La Joven Cuba
opinión política cubana
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2017

Contenidos con fecha 2017

Mirarse al espejo

por Harold Cardenas Lema 13 febrero 2017
escrito por Harold Cardenas Lema

Una de mis frases favoritas cuando era profesor de filosofía venía directamente de Nietzsche: “cuando miras el abismo, él también te mira a ti”. La posibilidad de terminar convertidos en aquello contra lo que se lucha, la capacidad que tiene el abismo de influir sobre nosotros y el peligro de perdernos en él. Esto debe preocuparnos a todos los que participamos en el debate político cubano, más aún si lo hacen en escenarios desventajosos, más aún apelando a la crítica como herramienta.

¿Cómo mantener la perspectiva y la ética en el debate? ¿Cómo permanecer dentro de los límites de la crítica revolucionaria?

Quien crea que edulcorando la realidad se defiende un proyecto, está tan errado como el que lo defiende ante peligros externos y no dedica una línea a los desafíos internos. Ambos sufren el riesgo de ser “revolucionarios” a medias cuando de seguro son mejores que eso. También están los que solo tienen ojos para ver sombras y esto les impide ver la luz, algunos por error y otros por malicia. Cuando se camina en la oscuridad y sin compañía es inevitable perder la orientación, si no tienes quién te guíe, lo mejor es recordar por qué estás ahí en primer lugar, regresar a las raíces y retomar el rumbo.

Los errores de cada persona son proporcionales al número de ocasiones que intente algo, quien participa poco se equivocará poco entonces, pero también acertará menos del que lo hace a menudo.

Resulta absurdo planificar críticas y alabanzas por igual en busca de un equilibrio artificial sobre cualquier fenómeno. En el caso del debate político nacional, es importante ver todos los colores de una Cuba que no es blanco y negro, alejado del paraíso o el infierno que se empeñan en mostrar algunos. Esos que no logran captar la atención de un pueblo al que le enseñamos a discernir. ¿Tienen apatía los cubanos? No, es la incapacidad nuestra últimamente de crear una narrativa creíble con la que puedan identificarse a fondo, y aún así son tan sabios que no se dejan atraer por fórmulas anexionistas. Tan empeñados en enseñarle cosas al pueblo, podríamos aprender una que otra de él.

Cada artículo publicado es un acto de desnudez política, no exento de errores. Siempre es difícil mantener ese balance, evitar perderse en el intento de participar, cuando no pocos lo han hecho. Como durante mucho tiempo la blogosfera cubrió los vacíos informativos que dejaba la prensa, podría parecer que el contrapeso a la crítica la hacían de por sí los medios tradicionales, tan dados a la omisión de nuestros errores, y no.

Ellos no eran los únicos en el panorama, una industria de blogs y medios de prensa tendenciosos fue construida por la contrarrevolución. Entonces, ¿cómo insertar las voces críticas sin confundirlos con los apóstatas? ¿Cómo evitar que estos sean empujados hacia el abismo de la derecha por quienes los malinterpretan en la izquierda? ¿Cómo elogiar lo que nos distingue positivamente sin repetir los discursos gastados en nuestros medios? La crítica es más fácil que el reconocimiento de lo alcanzado, pero sin este es incompleta.

El debate público tiene vida propia, el mismo discurso que en un momento parece correcto luego puede ser mal visto, y viceversa. ¿Será que sus límites dependen del contexto? La idea que hoy puede parecer aventurada mañana será un hecho, si es efectivamente revolucionaria.

Cuando ingresamos desde La Joven Cuba al debate hace años, todavía algunos consideraban a los emigrados como traidores en Internet. El derecho a emigrar de nuestros ciudadanos lo defendimos a capa y espada en esos primeros tiempos, recibiendo numerosas críticas. Tiempo después recibimos una visita de quienes se encargaban del tema migratorio al máximo nivel, buscando consultaría al respecto, el límite había cambiado.

Hasta que no se invente un revolucionómetro, la legitimidad de la crítica se medirá según los conocimientos y quizás los prejuicios de quien la juzga.

Cada cierto tiempo es bueno tomar una pausa, regresar a tus orígenes y recordar cuál es el objetivo. Porque mientras se teclea sin pausa el ritmo sigue en las calles, la vida es más rica que la circunstancia, y a veces nos dejamos arrastrar por ella. Toca entonces recordarnos las cosas necesarias por defender, las líneas que no se deben cruzar y que el trayecto es tan importante como el fin en sí mismo.

Hay que seguir echando la pelea en dos frentes, contra aquellos que nos quieren arrastrar al pasado de la dependencia y la pérdida de la soberanía sin siquiera un proyecto político que no sea la negación del nuestro. Y contra nuestros propios defectos, contra el atrincheramiento que solo conduce al aislamiento, que cuando se intenta convertir en política de Estado, solo conduce al sepulcro donde han terminado los proyectos socialistas.

Hace poco un hombre me miró a los ojos y me dio un consejo útil: “no te dejes usar”. No le pedí más explicaciones y pensé automáticamente en los dos polos, quienes apuestan por restaurar el capitalismo usando jóvenes como nosotros, y quienes silencian la crítica en el socialismo invitándonos a pactar a cambio de una posición en el estatus quo. Creo que se refería a lo primero, pero también existe lo segundo. La mejor prevención contra ambos será el uso responsable de la crítica y que el resultado de ella, sea en beneficio de todos. Entonces mirar al abismo será un ejercicio más seguro.

13 febrero 2017 124 comentarios 558 vistas
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¿Termina la saga de La Joven Cuba?

por Osmany Sánchez Roque 8 febrero 2017
escrito por Osmany Sánchez Roque

sms-para-javierSinceramente, espero que el post Una respuesta para La Joven Cuba de Javier Gómez Sánchez sea el capítulo final de esta saga porque, aunque me veo obligado a aclarar algunas cosas que creo necesarias, no cuestionaré las palabras de Javier. Ahí están y que cada cual saque sus propias conclusiones. Algo quiero aclarar de inicio. No hubo “insistencia” por parte nuestra con Javier, solo mostramos preocupación por lo sucedido y eso fue pasadas las cuatro de la tarde al no tener noticias de Javier durante todo el día.

La respuesta que esperábamos todos de Javier era si como afirmaron en otros sitios en la LJC le “aplicaron tijeras” a lo que él escribió, o si él dio el visto bueno a la versión que se publicó. Lamentablemente no lo aclara explícitamente, pero queda claro cuando dice: “Entonces en aras de un objetivo superior. Le dije a Harold, que prefería que el texto apareciera mutilado que modificado, así que en vez de cambiar a su estilo el párrafo que le molestaba, que lo quitara. Se dio por satisfecho y así se publicó.” Lo demás es solo un análisis de la personalidad de Harold de la que seguramente tendremos una segunda parte cuando Javier logre interpretar la expresión en el rostro de Harold que hasta el momento no ha logrado descifrar.

Recuerdo que cuando empezamos LJC nos acusaban de estar en un “búnker del G2”, luego que éramos estudiantes de la UCI dedicados a estar en las redes sociales. Al final se dieron cuenta de que LJC se escribía en “tiempo extra” y con mucho trabajo por el tema de la conectividad. Todo fue aprendido a golpes, pues nada sabíamos de blog o de “técnicas literarias”. Recuerdo como nos reíamos cuando estudiantes de periodismo de otras universidades nos escribían por correo enviándonos preguntas para sus tesis y nosotros no entendíamos ni papa de qué rayos era lo que nos estaban preguntando.

Algo sí tuvimos claro desde el inicio. Iríamos contra las ideas y no contra las personas, salvo en circunstancias donde esto fuera inevitable, por eso en estos siete años son muy pocos los post dirigidos a personas y la mayoría de ellos escritos por colaboradores. Siempre pensamos que era más importante hablar del milagro y no mencionar el santo, se puede estar de acuerdo o no, pero LJC es un proyecto personal y tenemos todo el derecho a hacerlo.

Dicen que todos los pájaros comen arroz y al totí le echan la culpa. A todos nos sucede eso y por estos días a Harold mucho más. No creo que en LJC esté vedado el término “centrismo” de hecho se ha mencionado varias veces o se ha hecho alusión a él. Por ejemplo en el post El apóstata publicado por Harold el 29 de septiembre de 2016 a las 8:00 am dice:

“Todos los cubanos tienen derecho a pensar como quieran y expresarlo, siempre que esto no viole la libertad de los demás. Lamentablemente los apóstatas, con demasiada frecuencia, asumen una narrativa victimizada que falsea y magnifica las dificultades del país, tan extrema que no genera empatía en la sociedad. O más recientemente, promueven el reconocimiento de distintas corrientes políticas promovidas desde el exterior que no se han legitimado en el pueblo, como sí tuvo que hacerlo este movimiento revolucionario en las peores condiciones.”

Creo que a buen entendedor con pocas palabras basta. La generalización del uso de un término no se logra obligando a los demás a emplearlo, y creo que con “centrismo” sucede algo de eso. De la misma forma que tenemos razones para preocuparnos porque nos hemos dejado robar términos como “derechos humanos” o “sociedad civil” caeremos entonces en el extremo en que el que no emplee ciertos códigos, está equivocado…o peor.

Discrepo con Javier. Sí existe una ¨línea de La Joven Cuba¨ y siempre que nos es posible intercambiamos los post entre nosotros pidiendo sugerencias, ya sea de contenido, un título o un cierre de artículo. La vida nos ha demostrado que cuando los post se comparten quedan mucho mejor, no obstante, en ocasiones las sugerencias no han sido aceptadas y es el autor quien decide, por eso a veces un miembro de LJC hace comentarios donde discrepe con el autor. Los lectores viejos de LJC lo saben.

Intercambio de correos sobre artículos de LJC

Intercambio de correos sobre artículos de LJC antes de salir publicados

Para evitar suspicacias aclaro que digo "mierdita" porque como soy geógrafo y no escritor, le llamo así a mis post. Es una broma entre nosotros.

Para evitar suspicacias aclaro que digo “mierdita” porque como soy geógrafo y no escritor, le llamo así a mis post. Es una broma entre nosotros.

Hago un paréntesis aquí. A raíz de este debate, algunos han llegado a decir que la palabra Revolución está prohibida en LJC ¿se han fijado en el tamaño que tiene la palabra Revolución en la nube de etiquetas?

Comentario realizado en internet sobre LJC

Comentario realizado en internet sobre LJC

No digo ni una palabra sobre el intercambio por teléfono o personal entre Javier y Harold porque no estaba allí, pero sí subscribo lo que supuestamente dijo Harold sobre evitar la confrontación. No de ideas, sino personal. A mí en lo particular no me cae bien el proyecto Cuba Posible y es mi derecho, sin embargo, aunque he escrito sobre temas abordados por ellos, nunca los he mencionado y no para no “darles publicidad” sino porque lo que me interesa es llevar un mensaje al que me lee y ese está en lo que escribo. Cuando ha sido necesario denunciar con nombres también lo he hecho.

Intercambio de correos entre miembros de LJC consultando antes de publicar.

Intercambio de correos entre miembros de LJC consultando antes de publicar.

No tengo la cifra exacta de la cantidad de personas que ha publicado en LJC en estos siete años, pero puedo asegurar de que jamás se le ha cambiado una coma al artículo enviado. Sobre los temas abordados por LJC, siempre hemos pedido que cuando alguien no esté de acuerdo con un artículo publicado o con parte de él, que utilice LJC para dar mostrar su desacuerdo y dar su opinión. Hasta ahora el único que lo ha hecho es Jesús Otoniel López Martínez, un profesor la universidad de Matanzas al que respetamos mucho.

Me extiendo y no es mi intención, pero hay algo que no quiero dejar pasar. Mucho se ha escrito por estos días sobre LJC, no sé si los autores llegaron recientemente a la internet o simplemente apelaron a un file que estaba guardado para la ocasión, pero en cualquier caso muestran como gran descubrimiento algo que ha sido público desde hace años en LJC.

Es totalmente cierto y ampliamente conocido, que Antonio Tang comenta en LJC desde el mismo inicio del blog por allá por el 2010 y desde la primera vez mencionó su pasado en ALPHA 66, grupo vinculado al terrorismo contra Cuba como bien se conoce. Para comentar en LJC hay normas y la primera de ellas es mostrar total respeto a los líderes de la Revolución, es nuestra casa y son nuestras reglas, eso todo el mundo lo sabe.

Tony (su seudónimo en LJC) comenta siguiendo esas reglas y cuando no las ha respetado ha sido sacado un tiempo de LJC como tantos otros, algunos definitivamente por reincidentes. Para un revolucionario no es nada agradable que alguien le diga que el socialismo es inviable, que los jóvenes cubanos solo piensan en marcharse del país y cosas por el estilo, pero evitar el debate nunca será la solución.

Entramos a este mundo sabiendo que el juego es al duro y abandonar no es una opción. No es LJC, por cierto, el único blog donde Tony comenta, pero peor aún es que seguramente otras personas vinculadas de lleno a la contrarrevolución comentan con seudónimos en sitios nuestros. Cada cual puede tomar en su blog la decisión que estime conveniente, es su derecho, nosotros elegimos no eludir el debate, mientras sea respetuoso y eso seguiremos haciendo.

No acusamos a Javier de infidelidad, simplemente se siente más cómodo en La Pupila Insomne y está en todo su derecho de publicar allí. Le deseamos toda la suerte del mundo. Para el que no tenga un blog personal y quiera participar en la construcción de un país cada día mejor, publicar en La Pupila Insomne es una magnífica opción.

Como se trata de ser sincero, cierro con una historia real. En una ocasión- una noche lluviosa- llaman por el altoparlante de la Beca Alamar VI, pidiendo que el presidente de la FEU se presentara en el vestíbulo. Cuando llego, encuentro a alguien que se identifica como un miembro de la UJC nacional, que había venido en un motor, pero se le había roto y como estaba lloviendo necesitaba ayuda.

El sujeto en cuestión conocía a todo el mundo, desde los miembros de la UJC y la FEU nacional hasta al delegado y terminé yo llevándolo al comedor y dándole una de las bandejas que siempre se guardaban de reserva y brindándole mi cuarto para dormir. No hago el cuento más largo. Al otro día descubrí que el “miembro de la UJC nacional” era un prófugo de la justicia que había hecho lo mismo en la beca de Micro X y otros lugares.

Para ser justo, el prófugo me cogió para el trajín, pero no se robó nada, por eso cuando lo arrestaron no lo pudieron acusar de estafa o algo así porque no obtuvo ganancia material…

Bueno, hago esta historia porque desde ese momento he sido desconfiado, a veces demasiado lo reconozco. En la Habana Vieja nos encontramos Harold, Roberto y yo con Javier por primera vez los tres juntos y hablamos un buen rato sobre LJC y de ideas que se podían llevar adelante.

Al terminar, Robe y Harold se quedaron en La Habana y yo regresé a Matanzas. Esa misma noche los llamé por teléfono y les dije que no le podíamos dar la contraseña de la administración de LJC a Javier. No tenía razones para dudar de él pero “no sé, no me gustó…” recuerdo que les dije. Considero a Javier un joven excelente y sin duda un revolucionario, pero hoy me alegro mucho de haber tomado esa decisión.

¿Es este el final de LJC, al fin lograron destruirla? Solo el tiempo lo dirá.

 

Para mayor comprensión del texto, citamos el artículo Una respuesta para La Joven Cuba de Javier Gómez Sánchez

Una respuesta para La Joven Cuba. Por Javier Gómez Sánchez

A partir de la insistencia mostrada por los miembros de La Joven Cuba a través de mensajes de FB y SMS primero, y luego con el post El pretexto de la censura, no queda más remedio que emitir algunos esclarecimientos tanto al texto Las Páginas de la Revolución, como a la evolución del carácter de LJC que lo ocasionó.

Para ello es necesario explicar las situaciones que fueron llevándome cada vez más a un distanciamiento político, ideológico, ético y por lo tanto revolucionario respecto a La Joven Cuba.

Cada lunes he escrito en su página, cada inicio de semana miles de lectores han leído ahí mis textos.

Todas las veces que he sido censurado en La Joven Cuba, su editor Harold Cárdenas me ha llamado para comunicármelo, todas las veces que ha deseado eliminar un párrafo completo o una línea, incluso una palabra, he recibido antes una llamada suya que se inicia invariablemente con una frase: ¨El texto está muy fuerte¨.

Igualmente todas las veces que uno de mis textos ha sufrido algún tipo de modificación con la intención de ¨suavizarlo¨ o llevarlo a lo que eufemísticamente se llama ¨la posición de La Joven Cuba¨, este igualmente ha tenido el delicado gesto de comunicármelo.

He tenido incontables discusiones por esta situación. Según Harold Cárdenas, ¨los miembros de este proyecto colectivo se han editado unos a otros los textos buscando segundas opiniones y que estos sean lo más completos (sic) posible. Hasta hoy nunca había sido un problema.¨

Llega el momento de aclarar algo fundamental: No existe colectivamente una ¨línea de La Joven Cuba¨. Solo la mentalidad y los intereses personales de Harold Cárdenas.

Actualmente el único que puede escribir libre de tener que lidiar con eso es Osmany Sánchez Roque (ya que Roberto Peralo no publica hace mucho), quién es una persona que siempre se me ha manifestado como íntegra en su ética personal y revolucionaria. Al ser fundador de La Joven Cuba, publica sus textos directamente sin tener que pasarlos por Harold.

Ante la publicación de Los periodistas imprescindibles de Harold Cárdenas, un texto que se limitaba a continuar con la letanía de ¨periodistas independientes vs periodistas estatales-oficialistas¨, consideré que debía plantearse el verdadero dilema que considero que es: ¨periodismo revolucionario cual sea vs periodismo contrarrevolucionario ídem¨ Para eso escribí Las Páginas de la Revolución y lo envié a Harold.

Las Paginas de la Revolución resultó ser la gota que desbordó la copa dentro de una larga historia.

A las 9:54 am del jueves 2 de febrero, día que me encontraba de descanso, sonó mi celular. Más o menos ocurrió el siguiente diálogo:

–Harold (a quemarropa): El texto esta duro como quiera que se ponga

Parece que le había dado más vueltas que a un cubo de Rubik, pero no había podido llevarlo hasta ¨la línea de la Joven Cuba¨

–Yo (algo soñoliento): ¿Por qué, que pasa?

–Harold: Le hice una versión y te la mande a tu correo, revísala para ver si estás de acuerdo.

Definitivamente Harold es un tipo delicado…

Voy a la PC, y aún medio dormido espero a la conexión, la desesperante lentitud de abrir el Gmail, y finalmente descargar la versión propuesta.

Al leerla me desperté completamente: ¨! Pero que coj…!¨

Uno de los párrafos fundamentales del texto había sido modificado radicalmente y lo que yo había escrito como:

¨No fueron con este texto los ¨oficialistas intolerantes¨, no fueron los ¨inmovilistas retrógrados¨, fueron nada menos que algunos de los ¨independientes¨. Tal vez se habían acostumbrado a escuchar en la blogósfera, espacio digital del universo comunicacional que no por su independencia carece de responsabilidad y visión política, siempre las palabras más cómodas¨

Se había convertido en:

¨No fueron contra este texto los ¨oficialistas intolerantes¨ ni los ¨inmovilistas retrógrados¨, sino algunos de los ¨independientes¨. Tal vez acostumbrados a escuchar palabras más cómodas. Hubiera sido buen momento para mostrar hacia otros la tolerancia y el respeto que demandan para sí mismos. El nivel de acercamiento o no a la Revolución y la institucionalidad del país, puede verse en las reacciones de la gente¨

El próximo párrafo había sido arrancado de cuajo:

¨Pensaban que habían cimentado un mullido lugar donde reposar mientras arremetían contra la institucionalidad, no con la crítica sino con la mañosa y mala intención. Mientras tiraban la piedra y escondían la mano una y otra vez. Mientras cada vez que alguien los señalaba, se vendían como víctimas. El ciclo se repetía siempre, porque el dedo que los señalaba, que tiraba de la manta bajo la que se mueven los dólares que financian los ¨proyectos¨, la voz que se levantaba, siempre estaba sola, era distinta cada vez, pero siempre solitaria. Y así, a fuerza de venderse como mártires, se pensaron héroes. Héroes del ¨periodismo independiente¨.

Otro párrafo fue a conveniencia mutilado. Yo lo escribí:

¨Segundo, que tras cuatro páginas impresas en blanco y negro o tras un blog de palo sostenido con mucho esfuerzo puede haber más dignidad que tras la espléndida página web de algún proyecto lustrado con fondos extranjeros, becas generosas, publicidad camufladora o sospechosos crowdfunding¨

En la versión haroldiana decía:

¨Segundo, que tras cuatro páginas impresas en blanco y negro o tras un blog de palo sostenido con mucho esfuerzo puede haber más dignidad que tras la espléndida página web de algún proyecto lustrado con fondos cuestionables¨

El subrayado anterior es mío. Además se habían eliminado varias menciones a ¨la Revolución¨, incluso cuando la mencioné igualándola a la defensa en Cuba del ¨ideal socialista¨.

La eliminación de la frase ¨Los zorros cambian el pelaje¨ no me la explico.

También la eliminación a la mención directa del término ¨contrarrevolucionario¨. Recordemos que una de las directrices del centrismo (para ir entrando en materia, vaya) junto a la tergiversación del término de ¨revolucionario¨, es la disolución del concepto ¨contrarrevolucionario¨. Para poderse disfrazar del primero, es importante desaparecer de las mentes la idea del segundo.

De la misma forma nunca ligar las palabras ¨Revolución y Socialismo¨, introducir la idea de que en Cuba es posible la existencia de un supuesto socialismo sin la Revolución Cubana. Como antes se ideó que podía haber Revolución sin Fidel. El arte del centrismo consiste en inventar una receta de arroz con pollo… sin pollo.
Pero me estoy adelantando.

Marqué el número de Harold en el teléfono y un nuevo diálogo ocurrió:

–Yo: ¡Oye, eso no fue lo que yo quise decir!

–Harold: ¡Sí, pero esto no se trata de tu opinión, sino de la opinión de La Joven Cuba!

Aclaro que en decenas de post en que he hecho críticas, desde la sinceridad, desde la pertenencia y la insatisfacción revolucionarias, a veces acertado, a veces injusto, a veces indignado, a veces excesivo, a veces incluso ignorante, pero siempre honesto y convencido sobre cosas que considero mal en el funcionamiento del Estado y sus instituciones.

Críticas a las autoridades, al Gobierno, a la CTC, a la UJC, a la Aduana, al IACC, a los medios de comunicaciones estatales, a quien sea en el Estado cubano. Hasta si se me hubiera ocurrido escribir burlándome de la Empresa de Servicios Necrológicos. Este diálogo nunca hubiera ocurrido.

Solo se ha repetido invariablemente en las otras decenas de veces que he escrito atacando a la contrarrevolución.

Porque claro, con la contrarrevolución hay que ser diplomático, con la contrarrevolución hay que ser tolerante, a la contrarrevolución no se le puede censurar (en la mentalidad centrista escribir una réplica es ¨censurar¨), al Estado, a las organizaciones políticas del gobierno cubano sí, pero a los proyectos financiados por los Estados Unidos, no. A esos ni con el pétalo de una flor. Bienvenido a la ¨línea de la Joven Cuba¨

Como si ellos fueran los que mantienen el policlínico adónde va mi esposa, o el círculo infantil donde dejaré a mi hija.

Como si cuidaran el Panteón de las FAR donde descansa mi padre.

O para mencionarlos hay que hacer una cantidad tremenda de vericuetos literarios, pero parece que esta vez no hice los suficientes. Lo confieso, cuando tengo que buscar variantes a la sinceridad, llega el momento en que los recursos se me agotan, las parábolas se agotan, las metáforas se agotan, hasta las hipérboles se agotan.

Y así continuó el diálogo:

–Yo (haciendo acopio de paciencia): ¿…?

–Harold: ¡¿Qué, cuál es el problema?!…! Que si sale: ¨Que tras la espléndida página web de algún proyecto lustrado con fondos extranjeros, becas generosas, publicidad camufladora o sospechosos crowdfunding¨, entonces Cuba Posible, Elaine Diaz con Periodismo de Barrio, On Cuba, etc, se van a dar cuenta de que están hablando de ellos!!

–Yo (Exaltado): ¡!!¿Qué importa que se den cuenta si precisamente de eso se trata esto?!!!

–Harold: (Irritado): Bueno mira, si tu no aceptas lo publicamos así, pero aquí siempre nos hemos editado y tú eres el único que da problemas con eso, vaya, fíjate, si tu insistes lo publicamos así, pero tú eres el único que se pone con obstáculos…

Aquí debo hacer un alto en el diálogo para aclarar de donde salen las palabras: ¨Tú eres el único que da problemas, tú eres el único que pone obstáculos¨

Flash back. Matanzas, Cuba. 2012.

A La Joven Cuba, un blog creado por tres jóvenes universitarios y del que yo era un simple lector, se le cierra la posibilidad de conexión desde la Universidad de Matanzas.

Corte a: Santo Domingo, República Dominicana. Desde mi blog cultural Sopa de Cabilla, dedicado por iniciativa a sanear la imagen de Cuba en Internet, hago una excepción y publico un post político titulado En solidaridad con La Joven Cuba. Hasta ese momento solo dos páginas casi al mismo tiempo habían reflejado el hecho: Cubainformacion y Vicente Feliú.

Recibí en el buzón de comentarios un agradecimiento de Harold Cárdenas Lema, que aún no tenía la trayectoria que tiene hoy, y en aquel entonces con más ganas de viajar fuera de Cuba que un adolescente por perder la virginidad. Nunca pensé que llegaría a tener sentimientos de amistad hacia él ni que iba a estar escribiendo esto hoy.

Le propuse hacerle una entrevista escrita, hablando de los problemas de la juventud en Cuba, etc. Quedó de lo más bien en mi blog.

La vida dio muchas vueltas y regresé a Cuba. Durante dos años estuve aclimatando el chip a la vida nacional. Tuve que dejar de bloguear porque creo que cuando aquello no había ni Nauta o empezaba.

Para ese entonces Harold se había mudado a La Habana, un día nos encontramos en la calle y conversamos un rato. Pasó un tiempo más y lo llamé. Era ya el 2016. Un año muy complejo para Cuba y especialmente para las fuerzas revolucionarias. Había ocurrido la visita de Obama con las obligaciones incómodas de la diplomacia, la conciencia del puñal que significaba el cambio de estrategia, la cumbre de la OEA, etc En la calle comenzaron a aparecer banderas norteamericanas por todas partes. Todo eso nos había sumido en una sensación de ¨moco caído¨ pero de irritación al mismo tiempo….Creo que todos los que nos sentíamos patriotas y revolucionarios teníamos la misma sensación.

Entonces me acerqué a La Joven Cuba, había llovido mucho desde el 2012 y había ya bastantes visas en el pasaporte, pero veía en ella ciertos valores: Era un medio de divulgación independiente, lo que le daba libertad, creía yo. Tenían la moral de hacerlo gratuitamente. Era un proyecto grupal, lo que consideraba como su mayor cualidad y fortaleza. Hacían crítica revolucionaria, pero defendían el proyecto de la Revolución. Tenía posibilidades de organización y de participación que eran importantes en el escenario mediático-político 2.0 que se estaba organizando. En fin podía ser una fuerza de choque frente a la neo contrarrevolución.

Así envié mi primer texto con regularidad: Derechos patrios. Haciendo una defensa de la existencia de derechos humanos y libertades en Cuba además de salud y educación, haciendo énfasis en la necesidad de consolidar otros a pesar de las complejas situaciones que vive Cuba.

Me involucré con La Joven Cuba hasta ser considerado un miembro más en su organización. Comencé a impulsar algunas ideas: Emitir un boletín quincenal para lectores sin Internet, enviar trabajos a Granma y Juventud Rebelde sugiriendo su publicación, elaborar un documento con nuestros planteamientos a la Conceptualización. Todas fueron aceptadas, todo parecía ir bien.

Hasta que empezaron los problemas.

Publiqué un post titulado La distante letanía, donde le decía a la comunidad cubana en el exterior, especialmente a la de Miami que constantemente pedía mayor participación en Cuba para los cubanos emigrados, que el principal lugar para participar si se tiene buenas intenciones era precisamente en Cuba, en los mecanismos que existen y que son perfectibles. Siempre que fuera una participación dentro del socialismo. Los insultos llovieron.

Ahí vino el primer toque. Harold, que acababa de regresar de ahí mismo: ¨No debemos estar molestando a la gente de Miami¨ Le respondí, algo desconcertado pero buscándole una lógica: ¨Sí, no vale la pena, tenemos otros problemas aquí¨

Luego se desató el choque con Cuba Posible, varios revolucionarios en la red comenzaron a denunciar ese proyecto.

Confieso que aunque no conocía a ninguno y no eran gente simpática, ni cool, me percaté de que tenían la razón. Comencé a intentar que La Joven Cuba se pronunciara, tomara partido, que nuestro deber como revolucionarios era no dejar solos a los que estaban tratando de desenmascarar el fenómeno del centrismo.

Negación rotunda de Harold. Esto provocó un cisma de criterios dentro de la Joven Cuba, pues Osmany Sánchez, sí estaba de acuerdo con denunciar a Cuba Posible, aunque reticente a mencionarlos para no darles ¨publicidad¨. Fueron largas y acaloradas discusiones. Pero Harold se impuso, la única manera de hacerlo hubiese sido por encima de su cadáver.

En aquel entonces le dije: ¡Qué gran oportunidad perdió La Joven Cuba de definirse como revolucionaria! Nunca imaginé hasta qué punto serian premonitorias esas palabras.

Aun así, escribí un texto titulado Descalificar vs Debatir, donde respondía a la descalificación del debate que hizo Cuba Posible frente a la Conceptualización. Como usaba recursos lo suficientemente indirectos, fue publicado.

Un par de días después Harold me dijo alarmado: ¡! Tremendo lío se me formó por lo que escribiste!! . Yo pensé: Je, se dieron cuenta que era con ellos.

Pero no, resulta que casi al mismo tiempo salió otro texto mío titulado De medios a medias sobre la visión de los medios de comunicación en la Conceptualización. Yo había escrito: ¨Las fuerzas progresistas (léase revolucionarias), están en desventaja respecto al terreno ganado por los medios contrarrevolucionarios, enajenantes o cultivadores del centrismo¨

El solo uso, una vez, de centrismo en un texto de 1197 palabras provocó que Harold recibiera un correo electrónico, que me mostró, de uno de los indignados organizadores de Cuba Posible, donde le advertía que ese era un concepto inventado y acuñado por ¨gente de la peor calaña¨ y que la cómo La Joven Cuba se hacía eco de eso…

Luego de una discusión, donde Harold me decía que La Joven Cuba no estaba para confrontarse, en la que yo le cuestionaba entonces para qué estábamos, si el primer deber de un revolucionario es enfrentar a la contrarrevolución. El sigue respondiendo a eso hasta hoy: Para eso están otros. Llévatelo a otra parte.

Desde ese entonces está prohibida la palabra ¨centrismo¨ en un texto de La Joven Cuba.

Hubo un episodio excepcional en esta historia, fue el que dio origen al texto de autoría ¨conjunta¨ titulado Una respuesta necesaria (Para responder a Fernando Ravsberg). Confieso que no conocía ni a Ravsberg ni a Iroel y en La Joven Cuba siempre se había presentado el caso como una mera ojeriza personal sin darle más valor político.

Hasta que conocí a los dos, a Ravsberg invitado a almorzar a su casa junto a una decena de personas, ante una mesa espléndida de vino y salchichas, donde confieso, me serví tres veces. Rasvberg estaba sentado del otro lado de la mesa, que tenía apenas un metro y medio de ancho, pero yo me sentía a un kilómetro de distancia. A Iroel, por insistencia mía a Harold para escuchar las dos campanas, en un bar y con un par de cervezas de las más baratas. Uno no tiene que coincidir en la forma, pero sí en la esencia, y cierto olfato le permite a uno reconocer a los de su bando, o al menos a los que no lo son. Me habían pintado a Iroel como un ogro, un miura político, con el que sería muy difícil dialogar y lo que veo llegar es a un tipo medio descojonado convaleciente de una operación. Empezamos a hablar los tres, Harold, Iroel y yo. Estábamos molestos porque Iroel había tomado fragmentos del muro de Facebook de Harold y lo había publicado en La Pupila Insomne.

No hay manera de saber lo que hay en lo más profundo de la mente de una persona, pero ese día noté algo, un detalle mínimo, casi subjetivo: Ravsberg no te toca cuando habla. Iroel sí.

Es muy difícil que alguien que no es sincero en lo que te dice, haga contacto físico contigo.

La conversación devino un debate intenso sobre la evolución política en Cuba, el choque entre fuerzas, el fenómeno del centrismo. Defendí a Harold por los motivos por lo que lo volvería a hacer, o al menos tratar de entenderlo y que los demás lo entiendan. Entenderlo todo es perdonarlo todo, dijo un griego. La conversación a tres voces fue una sacudida para Harold, que le movió la fibra de revolucionario que queda en él.

Por casualidad de la vida, leí muy poco después un texto de Fernando Ravsberg, donde introducía una punta de lanza tergiversando el concepto de ¨revolucionario¨, presentando que hoy los verdaderos revolucionarios en Cuba no estaban en las instituciones, ni en el Gobierno, sino en los cuentapropistas, en los periodistas independientes (ya sabemos cuáles), en el que lo mismo desempolvaba el Quinquenio Gris que manipulaba un discurso de José Martí. La intención de apropiación del término de revolucionario se veía venir.

Le escribí un email agradeciéndole el almuerzo pero que sentía la necesidad de responderle y lo hice escribiendo Una respuesta necesaria (Para responder a Fernando Ravsberg). Lo envié a Harold, que como todavía estaba bajo el electrochock del encuentro con Iroel, no solo accedió a publicarlo, sino que me pidió firmarlo junto conmigo. Le dije que si el hacía suyo lo que decía ahí, perfecto, pero sin cambiarle ni una palabra. Tragó en seco y accedió. Su firma apareció también en el texto.

Ravsberg solo dijo que nuestra reacción había sido desmedida. No sé si pensando que los cubanos nos llegamos o nos pasamos. Pero lo cierto es que ocurrieron dos cosas: No volvió a jugar con lo de ¨revolucionario¨ y nunca más volvió a publicar un texto mío.

Entonces escribí Hurto y sacrificio de palabras mayores, si en el anterior solo se respondía a las ideas párrafo por párrafo, este era una consolidación de que había un intento de usurpar el concepto de revolucionario. Un contraataque que lo señalara más claramente.

Pero Harold se negó esta vez a publicarlo. ¨Yo no quiero seguir con eso¨. Le dije que cómo iba a ser, que ya había salido el primer texto con su firma también, que este era precisamente la consolidación como respuesta política…Pero que va, la mula no caminó. Simplemente se le había pasado el efecto.

Se me ocurrió enviar Hurto y sacrificio de palabras mayores a La Pupila Insomne, y ahí apareció. Luego fue seguido de Para entender el centrismo, que por supuesto ni se me ocurrió proponer Harold. Lo absurdo de la esfera digital hizo que por yo publicar en La Joven Cuba y en La Pupila al mismo tiempo, los comentaristas me llamaran Dr. Jekyll y Mr.Hyde.

El tiempo siguió transcurriendo y Harold no se percataba del cambio que iba dando su propio retrato de Dorian Gray.

Pasó un águila por el mar y luego un huracán por Guantánamo, el Mathew. Llamé rápidamente a Harold y le planteé la idea de que La Joven Cuba fuera a la zona de desastre a recoger escombros, o ayudar en lo que fuera, al menos una semana que yo podía pedir permiso en mi trabajo, insertarnos idealmente en alguna iniciativa organizada, tal vez con la FEU o con la UJC, era una quimera por el ya enorme deterioro de las relaciones entre Harold y esas organizaciones. Pero nada se perdía con intentar. Incluso ir por nuestra cuenta. Como no somos artistas profesionales, descartamos las brigadas artísticas que siempre acuden ante esos eventos ya que pensábamos erróneamente que se limitaban a las actuaciones artísticas.

Harold se informó de la situación en Baracoa, del estado de emergencia, de las limitaciones de acceso a la zona y decidimos desistir de la idea.

Pero en ese momento Periodismo de Barrio hace su apuesta de ganar o ganar, de ir como sea a Baracoa, y no para hacer trabajo voluntario recogiendo escombros, sino para ir a reportar de manera ¨independiente¨ lo que ahí ocurría. Organizaron una campaña y posiblemente el crowdfunding más rápido que se haya hecho en Cuba, que es muchísimo decir pues es casi imposible hacerlo desde aquí. La intención de aprovechar políticamente el desastre natural fue respondida por varias publicaciones revolucionarias, incluido el periódico Granma.

Dije que La Joven Cuba tenía que unirse a la respuesta. Fue la discusión más grande con Harold, donde quedaron definidas muchas cosas, y se aceleró el deterioro de mi permanencia en LJC. Ahí me dejó claro que La Joven Cuba solo aceptaría de mi textos que no fueran ¨de confrontación¨, que todo lo que fuera de ese tipo, se lo enviara ¨a Iroel o a alguien por el estilo¨

Lo increíble es que en vez de aparecer una reacción en LJC sobre las intenciones de Periodismo de Barrio, lo que comenzó a salir, incluso no ya como una forma personal sino firmado como ¨La Joven Cuba¨, fue una serie de cuestionamientos lagrimosos a que si el Estado estaba excluyendo al pueblo que quería ayudar a los afectados. Se refería a que las ayudas y labores estaban siendo realizadas y canalizadas por las FAR, los CDR, Defensa Civil y otros organismos e instituciones. Eso, con el show guantanamero de Periodismo de Barrio andando.

En un debate en Facebook a partir de uno de los susodichos post, donde varias personas reaccionaron indignadas ante el disparate, superé mi aversión a comentar en FB y me uní a ellos. Pregunté lacónicamente: ¿Acaso el pueblo organizado deja de ser el pueblo?

El lagrimeo se detuvo. No sé si antes había ocurrido que un miembro de la Joven Cuba comentara en FB en contra de un post de la propia LJC. Tal vez algunos se hayan sorprendido. Incluso alguien hasta me escribió cuestionador.
Comencé a platearme mi separación cada vez más próxima de La Joven Cuba, pues era evidente que mi presencia estaba resultando cada vez más indigesta. Pero la seguía considerando un buen medio para hacer divulgación de algunas ideas.

Era una lástima desaprovecharlo, además posee un tipo de lector al que es importante llegar. Decidí continuar publicando ahí al menos un tiempo más.

Pero tomándole la palabra a Harold, todos los textos ¨confrontacionales¨, o sea incompatibles con su agenda personal de ¨la línea de la Joven Cuba¨, los comencé a enviar a la Pupila Insomne. Así aparecieron en esa página en vez de en LJC, textos como Para entender el centrismo y ¿Que buscar fuera de Cuba?, este último ya de ruptura con La Joven Cuba.

Ahí cuestionaba el carácter verdaderamente revolucionario de los viajes a eventos organizados en el extranjero para visibilizar, organizar y apoyar los proyectos ¨independientes¨. La idea, interesante sin dudas pero con un límite racional, de que si no hay presencia de nadie revolucionario en un evento sobre Cuba, se verterán sobre ella los peores criterios sin que haya otra voz, a la larga se ha convertido en prestigiar y otorgar consistencia a eventos organizados para el beneficio de la contrarrevolución. La degeneración de una idea se había ligado al confort de los eventos y el turismo político, el típico fasteo cubano, siempre a países del primer mundo.

Como dije en ese texto, no hay que ser un experto en semiótica para comprender las intenciones de un evento como Connecting Cuba, cuyo logo es la boina con estrella del Che sin rostro, desvaneciéndose con la pregunta What next?

Pero volvamos a la actualidad y a la llamada por teléfono hace unos días donde discutíamos sobre Las Palabras de la Revolución. La cuestión era entonces no publicarlo, o permitir que saliera peor de como salió.

Pensé en decirle ¨No publiques ni p…¨ pero luego me dije que entonces las 2 tesis que yo planteaba en el texto no saldrían, y que al final eso era lo más importante:

1) No existe la cuestión periodismo oficial vs periodismo independiente. Lo que existe es la cuestión periodistas revolucionarios vs periodistas contrarrevolucionarios donde quiera que escriban.

2) Solo habrá una defensa plena de la Revolución y del proyecto socialista en Cuba, cuando su Dirección comprenda que tiene muchas reservas políticas en los medios independientes revolucionarios.

Entonces en aras de un objetivo superior. Le dije a Harold, que prefería que el texto apareciera mutilado que modificado, así que en vez de cambiar a su estilo el párrafo que le molestaba, que lo quitara. Se dio por satisfecho y así se publicó.

La alarma que le provocó la posibilidad que un puñado de cojedólares ¨independientes¨, se dieran cuenta que la cosa era con ellos, no le permitió ver su propia foto dentro del texto. Pasó por alto un párrafo que puse ahí con toda la intención de retratar lo que Harold Cárdenas ha llevado a ser a La Joven Cuba:

¨Y para aquel al que le quede alguna duda, no es periodismo revolucionario el que no se confronta, el que no ataca, el que no desenmascara, el que no llama por su nombre, el que omite, el que teme a que no le den like en su Facebook, a que no lo inviten. El que se deja llevar o fomenta los lamentos por una manoseada libertad de expresión, de clamor doliente ante una intolerancia que permita a victimarios pasar por víctimas, los que se suman al lagrimeo y vestiduras rasgadas por los convenientemente censurados, el que ayuda a esconder la mano hoy a los que lanzarán de nuevo la piedra mañana¨

En este tiempo de smartphnes, ya pocos recuerdan a las Polaroid.

El texto de Harold Cárdenas Los periodistas imprescindibles, donde hablaba de los periodistas de medios estatales, no cumplió su objetivo, para eso debió ser seguido por otro ya preparado donde hablaría de los independientes, ambos textos le permitirían mantener la equidistancia ambigua que siempre ha cultivado. Flotar en el centro de una laguna política. Pero al ver la inesperada respuesta de los ¨independientes¨ más reaccionarios, el segundo quedó inédito. Solavaya.

Pero no estaba tan mal la cosa, vaya, ahora al menos tendría de seguro el favor de los ¨oficialistas¨…

Cualquiera calcula mal el diámetro de un tibor.

Los periodistas de medios estatales no se sintieron ni remotamente defendidos, al contrario, muchos respondieron igualmente molestos.

Aparecieron textos sobre Harold, sobre El Toque, (donde el escribe posts siempre positivos sobre Cuba, pero eso es igual que tener un programa de cocina en Tele Martí), le sacaron sus viajes invitado a los eventos, le cuestionaron que si era de izquierda o de derecha, en fin. La cosa se puso mala por los dos lados.

Le dije entonces como se le dice a quién recoge lo que siembra, pero con una frase simple y coloquial: ¨Te has acercado demasiado a la mierda como para que no se te pegue el olor¨.

Entonces buscó el habitual refugio psicológico, la fantasía de que todo es una campaña contra él, la convicción delirante que todo es generado por manos tenebrosas en el Buró Político de la UJC, por mentes perversas en el Comité Central, en la casa de Iroel, por gentes que se reúnen para conspirar contra él.

Una conjura donde todo es fabricado, todo lo que se dice es un invento, absolutamente todo. Una conspiración, eso…una difamación.

Lo hacen porque no tienen argumentos. ¿Ustedes no se habían dado cuenta antes? Claro, es por eso que lo hacen.

Durante todo este tiempo, sostuve una rama de olivo, una mano amiga revolucionaria dispuesta a ayudarlo si quería cambiar su rumbo. ¨A eso no se responde con nada escrito, se responde con la actitud futura, hay toda una vida para borrar todo eso¨, le expresé.

Le dije también a Osmany que a Harold hay rescatarlo mientras sea posible, pero solo si él estaba dispuesto a ser rescatado. Para entonces, una tras otra se habían caído y marchitado las hojas en la rama.

Hasta que en los últimos días le dije: ¨Estoy contigo si quieres rectificar el camino¨ A lo que me respondió lapidario: ¨No voy a cambiar nada¨

Sentí lástima mientras vi caer, la última hoja de olivo.

Aun así somos jóvenes, hay un horizonte y muchas cosas por delante en un país que está cambiando, La Revolución vivirá tiempos más difíciles en el futuro, dónde todos los que sentimos por ella nos probaremos. Mi deseo es que ese día pueda decirse de Harold el verso Si alguien roba comida y después da la vida ¿Qué hacer?

Oportunidades no le faltarán.

Viviré con la esperanza sostenida, por pura fe en el alma humana, de cambiar la imagen que me quedó de él cuando nos vimos por última vez, en su casa, cuando sentencié con amargura:

– ¨Harold, La Joven Cuba se ha convertido en el lugar más a la izquierda del centro¨

Esa tarde, después de 7 años de bloguear, de miles de post publicados, Harold Cárdenas me miró un instante con una expresión en su rostro que aún intento descifrar, hasta que dijo:

–¨ ¿Tú crees? ¨

8 febrero 2017 110 comentarios 480 vistas
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El pretexto de la censura

por Consejo Editorial 7 febrero 2017
escrito por Consejo Editorial

La Joven Cuba ha sido uno de los blogs que más ha enfrentado a la censura en nuestro país, desde el silencio a los logros de la Revolución hasta el silencio a sus desafíos. Precisamente por lo atrevido de sus textos hoy somos incomprendidos. Desde hace siete años los miembros de este proyecto colectivo se han editado unos a otros los textos buscando segundas opiniones y que estos sean lo más completos posible. Hasta hoy nunca había sido un problema, resulta significativo lo oportuno del momento para una discrepancia así.

Hace días publicamos el texto “Los periodistas imprescindibles“, donde se opinaba sobre el valor que tiene el periodismo hecho en nuestras instituciones, uno de nuestros miembros ofreció referirse también al trasfondo político del asunto, propuesta que no solo fue aceptada sino priorizada para ser publicada con prontitud al día siguiente. Al recibir el texto por correo electrónico le hicimos una serie de sugerencias acorde a la línea editorial de LJC. ¿Cuál es esta?

Las ideas no se matan sino que se superan por otras mejores. Quien tiene la razón, no necesita adjetivar o recurrir a la descalificación personal sino basta con proponer una idea superior a la inicial. En LJC no hay espacio para la adjetivación y la demonización, el debate actual es a pensamiento y esa debe ser el lenguaje que usemos. Para señalar con el dedo hay otros muchos foros en Internet.

Enviamos por correo electrónico nuestras sugerencias al autor, luego en una conversación telefónica minutos antes de publicar este accedió a varios de ellos y demandó que otros permanecieran igual, incluso dijo exactamente de dónde a dónde debíamos suprimir. Nuestra posición literal fue: “si insistes en que salga así lo publicamos así, pero esta no es la línea de La Joven Cuba”.

Cualquier insatisfacción con estas sugerencias, pudo haber sido expresada por el autor a nosotros directamente, antes o después de su publicación. El uso mediático de este episodio en un contexto de difamación al blog, es al menos inoportuno. Debería ser Javier Gómez Sánchez quien explique lo ocurrido en último caso y tiene a su disposición las páginas de La Joven Cuba para ello.

En nuestra opinión, un texto discutido con el autor y publicado con su autorización después de sugerir cambios, escasamente es un caso de censura.

La ética y la verdad marcan ahora las posiciones de cada persona implicada, desde los administradores de La Joven Cuba, hasta Javier Gómez Sánchez y el administrador de la Pupila Insomne donde fue publicada la otra versión del texto. Dado que el emplazamiento es público, la aclaración debe ser pública.

7 febrero 2017 130 comentarios 370 vistas
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La lucha política

por Harold Cardenas Lema 6 febrero 2017
escrito por Harold Cardenas Lema

Quienes dedican tiempo a las descalificaciones y los ataques personales en la red son los que tienen menos que decir, incapaces de generar ideas que aporten al debate público, van a la garganta porque no saben medirse en el terreno del pensamiento. Algunos que lo hacen desde la comodidad de un seudónimo lo son aún más. Cada cierto tiempo en Cuba se regresa al macartismo y la cacería de brujas, la incapacidad de reconocer al enemigo me ha puesto en la línea de fuego esta vez. La lucha política más trascendental tiene lugar hoy entre nosotros mismos pero hay que ver más allá de la batalla y entender la guerra, aunque recibas fuego amigo. En nombre de la Revolución se han cometido muchos errores, la clave está en no albergar resentimientos y seguir luchando por ella, que es más que sus verdugos.

Estos 7 años blogueando dan experiencia. Funcionarios que hacen cruzadas personales, usando posiciones de poder para dar cauce a sus fantasías o intereses, opiniones tergiversadas que se expresan a nuestras espaldas sin posibilidad de rebatirlas, gente buena confundida por la sospecha. A menudo se disfrazan de ideología las miserias humanas pero la diferencia es que ellos están haciendo su trabajo y nosotros no. Esta es una lucha y una militancia voluntaria de la que no vamos a retirarnos, porque aunque no lo admitan quienes hablan a nombre del Socialismo, somos parte de él. Lo seguiremos defendiendo a mano y sin permiso, incluso de sí mismo.

Para descalificarme usan una vez más mi participación en El Toque, pero no pueden referirse a ninguno de mis posts en concreto porque son en defensa del proyecto socialista cubano y no les sirven para el ataque. Aquí está el listado completo de mis textos, hagan un balance general y tomen sus propias conclusiones. En El Toque colaboré durante 3 años como bloguero y editor, en La Joven Cuba (LJC) llevo 7 como fundador y administrador. En el primero siempre escribí como cubano revolucionario, pero guardé la mayoría de las críticas para el segundo, las críticas no pueden ser pagadas. Hoy no me cuestionan por lo que escribí en El Toque sino en LJC, el primero es solo el pretexto para callar mis contenidos en el segundo.

Hace años, cuando llegué a la Habana intenté publicar en varios medios nacionales sin éxito, trabajar en algunas instituciones sin éxito, el cerco que se tendía alrededor no era para mi asfixia sino para eliminar también a LJC, o disciplinarla al menos. Mi trabajo como editor en El Toque o el que surja mañana decorosamente sin denigrar a la Revolución, serán siempre para mantener con vida un blog al que desde hace años no le han tendido la mano sino los cañones.

La opinión tendenciosa de los acusadores contrasta con los blogueros que han trabajado conmigo, saben que nunca he permitido una crítica injusta al proyecto socialista cubano, a veces me han recriminado incluso mi excesivo celo en este sentido. Hace días pensaba escribir sobre los periodistas en los nuevos medios, no lo hice porque se generó un debate con el primer post que se fue por las ramas. Pero es oportuno agregar mi experiencia desde El Toque, desde aquellos que mostraron el respeto y dolor por la muerte de Fidel en sus textos, hasta aquel blogger que buscando empezar a trabajar con nosotros me hizo dos preguntas por teléfono: ¿cuánto se paga y qué debo decir? Hasta ahí llegó su colaboración.

En los medios estatales y los nuevos hay buenos y malos periodistas, pero esto no interesa a los que desde cada extremo generalizan el papel de los otros en un mismo e injusto saco. Esos extremos que terminan pareciéndose tanto.

El ataque que se hace ahora es tendencioso, pero además desinformado porque esgrime argumentos que ya no existen, hagan su tarea. El objetivo real no soy yo sino La Joven Cuba, la piedra en el zapato de quienes quisieran ser voceros únicos de la Revolución, y les tenemos una noticia: el Socialismo cubano no tiene dueños. Cuba es nuestra pero de todos, porque mi abuelo luchó contra Batista, mi padre en Angola y yo no me la voy a dejar robar por los que creen salvarla cuando en el mejor de los casos la están frenando.

Un blog de naturaleza política como LJC, nunca ha aceptado financiamiento de ningún tipo, solo puede sostenerse con nuestros bolsillos, en contraste con quienes reciben apoyo desde el extranjero o una infraestructura estatal. Ningún gobierno nos paga, ni el nuestro ni cualquier otro, y eso se traduce en autoridad moral. Hasta hoy, la Internet en Cuba cuesta 1.50 o 2 CUC la hora, e incluso las autoridades nos han exigido que le demos seguimiento diario a los contenidos y los comentarios. Pero a LJC le ocurre como a Cuba, se le ata de pies y manos y luego se le cuestiona que no pueda nadar en la piscina. Participé en El Toque porque quise, porque con ética y claridad política se puede todo, porque la lucha política requiere personas que lo hagan así. Con ese dinero financio no solo el proyecto que es LJC, sino una militancia y participación en el mundo real que ha recibido apoyo de poquísimas instituciones.

Estamos acostumbrados a leer en los libros de historia cómo Fidel hizo la guerra con las armas de Batista, pero pensar que alguien en la actualidad pueda hacer eso, no no no… imposible, no estamos autorizados.

Otro elemento puesto en tela de juicio es mi participación en eventos internacionales. Se presenta como un descubrimiento algo que es público, con fotografías tomadas de mi Facebook y posts publicados en La Joven Cuba. Mi primer viaje a Estados Unidos fue al programa Murrow, no fue secreta mi participación, lo publicamos en LJC y avisé en mi trabajo que asistiría: visitar un país del que muchos hablamos acá pero no todos conocen, y hacer lobby contra el bloqueo. En el grupo de periodistas que asistieron conmigo, bromeando me llamaban “bloqueo”, porque se sabía lo que diría yo siempre que pedía la palabra. Esto fue dos semanas antes del 17 de diciembre de 2014.

Cuando terminó el programa, con la ayuda de CAFE (organización de emigrados que enfrentan el bloqueo dentro de Estados Unidos) pude hablar en dos universidades estadounidenses. Lo que unos presentan como una vergüenza es un gran orgullo, haberme gastado los 100 dólares que sobraron del Murrow en actividades de este tipo, haber dormido la última noche en Nueva York en un hotel que tenía el cuarto más pequeño de la ciudad y un baño colectivo, compartiendo litera con un miembro de CAFE que también estaba ahí por su país, es sentirse mambí. Luego participé en el programa de radio La Tarde se Mueve junto a Edmundo García, sin ambigüedades sino plantando bandera por el socialismo cubano dentro de Estados Unidos, eso no me lo quita nadie.

Al igual en los Diálogos Atlánticos que tienen lugar en Marruecos. Asociarme al resto de los participantes en un evento internacional basado en lo que dicen otros asistentes, es como criticar a Bruno Rodríguez por lo que diga otro canciller en la ONU, poco serio. Sigo siendo yo mismo en esos eventos, esto a menudo me convierte en elemento exótico pero estoy seguro que en Cuba lo saben. Diplomáticos cubanos han sido testigos de mis intervenciones en el extranjero, no me dejarán mentir, puedo ser muy crítico pero trato de ser justo en la defensa de lo que tenemos. Al ser un evento de alto nivel no existen dieta ni gastos de transporte, ahí también se gasta el dinero que he ganado trabajando, quién sabe si mis detractores harían lo mismo.

Este debate en el fondo trata sobre la legitimidad de participar en eventos de derecha en el mundo. Los espacios que no ocupemos nosotros los llenará la “disidencia” cubana, que bastante lejos ha llegado por culpa de algunos entre nosotros, con razonamientos así de absurdos que terminan automarginándonos de espacios que deberíamos conquistar o disputar al menos. Seguiré participando, porque sé que el saludo de Raúl a Obama en Panamá o en la Habana se llama lucha política, y no es solo un privilegio del Estado que el pueblo debe observar pasivamente sino que todos debemos luchar de maneras distintas, y cada espacio que pueda alcanzar en este sentido, será un avance.

Siempre hay que marcar una línea y esta para mí está en la subversión. A los eventos financiados con fondos destinados a  provocar el fin de la Revolución, no voy, y más que eso, los denuncio. Pero de esto tampoco hablan mis críticos. Ahora se ha dicho de todo con tal de crear un ambiente de sospecha. Algunos enemigos son reales, otros son construidos artificialmente porque es necesario marginarlos, demasiado revolucionarios para quienes ven la política de manera lineal.

Cada viaje que hago es auditable, cada post que escribo, cada cosa en mi cotidianidad queda reflejado en las redes sociales y el blog. Sería bueno saber lo mismo de mis interlocutores, dónde viven (yo en casa de mi madre con mi novia en un apartamento micro de un cuarto y medio en el Vedado), qué transporte tienen (en mi familia no hay una sola persona con carro, por ejemplo) y cómo se conectan a Internet para exponer sus ideas (yo en parques Wifi, pagando con mis ahorros). No encontrarán más en mi vida personal, si tienen dudas pregunten y le responderé a los que lo hacen con respeto y no segundas intenciones. Pero seamos justos también, que quienes me acusan hagan el mismo ejercicio de transparencia.

A diferencia de ellos, La Joven Cuba no es mi trabajo sino una militancia. No pierde nada quien nada tiene y nada espera. Cualquier duda sobre lo que hago era fácil de aclarar, mis interlocutores pueden obtener fácilmente mi teléfono, señalarme si creen que estoy cometiendo un error. No soy soberbio, llevo años buscando ese diálogo, pero este nunca llega. Para algunos la disciplina sigue siendo el principal valor de un revolucionario, esto en un país donde ninguno de sus mejores hombres ha sido dócil, siquiera dentro de las propias fuerzas de izquierda en cada momento histórico.

Entiendo a algunos de los atacantes, con el historial de traiciones y dobleces que hemos tenido en la historia reciente, es fácil malinterpretar lo que hacemos. Más aún por nuestra decisión de no limitarnos a echar la pelea dentro de Cuba sino fuera, de luchar aquí contra las fuerzas conservadoras que nos limitan y afuera contra las de derecha que tergiversan nuestra realidad. La pelea es compleja, en foros distintos y con distintas reglas. Pero es una misma pelea y soy el mismo en ambas para ser consecuente, aunque sirva de argumentos a los obtusos y deba pagar un precio.

Esta batalla no es nueva, antes de El Toque cuando era un profesor universitario sin haber salido nunca del país, me decían hipercrítico e incluso trataron de cerrarnos el blog, siempre hay un pretexto de turno. Si LJC no se leyera, si la crítica revolucionaria que desde aquí hacemos no fuera compartida por muchos cubanos, no fuera necesaria esta ofensiva. Pero la Revolución no son los verdugos del momento, no está reflejada en un piñazo sobre la mesa, ni se le guarda resentimiento por haber sufrido un día una injusticia a nombre de ella.

La lucha política tiene momentos así de confusión, cuando cada uno de nosotros puede cometer errores. Si mis detractores no están buscando la difamación y tienen realmente preguntas que hacerme podemos vernos cuando deseen, de frente y con sinceridad. Yo también tengo fuertes preguntas e información que por responsabilidad no comparto en público. Mientras recibo esa llamada, seguiré escribiendo con más ganas en La Joven Cuba.

6 febrero 2017 110 comentarios 412 vistas
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Las Páginas de la Revolución

por Javier Gómez Sánchez 2 febrero 2017
escrito por Javier Gómez Sánchez

El debate del periodismo cubano hoy es uno de los pilares del debate político de la Revolución. Ha vuelto a tomar calor a partir del texto Los periodistas imprescindibles, publicado por mi compañero Harold Cárdenas. Numerosos criterios se han vertido sobre sus líneas. El texto ha sido leído, tanto en las salas de redacción de periódicos y medios estatales, como desde las mesas de trabajo y oficinas de los medios independientes. Tanto los que cobran exiguos salarios en moneda nacional o los que se sostienen por el empeño propio, como los que cobran en dólares del patrocinio político o los sustentados por un pujante auge publicitario.

También lo leyeron en la UPEC, en el PCC, en la UJC, en todos los lugares donde tiene lectores atentos La Joven Cuba.

 Varios no se limitaron a leerlo, sino que se han manifestado saltando con alarma como si el piso se hubiese movido bajo sus pies. No fueron contra este texto los ¨oficialistas intolerantes¨ ni los ¨inmovilistas retrógrados¨, sino algunos de los ¨independientes¨. Tal vez acostumbrados a escuchar palabras más cómodas.

Muchos de los que escribimos en la red no somos periodistas, no pretendemos hacer periodismo, somos revolucionarios que escriben. Muchos que no lo son también escriben, se organizan en proyectos de comunicación, en medios digitales, y tampoco son periodistas. El de ¨periodista¨ se ha convertido en el disfraz de moda adoptado por la contrarrevolución en el momento político actual. Como antes fue el de ¨bloguero¨, el de ¨artista alternativo¨, el de ¨promotor comunitario¨, o ¨intelectual objetivo¨.

Otros sí son profesionales graduados y con experiencia de trabajo en medios oficiales. Pero una larga tradición de más de un siglo de letras cubanas nos recuerda que el periodismo, más que todo, se ejerce.

Cuando Cuba evolucionaba hacia una identidad nacional, florecían las publicaciones culturales, nacidas de las tertulias en La Habana, en Matanzas, en Puerto Príncipe. Cuando se luchaba por la Independencia, surgían uno tras otro los periódicos independentistas. Durante la República a medias, todos los periódicos, sin excepción, tenían un objetivo político y no había pluma que escribiera en ellos que no cumpliera una función política.

Muchos de los revolucionarios que dieron su vida ejercieron el periodismo, varios periodistas de profesión, dejaron la pluma y tomaron las armas. Había entonces, como hoy, periódicos pequeños y grandes.  Los que se imprimían contando cada centavo con dignidad, como los que se sostenían por la publicidad comercial pero mucho más por el dinero que recibían de los políticos ávidos de las urnas. Tan grandes eran sus planas que podían cubrirse con ellas en la noche los mendigos.

Entonces, si traemos y adaptamos a nuestros días las enseñanzas de ese pasado, la Historia nos enseña:

Primero, que no es importante si el medio es grande o pequeño, rico o pobre, si es parte del aparato de comunicación estatal o independiente.

Segundo, que tras cuatro páginas impresas en blanco y negro o tras un blog de palo sostenido con mucho esfuerzo puede haber más dignidad que tras la espléndida página web de algún proyecto lustrado con fondos cuestionables.

Tercero, que el periodismo siempre ha sido una actividad eminentemente política.

Hacer periodismo hoy en Cuba es hacer política, es asumir una posición política

Entonces la cuestión, no es si el periodismo se ejerce en un medio estatal o en uno independiente, la cuestión está en si es un periodismo a favor de la Revolución o en contra de ella. La diferencia es hacer periodismo revolucionario o periodismo contra la Revolución.

No existe la cuestión periodismo oficial vs periodismo independiente. Esa es la flauta con que pretenden encantarnos. Lo que existe es la cuestión periodistas revolucionarios vs periodistas contrarrevolucionarios donde quiera que trabajen. Punto.

Y para aquel al que le quede alguna duda, no es periodismo revolucionario el que no se confronta, el que no ataca, el que no desenmascara, el que no llama por su nombre, el que omite, el que teme a que no le den like en su Facebook, a que no lo inviten. El que se deja llevar o fomenta los lamentos por una manoseada libertad de expresión, de clamor doliente ante una intolerancia que permita a victimarios pasar por víctimas, los que se suman al lagrimeo y vestiduras rasgadas por los convenientemente censurados, el que ayuda a esconder la mano hoy a los que lanzarán de nuevo la piedra mañana.

La historia ha demostrado que no hay convivencia posible entre pensamiento revolucionario e intereses contrarrevolucionarios, ni cómoda, ni duradera, ni verdadera. En cuanto a intención, en los medios independientes se hace periodismo a favor del socialismo y contra el socialismo. En los medios estatales se hace idénticamente periodismo por el socialismo y periodismo para frenar el socialismo.

En cuanto a la dirección política, el mayor peligro para el periodismo revolucionario, al menos para aquel que se hace desde los medios estatales, no será en el futuro la autoridad o propiedad partidista y militante, no importa la influencia que tenga efectivamente hoy, sino la censura más oscura aún de la tecnocracia empresarial, de la corrupción, de la incapacidad administrativa, que ya se siente presionada por la prensa actual. El empoderamiento y la utilización política contra el periodismo para proteger sus intereses, que ya ejercen, ese es el mayor peligro en el futuro. La contrarrevolución sabrá aprovecharlo.

En el presente que nos urge, solo habrá una defensa plena del proyecto socialista en Cuba, cuando su Dirección comprenda que tiene muchas reservas políticas en los medios independientes revolucionarios, en los jóvenes de edad y jóvenes de espíritu que los sostienen. En definitiva, más que menos, no estamos separados de los medios estatales, porque es muy superior lo que nos identifica con ellos.

Nosotros mismos debemos madurar como tales, que no es solo migrar de un blog a un .com, sino a la evolución verdadera que es la maduración política. Dejar a un lado la vanidad, convertir los proyectos personales en grupales, buscar la unidad que nos convierta en un frente de lucha. Porque más allá de la página de fulano o la página de mengano, dónde hay que escribir es en la página de la Revolución.

2 febrero 2017 60 comentarios 437 vistas
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A ver qué pasa con Cuba y la pelota

por Osmany Sánchez Roque 1 febrero 2017
escrito por Osmany Sánchez Roque

El equipo de pelota de Matanzas pierde una vez más en los Play Off. Lo que parecía un hecho se esfumó en el aire y los aficionados quedaron una vez más con las ganas. La despedida de Víctor Mesa, la salida de varios peloteros y la contratación de otros hará que sea casi imposible Matanzas pueda clasificar para la segunda etapa la próxima serie. No ganamos el campeonato, es cierto, pero en los últimos 6 años estuvimos siempre en el podio y durante meses estuvimos disfrutando la actuación del equipo. Los que pedían que se fuera Víctor Mesa se salieron con la suya.

La desesperación o la desilusión hacen que a veces las personas pidan cualquier cambio “a ver qué pasa”. En este caso lo veremos el próximo año o al siguiente y en el peor de los casos lo que sucederá es que Matanzas no clasifique y que tengamos que seguir los equipos donde estén los matanceros de refuerzo. En el deporte sucede así, pero en política no y eso es lo que muchos no entienden.

La situación económica de Cuba hace que algunos digan que si en tantos años no se han resuelto los problemas entonces hay que cambiar, hay que tomar medidas, aunque sean neoliberales como en otros países del área, para ver “qué pasa” pero a diferencia de deporte los resultados pueden ser catastróficos.

Lo he dicho otras veces, para Cuba hay dos posibilidades, la izquierda o la derecha, no hay otras, aunque algunos se estén inventando un “centro” que presenta opciones muy lindas en el papel, pero de imposible realización. Si alguien viaja a Europa y se reúne con la más rancia derecha de por allá y luego viaja a Miami, visita Radio Mambí y se reúne con los que desde hace 60 años han querido destruir nuestro proyecto social, cómo se nos va a aparecer con una propuesta que difiere bien poco de la nuestra en cuanto a mantener salud y educación gratuita por ejemplo ¿Si fuera cierto recibiría el apoyo de la derecha europea o de la contrarrevolución en Miami? ¿Qué otro grupo de nuestra área recibe ese apoyo, aun proponiendo lo mismo que proponen ellos?

El “a ver qué pasa” puede convertirse en la criminalización de los movimientos de izquierda, la proscripción del partido comunista –decir que Cuba en 1959 era democrática es como aceptar como válida la existencia de un Buró de Represión de Actividades Comunistas (BRAC)- los despidos masivos, las privatizaciones, los asesinatos de líderes comunitarios, la corrupción campante, el entreguismo…no estoy haciendo el cuento del Coco, todo lo que menciono anteriormente y mucho más ocurre hoy en Argentina, Brasil, Colombia y otros países del área, de los cuales por cierto la prensa corporativa no dice una palabra.

No debemos olvidar que estos gobiernos de derecha llegan al poder engañando al pueblo con discursos de izquierda y prometiendo un “cambio”, un sueño, que luego se convierte en pesadilla.

Cambiar lo que deba ser cambiado, resolver nuestros problemas, ese debe ser nuestro objetivo. Construir cada día un país mejor. En el deporte podemos experimentar, si sale mal no pasa nada, seguimos probando. En la vida real, nos puede costar muy caro.
Para contactar con el autor: jimmy@umcc.cu @JimmydeCuba

1 febrero 2017 41 comentarios 407 vistas
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Cuatro días que me dieron la vida

por Osmany Sánchez Roque 24 enero 2017
escrito por Osmany Sánchez Roque

Para los campesinos de la zona de Bolondrón, provincia de Matanzas, el 23 de marzo de 1963 parecía ser una mañana como otra cualquiera, pero el tráfico de camiones y tropas les hizo ver que algo se avecinaba. Ese día fuerzas de la Lucha contra Bandidos (LCB) empezaban un cerco que acabaría con las bandas de alzados que durante mucho tiempo aterrorizarían y asesinarían a varios vecinos de la zona.

Un cerco de los combatientes de la LCB en esos tiempos no es noticia, sin embargo, para mi familia y para mí en particular este sería trascendental. Uno por uno fueron ocupando los combatientes los escondrijos de los bandidos y en una cueva donde se refugiaban los alzados encontraron entre sus pertenencias una libretica negra donde tenían anotadas las acciones a realizar por esos días.

Entre esas “heroicas” acciones estaba previsto para el día 27 –cuatro días después del cerco- el ajusticiamiento de un grupo de campesinos simpatizantes de la Revolución que los hizo personas y a la cual estaban agradecidos. Entre esos nombres estaban los de un campesino y sus dos hijas de 10 y 4 años. La niña de 10 años era mi mamá.

Para el que pueda pensar que esto es ficción les traigo una historia real, que muestra la naturaleza asesina de Pichi Catalá, Luis León de la Torre (Leoncito), Eulogio García Mirabal (El Roco) y otros de los que algunos en Miami han querido presentar como “Guerrilleros Campesinos”. Se pueden mencionar decenas de ejemplos similares.

Un día como hoy -24 de enero- pero del año 1963 la familia de Gregorio Rodríguez, Nicolaza Díaz y sus cinco hijos se disponían a dormir cuando un grupo de alzados al mando de Francisco Hernández, alias “El Gallego” se disponía a cumplir una orden de Juan José Catalá “El Pichi Catalá” el jefe de los bandidos en la provincia de Matanzas y que consistía en llevar a cabo alguna acción que “resonara en el territorio”.

La “acción” en cuestión consistió en ametrallar un bohío campesino y huir amparados por la noche dejando atrás dos muertos –Fermín de 13 años y Yolanda de 11 años quien moriría poco después- más heridas de gravedad a Felicia de 16 años y Josefa de sólo siete que quedó con secuelas para toda la vida. Años después la madre diría recordando los hechos: “yo no quiero ni acordarme de lo que vi cuando entré al cuarto. Allí estaba Fermín, mi hijito, bañado en sangre, se estaba vistiendo cuando lo mataron. Yolanda y Josefina estaban en la cama, se despertaron con los tiros en sus cuerpitos [.] no se quejaban. Me acuerdo que en mi desesperación empecé a dar gritos.”

Dicen que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad, pero yo no me imagino cuántas veces van a tener que repetir –para que alguien se lo crea- que esos asesinos de niños, campesinos y maestros eran “campesinos armados” luchando por la libertad de Cuba,

Cuatro días marcaron la diferencia para mi familia y para mí. La oportuna intervención de los combatientes de la lucha LCB evitó que mi madre fuera asesinada y que hoy yo pueda contar esta historia mientras celebro mi cumpleaños.

24 enero 2017 139 comentarios 712 vistas
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Proyecto en construcción

por Consejo Editorial 20 enero 2017
escrito por Consejo Editorial

cambios-proyectoEl colectivo de La Joven Cuba ha comenzado un proceso de cambios en las últimas semanas que debe terminar a fines de este mes. Incluirá transformaciones en la imagen y el contenido del proyecto, además de nuevas responsabilidades por parte de sus administradores. En esta semana se han producido interesantes debates en nuestra web que introducen muchas preguntas sobre el futuro de LJC y sus integrantes, pronto tendremos respuestas para ello. Agradecemos la participación de nuestros lectores, sabremos ser consecuentes con el nombre del proyecto y lo que se espera de nosotros. Cambiaremos lo que deba ser cambiado para que así sea.

20 enero 2017 60 comentarios 408 vistas
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