La Joven Cuba
opinión política cubana
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto

2020

Contenidos con fecha 2020

Libertarios del streaming

por Consejo Editorial 13 mayo 2020
escrito por Consejo Editorial

Por: Javier Álvarez

Son tiempos de celebrities en las redes sociales que venden entretenimiento como si fuera política, pero no lo es. Es odio. Tiempos en que convocar desde la ignorancia y la vulgaridad es motivo de orgullo. Son días en que los representantes de los sentimientos más viscerales, arrastran hordas de repetidores y aplaudidores de una realidad que no entienden. Con la ilusión de que dicen cosas verídicas cuando son víctimas de la manipulación más básica. Y terminan convertidos en soldados de ese odio.

Sorprende lo fácil que es secuestrar el sentido común y envenenar la inteligencia, pero tampoco es nuevo. Cuba se suma tarde pero con paso acelerado a las dinámicas más nocivas de las redes sociales, alimentadas en este caso con mucho dinero dedicado a provocar un cambio político en la isla. Somos una sociedad sumida en la posverdad y la urgencia de la vida cotidiana. Mucho más ahora, en tiempos de un confinamiento y distanciamiento social. Ahora más que nunca la humanidad socializa en una dimensión digital donde, paradójicamente, es más frágil  su sentido crítico de la realidad exterior.

No me había permitido mirar los aquelarres televisivos de Alexander Otaola, hasta ayer, porque me considero vigía insomne del contenido que no aporta. Pero la nube de lodo ya hace ruido, impacta a artistas y personas que admiro, y fue lo que me hizo entrar a mirar el ritual. La composición del cuadro muestra dos sillas rojas con fondo amarillo, mientras un personaje en una de ellas, colorido y extravagante, grita e insulta mientras hace sonar un manojo de pulseras en uno de sus brazos, intercalando entrevistas de lenguaje chabacano.

Se respira mala vibra con el eco del sonido amateur, el chroma key mal depurado y la figura dantesca de un hombre con barba, gorra y anteojos, que gesticula nervioso. Pero es solo para disfrazar el mensaje. Lo que parece un programa de mero espectáculo con una batería de sponsors, se revela pronto como una vista oral macartista, en la que se acusa a otros cubanos como si estuvieran vinculados a una ideología pagana sacrílega que explota las bilis del sector más recalcitrante de la comunidad emigrada en USA, esa ideología no es otra cosa que el comunismo.

A menudo se pronuncian palabras mágicas que funcionan como conjuro anticomunista para excitar a la audiencia: libertad, dictadura, régimen, castrista. Mueven las fibras de una identidad que se considera como la única legítima y busca anular el disenso. Para estos actores, tomar café en una taza de color rojo y leer el Granma, es un imperdonable performance comunista. Todo lo que no es condenar, detectar y señalar comunistas, se convierte en una enfermedad cancerígena para ellos.

Este comportamiento intolerante no es nuevo en Estados Unidos

Recordemos aquel discurso de Edward R. Murrow en televisión, que mirando al senador de Wisconsin que detectaba comunistas hasta en la leche, dijo: “la línea entre investigar y perseguir es muy fina. No debemos confundir disenso con deslealtad. Debemos siempre recordar que acusación no es prueba.” Yo digo que también hay una línea muy fina entre el terror y la loa.

Me cuesta mucho creer que la mayoría del público otaolense no ve la intención malsana cuando señala con el dedo, denigra y difama. Condena a la hoguera a sus víctimas como si fuera un senador anticomunista en los 50, desde el bastión de su fondo amarillo, con la impunidad de la aparente gratuidad de sus palabras. Y lo aplauden miles, desde la hipnosis que provoca la escasa cultura política, que celebra una afirmación banal por el solo hecho de que suena a verdad dicha con valentía. ¿Cómo logran estos activistas políticos y celebrities de redes sociales, anular el sentido crítico de toda una audiencia? ¿Cómo la aumentan? ¿Cómo un centenar de personas eleva estos haters a la categoría de posibles líderes en la Cuba fantástica construida por algunos en el exilio?

Y la habladuría entretiene, duerme. Crea juicios falsos que se contagian más rápido que el Covid-19. El odio es morbo. La velocidad con que es preciso generar nuevo contenido en tiempo real, anula el análisis del contenido anterior. Exagera anécdotas banales, explota contenido audiovisual ambiguo, carga al adversario errores propios, responde a los ataques con más ataques y construye argumentos a partir de fuentes no fidedignas. Moviliza a la diáspora desde un dolor histórico no superado y sabe crear un enemigo, convocar a combatirlo, a una audiencia que no busca profundidad,  ni investigación, ni está acostumbrada a cuestionarse tal contenido. Solo da likes y contribuciones.

Entonces, ¿qué enseñan estos personajes del mundo youtuber, en tiempos donde la polarización y radicalidad de un sector en la Florida ganan espacio?

Los intelectuales y artistas cubanos se harían un pobre favor bajando a este escenario de politiquería militante. Sería darle a estas personas una mayor celebridad, los que lo han hecho y se han dejado provocar, han pagado altos precios. Pero hay una tarea pendiente y urgente del sector intelectual y académico de la sociedad cubana, que no está mirando cómo este discurso sensacionalista gana terreno; es necesario revisar qué espacios alternativos se ha entregado a estos grupos, qué vulnerabilidades existen en la sociedad cubana dentro y fuera de la isla, que los hacen susceptibles de consumir el odio como discurso político. No basta con crear espacios de mayor profundidad si no tenemos quien transmita en un lenguaje más potable y rápido de ser captado por la inmensa mayoría.

Hay un componente de marketing que se está obviando y que hace potable cualquier contenido. Existen académicos que han multiplicado su influencia al utilizar un discurso más accesible, como el caso de Darío Sztajnszrajber, filósofo y ensayista argentino que ha sido premiado por su labor divulgativa, llevando la filosofía a un estrato más cotidiano y realizando una labor comunitaria más enfocada a militar el pensamiento. Pienso en economistas que van a programas televisivos de diferente corte ideológico y exponen sus ideas de forma que miles de personas los entienden. Usar recursos expresivos y de comunicación que ayuden a despertar otros criterios, desde la verdad científica y la transparencia, que ayuden a desenmascarar la estridencia del activismo reclutante en la Florida. Pienso en jóvenes figuras en Estados Unidos que cada vez adquieren mayor significancia, como Yadira Escobar, que ha “bajado” a estos canales y participado en debates con estos youtubers, y ha salido siempre triunfante.

¿Nos estamos quedando sin estrategas o le dimos las armas a la gente que no era?

No se trata de entretener, ni volver nuestros pensadores en influencers vacíos y gritones, se trata de diseñar campañas efectivas, que ilustren el efecto práctico de las sanciones a Cuba, que expliquen cuán necesaria es la reconciliación entre emigrados y residentes de las dos orillas. Y buscar a los mejores comunicadores para eso.

No fue hasta el final de la Guerra Fría que los norteamericanos vieron el daño terrible que había hecho Joseph McCarthy: un clima de terror anti americano, guiado por su sed de poder y reconocimiento mediático. Estos personajes que hoy dividen y marcan a otros con letra escarlata en nombre de la libertad, descalificando a otros  según les parezca, no tienen cabida en ninguna sociedad sana. El terreno donde son débiles, es precisamente  el del conocimiento, las ciencias, la historia y la verdad. Los cubanos de ambas orillas, académicos, artistas, y los de a pie, no debiéramos jamás desistir en acercarnos unos a otros, nunca en acentuar las diferencias. La libertad no se alcanza por el camino del odio sino por el conocimiento y el respeto a nuestras diferencias. Cuenten conmigo para eso.

13 mayo 2020 48 comentarios 530 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

La oferta minorista en Cuba

por Sergio Vélez Sánchez 12 mayo 2020
escrito por Sergio Vélez Sánchez

Recientemente se presentó por televisión una caracterización de los problemas surgidos en el ámbito del comercio electrónico en Cuba (actualmente con las plataformas “tuenvio” y “enzona”). Los que pudimos ver la información nos llevamos la impresión de que esa iniciativa no funciona como debía esperarse.

Según publicó Granma en el 2018, la tienda electrónica de 5ta y 42, pionera en esta modalidad, comenzaría a funcionar ese verano (antes de presentarse la emergencia de la pandemia) y tendría limitaciones importantes: no se harían entregas a domicilio, ni siquiera en los alrededores de la tienda, y además la oferta estaría limitada a alimentos, bebidas y licores. Aun cuando soy fanático del progreso no le presté mucha atención al ofrecimiento, ya que de todas formas no me libraba de la molestia de visitar la tienda.

Después vi en las noticias que por la pandemia estaban tratando de impulsar esta iniciativa, y vi el reportaje de los problemas que habían surgido.

Hay que tener en cuenta que el sistema de tiendas “shopping”, del cual es heredero nuestro comercio electrónico, siempre presentó deficiencias que se fueron ampliando desde que fueran inauguradas a principios de la década de los años 90. Problemas que conducen permanentemente a la insatisfacción de la demanda y de la atención al cliente:

  • Escaso surtido de los renglones en venta.
  • Inestabilidad en los productos ofertados. Por lo regular ningún renglón perdura más de algunos meses en el mercado, su oferta se descontinúa y eventualmente es sustituido por otros productos similares.
  • Falta de garantía post venta para los bienes duraderos, especialmente en cuanto a piezas de repuesto.
  • Poca variedad de tallas en lo que a ropa y calzado se refiere.
  • Muy escasa oferta de producción nacional.
  • Elemental o deficiente envasado de las compras hechas por los clientes.
  • Ausencia de un sistema de entregas a domicilio para el caso de que el cliente así lo requiera.
  • Poca formación profesional en el personal que atiende al público e incluso tratamientos incorrectos, lo que ha hecho necesario emitir una legislación específica sobre los derechos de los clientes la cual se cumple pobremente.
  • Formación de precios arbitrariamente elevada en comparación con los costos de los productos ofertados.
  • Pobre extensión de la actividad hacia las capitales de provincias y/o sus principales ciudades.
  • Corrupción manifiesta de algunos empleados y administradores que ante la escasez orientan la venta de productos hacia compradores preferidos esperando por tanto un beneficio personal por parte de esos clientes.

Estas deficiencias provienen básicamente del propósito inicial de esas tiendas. No fueron creadas para satisfacer las necesidades del consumidor sino para recaudar divisas, especialmente de aquellos sectores de la población que disponían de ella para después redistribuir por el Estado las divisas obtenidas hacia los sectores de población menos favorecidos.

Al ser mercados destinados principalmente a vender productos importados, a medida que ha pasado el tiempo y se ha deteriorado el valor real de los certificados de divisa en manos de la población (CUC) cada vez menos se justificaba el uso de divisas en importaciones para captar los CUC circulantes, trayendo por consecuencia que hayan venido disminuyendo las asignaciones de divisa para la reposición o ampliación de los inventarios de estas tiendas.

A todos estos problemas y deficiencias se suman ahora el recrudecimiento del bloqueo, la falta de divisas y el estancamiento de la economía tanto por la situación antes de la pandemia como por los efectos en la economía de la paralización por el combate al Coronavirus.

Este escenario ha generado una dramática crisis de la oferta que ha convertido a dichas tiendas, independientemente de su tamaño, en un escenario de colas extensas en espacio y tiempo, precisamente en momentos en que se requeriría que como defensa contra la pandemia no se produjeran estas colas.

El comercio electrónico es una alternativa viable para Cuba.

Se debe señalar que en otros países el comercio electrónico es una actividad muy exitosa, al extremo de que su surgimiento dio como resultado la aparición de la fortuna más grande del planeta en su momento en la década del 90. A su vez el comercio electrónico tiene un importante antecedente en la venta por catálogos la cual tuvo su auge desde finales del siglo XIX en otros países.

En nuestro país no existe el antecedente de la venta por catálogos, pero si el antecedente antes de 1960 de las órdenes por teléfono a tiendas de los más diferentes tamaños. Esto conducía a que usando el teléfono un consumidor podía comprar prácticamente todo lo que necesitara sin tener que concurrir a los mercados o tiendas. No había Internet ni teléfonos celulares, pero por el periódico se anunciaban las ofertas de productos rebajados de precio y con eso bastaba. Además no había ninguna tienda importante o mediana que no tuviera servicio de entrega a domicilio sin costo adicional.

No es mi propósito analizar las causas por las cuales se perdió el objetivo de satisfacer al cliente y que surgieran todas las deficiencias que antes señalé. Considero que ya a más de 60 años nuestro sistema de ventas minoristas por el Estado es incapaz – por su filosofía de funcionamiento, su estructura, sus medios y sus antecedentes – de brindar en general una oferta y un servicio que satisfaga a la población; estos objetivos se perdieron ya hace mucho tiempo.

Además estos problema ahora no son responsabilidad ni de los trabajadores de las tiendas, sus dirigentes, las cadenas de tiendas, el Mincin o el Gobierno. Todos ellos y el país hemos heredado este desastre; al igual que heredamos el buen sistema de salud pública que ahora nos defiende de la pandemia. Pero antes de entrar a considerar el uso del comercio electrónico se requiere cambiar aspectos fundamentales del sistema de distribución a la población.

Necesitamos alternativas que mejoren la oferta de productos.

Si de acuerdo a nuestros principios económicos vamos a utilizar el mercado en función de la planificación, es una tarea importante promover la oferta y la demanda de manera tal que permita el crecimiento de la economía. Pero siendo así, el Estado no puede en estos momentos asumir un incremento significativo de la oferta.

Para empezar consideraría la posibilidad de concertar con empresarios extranjeros o cubanos con experiencia en las ventas al por menor y que no estuvieran afectados por las medidas del bloqueo yanqui, para que instalaran en Cuba tiendas destinadas a la venta en moneda libremente convertible con amplio surtido en renglones de todos los tipos y dándole la capacidad de importar los renglones que necesiten directamente del exterior financiando ellos mismos esas importaciones no el Estado.

De adoptarse una medida como ésta el Estado en primer lugar se libraría de garantizar la oferta a los consumidores que dispongan de moneda libremente convertible y se podría concentrar en garantizarle el consumo a los sectores menos favorecidos, no a toda la población. Además obtendría ingresos en divisas por concepto de impuestos a las nuevas tiendas y de aranceles por la importación de productos, aranceles estos que deberán estar orientados en lo fundamental a proteger a la industria nacional con vistas a que pueda competir con los productos importados en el suministro en moneda libremente convertible tanto a las nuevas tiendas como a cualquier otro destino. El Estado también tendría ingresos adicionales por el alquiler de locales o terrenos al inversionista.

Por último, una iniciativa como ésta influiría en el volumen de empleo al personal cubano, al cual se le debe permitir contratarse libremente para el trabajo en estas tiendas y no a través de agencias empleadoras estatales. Al elevar el nivel de ingresos del personal cubano que labore en esas tiendas así como en otros sectores, se contribuye al aumento en la demanda de servicios para satisfacer la cual pueden jugar un papel fundamental las ofertas de servicios del sector estatal, principalmente en lo referido al turismo, sector éste que necesitará más que ningún otro de iniciativas que le ayuden a superar la vaticinada crisis en dicha actividad como resultado de la pandemia.

Para finalizar, si se compara esta propuesta con la venta de artículos de alta gama que se inició en las tiendas estatales en moneda libremente convertible, los ingresos del Estado por concepto de impuestos y aranceles en moneda libremente convertible, podrían ser superiores al participar el Estado en un volumen de operaciones de mayor envergadura y sin necesidad de aportar ni un centavo en divisas para su captación.

Una iniciativa como esta no es imposible y ayudaría a destrabar un importante elemento de la avizorada recuperación.

12 mayo 2020 18 comentarios 370 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
Guillermo Jiménez Soler

Jimenito, otra vez ninguneado

por Rodolfo Alpízar Castillo 11 mayo 2020
escrito por Rodolfo Alpízar Castillo

Acaba de morir el comandante del Ejército Rebelde Guillermo Jiménez Soler, “Jimenito”, un hombre leyenda. El Noticiero Nacional de Televisión en sus emisiones dominicales no lo mencionó; busqué alguna nota necrológica en Cubadebate y en la versión digital de Juventud Rebelde, y no encontré ninguna referencia a esta pérdida. Nuestra “prensa” no se ha enterado de que ha fallecido, a los 83 años, uno de los hombres gracias  a los cuales fue posible el triunfo de enero de 1959 contra el régimen de Fulgencio Batista. Lo han ninguneado.

Cuando las tropas de la columna 8, comandadas por Ernesto Guevara, llegaron al territorio de la provincia entonces llamada Las Villas, estaban cansadas, hambrientas, con los pies llagados, con  la ropa destrozada, y algunos combatientes estaban enfermos. Faltaba mucho para llegar a La Habana, ¿podrían, en esa condiciones, enfrentar al ejército gubernamental? Aceptemos que tal vez sí, aceptemos que aún así hubieran podido combatir, e incluso ganar algunas escaramuzas. Pero, ¿tomar Santa Clara? No sé qué opinarán los especialistas militares, pero a mí me parece que hubiera sido realmente muy difícil, por no decir imposible, tomar Santa Clara y provocar el colapso del régimen con las tropas en aquellas condiciones.

Sin embargo se ganaron las batallas, se tomó Santa Clara, se desplomó el gobierno, y en enero de 1959 los rebeldes entraron en La Habana. ¿Ocurrió un  milagro? Milagro, sí. Si damos ese nombre a la existencia en las montañas del Escambray de una zona rebelde donde operaban algunos grupos guerrilleros con acciones más o menos limitadas, y un vasto territorio prácticamente liberado, donde estaban establecidas las tropas del Directorio Revolucionario 13 de Marzo.

Ese mismo Directorio Revolucionario que, destrozado el 13 de marzo de 1957, se organizó de nuevo en pocos días, en medio de la más feroz persecución policial; otra vez destrozado el 20 de abril, volvió a reorganizarse. Nunca se dio por vencido. Y terminó por abrir un frente guerrillero en las montañas del centro de la isla grande. Ese frente al que llegaron agotadas, las tropas de Ernesto Guevara.

En esas reorganizaciones, y en la apertura y la organización de ese frente guerrillero, estuvo, en primera línea, el comandante Guillermo Jiménez Soler, el hombre a cuyo fallecimiento nuestra prensa no dedicó una línea.

En el territorio donde operaba el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, prácticamente territorio libre, había una organización tal que se contaba con escuelas, servicios médicos (que incluían una ambulancia que llevaba el nombre de José Luis Gómez-Wangüemert) y hasta estación de radio. Las tropas de la columna 8 pudieron descansar y reponerse al llegar y, con posterioridad, gracias al apoyo de las tropas y las armas del Directorio, y la contribución de sus redes clandestinas en Santa Clara y otras poblaciones, emprender las batallas decisivas.

Después del triunfo de enero de 1959, el comandante Guillermo Jiménez Soler ocupó responsabilidades en el Minint y el Minfar. Seguramente habría tenido una brillante carrera en cualquiera de las dos instituciones, pues cultura, inteligencia y capacidad de trabajo le sobraban, pero de repente le quitaron el uniforme y lo enviaron a dirigir una fábrica sin importancia durante diez años.

Fue el primer gran ninguneo a uno de los puntales de triunfo del movimiento revolucionario contra Batista. ¿Su pecado? El mismo de la combatiente Martha Jiménez: Realizar, contra viento y marea, las investigaciones que llevaron ante los tribunales a la persona que delató ante Esteban Ventura el escondite de los combatientes del Directorio Fructuoso Rodríguez, Joe Westbrook, José Machado y Juan Pedro Carbó.

¿Por qué eso fue un pecado? Cada cual que haga sus conclusiones, pero lo cierto es que se trata de un tema tabú de la historia reciente cubana: Quienes tienen información no la comparten. Recomiendo el documental “Los Amagos de Saturno”, de Rosario Alfonso Parodi (y sus respuestas a algunos periodistas que a raíz de su proyección la entrevistaron) a quien quiera hacerse una idea aproximada de la esencia del misterio.

Después de la fábrica, Guillermo Jiménez Soler ocupó algunos puestos en el Banco Nacional,  y realizó colaboraciones periodísticas sobre temas políticos y económicos.

Ninguneado el héroe, no se dejó vencer; se dedicó a estudiar, a recopilar información, a escribir. “Si no lo hacía me volvía loco”, me comentó en alguna ocasión. A su esfuerzo se deben dos títulos imprescindibles para los estudiosos de la historia de Cuba: “Las empresas en Cuba-1958” (Miami, 2000; La Habana, 2004, 2008, 2014) y “Los propietarios de Cuba-1958” (La Habana, 2006, 2007, 2008, 2014), Premio de la Crítica, 2007. Dos volúmenes que completarían esos estudios han quedado inéditos.

A pesar del manto de silencio sobre su existencia, “Jimenito” se convirtió  en un referente ético para sus antiguos compañeros y para quienes, en algún momento, tuvimos el honor de conocerlo. En varias ocasiones tuve oportunidad de comprobar con cuánto respeto lo trataban los excombatientes del Directorio. Al respecto, recuerdo que, cuando investigaba para mi novela “Empecinadamente vivos”, le expresé que deseaba hablar con cierto asaltante al Palacio, y me proporcionó la dirección. Al terminar la entrevista con ese combatiente, fue hacia el teléfono y me comentó: “Ahora voy a decirle al jefe que ya cumplí”. Le pregunté a qué se refería, y me contestó: “Es que yo no recibo a nadie, ni doy entrevistas; si hablé contigo es porque Jimenito me dijo que lo hiciera”.

Combatiente, intelectual, amigo, revolucionario en el sentido prístino de la palabra, ese hombre enamorado de la historia de Cuba, memoria viva del Directorio Revolucionario, Guillermo Jiménez Soler, ya no está entre nosotros. Pero ni siquiera con la muerte le han levantado el ostracismo. A nuestra prensa le ha cabido el deshonor de ningunearlo hasta después de muerto. Jimenito descansará en guerra, como vivió.

De todos los crímenes de que son capaces los seres humanos, ninguno es más contrario a las leyes de la naturaleza que la ingratitud, escribió un filósofo inglés. Parece que entre quienes deciden qué es historia y qué no es historia en Cuba hay mucha desmemoria…, o mucha ingratitud. No seamos tambien nosotros ingratos a su memoria.

11 mayo 2020 31 comentarios 1.872 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Humanidad vs mercantilismo

por Gabriela Mejías Gispert 9 mayo 2020
escrito por Gabriela Mejías Gispert

No es novedad que los medios hegemónicos recorten la realidad. Seleccionan qué parte mostrar acorde a sus intereses, mientras desvirtúan otros fenómenos. Para este tipo de medios, lo fundamental no es construir un sujeto crítico sino subjetividades. Las notas van dirigidas a la audiencia de consumidores y la realidad que reflejan va dirigida a sus accionistas. Muestran la cotidianidad de forma que los sujetos actúen acorde a sus intereses.

Recientemente algunos diarios se han hecho eco de una campaña mediática hacia las brigadas médicas cubanas. En Argentina, una serie de notas comenzaron a generarse ante la posibilidad de que una brigada con 200 médicos arribara al país. Clarín, Infobae, La Nación, entre otros, alegan que es una importación inexplicable, peligrosa incluso para el prestigio del sistema de salud nacional, entre otras barbaridades.

Estos medios, algunos de ellos multinacionales, son los mismo que encarnaron el lawfare en la Argentina durante los últimos años. Tienen negocios en conjunto y asociaciones con empresas estadounidenses. El grupo Clarín, sin ir más lejos, incorpora como socio minoritario a Goldman Sachs (The Goldman Sachs Group, Inc.) en 1999, uno de los grupos de banca de inversión más grandes del mundo. Entonces sabemos a qué intereses responden, no sorprende su lenguaje macartista cuando abrimos las tapas de noticias de dichos diarios. Sin embargo resulta inquietante que algunas corporaciones médicas se hagan eco del mismo mensaje.

El descrédito sobre nuestra idoneidad como profesionales de la salud, la fantasía acerca de una colonización comunista, el delirio generado en torno a la retribución monetaria  y la autocomplacencia al afirmar que se menosprecia al personal de salud argentino, resulta ridícula en boca de profesionales formados. Demuestra cuán hondo han calado las cruzadas anticomunistas en nuestra América, gravemente exacerbadas con la llegada al poder de Trump y el auge de presidentes de derecha como Bolsonaro, Macri y Piñera. Pero más que eso, demuestra el carácter elitista de algunos sectores de la comunidad médica argentina. Los argumentos casi infantiles, solo esconden el temor ante la posibilidad de mostrar una manera más humana de ejercer.

La corporación Médica Argentina es un actor social y económico importante en este país; nos comenta Noelia Poggi especialista en medicina integral y graduada de la ELAM. “Está íntimamente vinculada con todo lo que hace el mercantilismo de la Salud, hablamos de una corporación que utiliza la enfermedad como forma de acumular capital y se oponen a quienes muestran que otra forma de abordar la salud es posible. Creo que esta campaña dirigida a la medicina cubana tiene una intencionalidad política, pues Cuba representan un modelo que amenaza el imperante en Argentina. La medicina es la misma en todo el mundo, la diferencia es cómo se aplica, la mirada desde donde se abordan los problemas de salud”, afirma.

La brigada médica llegaría al país en el momento más crítico de la pandemia.

Esta decisión del gobernador de la provincia de Buenos Aires, se basa en la situación crítica que poseen zonas vulnerables, específicamente el cono urbano bonaerense. Ante las opiniones antes mencionadas, el Ministro de Salud de la Provincia, Daniel Gollan, declaró a A24 que esta posibilidad toma mayor auge al constatar que de 500 médicos generalistas inscritos para asistir a la Provincia ante la emergencia del Covid-19; el 70% desistieron al saber las condiciones: no están dispuestos a trabajar en hospitales públicos de zonas sensibles de la ciudad como es La Matanza, municipio con mayor cantidad de habitantes y vulnerabilidad; su altruismo es selectivo.

Voces de múltiples sectores firmaron una proclama dando a conocer su apoyo a los médicos de la isla. Entre quienes se encuentran la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; la escritora Stella Calloni, el sociólogo Atilio Borón, el senador nacional por Chubut Alfredo Luenzo, las actrices Cecilia Roth y Cristina Banegas, etc. En la proclama “Nunca más a la politización de la salud” afirmaron: “el rechazo a la sola posibilidad de que vengan médicos cubanos se alinea con la campaña de Estados Unidos contra la colaboración médica cubana en el mundo. Que hoy es parte de la agresividad y recrudecimiento del bloqueo contra ese hermano país”

De igual forma emitió un comunicado la Federación Argentina de Medicina General (FAMG) “rechazando toda forma de discriminación y descalificación a los colegas extranjeros, que en estas circunstancias especiales, podrían sumarse a trabajar en la emergencia Covid-19”. Se manifestaron también miles de graduados argentinos en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) y afirmaron que no ven más que excusas políticas ante un apoyo solidario.

“Nos une la identidad y la integralidad como profesionales” cuenta Paula Artesi Herrera, referenta de la Agrupación Argentina de Graduados en Cuba, conformada en el año 2010. Desde su creación se fueron sumando profesionales de distintas especializaciones y provincias; más de 1300 Argentinos son graduados en la Isla. Los espacios que abarcan actualmente son disímiles: gestión pública, secretaría de deporte, proyectos comunitarios, proyectos laborales integrales, asesoramiento a nuevos egresados, congresos. Médicos y médicas argentinas que formaron parte de la brigada “Henry Reeve”, asistiendo ante la emergencia del terremoto de Haití y que hoy se encuentran muchos en la primera línea de ayuda ante esta pandemia.

“A veces nos dicen: ahí vienen las cubanas y es que nuestra forma de práctica profesional es muy similar aunque somos de distintas carreras y se lo debemos a nuestra formación” afirma Paula. La red creada por quienes se graduaron en Cuba recorre la Argentina, justamente en aquellas áreas donde las corporaciones no asisten. Su labor engloba desde programas nacionales del Ministerio de Salud como “el tren sanitario”, los dispositivos de salud móviles y articulaciones entre la Secretaría de Deporte para construir playones comunitarios, hasta labores en el Ministerio de Desarrollo Social.

Libia Tujuayliya Gea Zamora, médica de origen Wichí, formada en la ELAM en Cuba, habló en el programa “Voces del Mundo” sobre su experiencia: “siempre tuvimos presente que nos formábamos para volver a nuestras comunidades, el internacionalismo en nuestra formación se convierte en una aspiración profesional”. En la misma también calificó de ridículo el cuestionamiento acerca de la idoneidad de los médicos cubanos.

Al hablar de su preparación, Noelia Poggi comenta que además de las enseñanzas teóricas, agradece haber tenido mucha práctica y ejemplos sobre cómo actuar en situaciones de emergencia donde a veces los recursos escasean. “En nuestra formación tuvimos conocimientos sobre epidemiología, prevención, protocolos de estudio y atención ante este tipo de situaciones, así como cursos intersemestrales para situaciones de emergencia y desastre. Elementos que son base de nuestra formación e imprescindibles en estos momentos”, afirma.

Actualmente 23 brigadas médicas “Henry Reeve“ y aproximadamente 1400 profesionales cubanos de la salud atienden pacientes de Covid-19 en naciones de Europa, África, Medio Oriente , América Latina y el Caribe.

Brigadas que desde su creación en 2005 han asistido en casos de desastres y pandemias a distintos países; siendo reconocido su trabajo por varios gobiernos e organizaciones internacionales. Labor por la cual en el año 2017 la Organización Mundial de la Salud (OMS) le otorgó el Premio de Salud Pública en Memoria al Dr. Lee Jong Wook, en reconocimiento a los 250 especialistas que ayudaron en África a luchar contra el ébola.

Ante este panorama solo puedo afirmar que ojalá no sean necesarios nuestros médicos en Argentina, ojalá el trabajo de prevención hecho hasta la fecha sea suficiente. Pero de no serlo, sé que se escucharán los aplausos de bienvenida por encima de los alaridos mercantilistas.

9 mayo 2020 15 comentarios 394 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

La reforma pospuesta y los ojos del pescado

por Mario Valdés Navia 8 mayo 2020
escrito por Mario Valdés Navia

Mi abuelo era un buen discutidor que solía usar como argumento lapidario algún refrán de la inefable escuela de la calle. Uno de ellos era: “Compraron pescado y le cogieron miedo a los ojos”. Lo recuerdo cada vez que pienso en cuál ha sido el destino de los Lineamientos, la Conceptualización, los Objetivos de la Estrategia 2030 y la Constitución 2019. En la práctica, el grupo de poder hegemónico reniega de ellos pública y constantemente.

Las exigencias de la cuarentena por la COVID-19 han puesto al desnudo las inconsecuencias del discurso oficial respecto a las reformas al modelo. Si se acordó que el perfil económico-social del país sería el de una economía mixta, con un sector socialista predominante y una amplia presencia de otros tipos económicos, hoy está claro que al Partido/Estado no le interesa desarrollar la autogestión socialista de los colectivos laborales, la propiedad cooperativa, las micros, pequeñas y medianas empresas (mipymes) de ningún signo, y mucho menos la propiedad privada.

¡Ahora, hasta resulta que las experiencias de China y Viet-Nam, tan alabadas en su momento y largamente estudiadas por una comisión ad hoc de funcionarios que dedicaron una buena cantidad de recursos públicos a recorrer ambos países, no son aplicables a Cuba! ¡Eso lo sabíamos sin necesidad de ir a China! Bastaba con estudiar lo mucho que se publica sobre ambos países en todo el mundo. Hasta el propio secretario del PC de Viet-Nam vino acá y dictó una conferencia magistral sobre la Du-Moi.

Lo que se hizo en países tan diferentes al nuestro solo es válido como referente para adoptar un modelo propio. Hace siglos que Varela: “nos enseñó primero en pensar”. No a copiar, sino a pensar con cabeza propia; a crear, como diría Martí. Las soluciones propias tienen que partir de los debates internos entre propuestas nacidas de los que vivimos y conocemos la realidad cubana y de veras queremos “cambiar todo lo que deba ser cambiado”. Y esto no equivale a que vivan fuera, o dentro del territorio nacional. Aquí tampoco: “son todos los que están, ni están todos los que son”.

Es increíble que ahora los voceros de los que defienden a capa y espada los intereses del capitalismo de Estado en Cuba, aliados a poderosos grupos del capital transnacional, se rajen las vestiduras cuando alguien habla de potenciar las mipymes, como si eso no estuviera en la letra y el espíritu de los dos últimos congresos del PCC y gozara de amplio consenso popular. Para ellos no importa que sea la vía más expedita para paliar la grave escasez de alimentos y el espectro del desempleo que ya se cierne sobre decenas de miles de trabajadores.

A los que acusan de apologetas de la propiedad privada a cualquiera que critique la ineficacia sempiterna de monopolios estatales impuestos a la fuerza y defienda un modelo de economía mixta ya aprobado por el pueblo cubano, tanto en consultas oficiales como en la economía real, debía darles vergüenza. No he leído a nadie que critique la gestión estatal en la producción biofarmacéutica, o minero-energética, pero sus desbarajustes en la agricultura, el comercio y la producción y distribución de alimentos son ya insostenibles.

Tampoco creo que sea el mito de la propiedad privada lo que conduce a la sangría constante de recursos humanos que agobia a Cuba desde hace años. De hecho, son muy pocos los emigrados que devienen capitalistas, la inmensa mayoría se pasa la vida trabajando para otros; por tanto, no dejan de ser proletarios. Como tampoco son TCP los que hacen lo mismo dentro de Cuba al emigrar hacia el sector privado, aunque la versión oficial cubana no quiera admitirlo y meta a patronos y obreros en el mismo saco.

En medio de todo este debate de larga data se enfrentan dos actitudes opuestas. De un lado está una minoría soberbia de cubanos incompletos –sietemesinos les llamaba Martí−, que no creen realmente en la capacidad del pueblo para el autodesarrollo. Esos siempre aspiran a encontrar por el mundo un poder externo que los mantenga en su lecho de rosas. Antes eran España, USA, o CCCP; hoy son las transnacionales, o cualquier gobierno afín por razones geopolíticas.

Del otro, están los que aspiramos a un desarrollo nacional autóctono a partir del  talento y la capacidad de resiliencia del pueblo cubano. Es esa mayoría humilde que siempre busca como salir adelante, dentro y fuera de Cuba. La forman científicos y guajiros, emprendedores y amas de casa, artistas y empleados, intelectuales y obreros, burócratas y soldados, religiosos y ateos, comunistas de verdad y patriotas de cualquier signo.

Para estos hace tiempo que el bloqueo es una constante en sus análisis, no una variable que dependa de la supuesta solidaridad internacional, o de que llegue al poder en los USA un gobierno que nos quiera. Cuba tiene tantas riquezas humanas y naturales que, bien conducida y movilizando todas sus potencialidades, podría alcanzar niveles mucho más altos de desarrollo, aún con el bloqueo y en plena COVID-19. Pero, hay que acabar de reformar la eco (casa) de todos, o, como diría mi abuelo: “Cuando llegue el sombrero ya no hay cabeza”.

8 mayo 2020 38 comentarios 340 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Dos extremos de un mismo odio

por Giordan Rodríguez Milanés 7 mayo 2020
escrito por Giordan Rodríguez Milanés

Ambos tienen audiencia. Lo mismo quienes siguen a Alexander Otaola que los poquísimos que leen PostCuba. Y los que no estamos en uno ni en otro extremo, también la tenemos. La relación de cada individuo con la mediación que los comunicadores hacen de la realidad, tiene un componente orientado a satisfacer la masa y otro determinado por la individualidad.

Cuando PostCuba arremete contra cualquiera que considere un adversario ideológico y lo hace sin dar un solo argumento, ni mostrar evidencia alguna, a los ojos de su audiencia acrítica y condicionada podrá parecer que defiende la Revolución. Pero la hunde. La hunde tanto como Otaola. La hunde ante la conciencia de quienes, a solas con la almohada, no pueden dejar de ser honrados consigo mismos y reconocer que las razones de los otros, la de los críticos equivocados o no, también son las razones de Cuba. Porque es propio de la condición humana decir hacia adentro lo que para afuera se calla por conveniencia política, oportunismo o lucro.

Los estudiosos de la comunicación social saben que todo mensaje tiene primero un efecto efímero y luego un  efecto de trascendencia. Cuando Otaola publica chats escandalosos de un periodista cubano defensor del gobierno, o llama “agente castrista” al editor de este blog, por ejemplo, está provocando una reacción efímera. Busca intimidar, descalificar, desequilibrar a su víctima. La legión (falsa y verdadera) de sus acólitos que dejan mensajes a sus víctimas con nuevas ofensas, amenazas y conatos de chantaje emocional, forma parte del intento de crear un efecto que trascienda.

Porque Otaola y PostCuba saben que su mensaje inicial es efímero.

Nadie ha sido juzgado en Estados Unidos, en Cuba o alguna parte, por una revelación hecha en su show. Nada o poco será validado en el tiempo por una investigación histórica o criminal de ninguna índole. Tampoco le hace falta. Lo que necesita es un punching bag para mantener en su audiencia el odio y la búsqueda de venganza. Y tengo que decir que lo logra con éxito. Mucho mejor que la pretendida unidad en torno al Partido y la Revolución que preconizan –pero no incentivan- los autores de PostCuba y algunos que pasan por el periódico Granma.

Los textos de la pandilla de PostCuba tienen el mismo objetivo descalificador hacia sus adversarios que el show de Otaola, sólo que más torpes y con menos seguidores. Porque miles de revolucionarios honrados y decentes, aun en desacuerdo con La Joven Cuba, no los siguen. Si fuera por sus escritos, a José Daniel Ferrer, por ejemplo, le hubieran aplicado la cadena perpetua. Sin embargo el tribunal condenó al “sultán de Palmarito” a uno o dos añitos de reclusión domiciliaria. ¿Fue condescendiente el tribunal de Santiago de Cuba con un enemigo de la Revolución?  ¿O es que cuando las acusaciones de PostCuba se someten al escrutinio de un tribunal, no se sostienen por falta de evidencias? No importa la respuesta. El objetivo es político, crear suficiente indignación y repulsa en el cubano de pueblo, y enfocarlo en la victimización del gobierno que, cierta y sostenidamente, es agredido desde los círculos del poder imperialista. Lo que de ningún modo debería dispensarlo de sus torpezas.

Cuando en PostCuba escriben que la doctora Alina B. López Hernández o un servidor somos mercenarios, o respondemos a intereses de medios miamenses, ¿pueden probarlo? No pueden ni podrán. Tampoco les interesa. Saben que en Cuba, con este Estado Socialista de Derecho, es escasa la probabilidad de que un fiscal acepte y tramite una acusación a ellos de cualquiera de sus víctimas por injuria o difamación. Aquí hay una diferencia con la posición de Otaola. Aquel puede ser demandado civilmente por un ciudadano de Estados Unidos ante un juzgado. Probablemente no en Miami Dade pero sí en uno para cuyos magistrados Cuba y los cubanos seamos un país como otro cualquiera. Aquí PostCuba y su pandilla se sienten impunes, y lo son, por obra y gracia de los políticos que rigen los destinos de este país.

Los ataques de Otaola contra PostCuba, y viceversa son escasos. Atacan la moderación, no el extremo.

Uno pudiera pensar que esos respectivos odios se complementan, muestran una simbiosis en función de mantener a la audiencia en los extremos. Con el principio: “o te alineas conmigo o te intento asesinar moralmente”. Esa simbiosis quizás explique que el youtuber Guerrero Cubano denuncie que uno de los patrocinadores de Otaola tiene casas y negocios en Cárdenas y Varadero. Y no vemos a PostCuba cuestionarse cómo es posible que el gobierno permita tales propiedades y negocios en Cuba a un enemigo de la Revolución. ¿Será que los extremos se necesitan? ¿O será que no es cierto?

Ambos fenómenos provocan una fauna depredadora de la decencia. Con una audiencia singularmente ladina, que se les pega tanto a unos como a otros pero es incapaz de ofrecer una alternativa viable a los problemas de la nación. Y si el bando de Otaola no tiene el valor ni la entereza de enfrentarse a verdaderos represores y en cambio se codean con herederos de torturadores, los de PostCuba defienden la Revolución desde la comodidad del patronato y el tráfico de influencias. El problema de los extremos es que en el tiempo se vuelven radioactivos y se destruyen por sí solos. Cuando ocurra, La Joven Cuba y nosotros seguiremos aquí. Sin pertenecer a un extremo. Y sin odio.

7 mayo 2020 41 comentarios 337 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Los contrarios

por Alina Bárbara López Hernández 4 mayo 2020
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Nací tras el triunfo de la Revolución y viví siempre en Cuba. La educación que recibí fue conductista y autoritaria, centrada en verdades absolutas y poco abierta al diálogo y la negociación. Estudié Marxismo-Leninismo y la variante manualística no ayudó a mejorar ese condicionamiento de base.

Los medios de comunicación también hicieron lo suyo al favorecer una visión restringida y excluyente que impide todavía hoy una apertura a todas las zonas de ideología, que no admite la polémica, la contrastación de ideas y la diversidad de pareceres, ni siquiera en un marco de discusiones pro-socialistas.

El sistema político, con su Partido único y su culto a la disciplina y la unanimidad, ha promovido en el imaginario social cubano la tendencia a no respetar, aceptar o tolerar siquiera lo diferente. Una persona que se aparte de lo considerado políticamente correcto es ya un enemigo en potencia.

Presenciamos hoy un grave conflicto entre la situación que acabo de describir y la posibilidad real que ofrecen los medios digitales para que la ciudadanía en Cuba pueda difundir con libertad sus opiniones políticas y proponer alternativas. Pero la libertad de expresarse debe contener también el reconocimiento a la diferencia.

La libertad de expresión no debe ser para mí, sino para todos.

Durante algún tiempo pensé que esta especie de prepotencia y autoritarismo  era algo natural; propio de nuestra idiosincrasia. El acercamiento a la historia de las ideas me mostró otra realidad.

Ser comunista en Cuba fue peligroso en el pasado. El Partido, fundado en 1925, estuvo ilegalizado hasta 1938. En el intervalo, muchos intelectuales que no eran ni remotamente partidarios de esa ideología, como Fernando Ortiz, entendía que aquí se debía hacer como EE.UU., donde: «en el corazón de Wall Street le ofrecen a uno unos señores elegantemente vestidos copiosa literatura comunista». Juan Marinello, aun sin ser miembro del Partido, en carta a Navarro Luna del 15 de febrero de 1931 le decía: «Eso se hace a la vista de capitalistas y guardianes del orden capitalista, pero a nadie se molesta por eso. ¿Y no sería lo interesante al cubano de ideas comunistas, que ese mínimum de posibilidad se diera en nuestra tierra? ».[1]

La legalización del Partido en Cuba abrió enormes posibilidades para sus miembros, que llegaron a formar parte del Senado y la Cámara durante doce años (1940-1952). Ahora se invertían los términos, pues desde 1947 hasta 1957, fueron los comunistas norteamericanos y sus simpatizantes quienes vivieron un verdadero calvario. El solo hecho de una posición ideológica afín al comunismo era motivo para ser interrogados, expulsados de los centros de trabajo o estudio y encarcelados. Las personas eran obligadas a declarar ante una Comisión para las actividades comunistas, lo que contradecía la primera enmienda de la Constitución norteamericana que proclama la libertad de pensamiento, expresión y asociación.

Mientras en el Norte se les perseguía, aquí los comunistas tenían un diario, una revista, una editorial, una librería, una agencia de viajes… y aunque tuvieron que sufrir los embates de la Guerra Fría jamás se llegó a los extremos antidemocráticos que se vivieron en el vecino país.

Los extremismos en el ámbito de la política no son atribuibles a una ideología específica, responden a carencias cívicas. A las tensiones actuales que se manifiestan dentro de Cuba, se suman las posturas de algunos actores de su emigración, con semejante nivel de revanchismo y absolutismo. Son perspectivas tan extremas que llegan a acercarse. Ambas se creen únicas dueñas de la verdad, ambas reclaman para sí la razón y la autenticidad.

Somos testigos hoy de un campeonato de intolerancia entre las dos orillas.

Si al interior de Cuba se firman decretos-leyes que desconocen la Constitución y permiten multar o encarcelar a los ciudadanos por manifestar críticas y denuncias o, en el mejor de los casos, se les ofende burdamente en las redes sociales; entre algunos sectores de la emigración se impulsan ajustes de cuentas y se induce una cacería de brujas que recuerda al macartismo en sus peores momentos, aderezado con la experiencia de un reality show.

Política en tiempo de reguetón, que olvida que el irrespeto al pensar diferente es tan reprochable aquí como allá. Que si queremos que aquí se permita la libertad de pensamiento, palabra y expresión tendrían que empezar por dar ejemplo de ella. ¿Qué ofrecen a cambio de intolerancia y extremismo? ¿Más intolerancia y extremismo? No, gracias, prefiero luchar por cambiar mis circunstancias activamente pero sin mirar al otro lado del mar. Esa no será nunca una solución verdadera.

[1] Ana Suárez Díaz: Cada tiempo trae una faena… (Selección de correspondencia de Juan Marinello Vidaurreta 1923-1940), Editorial José Martí, La Habana, 2004, p. 231.

4 mayo 2020 52 comentarios 408 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Tres preguntas cardinales sobre el bloqueo

por Delio Orozco González 3 mayo 2020
escrito por Delio Orozco González

Calificado por las autoridades cubanas como “bloqueo económico” y por los gobernantes estadounidenses como “embargo”, esta anomalía de las relaciones bilaterales entre ambas naciones nació como medio de presión para liquidar la Revolución del 1ro. de enero de 1959. Y era explicable, una nación como Estados Unidos, primera potencia mundial, no podía permitir, por lo menos en su área de influencia más cercana, la aparición de un electrón libre que, además de escapar de su redil, pudiera infectar o servir de ejemplo a otros países dañando sus intereses. Por eso, mucho antes de las nacionalizaciones de octubre de 1960; las cuales, directamente expropiaron gruesos intereses empresariales norteamericanos en la isla, los norteños tomaron el camino directo de la presión económica para ahogar una isla atada a ellos en este sector desde finales del siglo XIX.

Hubiera sido muy difícil a Cuba resistir la montaña que se le venía encima de no contar con el apoyo brindado por la URSS, apoyo que -preciso es reconocerlo-, pretendía, además de la solidaridad internacionalista, extender el área de influencia socialista al clavar una pica a 90 millas de su adversario más recio. Y fue este apoyo, junto con la aplicación de una política de justicia social, efectiva gestión de control ciudadano y una proyección humanista internacional, la que hizo posible que la resistencia insular pareciera un remedo del relato bíblico de David contra Goliat; pues, cuando implosiona la URSS y el sistema socialista que esta aupaba, la mayor de las Antillas siguió moviéndose a su aire y resistiendo la fuerza de gravedad generada por Estados Unidos. Sin embargo, las reglas habían cambiado y ya no podía gobernarse como antes; entonces, hacia adentro, comienza un lento proceso de “democratización” que tendría su culmen teórico cuando en el 2000 Fidel Castro señala en su concepto de Revolución que esta es, entre otras cosas: libertad y justicia plena para todos; o sea, incorpora a la teoría de la Revolución Social un concepto que hasta ese momento resultaba herético -por lo menos el de la libertad plena- para el canon marxista ortodoxo implementado en la ex-Unión Soviética y el desaparecido campo socialista.

En el plano externo, con la terminación de las misiones marciales en África, la política exterior cubana tomará vuelo extraordinario, ahora no serán militares; sino, envío de médicos, maestros, constructores, artistas y deportistas. Esta diplomacia humanista resultó efectiva en un mundo interconectado y realmente necesitado de edificadores y no de soldados. El in-crescendo de los votos en la ONU a favor de Cuba y en contra del bloqueo desde 1992 demostraron el acierto de dicha diplomacia y el aislamiento, en ese sentido, de EUA. Pero las cosas no cambiaron solo para Cuba, también lo hicieron para USA. La oleada progresista que invadió América Latina en la primera década del presente siglo y plantó cara a la exclusión cubana, la elección de un afronorteamericano para dirigir los destinos estadounidenses y un Papa argentino, convergieron cual triángulo equilátero para cambiar el rumbo de la política norteña, no por generosidad y si por sentido común; pues, como decía Einstein, resulta locura querer obtener resultados diferentes si se sigue haciendo lo mismo. La mayoría de los cubanos vieron con buenos ojos los cambios acaecidos, a fin de cuentas, una normalización de las relaciones con Estados Unidos era deseada desde inicios de la década de 1990; en tanto, hasta esa fecha, el impacto del bloqueo era mitigado en gran medida por el apoyo soviético; empero, a partir de la desaparición del aliado socialista, la isla quedó, desde el punta de vista económico, al pairo.

La realidad que comienza a vivirse en Cuba a partir del 17 de diciembre de 2014 contribuye a generar una visión diferente, especialmente en el soberano, sobre el gobierno estadounidense. Claro, a toda acción corresponde una reacción y si aumentan las remesas, se abre la embajada, se facilitan los viajes, crecen las visas, llegan los turistas, mejoran las comunicaciones y se produce un aflojamiento de las tensiones, “los yanquis no son tan malos”. En las estructuras de poder y sus voceros se perciben dos tendencias, una que ve con más preocupación que beneficio el acercamiento porque el cambio de política tiene para ellos, como objetivo indirecto, la destrucción de la Revolución por otros medios, dedicándose entonces a descalificar a aquellos que aplauden la distensión y critican los errores de la construcción social cubana como elemento real de la erosión ideológica, espiritual y sentimental en el proyecto de vida  insular. Otra, aunque no dejaba de reconocer los riesgos, acepta el reto porque sabe que se puede convivir respetando diferencias y entiende que nunca hubo buena guerra.

Un giro de 180 grados se produce en 2016 con la elección presidencial de Donald Trump, negociante, no político; quien, anula casi todo logrado por su antecesor y vuelve a llevar las relaciones al áspero estado anterior. Para lograrlo, el actual mandatario norteamericano echa mano a las herramientas que le brinda el bloqueo y es aquí donde resulta preciso evaluar, aunque sea brevemente, el tema a través de tres preguntas:

1.-¿Puede el bloqueo norteamericano hacer cambiar el sistema socio-político de Cuba?

En realidad comenzó a sentirse con fuerza hace 30 años y aunque la solidaridad de gobiernos de Latinoamérica al día de hoy ha disminuido por la inclinación de algunos hacia la derecha y las presiones estadounidenses, la diversificación de las relaciones con otros países y la incorporación de nuevos mecanismos económicos, pone la nación en mejores condiciones para sortear presiones, mientras su sostenida política exterior de solidaridad le sigue granjeando amigos y buena voluntad. El número de países que le apoyaron en la última votación de la ONU (183) lo hace sentirse acompañado y da sostén moral a la resistencia, especialmente al gobierno. El valor pedagógico de esta resistencia es una carta exhibida por Cuba a los cuatro vientos y no sin razón, más de diez administraciones no han podido hacerle variar el rumbo y, si le ha dado resultado, seguirá haciéndolo.

2.-¿El bloqueo afecta más al gobierno y partido cubanos que al pueblo?

En todo tiempo, lugar y sistema, quienes detentan el poder están en mejores condiciones de sortear problemas y dificultades diarias. No obstante, y más allá de una idea de servicio al pueblo, la dirigencia cubana sabe que la práctica y tolerancia de los actos de corrupción, imposibles de ocultar en una época como la actual, resultan más peligrosos que los marines, puesto que restarían credibilidad y confianza a su gestión otorgando razón a sus adversarios políticos. No es que no haya, es que no son tan groseros, ni estimulados y como la distribución de la riqueza se hace a través de productos y servicios, la mayor parte de ellos subsidiados, el peso de las carencias cae sobre la población, no sobre el grupo dirigente; el cual, no se cansa de decirlo y más importante que ello, demostrarlo. Es difícil, muy difícil creer en la buena voluntad y deseos de un gobernante de traer libertad y progreso a un país cuando en medio de una pandemia le niega medios y recursos para obtener medicamentos y salvar vidas. Desde los evangelios se dice que los hombres, como los árboles, se conocerán por sus frutos.

3.-¿Es el bloqueo, como dice el gobierno cubano, el principal obstáculo al desarrollo cubano?

Los hechos, los obstinados hechos, parecen darle la razón al gobierno cubano; pues, cuando en virtud del bloqueo no se pueden obtener medicamentos, materias primas, equipamientos o acceder a fuentes de financiamiento, cuando se amedrentan inversores o es preciso buscar los elementos para sostener el país en sitios alejados encareciendo su precio, nadie, en su sano juicio, podría argumentar que el bloqueo no es rémora ni obstáculo al desarrollo del país. Finalmente, el bloqueo no solo entorpece el desarrollo económico y social; también el democrático del país; pues, en la medida que privan al país de recursos, le ofrece en bandeja de plata a los extremistas de izquierda, a los intolerantes, a los que no hacen bien su trabajo, a los que viven del puesto y a los negligentes los argumentos que necesitan para barrer bajo la alfombra sus falencias y responsabilizar al bloqueo de sus yerros. El bloqueo debilita la labor cívica del pensamiento honrado y la denuncia ciudadana porque es muy complicado, estando en una misma trinchera, denunciar a quien robó tres litros de aceite o cinco libras de harina, de los cuales, a lo mejor, te da uno del primero y dos libras de la última, cuando el que está enfrente y dice ser amigo, niega medicinas al herido, comida al hambriento y medios para el progreso humano.

3 mayo 2020 19 comentarios 433 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
  • 1
  • …
  • 8
  • 9
  • 10
  • 11
  • 12
  • …
  • 18

Ayúdanos a ser sostenibles

Somos una organización sin fines de lucro que se sostiene con donaciones de entidades e individuos, no gobiernos. Apoya nuestra independencia editorial.

11 años en línea

11 años en línea

¿Quiénes Somos?

La Joven Cuba es un equipo de investigación y análisis político que trabaja por un país justo, democrático y sostenible. Con una plataforma digital y un equipo especializado en el análisis de la realidad cubana, aspiramos a ser punto de enlace entre la sociedad civil y los decisores, mediante la investigación y la generación de conocimiento sobre la aplicación de políticas públicas.

@2021 - Todos los derechos reservados. Contenido exclusivo de La Joven Cuba


Regreso al inicio
La Joven Cuba
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Equipo
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto