ¿Por qué se llevan las armas de San Ambrosio? ¿Para qué?

JP: ¿Y ustedes qué hicieron?

ML: Sabíamos que habían problemas, pero no tomamos ninguna posición militar porque ya Fidel había ganado y no queríamos confrontación. Lo hubiéramos hecho primero que nadie, porque la primera tropa que llegó a La Habana fue la de Menoyo; fuimos nosotros. Eso está en la historia. El que mandó a acuartelar a la policía de Batista fui yo, que llamé al jefe y le dije: Guárdenme las perseguidoras porque las vamos a tirotear.

JP: Sobre ustedes pesan acusaciones de asesinatos en el Escambray.

ML: Anoche estábamos hablando con Manuel Piñeiro sobre el tema de Carreras y los asesinatos. Las seis personas que mató están bien muertas pero mal matados, porque Carreras en vez de establecer un juicio formal, él mismo ajusticiaba a los que había que matar. Ahora, ningún tribunal revolucionario hubiera absuelto a ninguna de las personas que él mató.

JP: También tiene un enfrentamiento personal con el Che.

ML: Carreras estaba molesto con el manifiesto de la Sierra para que todos los soldados del 26 se incorporaran al Che. Carreras tomaba. Tienen una discusión que agrió las relaciones con toda nuestra organización, hecho que fue aprovechado por algunos elementos.

JP: ¿Cómo ves las cosas desde hoy?

ML: El Che las tuvo que haber visto de otra manera; es permitido. Pero Menoyo también. El Che no era un político y Menoyo dejaba pasar las cosas; no tenía lideratura política, no tenía estatura para ver las consecuencias de ese enfrentamiento.

JP: La cuestión no es quién tiene la razón. La cuestión es el respaldo popular.

ML: Lo mejor es tener la razón y la fuerza, pero si tienes la razón y no tienes los medios para imponerla, o para convencer a la mayoría de que tú tienes la razón, de que vale.

JP: Han pasado cuarenta años. ¿Qué piensa Max Lesnik?

ML: Si tú analizas mi pensamiento político a la luz de lo que yo te he contado, la revolución que yo soñaba era una revolución sin Washington y sin Moscú. En la línea martiana, mellista…

JP: ¿Te refieres a Julio Antonio Mella, que era comunista?

ML: No es verdad. Mella era ideológicamente comunista, pero tan cubano como la Palma. Si esa hubiera sido la línea de la revolución en el 59 los americanos nos hubieran arrasado. Ninguna, ninguna revolución hubieran permitido. Ni la más pequeña; y menos comunista.

JP: ¿De qué se dio cuenta Fidel que ustedes no?

ML: Que al igual que en la guerra, el enemigo le da cierto margen al adversario para que se mueva a posiciones negociables.

JP: ¿Pero muchos lo siguieron desde entonces?

ML: El problema es que yo no sé si lo entendieron. No es lo mismo entender a Fidel que seguirlo y decir: él sabe lo que hace. Porque no creo en Mandrake. Prefiero cuarenta años después reconocer que no tenía la razón, a haber adoptado sin creer toda una doctrina filosófico-religiosa.

JP: ¿Religiosa?

ML: ¿A quién tú crees que respeta más Dios, al que dice que no cree, porque no cree, o al que dice creer y no cree? Ahí es donde está la clave de la cuestión: si yo no creo, no te sigo.

JP: Para finalizar, ¿Fidel y usted no fueron enemigos?

ML: No, nunca; en lo personal siempre fuimos amigos. Siempre hubo una buena relación.

(La segunda parte de esta entrevista será publicada el jueves 20 de Agosto)

18 agosto 2020 29 comentarios 1.077 vistas
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La Ofensiva Revolucionaria

por Joany Rojas Rodríguez 18 agosto 2020
escrito por Joany Rojas Rodríguez

“(…) hay que decir que no tendrán porvenir en este país ni el comercio ni el trabajo por cuenta propia ni la industria privada ni nada. Porque el que trabaja por cuenta propia que pague entonces el hospital, la escuela, lo pague todo, ¡y lo pague bien caro! (…)” Estas palabras fueron dichas por Fidel en el discurso pronunciado el 13 de Marzo de 1968 en la escalinata de la Universidad de La Habana, en un acto conmemorativo del asalto al Palacio Presidencial. Las repercusiones que tuvo el discurso son bien conocidas: anunció el inicio de lo que hoy se conoce como La Ofensiva Revolucionaria de 1968.

El objetivo fundamental de esa campaña fue acabar, de una vez y por todas, con los vestigios de la época pre-revolucionaria, lo cual era fundamental para la construcción de una sociedad nueva y la forja de El Hombre Nuevo, que no era más que el concepto del revolucionario austero y virtuoso, dispuesto a cualquier sacrificio y alejado de todo tipo de ambición material.

Debo confesar que este hecho me era por completo ajeno, pues nací mucho después, y además no es algo de lo que se hable con frecuencia. Ni siquiera lo enseñan en la escuela, y nunca he oído que celebren el aniversario de aquel discurso, que tuvo consecuencias directas en la vida cotidiana de los cubanos. Me parece sospechoso dado su significado y connotación, siendo nosotros tan dados a enaltecer los grandes hechos históricos, que aquello se haya mandado al país del olvido. Y al parecer sin pasaje de vuelta.

El gobierno revolucionario ya había nacionalizado las grandes empresas y compañías a inicios de la década de los sesenta. La socialización de los grandes medios de producción era un paso indispensable en la conformación de una sociedad socialista. Sin embargo, la expropiación de pequeñas y medianas empresas y de cualquier tipo de negocio privado era un paso radical que iba más allá. Muchos no entendieron de qué manera incidía la expropiación de un puesto de pan con croqueta en la construcción del socialismo, pero como dije más arriba se pretendía la destrucción total del viejo paradigma social. Sobre las ruinas de la anterior se erigiría una sociedad nueva, formada por seres humanos incorruptibles, monásticos y virtuosos, y, por encima de todo, revolucionarios y sacrificados, dispuestos a inmolarse por la patria nueva.

Y es verdad, era un ideal digno por el cual luchar, porque en eso consiste la belleza de los ideales, sirven de faro y guía para ser mejores, pero ese deseo no puede ser impuesto, ni ir en contra de las lógicas más elementales. Fueron expropiados comercios de víveres, carnicerías, bares, establecimientos de comida, a saber, restaurantes, cafeterías, etc. También lavanderías, barberías, zapaterías, talleres de mecánica automotriz, talleres de artesanía, carpinterías y todo aquello que representara un atisbo de independencia económica y autosuficiencia. Por supuesto, aquello no tenía cabida en la nueva sociedad socialista, ya que, en esa sociedad, sería el estado el garante absoluto de la satisfacción de las necesidades del pueblo, de todas las necesidades del pueblo.

Definitivamente, la belleza de los ideales es tentadora. ¿Qué razones se esgrimieron para este golpe definitivo al emprendimiento individual? Según el discurso al que ya hice referencia, se habla en primer lugar de las ganancias que dejaban estos negocios. Otro argumento es la actitud revolucionaria y moralidad de sus dueños y de la clientela. También se refiere a la legalidad, tanto en los documentos como en las fuentes de suministros. Se expresa dudas sobre las condiciones higiénicas e incluso se cuestiona que la mayoría de estos establecimientos no prestaban ningún servicio social a la comunidad. Pero si la venta de alimentos al por menor no es un servicio social a la comunidad, entonces no entiendo el concepto.

Es curioso cómo en dicho discurso se arremete contra los bares. Por las expresiones usadas puede inferirse que estos eran vistos como focos conspirativos, donde la degradación de la moral revolucionaria era demasiado grande como para no tenerla en cuenta. Y yo me pregunto: ¿no hubiera sido más beneficioso si en lugar de suprimir el sector privado se hubiera llevado a cabo un reordenamiento de este en función de una relación armónica y complementaria con la empresa estatal? Ah, sí, es lo que van a hacer ahora…cincuenta y dos años después.

¿Acaso no había nadie que alertara de las consecuencias que esta Ofensiva podía traer, y que de hecho aún sufrimos hasta el día de hoy? Hay muchos otros elementos relacionados con la ofensiva que no menciono aquí porque no haría sino repetir lo que ya está dicho de manera detallada, con abundante información en varios medios digitales. No obstante sí quiero hacer referencia a uno del que no se habla mucho, y que es para mí el más importante: el ser humano.

Muchas de estas pequeñas y medianas empresas, o negocios privados, como quieran llamarle, que fueron confiscadas en la Ofensiva Revolucionaria de 1968, formaban parte del patrimonio familiar de muchos cubanos que, por generaciones y con gran esfuerzo, sacaron adelante para garantizar a sí mismos y a sus descendientes una vida mejor. El despojo de los bienes que  con tanto sacrificio adquirieron, tuvo costos humanos irreversibles. Familias enteras quedaron en la ruina, algunos enloquecieron, otros buscaron la salida en el suicidio, otros emigraron, y muchos vivieron el resto de su vida desahuciados.

La alta dirigencia revolucionaria haría bien en pedir disculpas, porque, además de ser políticamente correcto, sería un alivio a tantos rencores y amarguras contra la Revolución, que al día de hoy son heridas aún sin cerrar, y que tuvieron su origen en aquellos días de 1968, cuando creíamos que los ideales se cosían a mano y que teníamos el paraíso a la vuelta de la esquina.

18 agosto 2020 63 comentarios 1.643 vistas
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Fidel y el problema de la subjetividad

por Yassel Padrón Kunakbaeva 13 agosto 2020
escrito por Yassel Padrón Kunakbaeva

“Ave César, los que van a morir te saludan”. Los altavoces multiplicaban la voz de Fidel por las calles de la ciudad. Era una marcha del pueblo combatiente, y mi generación, la de los nacidos en los noventa, marchaba junto al resto de las generaciones de cubanos. Levantábamos nuestras banderitas cubanas y repetíamos las consignas. Para nosotros, esa marcha, al igual que la Batalla de Ideas, era una forma de mojarnos un poco con la épica revolucionaria que no habíamos vivido. En marchas como esa aprendimos quien era Fidel Castro.

Tiempo después, cuando estudié filosofía, y aprendí de un modo marxista el significado de la categoría sujeto, llegué a una conclusión inmediata: en Cuba el sujeto era Fidel. Dentro del pueblo cubano, solo él era el vórtice a partir del cual se producía la realidad. A pesar del paso de los años, de las décadas, Fidel seguía siendo una voluntad indetenible. El hecho de que durante tantas décadas solo él haya sido el sujeto tiene, sin embargo, profundas implicaciones. ¿Cómo nos afectó a nosotros, los cubanos? ¿Fue algo positivo o negativo?

En Cuba el sujeto era Fidel.

La existencia y la trascendencia del fenómeno Fidel Castro no se pueden explicar a partir del neo-espinocismo estructuralista, que solo conoce a los sujetos en cuanto sujetos sujetados. Ninguna estructura fue capaz de sujetar a Fidel; por el contrario, las estructuras se quebraban ante su paso. Para acercarse teóricamente a su figura puede ser mucho más útil la teoría de Ernst Bloch sobre las utopías. Según el filósofo alemán, hay subjetividad siempre allí donde hay utopía, donde hay proyecto, donde hay prefiguración de un futuro mejor. No es necesario decir que el Comandante entra perfectamente en esta definición: él siempre estaba con la mirada puesta hacia delante, hablando cosas que nosotros no podíamos concebir, rozando el delirio y la profecía.

La mayor polémica que ha habido hacia el interior del socialismo cubano ha sido la de la alternativa entre voluntarismo y objetivismo. Ese fue el centro de la disputa entre el Che Guevara y Carlos Rafael Rodríguez en los sesenta. ¿Cómo se saca hacia adelante la economía de un país, a base de fuerza de voluntad o siguiendo el curso de las leyes objetivas de la historia? La zafra del setenta- momento cúspide del voluntarismo- fracasó, y Fidel tuvo que salir a la palestra pública a asumir la responsabilidad. A partir de ese momento, de un modo formal, triunfó la tesis que privilegiaba el objetivismo histórico. Cuba entró en el carril del modelo soviético.

Sin embargo, la mera presencia de Fidel en el timón de la revolución cubana hizo que el objetivismo nunca pudiera consolidar su victoria. En cualquier momento, el Comandante en Jefe podía aparecer con una nueva misión, con algún sueño loco capaz de movilizar a las masas. El carácter de sujeto de ese hombre se manifestaba de un modo tan titánico que ninguna estructura lograba funcionar ni consolidarse.

Ahora es posible, desde la distancia, decir que una buena parte de las utopías de Fidel se quedaron sin cumplir. A mi generación le tocó ver los fracasos de la Batalla de Ideas, el fiasco que fueron los trabajadores sociales, el formalismo de los juramentos de Baraguá, etc. Basta caminar por las calles de La Habana para ver lo lejos que estamos de ser una sociedad socialista perfecta. Y sin embargo, Elián regresó a su casa. Los Cinco Héroes volvieron. Cuba posee hoy una industria farmacéutica que nació de un sueño del Comandante.

No es fácil dar un veredicto sobre Fidel y la calidad de sus utopías.

Bloch hizo una distinción entre utopías concretas y abstractas. Concretas son aquellas cuya posibilidad tiene un fundamento ontológico en las estructuras de lo real; abstractas son aquellas que no cuentan con ese fundamento. Hoy podríamos decir que algunas de las utopías de Fidel fueron concretas y que otras fueron abstractas; sin embargo, al hacer esa separación a posteriori nuestra teoría estaría jugando el papel de la lechuza de Minerva, que solo levanta el vuelo al atardecer. De lo que se trata es de construir una teoría que pueda jugar el papel del gallo rojo del amanecer, y para eso podríamos estudiar más minuciosamente el pensamiento de ese profeta incansable que fue el Comandante en Jefe.

Lo que sí podemos afirmar en la actualidad es que, por razón de la existencia de Fidel, en Cuba se ha deteriorado mucho el papel y el funcionamiento de las estructuras. No es cierto lo que se proclama hoy a nivel universal: que las estructuras humanas pueden funcionar mecánicamente, y que de ese mecanismo puede surgir la felicidad humana. Ninguna estructura social humana puede existir si no es sostenida como un proyecto. Las sociedades capitalistas más saludables son aquellas que logran conservar su aura de proyecto colectivo. Sin embargo, nosotros los cubanos hemos tenido un exceso de subjetividad, en una época en que el mundo funciona a partir de estructuras cada vez más complejas y cosificadas. Probablemente los cubanos hemos sido testigos de una de las mayores irrupciones de la subjetividad en la historia reciente.

Ahora que este huracán pasó, tenemos que organizar nuestra vida de alguna forma.

El hecho de que Fidel haya sido el sujeto durante tanto tiempo implica también que nosotros, el resto de los cubanos, no lo hemos sido. Más precisamente, podemos decir que el pueblo cubano se construyó a partir de la revolución como un sujeto colectivo, una subjetividad de millones de personas que se condensó alrededor de un solo hombre. Tal y como la identidad individual de un ser humano se construye alrededor de un trauma, la identidad del sujeto colectivo llamado pueblo de Cuba se construyó a partir del trauma que fue el triunfo de la revolución, el 1ro de enero de 1959.

Fue como si a un hombre que durante mucho tiempo ha esperado el amor le sorprendiera de repente la mujer de sus sueños, y le estampara en la boca un beso caliente, dulce y prolongado. La Revolución cumplió de un tirón las aspiraciones acumuladas de un pueblo, fue una especie de redención secularizada. Y esa redención tenía un nombre: ¡Fidel! ¡Fidel! ¡Fidel!

El Che dio una de las mejores imágenes para entender la relación entre el Fidel y el pueblo: dos diapasones que vibran en resonancia. Se trata de la empatía, la base para toda subjetividad colectiva. Sin embargo, esa subjetividad no se construyó de un modo horizontal, sino que se construyó de un modo casi del todo vertical, se construyó sobre el modelo del paternalismo. Él se convirtió en el Gran Padre para todos los cubanos. El paternalismo va a ser siempre una relación ambigua, porque implica autoritarismo, pero también implica amor. Muchos no queríamos que ese padre soltara nuestras manos.

Durante mucho tiempo, Fidel brilló como un sol en el firmamento. Su luz opacaba la de cualquier otro cubano. Fue un orgullo tenerlo entre nosotros, pero también una pesada carga. Ahora nos ha dejado físicamente. Nos deja su leyenda y una extraña consigna que reza así: ¡Yo soy Fidel! Casi no sabemos caminar sin él, y ahora es el momento de caminar para los que estamos vivos. Esa consigna debería servirnos para darnos cuenta de que tenemos que ser sujeto. Necesitamos, ciertamente, estructuras más firmes y eficientes que las que tenemos, pero la paradoja es que para construirlas tenemos que ser sujetos. El mayor y último servicio que Fidel podría ofrecernos sería el de repartirse y multiplicarse entre todos nosotros.

Publicado originalmente en Rebelión, 07/12/2017

13 agosto 2020 46 comentarios 535 vistas
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Comunicación social en tiempos de COVID

por Consejo Editorial 11 agosto 2020
escrito por Consejo Editorial

Por: Giordan Rodríguez Milanés

Más de cien años de manipulación mediática han equiparado en la interpretación de las masas, los conceptos de información y comunicación. Incluso en alguna literatura académica, se usan indistintamente los términos medios de comunicación o medios de información.  Inexactitud no menor.

En sentido estricto, informar es emitir con éxito paquetes de datos codificados desde una fuente, y lograr encauzarlos a través de un canal hasta un receptor que posea la capacidad de decodificar esos datos y reconvertirlos, a su vez, en datos de orden diverso al original. Comunicar, en cambio, es establecer nexos de correspondencia entre la acción de un sujeto generador de información y otro sujeto con aptitud interpretante que, a su vez, se convierte en un segundo sujeto generador de información, y así progresivamente. Se puede simplificar el concepto de información y definirla como el paquete básico de datos organizados que permitirían la comunicación, con la salvedad de que, la información en sí misma, no garantiza relación de correspondencia o comunicación si no posee al menos los siguientes atributos mínimos:

  1. Ser pertinente.
  2. Ser contrastable con la realidad o la experiencia previa.
  3. Poseer relevancia semiótica, o sea, tener la potencialidad de producir significados en el otro.

Los procesos comunicativos poseen simultáneamente diversos caracteres y múltiples grados de correspondencia. Cuando se puede comprobar empíricamente que un proceso comunicativo concreto iniciado por un sujeto, con determinada intención, logra modificar a mediano o corto plazo el comportamiento de sus destinatarios en correspondencia con esa determinada intención, podemos afirmar que el proceso tiene carácter persuasivo. Hay otras formas de correspondencias no persuasivas que van desde la aceptación pasiva hasta la negación activa. Si me dicen que debo usar el nasobuco y lo entiendo, pero al final no me lo pongo, ahí hay correspondencia expresiva y aceptación pasiva porque entendí el mensaje, pero no hay persuasión porque no modifiqué mi comportamiento. Si me dicen que me tengo que poner el nasobuco y, no sólo no me lo pongo, sino que, además, intento elaborar una hipótesis en contra de la importancia de usar el nasobuco, aquí igual hay correspondencia expresiva, pero hay negación activa porque mi comportamiento va en sentido contrario a la intención del sujeto que inició el proceso. Generalmente esto último se da cuando la información carece de pertinencia en función del objetivo del sujeto emisor. Como ya el lector habrá podido seguramente apreciar, para que la información propicie comunicación y esta, a su vez, sea de carácter persuasivo, es necesario manejar una compleja gama de variables psicológicas y socioculturales que no es posible detallar en este texto.

La estructura de poder político centralizado que dirige la Comunicación Social en Cuba parece entender que existen medios o espacios informativos de tipo periodístico; y que, por otro lado, existen medios y espacios de tipo artístico que, por su función, se clasifican en divulgativos, didácticos, de orientación o de entretenimiento.  Craso error conceptual que conduce a la apreciación de que mientras más información periodística se bombardee acerca de un determinado fenómeno o proceso, mayor eficacia comunicativa se tendrá. En un contexto en que nuestros medios nos han saturado de información a través de diversos géneros periodísticos sobre la Covid-19 en Cuba y el mundo, el hecho de que, como resultado de la flexibilización de las correctas medidas de control y coerción para contener la pandemia, inmediatamente se pusiera de manifiesto la baja percepción del peligro entre un porciento no despreciable de habaneros, demuestra que el bombardeo de información periodística sobre un tema no garantiza, en si mismo, comunicación de carácter persuasivo. Porque una cosa es enterar al público, y otra, mucho más compleja e interdisciplinaria, es lograr que el público actúe en consecuencia.

Aclaro que ha existido información en espacios no periodísticos con funciones divulgativas, de entretenimientos, de orientación, etc, pero en no pocos casos ha sido incoherente con el mayor énfasis que, por mucho, se le ha dado a la de tipo periodístico, o viceversa. Y en otros, se ha presentado con poca creatividad y deficiente elaboración estética, con no pocas arengas y monólogos desde una posición de superioridad o regaño, en detrimento de resortes psicológicos y culturales de diversa índole.

El otro gran error que se está cometiendo en el manejo de la Comunicación Social en Cuba para prevenir la transmisión de la Covid-19 es la polivalencia de objetivos en los mensajes que muchas veces tienden a cancelar sus efectos. Por un lado, se dice que la Covid-19 mata y por otro, en ese mismo espacio, un titular subraya que llevamos tantos días sin lamentar pérdidas humanas. La fatal asociación de las actividades por el inicio del verano con la contención que se logró de la transmisión del virus a finales de junio. La constante yuxtaposición de nuestros logros científicos y de gestión de crisis –que no los dudo en absoluto- con la debacle que tiene armada Trump en su país. Y el peor dislate de todos, la resistencia a escalar el dramatismo y la crudeza de los mensajes preventivos por temor a un pánico social que no es propio de la idiosincrasia del cubano, más bien tendiente al choteo y con una gran resiliencia entrenada durante más de sesenta años de Revolución.

Obviamente, el retroceso de La Habana en la contención del Covid-19, tiene otras causas que trascienden el manejo de la Comunicación Social. Pero como escribí aquí mismo el pasado 23 de marzo, apenas 12 días después de la detección de los primeros casos en Cuba, y reitero ahora: la ejecución orgánica de una campaña propagandística de prevención directa sigue siendo prioridad. Una campaña dosificada, centralizada aunque tenga en cuenta las características propias de cada audiencia, con terminologías homogéneas y, sobre todo, orientada hacia un fin único: persuadir para  modificar los comportamientos riesgosos  ante la Covid-19, que va a estar entre nosotros por unos cuantos meses más y que, aun no sabemos, si el nuevo coronavirus va a mutar para peor.

La elaboración de cualquier instrumento estratégico con el objetivo de lograr determinada modificación del comportamiento social, no puede dejarse sólo en manos de las buenas intenciones de un grupo de ¨iluminados¨ por mucho conocimiento enciclopédico que tengan, o mucha preparación político-ideológica que hayan manifestado tener.

La Teoría de la Comunicación es una disciplina científica, con su propia epistemología, que interactúa y se enriquece de otras ciencias como la matemática, la psicología, la semiótica y la sociología.  Ante la crisis provocada por la Covid-19, del mismo modo que el presidente se reúne con biólogos, médicos, genetistas, matemáticos, bioestadísticos, le sugiero tenga en cuenta el acervo comunicológico cubano no sólo en el sentido del estudio de los procesos sino, sobre todo, respecto a la elaboración creativa de mensajes persuasivoss en aras de aumentar a corto plazo la percepción del peligro ante la pandemia. Ya después habrá que crear conciencia de que el mundo será otro después de este 2020, pero para eso se necesitaran otras herramientas y otro tipo de mensajes.

11 agosto 2020 7 comentarios 445 vistas
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Historia natural del socialismo

por Alejandro Muñoz Mustelier 5 agosto 2020
escrito por Alejandro Muñoz Mustelier

La economía cubana está en crisis. Es una vieja sentencia, vigente, con miles de culpables y docenas de causas probables, entre otras, mala gestión de la economía, corrupción interna, centrismo, intervención del gobierno de Estados Unidos en asuntos de la isla, bloqueo económico, y una que resulta interesante, recurrente ahora en las redes sociales y la prensa: la inefectividad del socialismo como forma de gestionar un país.

Esta causa ha pasado de ser una afirmación para convertirse en un contenido semiótico, una realidad inalterable, y un argumento de peso para algunos cubanos que ven que el progreso económico se aleja más cada año. En el ideario de las redes sociales se va gestando una idea, un constructo nostálgico y edulcorado del capitalismo en la Cuba pre revolucionaria. Las imágenes de las tiendas repletas de productos y los edificios en un excelente estado constructivo son los paladines de este nuevo ideario. Hay estadísticas de crecimiento económico de la época e incluso proto ideólogos de Facebook que afirman que el capitalismo es un sistema natural, cuyos procesos automáticos pueden suplir cualquier carencia. Por eso, para traer a juicio al socialismo como sistema económico social es necesario empezar en la propia naturaleza.

La sobrepoblación de una especie animal puede ser resuelta de forma rápida sin la intervención del hombre: aumento del número de depredadores, plagas, agotamiento de las fuentes de alimentos y por ende hambruna y disminución de la especie en cuestión. Las selvas siempre serán verdes y en los mares habrá vida por los siglos de los siglos. En el mundo natural hay mecanismos de autorregulación tan eficientes como crueles. Tomando en cuenta por supuesto, que el concepto de lo cruel es una creación humana, la naturaleza es el sistema más eficiente que existe. Soporta la entropía gracias a su mecanismo de autorregulación, que consiste en priorizar la existencia de su totalidad a la de sus partes y paradójicamente usando este mecanismo las preserva.

Las formaciones económico sociales funcionan de la misma manera, así, en el esclavismo clásico se sacrificaba el bienestar de una gran parte de sus miembros en pos de la otra parte y de la existencia del sistema en sí; lo mismo sucedía en el feudalismo, una versión más refinada del esclavismo clásico que agregó nuevas formas de explotación con bases ideológicas y religiosas. No obstante, la formación que con más fidelidad imita los procesos naturales es el capitalismo. Al igual que la naturaleza el capitalismo tiene la capacidad de renovarse, corregir defectos y reinventarse a sí mismo en cualquier circunstancia. Sus mecanismos son completamente análogos a los naturales, a saber, depredación y selección natural, crisis cíclicas y guerras.

La única diferencia, o la más palpable es que ninguna de las partes que componen la naturaleza están conscientes de sí mismas, o pueden llegar a asumir conceptos abstractos como la ética. En cambio en el sistema humano todas las partes, clases y estratos sociales, culturas, subculturas y grupos etarios están conscientes de su propia existencia y tienen una relación también consciente con el resto de la sociedad. El individuo tiende entonces a resistirse a los mecanismos de autorregulación que el sistema usa para preservarse. Esta tendencia fue la que hizo, en primera instancia, que el ser humano se separara de la naturaleza y comenzara a vivir en sociedad. Al principio estos sistemas, si bien salvaban al hombre de contender directamente con las leyes naturales, lo condenaban a luchar con las leyes de la sociedad, que no eran más que una analogía de las primeras.

Pero volvemos a la causa primaria y es lo común y fácil que es leer en publicaciones y las redes sociales que los ejemplos de naciones que han optado por el socialismo están plagados de fracasos, genocidios y pérdida de libertad. Estas sociedades se han llamado a sí mismas socialistas, o comunistas, es lo que tiene el lenguaje, cada cual lo usa como quiere. En realidad han sido sociedades ideologizadas y politizadas al extremo, o dinastías escondidas. Desde los jemeres rojos de Camboya hasta el presidente eterno Kim Il Sung, la esencia del socialismo ha sido maltratada por sus propios artífices en muchos casos, llegando a parecerse más a monarquías medievales que a naciones socializadas. El control absoluto por parte de los líderes –no de la sociedad- de los medios de producción, de difusión y de las fuerzas de trabajo no responde a la definición de esta Formación Económico Social, sin embargo es la única referencia que existe en el mundo, de modo que ha surgido toda una semiótica de esclavitud alrededor de las ideologías de izquierda, ubicándolas junto a las neonazis o de corte fascista en muchos casos.

Lo cierto es que la socialdemocracia que funciona en muchos países, sobre todo en esos del norte de Europa, debe su existencia al socialismo del bloque soviético. La educación y la salud socializadas, el empoderamiento de la mujer y los derechos laborales fueron inspirados por la Unión Soviética. La propia segunda “Carta de Declaración de Derechos” de los Estados Unidos, de 1944, debe su esencia a la contraparte socialista. A pesar de que estos modelos desaparecieron, no lo hicieron sus aportes y esencia que se reflejan en la llegada del socialismo a países de alto nivel de industrialización y desde una transición pacífica y espontánea, como predijeron sus ideólogos, es esto lo que ha sucedido en el norte de Europa, desde la socialdemocracia de la segunda mitad del siglo XX, hasta el gobierno de partidos completamente socialistas en la actualidad. El socialismo asiático y el euroasiático no fueron más que los primeros intentos, fallidos y ectópicos de la predisposición humana a salirse de la ley de la selva. Hay más ejemplos.

Cuba no es análoga a los antemencionados porque nunca fue un país feudal del sudeste asiático con millones de muertos por concepto de genocidio, ni es una nación industrializada de la península escandinava, siquiera una nación eslava bañada en recursos naturales. Es un país económicamente precario donde las privaciones crecen por semanas. Y las causas pueden ser, como ya se dijo, varias: la mala gestión de la economía, la corrupción interna, el centrismo, la intervención del gobierno de Estados Unidos en asuntos de la isla, el bloqueo económico, o la suma de todas. Pero la existencia del sistema socialista en Cuba  -con la consabida apología al capitalismo de la primera mitad del siglo- no figura entre ellas, es, en cambio, una atenuante porque no es sencillo imaginar una realidad mejor en la isla contando con las leyes de selección natural y depredación absoluta de monopolios, carteles y gobiernos extranjeros.

Quizás lo único seguro en este aspecto es que para mejorar la situación cubana no es necesario desmontar un sistema económico social que luego, expuestos a la ley natural –de Centro América, no de Dinamarca- buscaremos montar de nuevo a un costo altísimo en sangre y luchas sociales, o en cambio esperando inocentemente a que esta nación llegue a los niveles de industrialización de Finlandia para pacífica y espontáneamente experimentar una transición natural al estado de bienestar.

5 agosto 2020 21 comentarios 521 vistas
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