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2017

Contenidos con fecha 2017

La revolución pospuesta

por Mario Valdés Navia 19 diciembre 2017
escrito por Mario Valdés Navia

Este año se conmemoran muchos cincuentenarios importantes relacionados con la Revolución Cubana, y entre ellos hay uno que no debemos olvidar: la campaña antiburocrática librada en todo el país en 1967, que tuvo como punto de partida un ciclo de editoriales publicado por el periódico Granma entre el 5 y el 12 de marzo bajo el nombre genérico de “Contra el burocratismo”.

Los escritos aparecían sin firma, por lo que pueden atribuirse a la dirección, encabezada por Isidoro Malmierca, pero es posible que en su redacción participaran otros autores ligados a la nueva vanguardia intelectual emergente de la época, como Fernando Martínez Heredia, jefe del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana y director de la revista Pensamiento Crítico; o Rolando Rodríguez, director del recién creado Instituto Cubano del Libro. No obstante, lo más probable es que su autor fuera el propio Comandante en Jefe, quien por esa época solía escribir personalmente los editoriales. Lo más importante, tras medio siglo de su publicación, es releer, repensar y revalorar su contenido a la luz de la experiencia y del contexto cubano actual. Echemos un vistazo a algunos fragmentos escogidos casi al azar.

El objetivo de la campaña quedó claramente precisado desde el primer texto: desentrañar el espíritu burocrático como “un peligro que debemos conjurar en nuestro país porque de su eliminación depende, en buena parte, el éxito completo de la Revolución”.[1]

En aquel momento se concebía al burocratismo como una manifestación de la ideología pequeñoburguesa que era preciso eliminar de raíz para llevar a feliz término el anhelado proceso de construcción simultánea del socialismo, el comunismo y la formación del hombre nuevo en Cuba. En consecuencia, se revelaban sin ambages las condiciones que hacían posible que “con el triunfo de la revolución socialista, la burocracia adquiere una cualidad nueva”.

El razonamiento que argumentaba esta tesis era claro, mientras en el capitalismo la burocracia era un estamento profesional secundario, intermediario, subordinado a la burguesía y alejado de las decisiones políticas; en el socialismo: “toda la burocracia que antes se hallaba dispersa, fraccionada, es vertebrada en sentido vertical por el aparato del estado y, en cierto modo, organizada y fortalecida (…) Además de su organización y crecimiento numérico, la burocracia adquiere una nueva facultad en sus relaciones con los medios de producción y, por tanto, con la actividad política”.

Los textos explicaban cómo, al triunfar la revolución y pasar a manos del Estado la dirección de la economía, la burocracia pasa a intervenir directamente en la dirección de la producción, en el control y gobierno de los recursos materiales y humanos del país. Así, de funcionarios subalternos sin poder de decisión en problemas políticos y administrativos de importancia, los burócratas pasan a ocupar posiciones decisivas en la economía y la política.

El meollo de la hegemonía burocrática fue desenmascarado entonces en su más profundo contenido económico-político, al quedar al desnudo la causa última de la posible conversión de la burocracia socialista en una clase explotadora: “Ese aparato tiene una relación determinada con los medios de producción, diferenciada al resto de la población, que puede convertir las posiciones burocráticas en sitio de acomodamiento, estancamiento o privilegio. ¡He aquí el problema más profundo e importante de la lucha contra el burocratismo!”.

El Granma atribuía al partido único la misión histórica de refrenar la burocracia, a condición de que fuera “siempre joven, siempre impetuoso; nunca estancado. Un partido siempre creador y fundido a las masas, nunca un partido que se resigne a intentar repetir lo que ya otros han hecho, sin antes valorarlo críticamente y ponerlo a la luz de las condiciones concretas en que tiene que ejercer su función dirigente y orientadora”. En cambio, se avizoraba que si el partido no ganaba esta batalla a la burocracia, si se estancaba y caía él mismo en la modorra burocrática se convertiría en un cuerpo privilegiado, incapaz de asumir su rol de vanguardia y de desarrollar la conciencia de las masas.

De ahí que el último editorial convocara al pueblo cubano a librar una batalla cultural inédita –y aún pendiente-, por el futuro del ideal socialista, pues: “La lucha  contra el burocratismo constituye, tanto por su importancia, como por la fuerza que ahora adquiere, una verdadera revolución dentro de la revolución. Posiblemente, la revolución que aún no se ha hecho en otros lugares (…) ¡La revolución antiburocrática!”.

[1] Todas las citas son de Fragmentos de “La lucha contra el burocratismo: tarea decisiva”, publicado en “El Orientador Revolucionario” No 5, del Granma, en Lecturas de filosofía, tomo II. Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1968, pp.643-647.

19 diciembre 2017 30 comentarios 289 vistas
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Un discurso mejor

por Isabel Cristina Lopez Hamze 18 diciembre 2017
escrito por Isabel Cristina Lopez Hamze

Hoy vi por la televisión un discurso. Me detuve a escucharlo con atención, aún sin la esperanza de encontrarme en alguna de aquellas palabras exaltadas. Era un discurso impersonal, retórico, enfático en exceso con pinceladas de emotividad y entonación manidas. Discurso trillado y monolítico que apostaba por una sola voz, sin embargo, no era un discurso personal, ni afectivo. Me pregunto por qué no se pueden decir cosas bonitas y profundas que sean reales y hagan vibrar al auditorio.

Por qué no puede un discurso conmover desde la verdad y desde la conexión con la gente, más allá de instituciones, siglas o aniversarios. Por qué no veo discursos en primera persona, por qué quien habla no lo hace desde el alma sino desde los antiguos manuscritos de quienes, en su momento, hablaron a la gente desde el corazón. Por qué no dar valor a las palabras, a la riqueza extraordinaria del lenguaje y sus múltiples posibilidades.

Me pregunto a quiénes realmente están dirigidos esos discursos, esos gritos y esas consignas finales que la gente repite como autómatas. Hay tantas maneras de hacer tributos y de rendir honores mediante la belleza de las palabras, hay tantas formas de seducir al auditorio, de emocionar a la gente, de hacer pensar, dudar, llorar, reír o disentir…

Yo no quiero un discurso sacralizador y empolvado, yo no quiero, a mis 29 años, repetir una consigna que me triplica la edad, no quiero que me griten desde un estrado. Yo quiero que me enamoren con una propuesta, que me cautiven con la posibilidad, no con la certeza de un futuro mejor. No quiero que me hablen de certezas, ni de eternidades, ni de conquistas pasadas.

Quiero que proyecten mis conquistas futuras y que me inciten a seguir construyendo desde la fragilidad y la vulnerabilidad del ser humano. Quiero que el discurso no hable de la confianza en la juventud, porque las palmas aún esperan como novias el beso de los jóvenes. Quiero cantar el himno de la vida ante la tumba inolvidable. Quiero que rompa el sol sobre un claro del bosque y quiero ver los racimos erguirse sobre el tronco negro de los pinos caídos.

Yo no quiero ver discursos vacíos, artificiosos y delirantes en mi televisor, yo quiero ver a un líder que me hable de su sueño y del mío, a alguien que magnetice y aúne respetando todas las voces. Quiero la fórmula del amor triunfante. Yo quisiera eso… pero si ahora mismo no lo hay, lo más sabio sería, creo yo, ahorrarse los discursos y poner “Clandestinos” una vez más.

18 diciembre 2017 40 comentarios 238 vistas
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El peligro de las divisiones

por Osmany Sánchez Roque 13 diciembre 2017
escrito por Osmany Sánchez Roque

Nada beneficia más a la derecha que la división entre la izquierda y no hay algo que perjudique tanto a esta como sus propios errores. La traición de Lenin Moreno en Ecuador y los acontecimientos que nos llegan desde Venezuela y que involucran a pesos pesados dentro de la Revolución Bolivariana nos dejan muchas lecciones.

A mí me sorprenden estos acontecimientos sin embargo amigos que han estado en esos países lo ven como algo que veían venir y faltan otros, me dicen. El pueblo no se equivoca, solo hay que estar dispuesto a escuchar su opinión. Hace poco en Matanzas vivimos la experiencia de una dirigente impopular y sus nefastas consecuencias.

La división dentro de un movimiento político puede estar motivada por ambiciones personales o por falta de comunicación. No puede ser que, ante un enemigo implacable, dos amigos se dividan mientras dicen defender los mismos principios. Mucho más cuando la derecha – ante su desprestigio – acude al recurso de mimetizarse con los colores de la izquierda.

La única forma de mantener la unidad es abrir cada día más espacios para la crítica revolucionaria y cerrar el paso a los oportunistas. La Revolución es de todos. Los que están dirigiendo hoy, a cualquier nivel, no deben olvidar que su principal función es responder a los intereses del pueblo.

Si nos dividimos perdemos.

13 diciembre 2017 144 comentarios 302 vistas
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El valor del peso cubano

por Joe Michel López Inguanzo 8 diciembre 2017
escrito por Joe Michel López Inguanzo

El tema es tan complicado que tengo que comenzar diciendo que hablaré del CUP, que como todos sabemos es una de nuestras actuales 3 “monedas”: el CUC, el CUP y Certificado de Liquidez (CL).

Muchas veces escuchamos palabras como: “gratuito” y “subsidio”, que solo son sinónimos de gratuito y subsidio (sin paréntesis a propósito) para aquellos cubanos que no trabajan en sectores productivos del estado, cooperativas (que se rigen por políticas aprendices de socialista) o alguna modalidad de trabajo por cuenta propia.

¿Por qué llego a tal conclusión? Simple; ¿cuál es el valor real del trabajo de todas esas personas que aportan tanto a nuestra sociedad?, ¿se les paga a estas un salario real, acorde a los principios socialistas (“de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”)?

La realidad es que cuando uno de esos cubanos llega cada mes a una bodega para sacar su cuota familiar, cuando va a una consulta médica o cuando sus hijos van a la universidad sin tener que habar pagado siquiera un libro, no están recibiendo nada gratuito.

Cuba funciona hoy gracias al sacrificio del pueblo trabajador, que es el que muchas veces, de manera semi-altruista, sigue doblando el lomo para mantener la independencia de nuestro país.

Para mí son verdaderos héroes todos esos padres que trabajan y sin saber siquiera cuándo podrán vivir realmente de su trabajo, continúan dándole su voto democrático a la Revolución. Cosa que no es de extrañar cuando se ve cómo es realmente la vida en el resto de los países pobres que usan el otro sistema socio-económico, ese que existe para los niños que no tuvieron la suerte de tener unos padres instruidos.

8 diciembre 2017 119 comentarios 537 vistas
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La mesa del cubano

por Osmany Sánchez Roque 6 diciembre 2017
escrito por Osmany Sánchez Roque

Desde hace algunos años se dijo que en Cuba la producción de alimentos era un asunto de Seguridad Nacional y que los frijoles eran más importantes que los cañones, pero la idea no ha calado en algunos decisores. En muchas ocasiones el problema no radica en la producción sino en la cadena de distribución.

Nada desanima más a la población que ver la tarima vacía de un agro mercado o los altos precios en aquellos que tienen el producto. Irma hizo daño, ok, no lo discuto, pero es que antes del huracán la situación distaba de ser aceptable.

La publicación en Facebook de una noticia sobre la producción de alimentos en Rusia ha generado múltiples comentarios sobre el asunto, algunos proponiendo posibles soluciones y otros apelando solamente a la crítica. No soy un especialista en el tema de la agricultura, pero algunas cosas saltan a la vista y lo ilustro con un ejemplo.

El agromercado ubicado en Peñas Altas en la ciudad de Matanzas tiene 6 cubículos perfectamente habilitados sin embargo solo los dos primeros son utilizados, a veces uno solo.

¿Por qué no se rentan los otros cuatros para que unidades productivas acudan a vender sus productos directamente y sin intermediarios? En la Habana se subsidia el combustible a los transportistas, bueno que se haga lo mismo con aquellos productores con los que se llegue a un acuerdo para abaratar más los precios y aliviar los bolsillos de la población.

En el poblado de Guanábana, a pocos kilómetros de la ciudad de Matanzas hay un productor que tiene sembrada varias hectáreas de mangos, sin embargo, es raro encontrar un mango en el mercado y cuando aparece no es de buena calidad. He ahí un ejemplo.

¿Existe alguna ley que impida rentar esos cuatro cubículos ociosos o es sólo un problema de falta de gestión? Quien lo sepa que lo explique, pero mientras tanto el problema persiste en la mesa del cubano.

6 diciembre 2017 48 comentarios 418 vistas
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La distribución

por Miguel Alejandro Hayes 5 diciembre 2017
escrito por Miguel Alejandro Hayes

Hace algunas publicaciones  había defendido la idea de que nuestros debates políticos se debían centrar en problemas reales. Que lo necesario estaba en torno a ello. Eso no niega el espacio a otros temas, pero delimita una tendencia. Intentando predicar con el ejemplo, voy a continuar sobre esa línea. Problemas reales.

En el centro de la lucha de cada uno, está construir una mejor sociedad. Cada cual le pondrá al nombre de esta el ‘’ismo’’ que quiera, sin importar esto, se habla de de algo mejor por construir o en construcción (dependiendo del punto de vista). Esa sociedad, no pocos estarán de acuerdo, que lleva una justa distribución de la riqueza. Todos crecimos bajo ese precepto, de dar una distribución justa de la riqueza (aclaro que no se habla aquí de igualitarismo).

Habrá quien salga al paso para decir que para distribuir hay que crear. Pero algo creado ya hay, hay poco en Cuba, pero hay. Si tenemos, entonces hay qué  distribuir, hay bienes materiales y servicios para ello. No se puede esperar a que todo sobre, para entonces comenzar a hacer la repartición justa. Se va aprendiendo sobre el proceso de construcción social, y con esto ir encontrando la mejor manera de hacerla. No hablo del cómo hacer lo correcto, solo planteo, reflexionar sobre si (lo que se supone poco de la renta nacional), tiene una correcta distribución en el país.

Para comenzar, hay que ver qué importancia tiene, el proceso en cuestión.  Para ello hay que saber que por distribución se habla aquí de todas aquellas formas directas e indirectas (en sentido amplio de distribución y redistribución) en que nos llegan bienes y servicios, a través de salarios y vías indirectas como subsidios. Evidentemente, la forma en que ese proceso ocurre  es más que importante. Es, parte del ciclo económico, que si no se cierra trae la crisis, en un sentido muy amplio. Garantiza  que llegue a cada sector social lo necesario para su subsistencia. A partir de cómo se haga, se estimulan o desestimulan determinadas ramas de la producción social. Se logra un equilibrio o desequilibrio en la sociedad (igualdad o desigualdad en los ingresos), es decir, llevándolo al extremo, polarización con riqueza a un lado y pobreza al otro. Su correcta aplicación, genera inclinaciones, hacia lo positivo o negativo.

Viendo lo anterior, un punto de mira para mejorar la sociedad, es sin dudas qué pasa con la distribución de la renta nacional. Así, problemas como salarios, impuestos, subsidios, pensiones y asistencia social en todos los sentidos pasan a la primera plana. En como hagamos esto, va el futuro de la sociedad cubana. ¿Y si nuestro sistema, tal y como está, no estimula el florecimiento de la mejora de vida de las clases trabajadoras? ¿Y si se estimula actualmente la desigualdad con las políticas económicas y sociales? ¿Y si los ingresos se están direccionando a estimular a sectores no necesarios o desviando la atención de los que deben ser prioridad? Esto sería un crimen, pero corregible en la medida que se encuentre y difundan sus deficiencias.

De seguro, seguiré, y no solo yo, escribiendo sobre este tema, porque es muy rico, polémico y sobre todo, necesario. Solo propongo pensar en lo nefasto de no manejar eficientemente la riqueza nacional, y con ello, incluso sin quererlo, destruir o empujar a la destrucción de parte de lo ya construido. En ella está en juego, la gestación de crisis, el devenir de las mejoras sociales y el impulso de la economía. Una correcta distribución, es también crear, construir  una mejor sociedad. Abrir su debate, podría ser parte de su mejora.

5 diciembre 2017 72 comentarios 272 vistas
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Revista LJC 9

por Consejo Editorial 29 noviembre 2017
escrito por Consejo Editorial

Compartimos el noveno número de nuestra revista. Dedicada de manera especial en esta ocasión a Fidel. Esta es una selección de textos publicados en el blog que abarcan desde análisis políticos hasta historias más íntimas de quienes lo conocieron.

Esta revista se distribuye por el Paquete Semanal y por correo electrónico a más de 400 suscriptores. Para quienes prefieran tenerla en un formato más reducido, la versión ligera ya fue enviada por correo electrónico, si desea recibirla así puede escribirnos a jovencuba@gmail.com. O descargar la versión completa en el siguiente link: https://goo.gl/fdUKGj

La Joven Cuba es una plataforma abierta a colaboraciones para todos los que deseen publicar en ella. Si tiene alguna propuesta o texto que desea compartir puede enviarla a nuestro correo.

29 noviembre 2017 0 comentario 199 vistas
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Elecciones y resultados en Cuba

por Joe Michel López Inguanzo 29 noviembre 2017
escrito por Joe Michel López Inguanzo

Desde el 27 de Octubre son públicos los datos preliminares de esta primera etapa de elecciones Generales. El 82.05% de los ocho millones 451.643 mil electores inscritos habían votado  para esa fecha. 91,79 % fueron validas, 4,12% entregadas en blanco y 4,07 % anuladas.

¿Qué resultados tenemos aquí? 

  • 1 millón 517.069 cubanos inscritos no fueron a votar (por una causa u otra) en esta primera etapa. 
  • 6 millones 934.573 de esos más de 8 millones de cubanos continúan votando (de manera libre y consciente) y mantienen la estabilidad política del país.
  • 285.704 de esos cubanos que votaron dejaron sus boletas en blanco.
  • 282.237 de esos cubanos llenaron mal sus boletas (ya sea a propósito o por no entender bien las reglas de elección de candidatos).

La mayoría de los cubanos prefieren mantener la gobernabilidad aprendiz de socialista mientras se construye un país económicamente sostenible. Ahora, ¿cómo mejorar nuestra democracia? O mejor aún:

¿Por qué 1 millón 517.069 cubanos inscritos no fueron a votar en esta primera etapa?

¿Por qué 285.704 cubanos dejan a conciencia boletas en blanco?

¿Por qué 282.237 cubanos llenaron mal sus boletas?

No tengo datos ni encuestas oficiales para responder esas preguntas, pero me atrevo a sugerir algunas ideas. Un porciento de ese más de un millón y medio de personas (sumando a los que no votaron, los que dejaron las boletas en blanco y los que llenaron mal las mismas) no fueron a votar porque prefieren caer en anarquía antes de seguir con el actual gobierno, y otros de ese porciento de cubanos no fueron a votar (o llenaron mal sus boletas) por causas ajenas a su voluntad.

Cuando pensemos en estas dos problemáticas debemos tener en cuenta la existencia de muchísimas personas que aportan a la sociedad cubana, la mayoría de las veces de manera semi-altruista, y todos aquellos dirigentes competentes con los que contamos. Es decir, mientras el pesimismo inunda a muchos, hay otros yendo a trabajar todos los días, los hay madrugando en el colegio electoral y la amplia mayoría sigue yendo a votar. Pero sería ingenuo no ver esto como un llamado de atención así que debemos:

  • Materializar políticas de desarrollo sostenible autóctonas y realmente socialistas.
  • Perfeccionar los medios de difusión masivos con los que cuenta la Revolución, buscando un mayor acercamiento al pueblo.
  • Habilitar espacios donde las personas de forma voluntaria (o anónimamente) puedan dejar sus criterios de cómo mejorar el sistema para quienes no votaron por razones de fuerza mayor, puedan hacerlo en el futuro.

La fascinación de la prensa extranjera con un porciento de la sociedad cubana que no fue a votar y resulta ínfimo en comparación con el abstencionismo en muchos de los países que nos critican, es risible. Nosotros, a concentrarnos en las razones por las que hubo cubanos ausentes, y a pensar en los que sí fueron, que sigue siendo la amplia mayoría y toca darles cada vez más razones para apoyar el único camino a la soberanía que ha conocido este país.

29 noviembre 2017 113 comentarios 371 vistas
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