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2020

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La Clínica del Alma

por Luis Calzadilla Fierro 26 diciembre 2020
escrito por Luis Calzadilla Fierro

Entre los elementos culturales que integran nuestra identidad cuyo estudio necesita ser profundizado, se encuentra el espiritismo, una religión bastante difundida. Curiosamente, existe una relación muy peculiar y casi desconocida entre esta práctica religiosa, la salud pública y la atención a los enfermos mentales en Cuba. Intentaré exponerla a través de una mirada histórica basada en documentos y testimonios.

El 27 de julio de 1943 fue legalizada en el Registro de Asociaciones de la ciudad de Camagüey una institución que recibió el nombre de «Clínica del Alma». En su reglamento señalaba como objetivos, «asilar y sostener enfermos mentales debidos a trastornos psíquicos para su asistencia exclusivamente de carácter espiritual, por medio de la conversación y la persuasión, en un ambiente adecuado y ajeno por completo al tratamiento médico».

Por estar interesado en esa institución, a finales de la década del 70 del pasado siglo, indagué en algunos materiales de la época: documentos de las asociaciones religiosas conservados en el Archivo Histórico Provincial de la ciudad de Camagüey; periódicos, revistas, publicaciones espiritistas; las «historias clínicas» donde eran reflejadas por los creyentes las evoluciones y el «tratamiento espiritual» de los pacientes. Además, recogí testimonios personales de los participantes en la Clínica, especialmente de la última persona en aquel entonces viva que había estado en su fundación: el espiritista Juan González.

En marzo de 1942, en la ciudad de Camagüey se celebró la VIII Concentración Nacional Espiritista en la que el grupo femenino «Lury-Estela» de dicha ciudad, fundado en 1929, propuso la creación de la «Clínica del Alma». Lo hacían «considerando la gran cantidad de personas obsesas que vienen sufriendo por una parte los efectos de tratamientos médicos que no pueden curarlos, y por otra, la incomprensión y a veces los escasos recursos de los familiares que no pueden recluirlos en clínicas u hospitales para someterlos a curación adecuada».

En aquella época no existían ni psiquiatras ni instituciones en la provincia que atendieran a los enfermos mentales, razón por la cual éstos eran recluidos en la Jefatura de Policía, de donde eran conducidos al hoy Hospital Psiquiátrico de La Habana, conocido popularmente como Mazorra. No fue sino hasta 1944, dos años después de haber sido formulada la propuesta, que la «Clínica» comenzó a funcionar y en agosto de ese año ingresó el primer paciente.

La institución estaba dirigida por un patronato y se dividía en dos secciones: la ya mencionada «Clínica del Alma» y el «Instituto de Estudios Psicológicos», consagrado a la investigación científica y filosófica del espiritismo según las enseñanzas del sistematizador de esa doctrina, el francés Allan Kardec.

La atención era gratuita. Su reglamento a través del tiempo fue sufriendo modificaciones. En la primera de ellas, con fecha del 21 de julio de 1943, elaborada para solicitar la aprobación del Gobernador Provincial, se habla de la presencia de médicos para la atención de los enfermos; la del 27 de noviembre de 1947 se refería al «asilo y sostén» de los enfermos mentales, sin mencionar a los médicos y utilizaba el término «obsesos» en lugar de enfermos, sí empleado en el primer reglamento. El 2 de mayo de 1958 ya se refería a que los «obsesos» recibirían sólo tratamiento espiritual.

El 10 de marzo de 1961 el Jefe de la Unidad Sanitaria en la provincia dispuso que se suprimiera la denominación de Clínica, ya que según las Ordenanzas Sanitarias, la palabra se aplicaba al «local donde uno o más médicos asisten a sus enfermos particulares». Entonces cambiaría su nombre por el de «Hogar Espiritista de Cuba».

En la institución no se utilizaba ningún tipo de tratamiento biológico. Los domingos, los «obsesos» eran atendidos en las sesiones espiritistas mediante la oración y la persuasión. Al respecto, en una ocasión escribieron: «se presentó hoy el “espíritu obsesor”, conversamos con él y tratamos de convencerlo de que se modificara. Es un espíritu muy fuerte».

Para Kardec, la obsesión es el imperio de algunos espíritus inferiores sobre las personas. Según los creyentes, estos espíritus «se ríen diabólicamente de la ciencia, cuando esta, en su afán de curar, aplica el electroshock al paciente porque en ese instante hace abandono voluntario de su presa para no recibir él mismo la descarga que ya conoce y teme, pero vuelve a sus dominios apenas cesa la misma».

La «Clínica del Alma» desapareció con el desarrollo científico, social y económico, el avance de la salud pública y las nuevas concepciones que entraron en abierta contradicción con sus enfoques. Sencillamente, fue un producto de su época. Juzgada sin apasionamientos, su aparición debe ser considerada como un acto humanitario de ayudar al enfermo mental en una provincia donde estaba sumido en el más completo abandono.

No se puede enfocar el pasado con el prisma del presente, sin correr el riesgo de ser injustos. Recuerdo a pesar del tiempo transcurrido, al anciano espiritista Juan González, el último sobreviviente del grupo fundador con quien conversé toda una noche y parte de la madrugada, ante cuya memoria hoy me inclino con respeto.

26 diciembre 2020 10 comentarios 1.361 vistas
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Una Iglesia en aguas turbulentas

por José Manuel González Rubines 20 diciembre 2020
escrito por José Manuel González Rubines

Motivada por la publicación el pasado 12 de diciembre del Mensaje de Navidad de los Obispos Católicos, La Joven Cuba le ofrece a sus lectores algunos fragmentos de esta entrevista, la última que se le realizara a Monseñor Carlos Manuel de Céspedes. Fue publicada de manera parcial en el número de enero de 2014 de la revista Palabra Nueva, dedicado íntegramente a él por haber fallecido el día 3 del mismo mes.

***

La mañana del lunes 2 de diciembre de 2013, la ciudad estaba como deshabitada. El sonambulismo propio del último mes del año daba al ambiente un aburrido tono gris. La iglesia de San Agustín, en el municipio Playa, contenía en su interior esa atmósfera: poco más de una docena de ancianos, dispersos por los bancos del enorme templo, participaban de la misa que oficiaba otro anciano quien, sentado en silla de ruedas, casi se diluía entre los mármoles del altar.

El motivo de mi visita era precisamente ese sacerdote que repetía con la monótona seguridad de quien lo ha hecho incontables veces, las frases rituales de la ceremonia. Enfermo, con la voz como un silbido, anacrónico bajo los arcos inmensos del templo, resultaba difícil definir al que, dentro de poco tiempo, sería mi entrevistado.

De él se sabía casi todo. Que descendía de dos de las familias más encumbradas del país, con patriotas, presidentes, artistas e intelectuales en su nómina. Que fue Vicerrector del desaparecido Seminario El Buen Pastor, Rector del Seminario San Carlos y San Ambrosio, Director del Secretariado General de la Conferencia Episcopal y Canciller del Arzobispado de La Habana. Que fue honrado con la distinción honorífica de Capellán Papal, con el Premio de la Latinidad y con la Real Orden de Isabel, la Católica. Pero, ¿quién era realmente Monseñor Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal?

Es difícil aventurar una respuesta. A mi juicio, la fórmula que lo convirtió en una personalidad tan interesante estaba cimentada en una mezcla proporcional de inteligencia, astucia, y coherencia que lo hizo capaz de moverse en terrenos minados por la intolerancia de las ideologías –tanto a una que veía en la religión al opio de los pueblos; como a otra para quien el comunismo era el verdugo de la fe–.

Con tal carácter, al igual que el incienso, Monseñor de Céspedes hizo estornudar a más de un «endemoniado». Pues este hombre –que nunca llegó a ser obispo y cuya muerte fue asumida con ártica frialdad por el gobierno y la prensa oficial– en su caminata por la cuerda floja se ganó la ojeriza de algunos a ambos lados del tablero, porque para quienes se colocan en los extremos, el ángulo dificulta una visión adecuada de los que intentan estar en el centro.

Me recibió al terminar la misa en su despacho. Imágenes de los de Céspedes, de los García-Menocal, de Perucho Figueredo, de Cristo, de los Papas, de José Martí, ocupaban repisas, paredes y mesas en un concierto de Patria, religión e intelectualidad pocas veces ejecutado con semejante armonía en esta isla de ritmos extremos y disonantes.

Desde su acostumbrado sillón rosa pálido, como si de una cátedra universitaria se tratará, recreó algunas de las estaciones del Vía Crucis que ha sido la relación de la Iglesia Católica con el Gobierno Revolucionario.

-Llegaste muy temprano –dijo después de tirarse en su sillón y acomodarse–.

-Sí. Estuve en la misa, sentado al final.

-Ah, por eso no te vi. Después del tercer banco no distingo si lo que hay es una vieja o un muchacho.

Terminados los preámbulos, entramos en la materia que motivó mi visita.

-Monseñor, es sabido que a la Iglesia no le agradan las revoluciones. ¿Con respecto al movimiento que se desarrolló en la Sierra Maestra y en las ciudades de Cuba en los años cincuenta, qué postura adoptó?

No hubo una postura única. Había distintas opiniones. La mayoría de los católicos no simpatizaba con la dictadura, pero, al menos los más conocidos, tanto sacerdotes como laicos, preferían una solución por la vía política.

Cosme de la Torriente, un señor que fue muy conocido porque se vinculó con gente importante desde el principio de la República, creó un grupo al que se le dio el nombre de Comité Cívico conformado por asociaciones civiles, para establecer un diálogo con Batista y pedirle que renunciara, establecer un Gobierno Provisional y convocar a la reorganización de los partidos. Por supuesto, Batista no aceptó. Al fracasar ese Diálogo Cívico –así fue como se le llamó al proceso– muchas personas comenzaron a inclinarse a favor de la guerrilla, pero solo al ver que no quedaba otra opción.

Por otra parte, había algo que también tenía adeptos y detractores. Hoy se llamaría «actos de terrorismo», pero en aquel tiempo se denominó «sabotajes»: poner una bomba en una tienda, un cine, o en cualquier sitio para evitar que la gente fuera a los lugares públicos y crear terror, malestar. Después del fracaso del Diálogo Cívico, dentro de la Iglesia algunos comenzaron a estar de acuerdo con la guerrilla, pero no con los sabotajes, porque ahí podía morir cualquiera.

-En la guerrilla hubo sacerdotes.

Sí, varios sacerdotes. Todo el mundo conoce al Padre Guillermo Sardiñas, que fue Comandante, pero en un momento llegaron a cinco: el padre Jorge Chabebe, quien fue párroco de la Catedral de Santiago; el padre Rivas, un jesuita; el padre Chellada, de Holguín, y otro al que no recuerdo.

Los sacerdotes, por lo que me contó Sardiñas, no combatían. Él fue a la Sierra porque supo que Fidel quería un sacerdote allá, porque había mucha gente católica que lo necesitaba para confesarse, comulgar. Se lo dijeron y él aceptó, pero debía pedirle permiso al Arzobispo de La Habana, el Cardenal Manuel Arteaga. Este se lo dio, como superior suyo, pero la Sierra está en Oriente y el Obispo de esa zona era Monseñor Enrique Pérez Serantes. Por lo tanto, debía pedir permiso a él también para poder ejercer el ministerio en su Diócesis. Igualmente lo obtuvo.

Por lo tanto, Sardiñas estuvo en la Sierra con permiso de los dos obispos. Allí oficiaba misa cuando podía y, sobre todo, bautizaba mucho, porque aquellos campesinos se querían bautizar y que Fidel fuera el padrino y Celia, la madrina. Y así fue, la mayoría están bautizados con esos padrinos. En la guerrilla había de todo.

-¿Y en las ciudades? ¿Aquí, en La Habana?

Aquí se hacían los sabotajes, las manifestaciones contra el gobierno, a cargo del Directorio Estudiantil Universitario, donde también había de todo –gente católica y gente que no lo era–. El Presidente de la FEU en ese momento era el gordo José Antonio Echeverría, Manzanita le decían, que era católico practicante. Un muchacho bueno, muy vinculado a los franciscanos y a los dominicos.

El día del asalto a Radio Reloj, que fue lo que le tocó a él, sabía que podía morir en la corrida y se confesó, comulgó y le dijo al sacerdote, que era un franciscano, si mal no recuerdo el Padre Serafín Ajuria: «Padre, hoy tengo un asunto grave. Si me pasara algo, dígale a mi madre que vine a misa y que comulgué, porque sé que se va a alegrar». O sea, él era un muchacho católico y no lo negó nunca. Inclusive, al principio de la Revolución, Fidel lo dijo más de una vez, que Echeverría era católico, que cómo se iba a negar que los católicos estaban presentes.

Otros no eran tan de la Iglesia. Hay un muchacho, José Garcerán se llamaba, no muy conocido. Era de mi edad, compañero mío de colegio y de Universidad. Murió en un acto de sabotaje de un cañaveral por allá por Ceiba Mocha.

O sea, estamos hablando de gente que murió combatiendo por la Revolución. Hubo un grupo de cinco muchachos de la Agrupación Católica Universitaria que iban a unirse a las tropas que había por Pinar del Rio, en los últimos días de diciembre, y los mataron por la zona de Mariel, Bahía Honda, por ahí.

-¿Pero declaración de la Iglesia no hubo?

No, declaración oficial no hubo. Después de que triunfó la Revolución algunos obispos hicieron declaraciones: que no solo era sacar a Batista, que había muchas cosas que cambiar. Quien más habló fue Monseñor Pérez Serantes, ¡Ese sí habló muy claro! Otros simplemente saludaron.

-En el libro «Fidel y la religión», Fidel afirma que «el Cardenal Manuel Arteaga tenía excelentes relaciones con Batista». ¿Qué tan cierto es esto?

Las relaciones eran normales. El Cardenal era un hombre muy demócrata y no le gustaban las dictaduras.

Manuel Arteaga fue el primer Cardenal cubano. En la foto, al centro con sombrero. (Foto: Ernesto Fernández)

Te cuento una anécdota. Cuando fueron a inaugurar la estatua del Cristo, en diciembre de 1958, el Cardenal no tenía intenciones de ir. Dijo que mandaría a Monseñor Alfredo Llaguno, capellán de Palacio, en su nombre, pero él no iría. Claro que esto disgustó a Batista, quien se encontraba en una situación sumamente compleja, basta mirar la fecha.

Pero resulta que llega un sacerdote a la residencia del Cardenal, en el edificio donde hoy está el Centro Cultural Félix Valera, aterrado porque a su hermano lo habían encarcelado y estaba en la Quinta Estación de Policía, en las manos de Esteban Ventura. Decir eso en aquel tiempo era casi lo mismo que decir muerto. Entonces fue a pedir ayuda al Arzobispo. Delante de él, el Cardenal cogió el teléfono y llamó a Palacio. Consiguió hablar con Martha Fernández, la Primera Dama:

-Necesito hablar con su esposo.

-Espere a ver si puede atenderlo.

Demoró un momento y volvió: -Oiga, él ahora no puede venir al teléfono porque está muy ocupado, pero dice que es una lástima que usted no quiera ir a la inauguración del Cristo, pues allí podrían hablar.

Entonces le respondió –Dígale a su esposo que voy a ir a inaugurar el monumento.

Cuando colgó el teléfono, su secretario, Monseñor Raúl del Valle, le preguntó si realmente pensaba ir y él le contestó que la vida de un hombre vale más que todo, por eso iría. En la ceremonia se acercó a Batista y cuando este lo vio, antes de que empezara a hablar, le dijo: «No se preocupe, Eminencia, yo sé lo que usted quería y el hombre ya está en la calle».

Esa era la relación. Algo muy formal, porque el Cardenal era un hombre educado y caballeroso. Además, como figura pública importante tenía que cumplir ciertos compromisos, pero eso no implicaba una buena relación. Con Martha, la Primera Dama, eran mejores, o regulares, porque ella era una buena mujer.  

***

¿Cuál fue el detonante de los problemas entre la Iglesia y el nuevo gobierno? ¿Quién tiró la primera piedra?

¡Ah, eso yo no lo sé! No lo sé porque empezó a haber católicos a favor y en contra desde el primer día. La Iglesia no manda en eso, la Iglesia no da órdenes en materia política. Había gente que no estuvo de acuerdo con la Revolución desde el día primero de enero. No le tenían simpatía, a lo mejor tampoco la tenían hacia Batista, pero no querían la Revolución, no querían a Fidel Castro.

-¿Cómo fueron esos primeros tiempos?

El año 1960, hasta mediados, no había pasado nada demasiado grave. El 28 de enero de 1960, aniversario del nacimiento de Martí, Fidel organizó un evento, que no se ha hecho después, como una manera de demostrar el carácter martiano de la Revolución. Le llamó Cena Martiana y fue en la Plaza de la Revolución.

Había mucha gente invitada de todos los barrios, en mesitas puestas por toda la Plaza y la comida estaba presidida por Fidel Castro, pero a la derecha quien estaba era el Arzobispo de La Habana, Monseñor Evelio Díaz. Me acuerdo que salió, yo estaba en Roma entonces, una foto en la que se veía a Fidel y a Evelio Díaz, los dos hablando con una cara muy contenta y al pie del retrato decía: «Vale más que una pastoral». Así que imagínate.

Unos días antes de eso hubo un incidente muy desagradable que no comprometió a la Iglesia en Cuba como tal, pero llevó a que decididamente Evelio tuviera que ir, porque a él no le gustaban mucho esas cosas, no porque fuera con la Revolución ni nada sino porque no le gustaba aparecer en ese tipo de actividades.

En un programa de la televisión que se llamaba Ante la Prensa, donde un grupo de periodistas entrevistaban a alguna personalidad, Fidel había hablado muy fuerte en contra de Franco. Entonces Cuba era muy antifranquista y los universitarios sobre todo. En la época mía de Universidad en los aniversarios de la instauración del gobierno de Franco se quemaban muñecos de él en la escalinata y todas esas cosas.

Pero como te decía, mientras estaba hablando se apareció allí el embajador de España, Juan Pablo de Lojendio, Márquez de Vellizca, un español muy recalcitrante, y llegó a parar a Fidel porque había hablado mal del Caudillo. Todo eso salió por radio y por televisión. Fidel lo mandó a salir de allí y le dijo que se fuera de Cuba inmediatamente, lo declaró persona no grata ¡Como iba a insultar al Primer Ministro en público por la televisión!

-¿Qué relación guarda ese hecho con la Iglesia?

Pues que casi todas las congragaciones religiosas tenían superiores provinciales españoles, y casi todos eran franquistas, menos los franciscanos, que eran vascos y republicanos; pero todos los demás eran franquistas: jesuitas, dominicos. Entonces, al día siguiente, antes de que el embajador se fuera para España, le hicieron una reunión de desagravio por el insulto que le había hecho Fidel a él y a Franco.

Esto molestó a Fidel enormemente. «¿Quién ha visto? Los religiosos cuando están en un país no tienen que estar en eso. Están en Cuba, ya no están en España, pueden ser franquistas en España, pero aquí no tienen que hacer eso y el Primer Ministro soy yo y me han faltado al respeto». Se molestó mucho con eso, cosa que se supo porque lo dijo, se publicó y todo.

Como se estaba organizando esa cena y habían invitado a Evelio y él estaba dudando si ir porque no era hombre de gustarle la rumbantela, decidió aceptar la invitación, porque si los españoles le salieron con eso, él tenía que decirle que era cosa de ellos y de su franquismo, no de él ni la Iglesia cubana. Eso fue así. Ese fue el primer roce que hubo, pero no directamente con la Iglesia cubana y enseguida se pasó con la presencia de Evelio en la Plaza.

Ya en el año 59, a fines del 59, sucedió el Congreso Mariano en la Plaza, que trajeron a la Virgen del Cobre, a la Caridad del Santuario. Fueron todos los obispos y fue Fidel Castro, la madre, las hermanas y todos ellos a la misa. O sea, que en ese primer año no pasó nada.

Para el verano de 1960, a mucha gente la habían sacado de sus cargos en el Consejo de Ministros, gente católica. El Presidente Manuel Urrutia había renunciado. Su señora, Esperanza, era muy católica. En fin, había dificultades con la gente que estaba rompiendo con el gobierno y dejaban los puestos o se los quitaban.

Por estos motivos, los obispos hicieron una Carta Pastoral en el año 60, que no era una condena así tal cual, pero sí era como una advertencia de que había muchas cosas que no les gustaban. Esto le molestó mucho al gobierno. Desde ahí la palabra «pastoral» se volvió casi una mala palabra en Cuba. Fíjate que cuando los obispos volvieron a sacar otra Carta Pastoral sobre el tema social, en el año 69, le pusieron Comunicado, porque de lo contrario nada más que de leer el título les iba a dar sarampión.

A partir de ahí, fines del 60, había mucho roce. Todavía no se había decidido el estatus de la educación en Cuba. ¿Cómo iba a ser? ¿Se respetarían las escuelas privadas o no? Hasta donde sé, esto no se ha publicado nunca y yo lo conocí por Armando Hart que era Ministro de Educación en aquel momento, el proyecto inicialmente se pensó de manera tal que toda la educación fuera estatal, bajo la subvención del Estado, pero que los religiosos que tuvieran colegios se quedaran con ellos, prácticamente como empleados del Estado. O sea, el Estado asumiría los gastos de esa educación para que todo el mundo pudiera estudiar y entonces ahí podrían enseñar religión.

Eso no lo aceptaron las congregaciones religiosas. No lo aceptaron porque si el Estado asumía la dirección de la educación, los planes, los libros de texto, ellos se iban a ver muy limitados de criticar si había cosas que no les gustaban.

De manera tal que cuando llegó Playa Girón, ¡ahí si las cosas se presentaron! Se presentaron porque Playa Girón no fue un movimiento católico como tal, pero había mucha gente católica que lo dirigía. Lo dirigía los Estados Unidos, eso ya lo sabemos, eso está más que dicho y es verdad; pero quien aparecía como cubano era Manuel Artime, que fue el presidente de la Acción Católica Universitaria hasta el triunfo de la Revolución. Estaba Artime al frente de eso, venían cuatro o cinco capellanes para los brigadistas…

-¿Entonces Playa Girón puede ser el gran detonante?

Sí, creo que el gran detonante fue Playa Girón. Aquello fue realmente un triunfo que le dio la vuelta al mundo. Yo estaba en Roma y me acuerdo de la noticia. Nadie lo podía creer: que un paisito como este hubiera sido capaz de vencer un ataque que todo el mundo sabía de sobra que era Estados Unidos quien estaba detrás. Un compromiso que venía desde Eisenhower, Kennedy se lo encontró hecho.

-Kennedy también era católico, el primer Presidente norteamericano en serlo.

Exacto, también era católico. Pues ya el asunto estaba planificado. El Partido Republicano y el Demócrata –eso lo he sabido después porque he conocido a alguna gente de la familia Kennedy–se comprometieron a que saliera quien saliera de Presidente, debía asumir el compromiso de la invasión.

El que salió fue Kennedy y lo asumió sin gustarle, pero bueno, él era el Presidente y aquello era un compromiso de su Partido. Vino la invasión, fue derrotada, había muchos católicos y se presentaba como una gran cruzada contra el comunismo, como había sido la Guerra Civil española, que tampoco fue tal, pero así la presentaban.

Eso fue el detonante porque terminando todo, inmediatamente Fidel nacionalizó los colegios, en mayo del 61. Nacionalizó toda la enseñanza y los edificios de los colegios empezaron a formar parte del Estado, menos los que tenían capilla. Se suponía que los que tenían capilla o iglesia abierta al público, directamente a la calle sin pasar por el colegio, seguirían siendo capilla. Algunas se respetaron y otras no.

***

-Se habla de los sucesos de la procesión del 8 de septiembre de 1961 y de la salida de los sacerdotes en el Vapor Covadonga, el 17 de ese mismo mes y año. ¿Qué pasó en aquel septiembre «fatal»?

Así mismo, podríamos catalogarlo así. Entonces yo no estaba en Cuba, te hablo por lo que me dijeron cuando llegaron Monseñor Eduardo Boza Masvidal y compañía a Europa.

Monseñor Eduardo Boza Masvidal, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de La Habana, fue expulsado de Cuba en septiembre de 1961 y se convirtió en una figura de la oposición a la Revolución en el exterior.

Todo sucedió en la Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad, que está en la esquina de las calles Salud y Manrique. La procesión no llegó a salir. Se organizó a pesar de que el clima estaba muy malo y de que el gobierno no había dado permiso, porque la cosa estaba tensa por la nacionalización de los colegios, que había sido en mayo. Había un tumulto muy grande y, por supuesto, esas cosas siempre se manipulan por los dos lados, en contra y a favor.

Entonces en medio de aquello se sintió un tiro –que no se supo de dónde salió, pero a Monseñor Boza le parecía por lo que le dijeron algunas de las personas que estaban en la calle, que había salido de un edificio del frente, no del templo–. Acusaron al Padre Agnelio Blanco –quien murió hace muy poquito en Venezuela–, de haber disparado desde la iglesia a un muchacho que era miliciano o soldado y que murió.

Pero resulta que Agnelio no estaba allí, estaba en Isla de Pinos. Después él decía: «Nunca nadie ha tenido tanta puntería en Cuba. Yo estaba en Isla de Pinos y maté a un muchacho en la calle Salud».

-¿Él no estaba allí?

No, no estaba, pero claro, como estaba siempre y era quien tocaba las campanas… Él había ido a su casa a celebrar la Caridad en Isla de Pinos, entonces ahí con la acusación se equivocaron.

-¿Quiénes se equivocaron, Monseñor?

No lo sé (Sonríe). Eso se quedó así, no se habló más de aquello, pero fue un patuleque tremendo. Fue de golpe, una cosa muy mala que determinó la expulsión posterior, la detención de Monseñor Boza, en fin.

Finalmente fue uno de los expulsados, Monseñor Boza, junto con muchos sacerdotes; con un criterio que no está claro. O sea, uno pensaría que eran los sacerdotes más destacados pastoralmente porque pudieran tener más influencia en la gente. Algunos eran sacerdotes jóvenes o medios tiempo pero con una vida muy activa, pero otros no. Recuerdo al Padre Rivas, jesuita, que era un hombre muy mayor y tenía ambas piernas cortadas por problemas de diabetes. Lo bajaron de su cuarto de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, la de Reina, y se lo llevaron en el barco. Ese hombre ni a favor ni en contra de la Revolución, lo único que hacía era decir misa privada en su cuarto y nada más que eso.

-¿No le pareció una situación rara?

Sí. La situación estaba en conflicto y creo que aquello lo impulsaron, lo animaron, lo estimularon, los elementos más antirreligiosos dentro del equipo revolucionario, para dar una especie de golpe de gracia contra la Iglesia y que no levantará más la cabeza. De hecho, sí fue un golpe muy grande. Entre los que se habían ido en junio después del cierre de los colegios, que se fueron casi todas las congregaciones que tenían colegios, y el cierre de los asilos, imagínate. O sea, no cerraban los asilos, los tomaba el Estado y se fueron echando a perder. El único que quedó fue Santovenia en ese momento que no los expulsaron.

De hecho, en honor a la verdad, a las monjas de los asilos no las expulsaron, casi siempre se fueron porque sus superioras de España tenían miedo. Aquí se manejó mucho, desde la Embajada de España, pero me imagino que eso no venía directamente de Madrid sino de Washington, la hipótesis de que esto iba a ser igual que la Guerra Civil y que, en su momento, iba a haber ese desbordamiento de gente sobre los conventos, con matazón de sacerdotes y de monjas, como sucedió en España.

-¿Por eso se fueron?

Por eso. Por lo menos a la gente de los asilos el gobierno le suplicaba que se quedaran. El de Santiago, por ejemplo, estaba frente al Arzobispado, y me contaba Monseñor Pérez Serantes que él se opuso mucho a que se fueran. Él hizo lo imposible. Decían:

-¡Es que nuestra superiora nos manda a irnos!

-¿Y qué van a hacer esos viejitos?

-Nosotros nos vamos a ir. Aquí dejamos todas las llaves y las cosas. Usted se las da al gobierno que nosotras nos vamos.

Las llevaban para La Habana y aquí se montaban en el primer barco que salía. Pero el gobierno no quería que se fueran porque los asilos estaban bien atendidos y, además, que se hace con aquella caterva de viejos que había. En Cuba casi todos los asilos eran religiosos, no civiles.

Santovenia no se cerró y sigue andando porque era el lugar de estancia de las monjas del interior, que venían y se quedaban ahí hasta que conseguían el pasaje en el barco. Cuando ya no quedara ninguna de las que se iban a ir del interior, entonces se iban las de Santovenia también.

La Santa Sede se opuso mucho a que la gente se fuera, los sacerdotes diocesanos o religiosos y las monjas, pero seguían yéndose, y los laicos, por supuesto, a montones. Mandaron a Monseñor Odi, que era Nuncio en Egipto, para evaluar exactamente cuál era la situación, porque Monseñor Cesare Zacchi, el Encargado de Negocios de la Nunciatura Apostólica en Cuba, les dijo que el éxodo de religiosos era un tremendo disparate y pidió la intervención de la Santa Sede con esas superioras españolas.

Entonces mandaron a este hombre y Zacchi lo fue a esperar al aeropuerto y cuando lo montaron en la máquina, le preguntó:

–¿Y usted qué quiere exactamente?

-La primera cosa es impedir que se vayan más monjas de los asilos y después, no sé, reunirme con el gobierno. Es escandaloso que se vayan, esto no puede seguir. El Papa está muy disgustado con eso.

–Pues mire, si quiere impedir que se vayan más monjas, las últimas que quedan están en Santovenia y se van mañana.

Entonces fueron directo para allá, antes de ir a la Nunciatura. Hablaron con la Superiora y ella les dijo:

–Padre, yo no me quiero ir. Si usted se responsabiliza con que va a conseguir que mi Superiora cambie esa decisión, yo no me voy, ni ninguna de mis monjas. Nosotros no nos queremos ir, no queremos dejar a estos viejitos.

Bueno, se quedaron, pero la Superiora no se los perdonó nunca. Mientras esa monja fue Superiora en España, que es de donde eran ellas, las consideró rebeldes y desobedientes; hasta que llegó otra, porque ni les escribía. Ellas les escribían cartas y no les contestaba. ¡Como si fueran cismáticas, las pobres, porque se quedaron contra aquella orden, pero ellas obedecieron a la Santa Sede que está por encima de todo lo demás! Y así fue.

Era un acontecimiento detrás de otro. Yo no estaba aquí. Me enteraba por la gente que me escribía y los de la Embajada en Roma, que eran amigos nuestros y nos mandaban la prensa o nos visitaban. No estuve hasta el 63. Esos golpes tremendos no los viví en Cuba. Después del 63 fue difícil, una etapa muy difícil.

-¿Cómo influyó Monseñor Cesare Zacchi en suavizar la relación de la Iglesia con el gobierno? A veces se habla de una amistad entre él y Fidel.

No, la palabra amistad es muy fuerte. Es decir, normalmente se decía que sí. La palabra que se usaba era esa. Yo no diría que había una amistad. Para mí el concepto de amistad es muy serio. Pero era una relación buena, sin duda. Digamos que tenían química. Se entendían bien.

A él muchas cosas que pasaban en Cuba no le gustaban, por supuesto, pero por otro lado las justificaba. Decía que este era un país que necesitaba la Revolución, que era una lástima que hubiera tomado el camino del marxismo, pero quedándose, dialogando, se podía lograr otra evolución, como se está logrando ahora después de tantos años, pero bueno, él pensaba que esto se podía haber conseguido en los años 60 si se hubiera adoptado otra actitud.

En aquella época el gran problema para la Revolución cubana –¡hay que decir las cosas como son!– era que en definitiva a la Revolución quien la sostenía política y económicamente era la Unión Soviética y la Unión Soviética, no la Rusia de ahora, la Unión Soviética de entonces, la de inmediatamente después de Stalin, con el estalinismo a flor de piel, tenía una manera muy antirreligiosa de entender el marxismo.

Por otra parte, los Estados Unidos eran enemigos y hubieran dado cualquier cosa por haber tumbado el gobierno de Fidel Castro. El único país poderoso que apoyaba era la URSS. Cuba en ese sentido, toda la situación de la Revolución, inclusive el problema de la Iglesia con la Revolución, fue una víctima de las malas relaciones entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Cuba fue el campo de batalla.

-Estábamos en el medio y no se podía andar con medias tintas.

No, no, porque los Estados Unidos no hubieran transado con Cuba nunca, había que quitar a Fidel y punto, y poner un régimen capitalista como antes del 59; y la Unión Soviética tenía que obligar a vivir un marxismo, no un marxismo distinto como lo hubieran vivido Fidel, Raúl y el Che y todos los demás…

-Adaptado más a las condiciones de aquí.

Claro. Digamos que un marxismo menos antirreligioso, porque no tenía por qué serlo. Me acuerdo, hablando después, por los años 70 y pico, con un ruso de la embajada que llegó a ser amigo mío. Un muchacho joven muy simpático, muy buena gente. Él me preguntaba cosas de esa época, como había sido, y yo le decía esto mismo, con todas sus letras, hablando de la influencia política tan negativa. Ayudaron mucho económicamente, es verdad; apoyaron políticamente, es verdad también. La Revolución sobrevivió gracias al apoyo dentro de Cuba, pero también gracias a ese apoyo internacional de la Unión Soviética, eso es cierto.

Pero impusieron unas líneas ideologías tremendas, una burocracia tremenda. Y él me decía: «Carlos Manuel, tú eres aficionado a la historia. Toda la vida, en la historia, el que paga pone la música. Y aquí los que pagamos somos nosotros. La música de esta Revolución, el ritmo con el que hay que bailar, lo ponemos nosotros. Sé que es muy descarnado decirte eso a ti, pero es así». Y ha sido así siempre.

Los países que están con Estados Unidos, este es el que pone la música y aquí nos tocó la Unión Soviética. No es la que nosotros queríamos oír, pero fue la que nos pusieron. Después eso se desmoronó y en el hecho de que las cosas empezaran a cambiar en Cuba con respecto a la Iglesia, por supuesto, entró el factor de que la Iglesia en Cuba cambió, la personalidad del Cardenal Jaime Ortega y todas esas cosas que ya sabemos, de Raúl y todo eso que sabemos; pero también que no existía la Unión Soviética. Rusia se convirtió en un país laico en el año 1991, con una excelente relación con el Patriarcado Ortodoxo de Moscú.

-Posiblemente después de 1991 fue cuando empezamos a poner la música nosotros mismos.

Exacto, la poníamos nosotros. Como tú dices, por primera vez en la historia de Cuba, en toda la historia de Cuba desde que llegaron los españoles y se fueron los indios, o se murieron o lo que fuera. Porque en tiempos de la colonia éramos colonia española, la música venia de Madrid. Después, en la República, la intervención americana, que más que intervención fue ocupación realmente, y la Enmienda Platt y todo, la música en Cuba la pusieron siempre los Estados Unidos, eso es verdadero.

La Revolución rompió con aquello, pero entonces la música la ponía la Unión Soviética y ahí sí que la Iglesia estaba, dicho muy groseramente, muy «fastidiá», por no decir muy jodía, porque la Unión Soviética tenía una actitud muy fuerte contra los religiosos. Desapareció el sovietismo, no solo en Rusia sino en Polonia, Checoslovaquia, Alemania, como ya sabemos, pues entonces aquí ya mantienen el Socialismo.

Nosotros no teníamos nada contra el Socialismo. Si tú me preguntas a mí, prefiero el Socialismo como sistema de gobierno. Un Socialismo democrático es un sistema muy aceptable. Dile a un sueco o un noruego que ellos no son socialistas. Es un Socialismo de otro tipo, pero es un Socialismo, con propiedad privada, con democracia en las elecciones, todo con una gran preocupación social. Eso es una cosa y aquel marxismo estalinista era otra.

Esa es la causa de todo, lo demás son anécdotas, pasó esto, pasó aquello, pasó lo otro, pasó lo demás. En el fondo lo que había era la presión soviética que quería, por supuesto, que la Revolución saliera adelante y le parecía, dentro de sus esquemas, que no podía hacerlo si la Iglesia era más o menos fuerte, presente.

Al mismo tiempo, la Iglesia se dejaba manejar, sin darse cuenta quizá, por el criterio de Estados Unidos, porque en definitiva hubo mucha gente que apoyó Girón, católicos que se ponían endiablados si tú les decías que era cosa de la CIA y de Estados Unidos. Si es evidente y después lo han dicho y además, ahora se han publicado los archivos y todo. ¡Qué cosa de los cubanos exiliados! ¿Cómo los cubanos exiliados van a tener los barcos, los aviones, van a entrenarse en Centroamérica y todo? Es Estados Unidos y punto. Había mucha ingenuidad con esas cosas.

En cuanto a tu pregunta sobre la influencia de Zacchi. Tuvo esa buena relación con Fidel y por eso quizás pudo parar algunos golpes. Pero influencia sobre Fidel creo que nadie ha tenido mucha.

-Es muy autónomo.

Sí, muy autónomo. Me parece que la persona, esto si es una opinión particular nada más, la persona humana, individual, que haya tenido en su momento una influencia, capaz de discutir con Fidel puntos de vista muy clarito, me parece que la única ha sido Celia Sánchez. Ella podía fajarse con Fidel, de palabras, por supuesto, y decirle las cosas con muchísima claridad y él no ponerse bravo con ella. Confiaba en su lealtad enormemente.

La muerte de ella la lamentamos todos. Yo la quería mucho porque era amiga de mi familia. Su padre era amigo de mi abuelo allá en esa zona de Manzanillo, Niquero. Era muy atenta, atentísima; más que atenta, cariñosa, como lo fue Vilma también.

-¿Era católica?

Fue católica de jovencita, muy católica. Era una de las manos derecha del sacerdote que estaba en El Cobre. Lo llevaba a distintos lugares de la Sierra. Más tarde, se apartó de la práctica, era muy curioso porque no iba a la Iglesia, quizás por todos esos conflictos o lo que fuera, pero en cuanto un pariente se ponía grave, unas tías que tenía que vivían aquí a la entrada de Miramar, las Manduley, en cuanto alguien se ponía grave mandaba a buscar al cura para que no se muriera sin sacramento ningún pariente suyo.

-¿Y ella, falleció sin sacramento?

Ella falleció sin sacramento, por lo menos que se sepa, a mí no me llamaron. Una de las hermanas de ella sí, me llamó y yo le di los sacramentos. Esa también murió de cáncer, los otros hermanos murieron de cáncer, parece que es una cosa genética supongo.

Celia fue extraordinaria. Para contarte una anécdota, cuando empezó la Libreta de Abastecimiento y todas estas cosas, Fidel iba a almorzar a su casa, en la calle 11, entre 10 y 12, en el Vedado, en un apartamento grande. Entonces llega un día y se encuentra con que, en su puesto, hay como seis o siete cartuchitos cerraditos por todas partes. Le pregunta:

-¿Qué es eso?

-En uno hay arroz, en otro hay frijoles, y así. Esos cartuchitos son lo que tú pretendes que se coman cada uno de los cubanos durante un mes. Mira a ver si tú puedes vivir un mes con eso que hay ahí, que es menos de lo que tú comes en un día aquí. Esa era Celia.

***

¿Cómo influyó en la vida de la Iglesia la visita del Papa Juan Pablo II en 1998?

¡Ah, mucho! Si el ENEC sacó a la Iglesia de la actitud defensiva a la actitud evangelizadora, simplificando mucho las cosas, la visita de Juan Pablo II, con esos actos públicos en plazas y en todas partes, porque fue una visita larga, muy preparada, con actos de mucha gente, en La Habana sobre todo, sacó la Iglesia a la calle por primera vez desde el año 59. El último acto masivo, católico, en las calles de La Habana fue el Congreso Católico del año 59 y desde entonces no había habido otra cosa así. Tanto tiempo y con el Papa, por primera vez en Cuba un Papa, con ese carisma de comunicación que tenía Juan Pablo II, impresionante.

La visita del Papa Juan Pablo II en 1998 fue la primera de un Sumo Pontífice a la Isla.

Uno puede discrepar de algunas cosas, pero tenía una capacidad de comunicación, una simpatía desbordante y fue una visita muy bien preparada, con mucha resonancia mundial y nacional, con mucho efecto en el público católico y en el no católico en cuanto a que vieron a la Iglesia en la calle, una Iglesia que a pesar de todos los pesares estaba viva y sabía organizar esas cosas.

***

-El nuevo milenio que se ha mostrado más calmo en las relaciones. A su juicio, cuáles son los cinco acontecimientos más importantes en la vida de la Iglesia cubana en estos años.

El recorrido de la Virgen de la Caridad cae ahí y la visita de Benedicto XVI también. La beatificación de Olallo, el primer cubano que beatifican en Cuba, porque está también el muchacho de Jatibonico, que probablemente tú no lo conozcas, José López Piteira, beato igual que Olallo.

(…)

La mediación del Cardenal Jaime Ortega para la liberación de los presos políticos, algo totalmente nuevo y con muy buenos resultados. Y el quinto puede ser, no es un hecho en sí, la situación de mejor comunicación entre la Iglesia y el Gobierno que se ha dado en los últimos años de manera sostenida, en la que se destacan de manera especial el Cardenal Ortega y Raúl Castro, pero que no son solo ellos dos evidentemente. Jaime cuando habla lo hace en nombre de los obispos y Raúl en nombre del gobierno.

***

-Hay algo en el horizonte de la Iglesia Cubana que motiva no solo a los católicos sino también a quienes no lo son, y es la posibilidad de que el Padre Félix Varela llegue a los altares. ¿Qué cree usted que significaría para la Iglesia cubana? ¿Hay alguna posibilidad de que ocurra en un tiempo cercano?

Sin duda sería muy importante no solo para la Iglesia cubana, sino también para Cuba en general. Cuando Juan Pablo II vino, quería canonizarlo aquí, aunque no hubiera milagro todavía.

-¿Eso se puede hacer?

El Papa está por encima de esas leyes. Pero se le recomendó que no lo hiciera porque entonces le iban a empezar a llover peticiones de todas las órdenes religiosas para que canonizara a su fundador que nadie conoce y al final se decidió no hacerlo. Para que el proceso se dé hace falta demostrar la santidad de la vida, que ya está demostrada; la de la obra, que también está demostrada y, finalmente, un milagro.

(…)

Para mí en lo personal significaría mucho que el Padre Varela llegara a los altares porque él fue quien me inspiró a convertirme en sacerdote. Cuando joven me pregunté: «¿Cuál es la mejor forma de servir a Cuba?». Varela me dio la respuesta. Y aquí estoy.

20 diciembre 2020 18 comentarios 2.142 vistas
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La Joven Cuba sobre el Movimiento San Isidro

por Consejo Editorial 22 noviembre 2020
escrito por Consejo Editorial

El video al final de este texto, tomado por uno de nuestros periodistas, corresponde a una de las respuestas de la Seguridad del Estado cubana al llamado a la protesta pacífica en el Parque Central de La Habana que hiciera el Movimiento San Isidro. Los congregados no son manifestantes, sino miembros de los cuerpos de la Seguridad del Estado y personal movilizado que se han desplegado en diversos puntos para impedir la llegada de manifestantes.

La protesta, convocada desde las redes sociales del MSI, hacía un llamado «a todos los cubanos y las cubanas que creen en la libertad y en el respeto a la diversidad de opiniones como principios fundamentales de la convivencia humana». Según el comunicado, los reclamos que los mueven en esta ocasión son la liberación de Denis Solís, el cese de la represión policial y el respeto a los derechos humanos.

Si bien La Joven Cuba no comparte en lo esencial los principios del Movimiento San Isidro, ni de su ideología, ni comulga con sus prácticas; rechazamos absolutamente la represión a la que están siendo sometidos sus miembros y las múltiples vejaciones de las que han sido víctimas a manos de quienes tienen el mandato constitucional de protegerlos.

Amparados en el Artículo 61 de nuestra Constitución, que establece que «Las personas tienen derecho a dirigir quejas y peticiones a las autoridades, las que están obligadas a tramitarlas y dar las respuestas oportunas, pertinentes y funda-mentadas en el plazo y según el procedimiento establecido en la ley», protestamos ante las autoridades de la República por lo que está sucediendo con los miembros del MSI y exigimos que se tomen las medidas penales contra los órganos de la Seguridad del Estado y cualquier funcionario del Gobierno que haya infringido las leyes aprobadas por el pueblo de Cuba, en quien reside toda la soberanía de la República y de donde dimana el poder del Estado.

Los miembros del MSI están haciendo uso de su derecho, contenido en el Artículo 54 de la Constitución de 2019, que asegura que «El Estado reconoce, respeta y garantiza a las personas la libertad de pensamiento, conciencia y expresión». Es el Estado quien no está cumpliendo con su deber expresado de manera clara en el texto constitucional.

22 noviembre 2020 48 comentarios 1.611 vistas
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La decisión de Carlos Prío

por Luis Calzadilla Fierro 17 noviembre 2020
escrito por Luis Calzadilla Fierro

En 1948 fue elegido como Presidente de la República de Cuba, Carlos Prío Socarrás, por el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico). En su juventud había participado en las luchas estudiantiles y en la Revolución del 30. Cuatro años más tarde, el 10 de marzo de 1952, el antiguo sargento taquígrafo, devenido coronel, Fulgencio Batista Zaldívar, lo sacó de la presidencia mediante un golpe de Estado, que tomó como centro de operaciones al antiguo Campamento Militar de Columbia, convertido después de 1959 en la Ciudad Escolar Libertad.

A pesar del apoyo popular, especialmente de los estudiantes universitarios que incluso reclamaban armas para enfrentarse al emergente dictador, Carlos Prío no reaccionó y decidió partir al exterior, acompañado de su familia. Existe incluso una foto del presidente derrocado, diciendo adiós en el aeropuerto.

Al triunfar la Revolución Cubana, regresó. Fue de los primeros. Pero su estancia sería solo de dos años, pues partió posteriormente dada su franca oposición a la ideología marxista-leninista, proclamada en 1961.

Buena parte de la historiografía cubana ha tildado de cobarde y débil la actitud de Prío, al entregar su gobierno a Batista sin mostrar resistencia. Es la versión más extendida. Pero podría ser interesante ver otra dimensión, la psicológica y psicopatológica, que, en no pocas ocasiones, nos sirve para comprender los acontecimientos históricos.

El pueblo es quien determina la historia. El papel de las grandes personalidades es recoger las aspiraciones y necesidades de ese pueblo en un momento concreto. Pero la personalidad del líder marca significativamente la manera en que se desarrollan los hechos.

Por ejemplo, cuando Lenin, enfermo, en una carta escamoteada durante mucho tiempo, escribió sobre los rasgos negativos de Stalin y recomendó que lo pasaran a otro puesto que no fuera el de Secretario General del Partido Comunista, estaba hablando, en última instancia, de psicología y psicopatología. Sus argumentos se fundamentaban en los rasgos negativos del carácter de quien, a la larga, se convertiría, pese a la advertencia, en su sucesor. El tiempo le daría la razón.

Me contaba un amigo psiquiatra, quien a su vez había recibido la historia de otro psiquiatra, que en el momento del golpe de Estado, Carlos Prío Socarrás padecía de un Trastorno Depresivo Mayor, del cual había sufrido varios episodios anteriores. Si a esto se añade el generalizado rumor del consumo de drogas por el presidente puede ofrecernos este relato una pista para entender su conducta. Se asociarían un trastorno relacionado con el consumo de sustancias y un episodio depresivo mayor, lo que actualmente se conoce como patología dual.

No se trata de una justificación de la conducta de Prío, pero la severidad del cuadro depresivo impide al individuo no sólo tomar decisiones, sino además implica la falta de deseos para tomarlas. Prío eligió el camino más fácil: escapar. Intento comprenderlo. Una de las recomendaciones básicas que los psiquiatras hacen a sus pacientes es no tomar decisiones importantes durante la depresión porque incluso pueden ir contra ellos mismos. No se deprimió por el golpe, ya estaba deprimido y probablemente bajo tratamiento. Aquél solo agravó los síntomas ya existentes.

Cuento este hecho tal como me lo transmitieron y sólo quiero poner énfasis en la importancia de los factores psicopatológicos y psicológicos en la historia universal y de Cuba, llena de supuestos misterios y de explicaciones que no toman en cuenta las variables señaladas, dado su significativo carácter subjetivo y develador de la intimidad de las grandes personalidades, verdaderos agujeros negros del relato histórico.

El 5 de abril de 1977, el ex Presidente de la República Carlos Prío Socarrás se suicidó en su casa de Miami.

17 noviembre 2020 26 comentarios 1.606 vistas
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Manifestaciones fantasmas y confituras lacrimógenas

por Resumen Semanal 1 noviembre 2020
escrito por Resumen Semanal

¡Muy buenas! Para este sábado, 31 de octubre, había sido llamada una manifestación que, como de costumbre, no sucedió. Convocada supuestamente por el sector cuentapropista, sus reclamos al gobierno se enfocaban en la escasez de productos generalizada. La protesta ha pasado prácticamente desapercibida, más allá de varias denuncias realizadas por grupos opositores donde aseguraron que algunos de sus miembros habían sido detenidos para impedir su participación.

También, esta semana se ha viralizado en redes sociales un texto publicado el pasado 18 de septiembre por el periódico Venceremos, órgano oficial del Comité Provincial del Partido Comunista en Guantánamo. El escrito formaba parte de la sección Instantáneas, dedicada a compartir las quejas de la población, y se refería a una petición para cambiar de lugar las confituras exhibidas en la vidriera de una tienda de productos en MLC.

Somos La Joven Cuba y este es nuestro resumen semanal de la agenda pública del país.

***

Como es casi costumbre, las protestas convocadas por sectores de la oposición al gobierno no logran participación popular. Para este 31 de octubre habían llamado a una manifestación pacífica de carácter nacional, bajo el lema “Queremos libertades económicas NO + MISERIA”.

Dicha convocatoria aseguraba textualmente que, “producto de la ineficiencia y lentitud del gobierno cubano en sus gestiones y en realizar los cambios que la realidad y el pueblo demandan, muchos cubanos protestaremos el día sábado 31 de octubre en toda Cuba”. Seguidamente aclaraban que “los manifestantes deben usar nasobuco y respetar la distancia física de 1,5 metros.

El documento de la convocatoria, divulgado a través de redes sociales, exigía al gobierno cubano los siguientes 5 puntos:

1- Que el gobierno de Cuba autorice y facilite la entrega a nosotros, el pueblo, de las donaciones humanitarias llegadas desde el extranjero, independientemente de quién sea el donante.

2- Que el gobierno entregue a los emprendedores la libertad de importar directamente del extranjero, mercancía sin límite de cantidad ni tipo, sin que medien las empresas estatales. (Excepto drogas, armas y explosivos).

3- Que el gobierno autorice a los campesinos cubanos a importar suministros y equipos, vender sus productos tanto a la población como para exportación con total libertad, sin imponerle límites de cantidad de productos ni de precios.

4- Que el gobierno autorice mediante licencia de trabajo, la compra-venta de productos. El comercio es legal en el mundo entero y por tanto los revendedores deben ser legalizados.

5- Eliminar el límite de propiedades y bienes que los cubanos podamos comprar así como eliminar el límite de activos que los cubanos podemos poseer para producir bienes o servicios.

Para la protesta sugerían diferentes puntos de las ciudades capitales de provincia, aunque aseguraban que cada cubano podía hacerlo desde donde estimara conveniente. Sin embargo, durante la jornada de este sábado no se registró ninguna actividad fuera de lo normal en los puntos donde supuestamente se reunirían “muchos cubanos”.

Los grupos opositores y medios de prensa que divulgaron la convocatoria a la manifestación apenas se han referido al tema, más allá de algunas denuncias de supuestas detenciones arbitrarias para impedir que periodistas independientes y activistas políticos asistieran al inexistente evento.

Por ellos, en las últimas horas se informó desde varios medios radicados en Miami sobre la presunta detención a Camila Acosta, periodista de CubaNet, mientras que José Daniel Ferrer, líder de UNPACU, alertó sobre agresiones policiales a miembros de su organización.

***

La sección Instantáneas, del periódico guantanamero Venceremos, publicaba el 18 de septiembre pasado un texto donde se solicitaba que fueran cambiadas de lugar las confituras exhibidas a través de la vidriera de la tienda de productos en MLC ubicada en las calles Los Maceos esquina a Prado.

Fragmento de la sección Instantáneas, del periódico guantanamero Venceremos.

Siga este link si desea descargar la versión en PDF del periódico de ese día: http://www.venceremos.cu/venceremos-edicion-impresa/category/48-viernes-18-de-septiembre

Según el texto, varias personas sugirieron a la gerencia de la tienda cambiar de lugar el expositor de dulces, de forma tal que los niños no lo vieran desde la calle, porque para los padres sería “complejo explicarles la imposibilidad de comprarlos por no tener acceso a esa moneda”.

Más de un mes después de publicado, la queja se viralizó en redes sociales, provocando una ola de críticas de diversos sectores que, en su mayoría, atacaban la existencia de las tiendas en MLC, un tema recurrente en cualquier debate nacional. Recientemente, el propio periódico anunciaba que el gerente general de la Sucursal Cimex Guantánamo respondió que habían escuchado las sugerencias de la población y las confituras fueron trasladadas de lugar. Problema solucionado.

Respuesta de la gerencia de Cimex para “solucionar” el problema de las confituras demasiado visibles.

Una breve para finalizar:

Desde hoy, 1 de noviembre, en todo el país se atrasó una hora a las manecillas del reloj y se restableció el horario normal. Con esta medida, Cuba vuelve a coincidir con el resto de países del hemisferio norte. Sin embargo, el nuevo horario implica mayor demanda de electricidad debido a que oscurece más temprano.

Desde la Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (ONURE) se hizo un llamado al ahorro en hogares y centros de trabajo.

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1 noviembre 2020 9 comentarios 901 vistas
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Cuatro nuevas leyes y el fin de la Western Union en Cuba

por Resumen Semanal 31 octubre 2020
escrito por Resumen Semanal

¡Muy buenas! Como habíamos adelantado en el resumen semanal de hace 7 días, la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) se reunió en su Quinto Período Ordinario de Sesiones. En el encuentro fueron aprobadas cuatro leyes -del Servicio Exterior; de Organización y Funcionamiento del Consejo de Ministros; de Revocación de los Elegidos a los Órganos del Poder Popular, y del Presidente y Vicepresidente de la República- enfocadas directamente en fortalecer el orden institucional del Estado.

Por otra parte, ha sido noticia que los 407 puntos de pago de Western Union en la isla cerrarán en los próximos 30 días, según dijo la empresa FINCIMEX en un escueto comunicado publicado en su página de Facebook.

Somos La Joven Cuba y este es nuestro resumen semanal de la agenda mediática del país.

***

El miércoles transcurrió el V Período ordinario de sesiones de la ANPP, y reunidos de manera virtual, los legisladores cubanos aprobaron por unanimidad cuatro leyes encaminadas a fortalecer el aparato institucional del país. Las nuevas normativas aprobadas fueron las siguientes:

–Del Presidente y Vicepresidente de la República: La jefa del Grupo de Asesoría Jurídica del Consejo de Ministros, Elba Martínez Amador presentó el proyecto de ley que pauta el ejercicio de las funciones del Jefe del Estado, el ámbito de actuación del vicepresidente, así como las relaciones con órganos, organismos y entidades estatales, los ciudadanos y las organizaciones de masas y sociales. Dos de las novedades del proyecto de ley son la rendición de cuenta del presidente ante la ANPP y el otorgamiento de condecoraciones y títulos honoríficos.

–De Revocación de los Elegidos a los Órganos del Poder Popular: El jefe de la Comisión Permanente de Asuntos Constitucionales y Jurídicos, José Luis Toledo Santander, presentó el proyecto de ley que establece los procedimientos de revocación de delegados a las asambleas municipales, presidentes y vicepresidentes de los consejos populares; presidentes y vicepresidentes de las asambleas municipales, gobernadores y vicegobernadores; diputados, presidente, vicepresidente y secretario de la Asamblea Nacional; miembros del Consejo de Estado, y presidente y vicepresidente de la República.

–De Organización y Funcionamiento del Consejo de Ministros: Presentada por Elba Martínez, jefa del Grupo de Asesoría Jurídica del Consejo de Ministros, la ley establece los procedimientos de trabajo de este órgano, la funcionabilidad del Primer Ministro, los miembros y atribuciones del Consejo de Ministros, así como la forma y diversas acciones como el derecho de interpretación constitucional o el control de constitucionalidad de determinados actos. La ley reglamentará el funcionamiento gubernamental.

–Del Servicio Exterior: Presentada por el canciller Bruno Rodríguez, la nueva ley está encaminada a jerarquizar y organizar en un solo cuerpo legal todo el contenido estructural y de funcionamiento del Estado en cuanto al servicio y la acción exterior.

Asimismo, la agenda parlamentaria contempló el Informe de Liquidación del Presupuesto del Estado del 2019, la Estrategia económica y social para el impulso de la economía y enfrentamiento a una crisis mundial prolongada provocada por la COVID-19 y la Ratificación de los decretos leyes y acuerdos del Consejo de Estado

***

La empresa FINCIMEX, entidad financiera cubana propiedad del conglomerado militar GAESA, anunció a través de un comunicado publicado en Facebook que todas las sucursales de Western Union dentro de la isla cerrarían en las próximas semanas.

“Es ampliamente conocido que el 70% de la red de puntos de pago está conformada por empresas incluidas en la lista de entidades restringidas, por lo que incluso sin la gestión de Fincimex como representante de Western Union en Cuba, se verían obligados a cerrar”, decía una parte del comunicado.

De esta forma, y como se preveía luego de conocer las nuevas regulaciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos, oficina perteneciente al Departamento del Tesoro, será imposible el envío de remesas hacia Cuba, al menos por los canales autorizados hasta el momento.

***

Dos breve para finalizar.

El pasado martes 27 de octubre se anunció que el candidato vacunal cubano contra la COVID-19, Soberana 02, comenzará la fase I de ensayos clínicos, tras recibir la aprobación del Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED).

Nos es grato informarles que se aprueba por @CecmedCuba el ensayo clínico fase I del candidato vacunal #Soberana02, basado plataforma de vacunas conjugadas con antecedentes en @FinlayInstituto. Un saber hacer nos distingue en el campo de las #vacunas preventivas.#CienciaCubana pic.twitter.com/xCTtHCLnYT

— Instituto Finlay de Vacunas (@FinlayInstituto) October 27, 2020

El mismo día se conoció la triste noticia del fallecimiento del crítico y director cinematográfico Enrique Colina, conocido especialmente por haber conducido durante más de 30 años el programa televisivo de apreciación cinematográfica 24 por Segundos y por ser director de gran número de populares documentales.

Enrique Colina fue, además, colaborador de LJC, que publicó a modo de homenaje uno de los artículos que escribió para nuestro medio.

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31 octubre 2020 5 comentarios 650 vistas
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¿Agendas sociales impuestas o deudas pendientes?

por Alina Bárbara López Hernández 28 octubre 2020
escrito por Alina Bárbara López Hernández

Quien se acerque a las redes sociales y medios digitales, constatará que en Cuba existen temas recurrentes que evidencian los senderos del debate de la sociedad civil: la discriminación racial, reivindicaciones feministas, la lucha de la comunidad LGBTI por sus derechos, proyectos artísticos contestatarios, la protección animal o medioambiental. Unos confluyen, otros marchan separados, y, en su totalidad, podrían ser definidos convencionalmente como una agenda pública, aunque carezcan del carácter organizado y de la planeación conjunta que el término requeriría.

El gobierno cubano percibe estas demandas, y especialmente el activismo que ellas generan, como injertos de instancias externas comprometidas en la subversión para un cambio de régimen.[1] No es ilógico pensar que las inconformidades en dichos temas puedan fomentar discrepancias políticas internas; sin embargo, absolutizar esa tesis no permite explicar la popularidad de que gozan hoy estos movimientos. Para hacerlo se deberán tener en cuenta dos aspectos fundamentales: 1) el gran desfase de Cuba respecto a estos asuntos, que tiene su raíz en los años finales de la década del sesenta y 2) que la reemergencia en cuestión data de los noventa, tras la caída del socialismo y motivada por los conflictos económicos e ideológicos resultantes. El hecho de que su visibilidad actual se explique por el mayor acceso a internet y a las redes sociales no puede confundirnos. ¿Cuándo se perdió el camino? ¿Cuándo volvieron a actualizarse estos sensibles temas? A responder tales interrogantes se encamina el presente artículo, que no pretende caracterizar los múltiples movimientos, proyectos, activistas o plataformas existentes en el ecosistema mediático digital.

El desfase

A fines de los sesenta, el mundo se hacía eco de la Revolución Cultural.[2] El mayo francés del 68 encabezó un movimiento contra todo tipo de autoritarismos y jerarquías: familiares, sociales, artísticas y educativas. Los jóvenes desafiaban los valores de sus padres y se oponían a una sociedad encorsetada y convencional. Criticaban el elitismo, la burocracia, la moral burguesa, el marxismo soviético, el Estado y el militarismo.

Estos movimientos, juveniles y contraculturales, se atomizaron en múltiples grupos, representantes de aristas sociales que a veces se entrecruzaban: pacifistas, feministas, homosexuales, ecologistas, diferentes tendencias del arte moderno; en Checoslovaquia, incluso, se abogaba por “un socialismo con rostro humano”.

Encauzadas hacia lo cultural e ideológico, el escenario de estas luchas eran las calles, aulas y campus universitarios, conciertos y acampadas. El movimiento tuvo resonancia en todos los continentes y países, aunque no por igual, y su fracaso relativo no menoscabó el impulso que dieron en los años subsiguientes a la causa del feminismo, a las luchas por los derechos de las minorías y los grupos raciales inferiorizados históricamente, y al ecologismo primitivo.

Tales hechos coincidieron en Cuba con un período de radicalización del socialismo. La Revolución logró un consenso popular con medidas de gran aceptación: acceso igualitario y libre a la educación, niveles básicos de nutrición, un sistema de salud pública impensable para un país del tercer mundo y diversas opciones culturales.

En la misma medida en que se beneficiaba a la mayoría, se requería de ella incondicionalidad. La unanimidad fue tallada como un monumento, sobre todo a partir del 65, fecha en que se proclama como Partido al PCC. El control temprano de la prensa por el gobierno permitió tutelar la opinión pública.

La aspiración de construir una sociedad comunista tomó fuerza en 1968 con la Ofensiva revolucionaria, que liquidó a la pequeña —y pequeñísima— propiedad privada; decisión que tardaría décadas en ser reconsiderada y que nunca ha sido admitida como errónea.

En terreno artístico, se suscitó la polémica por el poemario Fuera de Juego, de Heberto Padilla, y por la obra de teatro Los siete contra Tebas, de Antón Arrufat; síntoma significativo de la dirección que tomaba la política cultural, controlada por el aparato ideológico, lo que llegaría a su máxima expresión tres años después con los acuerdos del Primer Congreso de Educación y Cultura.

Fue interesante la apropiación simbólica del centenario del inicio de las guerras por la independencia. La Revolución se dictaminó como proceso único, con génesis en 1868 pero que incluía intrínsecamente al socialismo, del cual 1968 era un hito. Esta es la idea que transmite la cubierta de la revista Verde Olivo correspondiente al 7 de abril del 68, aun antes del conocido discurso de Fidel del 10 octubre en que proclama dicha tesis.

Revista Verde Olivo

A medida que se constreñían los límites de lo que se entendía como revolucionario, se fue reduciendo la sociedad civil. En ello incidió obviamente la prohibición de asociaciones que no fueran las autorizadas por el gobierno.

Al tiempo que la Revolución Cultural protagonizaba el acontecer mundial, con su oposición a la burocracia, los verticalismos, la tradición y el autoritarismo; en Cuba se fortalecía un discurso que era su antítesis, ya que satanizaba todo lo que se apartara de la norma. En aquella etapa fuimos, más que nunca, una isla.[3]

Se pensó utópicamente que el racismo se abolía por las políticas igualitarias que se aplicaron desde el inicio, y que ciertamente favorecieron a las personas negras y mestizas como parte de beneficios comunes. No era tampoco un buen momento para el feminismo o para los homosexuales. En realidad, no lo era para nadie que intentara particularizar en algún componente del cuerpo social. Coexistíamos como una gigantesca mayoría. La predilección por una sociedad monolítica, estandarizada y obediente se observa en las siguientes caricaturas:[4]

«La musa snob»

«Los vagos»

«Los extravagantes»

La primera, «Musa snob», deja claro a nivel de texto que lo diferente no es bueno; idea reforzada en la imagen, pues advertimos que el defensor de la polémica, entiéndase crítica, viste informal, lleva melena y se muestra desenfadado. Su actitud contrasta con la atildada figura de cuello y corbata y pelo muy corto que se encuentra (¿casualidad?) a la izquierda, leyendo un libro de historia. Este mira asombrado, molesto, y solo lee.

La segunda, «Los vagos», presenta una imagen estandarizada del pueblo. Ocupan el cuadro personas semejantes, que visten del mismo modo, parecen un ejército y sonríen. No hay espacio para el único que se aprecia diferente.

En la tercera, «Los extravagantes», un trabajador vuelve la espalda a figuras de pelo largo, vestuario diferente y que disfrutan de la música y el idioma inglés. Ellas representan lo ajeno y son observadas con beneplácito por el imperialismo. Son antagónicas a la nación, según indica una bandera a punto de ser incinerada.

Estas caricaturas no hacían más que confirmar/reafirmar la política de intolerancia que se aplicaba ya. Desde 1965 —y hasta el 68—, funcionaron las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), campamentos ubicados en la provincia de Camagüey, donde eran confinados hombres considerados fuera de la norma revolucionaria: homosexuales, religiosos, presos comunes, jóvenes melenudos y amantes del rock. Testimonios de aquellos, o de sus familias,[5] permiten constatar que allí se utilizaron, con fines reeducativos, desde presiones psicológicas hasta torturas físicas. Jamás alguien se ha responsabilizado por ello ni se ha pedido disculpas a los afectados.

El artículo «Primavera de Praga-Verano en La Habana», permite que develemos aspectos de aquel período reflejados en la prensa.[6] Además de la Ofensiva Revolucionaria, eran noticias, internamente, el cordón cafetalero alrededor de La Habana y la preparación de condiciones para producir, dos años después, diez millones de toneladas de azúcar que permitirían obtener el capital para industrializarnos. En cuanto a las noticias externas, se enfatizaba en las luchas de los afroamericanos por sus derechos —contrastándolas con los logros en la Isla—, y en la condena a la guerra en Vietnam. Gran protagonismo noticioso tuvo el reflejo de la vida cotidiana en los países socialistas, desde la moda hasta el uso del tiempo libre, así como sus logros políticos y económicos.

La del sesenta es una década a la que deberemos volver constantemente para hablar de caminos perdidos en terreno económico, político e ideológico. En ella se intentó un proyecto socialista nacional —que recepcionó temprano una ideología dogmática, pero confrontada aún por tendencias críticas de izquierda—, el cual fracasó por enormes errores, agravados con terribles presiones externas.

Como consecuencia del fracaso de la zafra del setenta, se asumió un modelo de socialismo administrativa e ideo-políticamente similar al soviético. Serían definitivos la unanimidad, la intransigencia a las diferencias y el culto al dogmatismo.

La consigna de formar al «hombre nuevo» fue aspiración del sistema educativo, que reprodujo la intolerancia gracias a un modelo conductista y autoritario; por su parte, el Quinquenio Gris, 1971-1976, se caracterizó por el dogmatismo en la esfera cultural, la limitación a la libertad intelectual y la entronización del realismo socialista como método de creación.

Los homosexuales y religiosos fueron discriminados y no podían laborar en sectores como el magisterio, la cultura o las relaciones públicas. Tras la creación del Ministerio de Cultura, en 1976, se subsanaron algunas arbitrariedades; no obstante, en el sector educativo todavía a principio de los 80 ser amanerado podía costar el puesto o la posibilidad de estudio. Será en 1988, con la creación del Centro Nacional de Educación Sexual, que se actualice el estudio de la sexualidad y se promueva el respeto a la diferencia.

En el ámbito femenino, a pesar de los muchos beneficios que el proceso revolucionario dispensara —becas, empleos, apoyo para la crianza de los hijos, igualdad salarial, etc.—, las nuestras se fueron rezagando en conceptos y discursos, y no disponían de las herramientas teóricas de género, lo que permitió ocultar graves problemas como el maltrato psicológico, físico y hasta el femenicidio, disfrazado bajo el eufemismo de «crímenes pasionales». El éxodo del Mariel dejó muchos hogares a cargo de una mujer, situación que se fortaleció posteriormente motivada por altos índices de divorcialidad.

Respecto al tema racial, era tal la carencia de investigaciones y debates, que el politólogo Jorge Domínguez lo denominó un «no-tema» en los estudios cubanos.[7]

Fin de la utopía, pero no de la historia

En el invierno del 91, la URSS presenció cómo concluían 74 años de socialismo, y no con final feliz. El resto del bloque socialista la había precedido. Cuba, que dependía económicamente de ellos, dejó de recibir petróleo, perdió su mayor comprador de azúcar, el 85 % de sus intercambios comerciales y el suministro de tecnologías. La crisis fue brutal. Se le denominó Período especial, apelativo noble para lo que se vivió.

Hubo sectores más vulnerables porque no se relacionaban con ninguna de las nuevas fuentes de ingreso: turismo, pequeños negocios, remesas. Los niveles de pobreza y las desigualdades aumentaron. Ya no éramos el grupo homogenizado y sonriente que mostraba la caricatura. La apertura de la carrera de Sociología en esos años evidenció la preocupación del gobierno.

Entre los desfavorecidos estaban las personas negras, que tienen una desventaja histórica pues no poseen, salvo excepciones, patrimonio de larga data, grandes y lujosas mansiones u otras propiedades que pudieran poner en función de un negocio. Ellas sufrieron obstáculos racistas para acceder al sector privado, con empleos mejor remunerados.

El historiador Alejandro de la Fuente llama la atención sobre un dato significativo del pasado año: mientras el 58 % de los blancos tiene ingresos inferiores a los 3000 dólares anuales, entre los negros esa proporción alcanza el 95 %. A ello se suma que reciben una parte limitada de las remesas familiares.[8]

En los noventa, el no-tema se convertirá en tópico pertinente y permite articular un movimiento que incluyó a intelectuales, cineastas, artistas y músicos, y más recientemente a blogueros, periodistas independientes, activistas y promotores culturales negros.[9]

Otro grupo vulnerable fueron las mujeres. A inicios de los noventa, surgió Magín, organización feminista pionera obligada a desactivarse en 1996 por la intolerancia de las autoridades políticas. En Magín. Tiempo de contar esta historia, libro del 2015 coordinado por Daisy Rubiera y Sonnia Moro, se cuenta:

Se vivían entonces los peores años de la crisis económica […] muchas abandonaban el empleo y regresaban al hogar; algunas postergaban para nunca el deseo de tener un hijo; no pocas sacaban fuerza y creatividad de donde no había para, casi en acto de magia e inventiva, sostener la higiene, la salud y la vida de su núcleo familiar; unas emigraban, otras se quedaban, algunas se prostituían y la gran mayoría resistía el golpe de la crisis para sí y para los suyos. Cuba casi toda se movía en bicicleta, fabricaba sus jabones, innovaba en fórmulas culinarias, hacía malabares entre alumbrones de luz eléctrica y vivía con lo mínimo.

Las mujeres tienden a experimentar las consecuencias de las crisis con mayor rapidez y a beneficiarse más lentamente de la recuperación; como fundamenta un estudio de la investigadora y activista Ailynn Torres Santana en OnCuba.[10] Sin embargo, la FMC, organización femenina —no feminista— priorizaba la defensa de las conquistas revolucionarias a través de la unidad férrea de los cubanos, actitud que invisibilizaba las necesidades y aspiraciones específicas de las féminas. La desactivación de Magín interrumpió por unos años la experiencia feminista, que tendrá continuadoras en épocas recientes porque las problemáticas se agudizaron mucho más al ser descuidadas.

En la actualidad, se nos deben, entre muchas más, una ley de protección con enfoque de género, leyes que permitan el matrimonio igualitario, leyes de protección animal… El pasado marzo fue creada una Comisión Gubernamental para conducir el Programa Nacional Contra el Racismo y la Discriminación Racial, pero las acciones concretas no se conocen aún.

La tardía llegada de internet a Cuba coincidió con un panorama en el cual la deuda acumulada en estas materias era suficiente de sí como para que no tengamos que culpar a agentes externos. Vivimos hoy nuestra revolución cultural, que por retrasada no deja de ser enérgica, e igual que ocurrió en los sesenta, se produce fuera de las instituciones tradicionales de participación política y social, partidos o sindicatos, que por demás en Cuba son formales y perdieron su liderazgo.

Ahora las redes sociales y medios alternativos, con sus luces y sombras, se erigen en plataforma de reivindicación de derechos, son una alternativa a la sociedad civil atada por prohibiciones y permiten visibilizar las múltiples carencias. El camino perdido en esos temas hace 52 años se recorre hoy, pero la velocidad de la carrera es supersónica pues la era digital implica inmediatez.

Ante nosotros queda un reto: la comprensión de que la lucha por los derechos de los sectores y minorías sociales debe ir a la par de presiones por transformaciones políticas que conduzcan a una democratización del socialismo y una participación ciudadana; pero su análisis excede este espacio.

Alina B. López Hernández es profesora, ensayista y editora. Doctora en Ciencias Filosóficas y Miembro correspondiente de la Academia de la Historia de Cuba. Sus artículos y ensayos han aparecido en revistas cubanas y extranjeras. Es autora de los libros Segundas lecturas: intelectualidad, política y cultura en la república burguesa, Ediciones Matanzas, 2013 y 2015, (Premio Anual de Investigación Cultural 2014) y El (des)conocido Juan Marinello. Estudio de su pensamiento político, Ediciones Matanzas, 2014, (Reconocimiento especial de la crítica científica 2015). Entre los premios que ha recibido se encuentran el Temas de ensayo 2007, el Juan Marinello in Memoriam 2008, el Fundación de la Ciudad de Matanzas 2013 y el Anual de ensayo de la revista Matanzas 2016. Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.

* Tomado de: Cuba Study Group

***

[1] Véanse los artículos «¿Una contrarrevolución preferible?» http://www.cubadebate.cu/especiales/2020/05/30/una-contrarrevolucion-preferible/ y «Revictimizada mil veces» Granma 18/7/2020, de Javier Gómez Sánchez.

[2] N.E. – la autora se refiere a estos movimientos: https://es.wikipedia.org/wiki/Movimientos_sociales_de_1968

[3] https://elpais.com/elpais/2018/06/04/opinion/1528129217_246327.html

[4] Aparecidas en la revista Verde Olivo, en las fechas: 27/10/68, p. 13; 07/04/68, p. 44 y 06/10/68, p. 53.

[5] Alberto I. González: Dios no entra en mi oficina, CreateSpace Independent Publishing Platform, 2012; Carolina de la Torre: Benjamín. Cuando morir era más sensato que esperar, Editorial Verbum, 2018; Raimundo García Franco: Llanura de sombras. Diario de un pastor en las UMAP, Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba, 2019.

[6] Javiher Gutiérrez y Janet Iglesias, Centro de Altos Estudios Fernando Ortiz, Universidad de La Habana, (inédito).

[7] José I. Domínguez: «Racial and Ethnic Relations in the Cuban Armed Forces. A Non-Topic» en Armed Forces and Society, no. 2, 2/1976, pp. 273-290.

[8] «Cuba hoy: la pugna entre el racismo y la inclusión», https://www.nytimes.com/es/2019/04/26/cuba-racismo-afrocubanos/

[9] Alejandro de la Fuente lo analiza en: «Tengo una raza oscura y discriminada» El movimiento afrocubano: hacia un programa consensuado.

[10] «Los “períodos especiales” de las mujeres en Cuba».

28 octubre 2020 24 comentarios 754 vistas
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La mujer y el movimiento femenino cubano (1952-1960)

por Gladys Marel García 26 octubre 2020
escrito por Gladys Marel García

La Generación revolucionaria del cincuentenario de la República construyó, en la segunda mitad del siglo XX, nuevas relaciones familiares y sociales. La convivencia clandestina rompió en la vida cotidiana con la hegemonía y la subordinación patriarcales en las relaciones familiares, sociales y de género; así como con la discriminación de la juventud y racial. Esa transgresión promovió valores de identidad, precedentes a la incorporación de las masas femeninas en la puesta en práctica de las transformaciones y cambios que concurrieron durante el Gobierno Revolucionario.

Al asumir el poder el nuevo Gobierno e iniciarse el proyecto de igualdad y justicia social del programa de la Revolución y sus documentos programáticos, el imaginario femenino insurreccional consideró que sus expectativas laborales, educacionales, de salud, etc., estaban contenidos en dicho programa como parte de la totalidad.

En el complejo devenir del proceso se manifestaron dificultades en las conexiones -enlaces, vínculos- como resultado de las fronteras ideológicas. Se potenció la continuidad de diferentes corrientes: nacionalista patriótica martiana, ya fuera o no de izquierda; norteamericana feminista, y la dogmática, propia del socialismo soviético, que se fueron evidenciando en la dinámica y mentalidad de los sujetos.

El presente artículo se propone visibilizar las principales organizaciones femeninas que existieron en el proceso de lucha contra la dictadura batistiana y explicar su devenir a partir del triunfo de la Revolución, hasta que fue creada la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en agosto de 1960.

I

El movimiento femenino que se había estructurado en la etapa insurreccional asumió diversos derroteros a partir de 1959.  El Frente Cívico de Mujeres Martianas (FCMM), creado en 1952 contra la dictadura de Fulgencio Batista, acordó disolverse el 28 de enero de 1959. Sus líderes -Aida Pelayo y Carmen (Neneina) Castro, de pensamiento martiano y de la izquierda liderada por Julio Antonio Mella y Antonio Guiteras- así como numerosas mujeres de esta organización, se incorporaron con Pastorita Núñez al Instituto de la Vivienda (INAV), de nueva creación.

Martha Fryde se había separado del FCMM en 1956 con la idea de incorporar a la lucha a mujeres insurrecionalistas y oposicionistas. Junto con Natalia Bolívar, del Directorio Revolucionario 13 de Marzo (DR 13-M); Zoila Lapique y Aurelia (Yeya) Restano -cuya familia militaba en el Partido Socialista Popular (PSP), pero quien incorporó por su cuenta al Movimiento Revolucionario 26 de julio (MR 26-7)-, habían fundado Mujeres Oposicionistas Unidas (MOU). Después del triunfo, ellas se fueron incorporando a diversas instituciones y ministerios.

Gloria Cuadras, dirigente provincial del MR 26-7, de pensamiento nacionalista martiano en pro de la libertad y la justicia social, vinculada a la doctrina chibasista y a la izquierda guiterista -que se destacó por combatir con el Directorio Estudiantil Universitario del 30 y, posteriormente, junto a Guiteras, y por sus simpatías con el sandinismo- fundó, junto con Marina Malleuve y otras combatientes, el Frente Cívico de Mujeres Cubanas (FCMC). Desde el triunfo del 59, las combatientes de su organización ocuparon diferentes cargos en las Instituciones del Gobierno Revolucionario, el Ejército y la Marina.

El Lyceum and Lawn Tennis Club se incorporó a la insurrección en 1958, con el Movimiento de Resistencia Cívica del MR 26-7. Una de sus líderes fue Elena Mederos, vinculada al movimiento feminista norteamericano y que sería nombrada por el Gobierno Revolucionario como ministra de Bienestar Social. Más adelante fue sustituida en su cargo por Raquel Pérez, de pensamiento nacionalista revolucionario y miembro del MR 26-7.

En la concurrencia de la toma del poder, fui una de los pocos dirigentes provinciales que se hallaba en La Habana. Fidel Castro había citado en diciembre del 58 a los dirigentes nacionales y los coordinadores provinciales del MR 26-7 y de Resistencia Cívica, para  una reunión en Altos de Escandel, en la Sierra Maestra. Allí se encontraban Luis Busch, jefe de las Secciones del exilio, junto con Manuel Urrutia, propuesto como presidente en la reunión del Pacto de Caracas, a la que asistieron numerosas representaciones -las organizaciones insurreccionales, instituciones religiosas y el movimiento oposicionista de los Partidos; con excepción del PSP que condicionaba su ingreso a que se incluyera en el documento no solo el tema de la insurrección, sino también la cuestión electoral, que fue su objetivo de lucha oposicionista electoral (1953 -1959)[1].

En la asamblea de Altos de Escandel, celebrada a fines de diciembre, participaron el Ejército Revolucionario del MR 26-7, conocido como Ejército Rebelde, los  dirigentes del MR 26-7 nacionales, provinciales, de Resistencia Cívica, el jefe de las Secciones del exilio y Manuel Urrutia, quien fue aclamado como presidente del Gobierno Revolucionario en armas.

II

El 1ro de enero de 1959,  después de dirigirme al  apartamento de Mario Vinat, en el céntrico edificio FOCSA -punto de contacto de los dirigentes del Movimiento ante cualquier situación-, como no existían orientaciones de Fidel ni de la dirección nacional, durante ese día y la madrugada del siguiente establecí los vínculos entre la dirección obrera del MR 26-7, que había tomado el poder en la CTC Revolucionaria,  y Vicente Báez, de la dirección provincial de propaganda, que, junto con la célula de Radio Centro, controlaba la TV y la radio.

La madrugada del día 2 permanecí todo el tiempo en tensión, a merced de los franco-tiradores y las emboscadas del MR 26-7 y el DR 13-M a lo largo del puerto de La Habana. Me encargué de manejar el automóvil, mientras en el asiento trasero iba el Guajiro, de Sagua la Grande, que llevaba una ametralladora y, muchas veces nervioso, la apuntaba a mi cabeza cuando la trinchera estaba a la izquierda, al mismo tiempo que lanzaba la consigna 13-26, en el recorrido desde la CTC hasta Radio Centro.

Por la mañana me dirigí, con el ejecutivo de las Células Revolucionarias de Base (CRB) y combatientes de uno de los grupos de las Milicias del MR 26-7, a tomar el edificio de la CENCAM, propiedad de Papo Batista, hijo del dictador, para establecer en dicho lugar la dirección política del 26. Pusimos el letrero «Casa del 26 de Julio» y nombré a las combatientes Lourdes Cejas y Emma Tejeiro para crear la estructura de la Sección Femenina en las direcciones municipales, dirigidas por ellas desde la capital.

El 8 de enero, en la Caravana de la Libertad, junto a Fidel Castro, entró a La Habana Marcelo Fernández, el organizador nacional del Movimiento. Se presentó en la Casa del 26 y le informé de todo lo ocurrido en esa primera semana del triunfo. Propuso que me hiciera cargo del Frente de la Sección Femenina, en cuyo ejecutivo integré a las compañeras que operaban conmigo en las CRB.

En los tres primeros meses del 59 se produjo una situación compleja en el seno del aparato político veintiseísta. Ante la incertidumbre del camino que tomaría la Revolución, algunos dirigentes y coordinadores provinciales y otros de La Habana solicitaron una reunión con Fidel. Varios de ellos se habían separado de los Socialistas Populares y se incorporaron a la etapa insurreccional, por lo que no estaban de acuerdo con introducir en el poder revolucionario el modelo del socialismo soviético, objetivo fundamental de dicho Partido.

En marzo del 59, Ernesto Che Guevara me orientó crear las Brigadas Femeninas Revolucionarias del 26 de Julio (BFR). El trabajo consistió en apoyar todo tipo de actividad y movilización de masas en apoyo al Gobierno Revolucionario, con la puesta en práctica de las leyes del programa de la Revolución: reforma agraria, industrialización, vivienda, campaña de alfabetización y otras.

Por mi iniciativa se trabajó en la regeneración de los presos comunes, de las prostitutas y del  barrio marginal de Las Yaguas, en el que hicimos un censo de viviendas y familias y entregamos, el 6 de enero del 59, juguetes recogidos por las CRB para los niños. Estas y otras acciones fueron coordinadas posteriormente con Elena Mederos, ministra de Bienestar Social. Al mismo tiempo, las BFR nos reunimos con Enrique Oltuski, ministro de Comunicaciones, para llevar a cabo, casa por casa, las campañas de preparación para las rebajas de las tarifas de teléfonos, luz y alquiler.

En apoyo a la reforma agraria se organizaron ferias en los jardines del Capitolio, apoyadas por los ministros y el cuerpo diplomático. Llevamos los ómnibus de las Bibliotecas Viajeras, cargadas de libros, a las cooperativas, granjas del pueblo y a la Sierra del Escambray. Orquídea Pérez, organizadora de la BFR, que era marinera, vinculó el trabajo conjunto de marinos y brigadistas para recaudar fondos en la Feria pro-reforma agraria y la Feria de La Vaca, los cuales le fueron entregados a Fidel. Con él recogimos a Clementina Serra, encargada de organizar los Círculos Infantiles, para entregarle las casas del reparto Siboney y organizar una feria con el fin de recaudar fondos que garantizaran esa tarea.

Presidencia de la inauguración de la Feria pro-reforma agraria en el Capitolio Nacional. En primer plano, de izquierda a derecha, Aleida March, Vilma Espín, Juan Almeida, Gladys Marel y Manolo Susarte.

Ante la potencia organizativa de la red de trabajadoras domésticas, tabacaleras, peleteras, del comercio y los servicios, organizadas por la BFR, Fidel Castro me propuso reunirnos con Manfugás, quien estaba al frente de las maestras voluntarias procedentes de Minas del Frío, en la Sierra Maestra. Acudimos al lugar donde estaban concentradas en La Habana y se dispuso que me entregara doscientas de ellas para organizar la Escuela de Instructoras Revolucionarias. Varias habían sido mis compañeras del movimiento estudiantil.

La BFR se convirtió en el antecedente de las Milicias Nacionales Femeninas que, organizadas en el Capitolio Nacional, operaron en el 5to distrito militar de La Habana.

La Brigada Femenina Revolucionaria (BFR) desfila en el aeropuerto de Rancho Boyeros.

III

Vilma Espín y Aleida March, insurreccionalistas ambas, asistían a algunos eventos de las BFR sin que pertenecieran a ninguna de las organizaciones femeninas mencionadas. A mediados de 1959, la primera de ellas me citó a Casa de las Américas. Se iba a organizar el Congreso de Mujeres Cubanas para asistir al Congreso Regional de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), conocido como Congreso Latinoamericano de Mujeres, que se celebraría en Santiago de Chile.

 Vilma fue designada para presidir el Congreso de Mujeres Cubanas y se nombró como vicepresidentas a Delia Echevarría, combatiente de la Revolución del treinta y novia de Antonio Guiteras, y a la Dra. Elsa Gutiérrez, del PSP. También formó parte Lula Horstman, por las mujeres de la organización católica revolucionaria Con la Cruz y con la Patria, creada en 1959[2].

Los gastos de cada delegada serían costeados por la institución u organización a la que representaba. Para elegir a las delegadas de las BFR celebramos una asamblea general en el Hemiciclo Camilo Cienfuegos, del Capitolio Nacional. Allí se acordó, por unanimidad, que fuera yo como presidenta, junto con Orquídea Pérez, la organizadora.

Participé junto a Aleida March en una de las comisiones del referido Congreso de Mujeres, pero en aquel momento desconocía que el evento en cuestión se había programado, desde 1958, como tarea por la FDIM a su filial cubana, subordinada al PSP.

Durante el preámbulo del Congreso Latinoamericano de Mujeres se fue delineando la influencia de la organización femenina del PSP, que no se había incorporado a la primera etapa insurreccional de la Revolución, sino a los partidos de la oposición, como señala la historiografía[3].

Sesiones del Congreso Latinoamericano de Mujeres en Santiago de Chile, noviembre de 1959. Vilma Espín, primer plano al extremo derecho, se dirige al cónclave. Gladys Marel, cuarta de izquierda a derecha en primera fila, entre el público.

En abril de 1959 la organización femenina del PSP celebró una asamblea nacional e inició un movimiento de masas que le permitió lograr la correlación de fuerzas que conduciría en 1960 a la desaparición de las organizaciones y figuras insurgentes portadoras de las ideas nacionalistas revolucionarias y de la izquierda cubana y latinoamericana. De esta manera, en las relaciones de poder, lograron la representatividad fundamental para la creación y liderazgo de la futura FMC.

Al congreso de agosto de 1960 en que se constituyó la FMC, no fueron invitadas las dirigentes de las organizaciones insurreccionales femeninas mencionadas al inicio de este texto, que habían participado activamente en la etapa insurreccional. Tampoco las que se organizaron en 1959 como secciones en las Casas del 26 de Julio, ni las Brigadas Femeninas Revolucionarias del 26 de Julio[4].

Comenzaba en Cuba el proceso de puesta en práctica del modelo soviético. A lo largo del mismo, se cambió el proyecto patriótico nacionalista de izquierda (1959-1960) por el de la tendencia vinculada al socialismo soviético (1961). Como parte de ese cambio, se disolvieron las organizaciones femeninas insurgentes de la Revolución para que emergieran otras de contenido diferente.

IV

Al analizar estos hechos a la distancia de los años y con mayor experiencia, es posible percibir que al triunfar la Revolución las mujeres del movimiento de liberación nacional que habían integrado las organizaciones de ambos sexos y el movimiento femenino, no fueron conscientes de su rol como vanguardia de su segmento social, ni incluyeron demandas feministas en el Programa revolucionario, aun cuando debe reconocerse que la FMC desempeñó un papel importante en la promulgación de políticas públicas que se constituyeron en reivindicaciones femeninas.

La identidad de las mujeres y organizaciones insurreccionales había correspondido con el proyecto inconcluso del prócer José Martí, acerca del movimiento de libertad y justicia social para una época nueva de la Revolución moderna[5], que, para muchos de los miembros de nuestra generación, conduciría al socialismo cubano como parte de la izquierda latinoamericana; cosa que no fue lo que realmente ocurrió.

[1] Rolando Dávila Rodríguez: Lucharemos hasta el final. Cronología 1958, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2015, p. 272, referencia 44.

[2] Vilma Espín, Asela de los Santos y Yolanda Ferrer: Las mujeres en Cuba. Haciendo una revolución dentro de la Revolución, Editorial Pathfinder, 2012. (Asela de los Santos pp. 108-119; Vilma Espín  pp. 224-225).

[3] Angelina Rojas: Primer Partido Comunista de Cuba, t. II, pp. 248-250.

[4] Testimonios de Rosita Mier (del FCMM); Marinita Mallewe (FCMC en Oriente); Natalia Bolívar (MOU); Mirta Rodríguez Calderón y Norma Porras (Sección Femenina del MR 26-7).

[5] Ver nota 1, en Introducción al ensayo de Gladys Marel García: Memoria e Identidad. Un Estudio Específico (1952-1958), Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1996.

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