La Joven Cuba
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2017

Contenidos con fecha 2017

17D dos años después

por Osmany Sánchez Roque 7 marzo 2017
escrito por Osmany Sánchez Roque

El 17 de diciembre de 2014 marcó un antes y un después en la historia reciente de nuestro país. Con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la esperada normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos se abrió una nueva etapa. La mayoría espera que todo salga bien para que la economía cubana prospere y se eleve la calidad de vida del pueblo cubano. Una minoría hace lo imposible por sabotear el acercamiento y apuesta a todo lo que creen que los pueda ayudar.

A poco más de dos años de aquel feliz 17 de diciembre, cuando brotaron muchas lágrimas con el anuncio del regreso de los Cinco, estamos en condiciones de realizar un proceso de evaluación de los implicados.

Revolución cubana: Existe un interés creciente por nuestro país en la arena internacional, lo que se demuestra en el crecimiento de visitantes extranjeros y de delegaciones de alto nivel de muchos países que al parecer estaban esperando permiso para hacerlo. Se desarrolla el puerto del Mariel, perforaciones en pozos de petróleo, desarrollo de la energía eólica y reordenamiento en los sistemas de salud y educación para buscar mayor eficiencia.

Los negocios privados aumentan, las cooperativas no agropecuarias hacen sentir su presencia en los principales escenarios del país.

Se necesita mucho más porque son grandes las deudas acumuladas, pero definitivamente se nota la voluntad política para hacerlo.

Gobierno de los Estados Unidos: Aún no hay pronunciamiento del nuevo presidente sobre las relaciones con Cuba, pero continúan visitando la isla delegaciones de ese país y el interés por invertir en nuestro país. De vez en cuando alguna que otra declaración sobre Cuba, pero lo usual, nada que indique que habrá marcha atrás en el proceso de normalización.

Contrarrevolución interna y externa: Primero la base conceptual. Considero contrarrevolucionarios a los que abogan por el cambio del sistema político en Cuba y que para lograrlo no reparan en aliarse con la más rancia derecha, con personas vinculados a acciones terroristas contra Cuba o que reciben financiamiento de otros gobiernos, por cualquier vía.

La contrarrevolución no ha cambiado un ápice, sigue en lo mismo. Todas las semanas aparece un nuevo partido, falsas huelgas de hambre, rencillas entre ellos por el tema del dinero o las visas, en fin, nada nuevo. Sus denuncias están dirigidas a satisfacer la agenda mediática contra Cuba y no a resolver problemas objetivos dentro del país.

Un ejemplo. Recientemente Cuba –en todo su derecho- le negó la entrada al país al converso Almagro cuando pretendía asistir a uno de esos actos realizados para provocar al gobierno cubano y complacer a gobiernos extranjeros. No es un invento mío, uno de los organizadores dijo públicamente que el objetivo era “volver a poner las cámaras sobre Cuba” y por supuesto entorpecer el restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.

Gran algarabía formó la contrarrevolución por la negativa de entrada al país de Almagro y acusando al gobierno cubano de violar el derecho a viajar al país de otras personas, pero ¿es para tomarlos en serio realmente?

Una de las cosas que caracteriza a la contrarrevolución cubana es su hipocresía y doble rasero para analizar los temas. En el año 2006 el gobierno de los Estados Unidos le negó la visa a 56 académicos cubanos que pretendían asistir a un congreso internacional en Puerto Rico porque según afirmaron diplomáticos de la entonces SINA, los cubanos promoverían las ideas del “régimen dictatorial”.

Según la SINA la negación de las visas fue debido a una normativa de 1985 que plantea que “se suspende la entrada a Estados Unidos de empleados y oficiales del Gobierno de Cuba y miembros del Partido Comunista salvo raras excepciones”.

De igual forma le han negado la visa a deportistas o a científicos cubanos. No olvidar que la congresista anticubana Ileana Ross-Lehtinen considera a los niños de la Colmenita un peligro para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos porque “socava las prioridades estadounidenses de política exterior y los intereses de seguridad nacional”, por lo que se mostró en contra de que los dejaran entrar al país.

Entonces, la lógica sumisa de estos personajes es que el gobierno de los Estados Unidos puede hacer lo que quiera para proteger su sistema político del “peligro” que representa que sus ciudadanos escuchen hablar a comunistas, pero Cuba está obligada a abrirle las puertas a todo el que quiera venir a hablar en contra de la Revolución.

Me refiero al gobierno de los Estados Unidos porque definitivamente es la mano que mece la cuna, pero no sólo ellos han negado visas. En el año 2013 varios países europeos negaron permiso de sobrevuelo y aterrizaje al avión del presidente de Bolivia Evo Morales poniendo en riesgo su vida.

La hipocresía y la doble moral impera entra las filas de la contrarrevolución, por eso carecen de apoyo entre el pueblo cubano.

Evaluación final:

Revolución Cubana: En Avance

Gobierno de los Estados Unidos: Estable

Contrarrevolución interna y externa: Estancada

7 marzo 2017 54 comentarios 559 vistas
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Las reglas del juego

por Daniel Vega Fernandez 1 marzo 2017
escrito por Daniel Vega Fernandez

En la blogosfera y en otros entornos de pensamiento crítico de nuestro país uno de los platos que se sirve a la moda, es el debate sobre el debate: la inclusión de los puntos de vistas diversos en el debate sobre el futuro y presente de la construcción de nuestro entorno actual. A raíz de contradicciones no antagónicas entre medios digitales que representan puntos de vistas diversos pero no divergentes sobre la construcción de nuestra realidad, se ha vuelto moda esta temática, que no era de trastienda sino muy actual, desde que las posibilidades que brindan los nuevos paradigmas de trasmisión de la información y el conocimiento, rompieron a contracorriente con la monopolización estatal de la comunicación y los medios de comunicación, muy a pesar del atraso tecnológico  y la carencia de una Ley de Medios que legitime o descalifique a quienes intenten ser voces alternativas en la jungla informacional.

Recientemente uno de los editores del blog La Joven Cuba (LJC), Harold Cárdenas metía el dedo en la llaga en este espinoso tema. En el artículo citado Harold, volvía como muchos otros que tocan este tema, a caer en su propia trampa, inconscientemente, como le fue señalado por varios comentarios a este artículo, publicados en el blog: al definir el límite del espacio de participación, en una Cuba, plural y de varias voces, se queda cojo en la definición de quien definiría ese espacio de participación y los límites de este o lo que es lo mismo quién excluiría a los que no quepan en el debate. Como diría el leitmotiv de uno de mis comics favoritos Watchmen, “¿Quién vigila a los vigilantes?”.

Con el modesto deseo de incluir un guisante al asado, desde un punto de vista persona, comparto algunas reflexiones. Primero una definición de partida, en la Cuba actual, participar en el debate de la forma que sea, esgrimir ideas del cariz que sean y defenderlas o publicarlas, es hacer política, sin discusión y sin que nadie se ofenda. Debemos deshacernos de los matices pre concebidos de que hacer política, es solo la acción de tomar decisiones a nivel gubernamental o hacer declaraciones a Radio Martí. A partir de este concepto, toda participación en el debate, es una acción política, aunque no sea preconcebida o pre conceptualizada como tal.  Luego mi concepto personal es que los límites a la participación deben ser definidos de formal multifactorial; en primer lugar por imperativos éticos: que las ideas no sean lesivas para la dignidad y el desarrollo de personas o grupos de personas, la Declaración de los Derechos Humanos y todas las Declaraciones que la conceptualizan, incluso las no firmadas o puestas en vigor por el Estado Cubano, deben servir de punto de partida para modelar el límite de la participación por esté ángulo. La posición personal hacia los derechos, no solo los políticos sino no los sociales, económicos etc, deben ser tenidos en cuenta a la hora de validar la participación, o sea si tú crees que todos los ciudadanos cubanos deben tener igualdad de oportunidad en el acceso a la salud, la educación, el trabajo, el desarrollo económico, los medios de comunicación, la asociación con otras personas y otras materias definidas en la legislación sobre los Derechos Humanos reconocidas por el derecho internacional, bienvenido al debate. El cómo implementar esa igualdad de acceso, respetando el derecho de los otros, es precisamente el reto y la diferencia que nos une o separa.

 La otra arista que valida, a mi juicio, es que tu derecho de participación no debe ser lesivo a la Soberanía e Integridad de la Patria, no debe ser incompatible e incongruente con el concepto de nación cubana. Plantear una construcción que incluya subordinar la soberanía a intereses extra nacionales, lesivos a la dignidad patria y a favor de estos intereses en detrimento de los de Cuba y los cubanos, está descartado del debate. Cuba debe ser y es definida por los cubanos, a contrapelo de otros intereses foráneos. Esto obviamente no excluye la participación de los cubanos en la emigración, siempre que se respete este principio. Las referencias para esta validación las podríamos encontrar en el pensamiento martiano y su concepto de Patria. Yo personalmente encuentro referentes en este aspecto en el pensamiento de Fidel Castro, pero no pretendo imponer mis referencias a nadie.

Establecidos los límites del debate, queda pendiente una vez más el tema de quien se define por consenso o a modo personal como modulador del mismo. Es un tema controversial, que depende entre otras cosas de los intereses detrás de cada medio de comunicación. Pienso que por ejemplo que no se debe a criticar a Granma o Juventud Rebelde porque validen la línea del Partido Comunista de Cuba, ya que estos son sus medios de difusión, a contrapelo de que es válido exigirle más excelencia en la política informativa y más cercanía al sentir real de las masas y a los problemas reales, cosas que explícitamente se exigen en los Reglamentos y Estatutos del PCC. De la misma manera blogs como LJC, no deben ser censurados por definir y ser coherente una política editorial propia, ateniéndose siempre a lo expresado en párrafos anteriores. Una verdad de Perogrullo es que cada medio es la voz del grupo o interés que lo financia, ese principio es válido para todos los sistemas sociales que conocemos. Si malo es estancarse en los vicios y cortedades de nuestros medios actuales, peor es caer en el otro extremo y copiar lo peor de los vicios de los medios validados por el sistema capitalista. Pienso que otras alternativas válidas pueden ser medios de prensa o información de propiedad pública, regulados por sus lectores / subscriptores quienes son los que dan soporte económico a estos medios. Propuestas muy interesantes, que sería válido explorar pueden encontrarse por ejemplo, en los libros del periodista español Pascual Serrano, ardiente detractor de la política informativa del Gran Capital, colaborador de medios alternativos como Rebelión e Insurgente, que presenta propuestas muy concretas sobre modelos de medios de propiedad pública. Resumiendo que un modulador plural, regulado por una Ley de Medios, que exija una ética compatible con los valores colectivos  y con el concepto de Cuba como nación, como premisa del derecho a expresarse libremente, debe ser lo deseado.

Este artículo no pretende ser el non plus ultra de las reglas del debate en la actualidad cubana, sino establecer algunas ideas que nos ayuden a construir entre todos las reglas del juego.

1 marzo 2017 76 comentarios 343 vistas
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Ana Belén Montes y el tiempo

por Harold Cardenas Lema 28 febrero 2017
escrito por Harold Cardenas Lema

Ana Belén Montes hoy cumple 60 años encerrada en una prisión de alta seguridad. Compartimos con ustedes su increíble historia y nos sumamos a los que desean su pronta liberación. No hay barrotes que silencien la justicia, el tiempo que ha dedicado a Cuba no será en vano.

No existen héroes perfectos. El ídolo de tu tierra siempre será aborrecido en otra, ese es el caso de Ana Belén Montes. Su historia debe explicarse en colores aunque tenga momentos de blanco y negro. Escribir del tema todavía no es políticamente correcto, algunos lo evitan por discreción y otros por conveniencia. Ser un ciudadano cubano y mantenerse conscientemente al margen sin tomar partido, ser cómplice del mutismo, es demasiada cobardía.

En el Centro Médico Federal de Forth Worth, Ana Belén responde al número 25037-016. Lleva 15 años en prisión desde que fue encarcelada bajo cargos de espionaje, cuando se declaró culpable ella misma de pasar información sensible a los servicios de inteligencia cubanos. A los ojos de la ley es una espía, a los ojos de sus colegas una traidora, a los ojos de los cubanos una heroína. Al menos entre esta isla y su vecino del norte, la Guerra Fría nunca cambió de temperatura.

Montes era llamada “la reina de Cuba” en la DIA, la principal organización de espionaje que tiene el Departamento de Defensa. Allí, la analista superior sobre temas cubanos, era precisamente una informante del gobierno al que debía evaluar. Durante 16 años, en cada reunión, cada análisis que hacía en salas repletas de especialistas de inteligencia y expertos en lenguaje corporal, Belén tenía su corazón en otra parte. Y se le puede amar u odiar, pero hay que admirar su resolución.

Cuando la atraparon, se declaró culpable y dijo que lo había hecho porque “los cubanos eran tratados injustamente por parte de los Estados Unidos“. ¿Traidora o heroína? Este dilema tiene varias aristas pero solo una respuesta. La información que pasaba Ana Belén sobre operaciones secretas estadounidenses desde los años 80, es una traición para todo aquel que considere legítima la política exterior estadounidense en la región.

Más allá del proceso legal y de una violación de seguridad que es punible en cualquier país del mundo. Quien la quiera enjuiciar moralmente debe decidir entonces si se siente parte de la Roma moderna o si es parte de los pueblos conquistados, si eres Julio César o Vercingetorix. Si compartes el accionar militar de Estados Unidos o te parecen legítimas las acciones en su contra. Toda respuesta depende de la orilla desde donde se le mire.

Quizás las preguntas sean, ¿se puede ser estadounidense y oponerse a la política exterior del país? ¿Las acciones de Montes enaltecen o demeritan al pueblo de Lincoln? No es posible llegar a una respuesta que no sea ética pero en política internacional todo se trata de intereses, Ana Belén perjudicó los del Pentágono y benefició los de una isla pequeña. Allá la mantendrán encerrada hasta el 2023 de ser posible.

En Cuba apenas se menciona su nombre en los medios, en contraste con Estados Unidos donde se han desclasificado documentos y se han hecho programas televisivos sobre ella. Podemos suponer que las autoridades cubanas desean mantener el caso con bajo perfil, incluso que se negocia un posible intercambio por Assata Shakur. Lo incomprensible es el nivel de desinformación que tiene el pueblo. La discreción que debe tener el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano es comprensible, en cambio el silencio en los medios nacionales es vergonzoso.

Sobre esto se escribe poco, a ninguno de los dos gobiernos conviene que se hable demasiado sobre ese otro mundo que opera en las sombras. Sobre el ajedrez de inteligencia que vienen jugando ambos países desde hace décadas, donde los ciudadanos somos peones parte de un juego mayor. El funcionario de contrainteligencia que atrapó a Montes luego escribió que la infiltración de la DIA por parte de Montes no era la excepción, sino más bien la regla, y que el servicio de inteligencia cubano tenía numerosos espías y agentes encubiertos dentro de las agencias de inteligencia estadounidenses.

Ojalá Ana Belén Montes venga a Cuba, canjeada por quienquiera que deseen los estadounidenses a cambio, en una transacción justa. Después de tantos años de cárcel no tendría mejor lugar para pasar sus días. Quizás en eso pensaba todas las veces que venció el polígrafo cuando era joven, ese debe ser su consuelo desde hace 15 años en su celda.

El día de su arresto, en el escritorio no había una sola foto familiar, solo una nota de papel. Frente a todos los funcionarios de inteligencia estadounidenses, había escrito a mano una frase de Shakespeare: “el Rey tiene conocimiento de todo lo que ellos pretenden, por intercepciones que ellos ni sueñan”. Cuánta razón tenía, cuántos secretos no sabremos nunca y cuántos silencios quedan. Ojalá Ana Belén Montes venga al país donde es una heroína anónima, aunque ya sabemos que no existen héroes perfectos, ni países tampoco.

28 febrero 2017 75 comentarios 597 vistas
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Una normalización con Trump

por Javier Ortiz 23 febrero 2017
escrito por Javier Ortiz

En sus primeras semanas en la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump ha sacudido las relaciones con México, le ha colgado el teléfono al primer ministro de Australia y prohibido vía decreto la entrada de refugiados y de personas procedentes de siete países con población mayoritariamente musulmana. Una de las primeras actividades de su Secretario del Tesoro fue declarar narcotraficante al Vicepresidente Ejecutivo de Venezuela, continuando con la actitud hostil hacia Caracas que caracterizó a su predecesor, Barack Obama.

En medio de ese torbellino de acontecimientos, las relaciones con Cuba solo pasan por una completa revisión y una cena en la Casa Blanca con el senador Marco Rubio: una evaluación en proceso y una comida que ya ha pasado la digestión.

La revisión la confirmó el secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, repitiendo lo mencionado por el secretario de Estado Rex Tillerson en su audiencia de confirmación ante en el Senado y sus miembros cubanoamericanos, el propio Rubio y su colega de Nueva Jersey, Bob Menéndez. En una Administración con un primer mes cargado de noticias, decretos y apelaciones, el nombre del archipiélago caribeño no ha cubierto demasiados titulares.

El coste del muro que bordeará el río Grande y el desierto de Arizona se calcula con una exactitud milimétrica, pero los cambios con Cuba siguen vigentes, sin ser cuestionados, hasta donde sabemos.

No deja de ser inquietante que Trump diga ante la prensa que comparte visiones similares con Rubio respecto a Cuba, porque el senador por La Florida no tiene una perspectiva acerca del país donde nacieron sus padres, sino una colección de prejuicios y fantasías que abraza con tozudez.

La normalización abierta en diciembre de 2014 está pasando por la prueba de fuego de una Administración republicana. Vale la pena recordar que, en algún momento de 2015, Trump era uno de los dos candidatos a la nominación presidencial de su partido que apoyaba el restablecimiento de las relaciones con Cuba, una excepción en que era acompañado por el senador republicano Rand Paul (quien para muchos otros asuntos, también actúa como un electrón libre).

Sea quien sea quien esté comprobando qué hizo Obama, no demorará en descubrir que las llamadas “concesiones” no son concesiones en lo absoluto. Los límites de las medidas emitidas por la Administración anterior no son ningún misterio económico: están bien explicados en los informes a la resolución contra el bloqueo que Cuba envió a Naciones Unidas en 2015 y 2016.

Hubo un Trump que apoyó la normalización (y eso lo hizo mientas criticaba el resto de la política exterior de Obama), como antes hubo un Trump que exploró inversiones en Cuba. Hasta su hijo Eric dijo que su padre veía el asunto con Cuba desde una perspectiva empresarial. Pero esa es la perspectiva positiva: el Trump que necesitaba ganar el estado de La Florida era el que prometió revertir el acercamiento y puede ser que ese mismo Trump haya recordado el apoyo electoral de la comunidad cubanoamericana después de su comida con Rubio.

En medio de la cobertura mediática al deceso del Comandante en Jefe Fidel Castro, algunas de las mentes maestras de la Administración Trump no parecían tener mucha prisa en ratificar ante las cámaras algunas de las promesas hechas en La Florida.

En diciembre pasado, el periodista Chris Wallace de FOX News tuvo que preguntarle tres veces al ahora Jefe de Gabinete Reince Priebus si se revertirían las órdenes ejecutivas de Obama respecto a Cuba.

Durante el primer minuto y medio de la entrevista, el ahora jefe de gabinete de Donald Trump quiso apegarse a la propuesta que su jefe predicó durante su primer año de candidatura: hay que conseguir un mejor acuerdo con Cuba. Finalmente tuvo que conceder que habría una reversión, en caso de que la isla no cediera a las demandas de su Administración. En un tono similar, habló a NBC News la asesora presidencial Kellyanne Conway.

La postura del gobierno de La Habana fue enunciada por el presidente Raúl Castro en la V Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe: hay voluntad de continuar negociando los asuntos bilaterales pendientes con Estados Unidos, sobre la base de la igualdad, la reciprocidad y el respeto a la soberanía.

Cuba no parece ser una prioridad inmediata en la política exterior de Trump, al menos durante su primer mes. Quedan tres años y once meses por delante. Las primeras semanas de la Administración evidencian que la incertidumbre es la característica con que opera su gobierno. Y en incertidumbre, los cubanos no son los únicos que esperan.

23 febrero 2017 136 comentarios 413 vistas
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El papel de la OEA

por Harold Cardenas Lema 22 febrero 2017
escrito por Harold Cardenas Lema

Triste que en el 2017 todavía la Organización de Estados Americanos (OEA) se preste para el show político con Cuba. Triste que su Secretario se brinde con entusiasmo para legitimar una “oposición” que carece de base social en este país. Triste que los cubanos debamos dedicar este tiempo a las agresiones externas en vez de concentrarnos por entero en resolver nuestros desafíos. La Revolución Cubana es lo que ha podido ser y no lo que quisiera. La OEA tiene mucha responsabilidad en esto, Almagro deja mucho que desear con su comportamiento, su organización sigue siendo un ministerio de colonias al servicio del bullying político… el triste papel de la OEA se mantiene igual.

22 febrero 2017 171 comentarios 436 vistas
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Disidencia en Cuba

por Harold Cardenas Lema 21 febrero 2017
escrito por Harold Cardenas Lema

La idea de construir un socialismo autóctono podría ser la mayor “disidencia” cubana desde el siglo XX. Llamarle así a los grupos que se oponen a la Revolución es una ironía, un robo semántico entre muchos otros, que nos robaron y nos dejamos robar. Quizás sea hora de recuperar el significado de esta palabra y buscarle a este movimiento político otro nombre: anexionismo podría ser, al menos para la mayoría. No dedico mucho tiempo a este fenómeno ni soy un especialista pero tan importante como saber el camino a seguir, es saber a dónde no queremos regresar. Aquí van algunos apuntes sobre el tema.

Cuba tiene desafíos políticos que superar en los próximos tiempos. Pero el camino no es el multipartidismo sino la representación política de todas nuestras fuerzas de izquierda, no es crear escaños para darle espacio a quienes tienen poco que ofrecer sino crear un espacio nacional de participación política que genere empatía y renueve el consenso nacional.

El espacio que tenga un grupo político en Cuba debe ser el que se gane entre su gente.

Existe un discurso democratizador que quiere imponer espacios de participación artificiales a segmentos sociales que no representan sectores amplios, que no se han legitimado en una base social, como debió hacerlo la Revolución. Al contrario, han servido de bandera para intereses foráneos que nada tienen que ver con nosotros.

Al triunfo del año 59, Estados Unidos acogió con beneplácito el control de las fuerzas que se oponían al joven Estado dentro y fuera de Cuba. Esto creó mecanismos de subordinación que deslegitimaron a las fuerzas opositoras, cómplices además de la dictadura batistiana, de los crímenes en la lucha contra bandidos y quienes disfrutaban cuanto ataque sufría el pueblo cubano. Entregarle este país a las fuerzas organizadas para un cambio de régimen, sería regresar al pasado, ceder bajo presión, echar por tierra la sangre de generaciones anteriores.

La disidencia ha fallado históricamente en tomarle el pulso a la sociedad cubana, en creer que son posibles primaveras árabes bajo el sol del trópico, en carecer de un programa concreto. Resumiendo, toda su agenda y discurso en la negación del Estado actual. Quizás no sea así toda, como toda masa política debe contener dentro de sí diferentes facciones, con mayor o menor grado de anexionismo, pero su generalidad tan pobre la invalida y no se ve luz en ese túnel.

Por otra parte, el activismo de este tipo como mecanismo migratorio, herramienta para salir de prisión, o ambicionando posiciones al llegar un supuesto cambio de régimen, ha desacreditado aún más los recursos humanos que componen a la disidencia. Dentro y fuera de Cuba existe un mundo paralelo donde estas personas tienen su propio lenguaje, sistema de valores, versión de la historia e incluso un puñado de mártires. Sería difícil arrojar cifras pero sí aseguro que no se han ganado el corazón de este pueblo.

Nosotros no inventamos la decencia pero sí optamos por construir un modelo político más humanos y ético que otros, por eso la Revolución debe aspirar a ser humanista e inclusiva, mejor que su alternativa, o no será tal. Y el hecho de ayudar al otro en la calle, no significa concesión o dejar de luchar.

Sobre la oposición/contrarrevolución/disensión tengo más preguntas que respuestas. Quizás el papel regulador que juega la oposición en el capitalismo, no tiene sentido en una sociedad que aspira al socialismo. Quizás lo que debemos aspirar nosotros es a darle igualdad de oportunidades a cada revolucionario para que defienda el socialismo a su manera, igualdad de espacios a cada corriente de izquierda para que todas tengan cabida dentro del proyecto, como hizo Fidel con las distintas fuerzas que llegaron al triunfo en el 59.

Me pregunto si algunos son salvables para la construcción socialista, quizás los que llegaron allí por no saber lidiar con contradicciones propias de la Revolución, y podríamos buscarles un espacio si respetan el derecho de esta a existir. Para otros, lo único que los salvaría del desprecio que otorga la historia, es protagonizar una nueva temporada de las Razones de Cuba, ¿quién no lo ha considerado? Pero hasta ese dudoso día, sigo sin pensarlo demasiado, hay muchas otras prioridades en el camino.

Hay preguntas que podríamos hacer también a quienes rigen la política más al norte. ¿Por qué el Senado de Estados Unidos sólo parece escuchar a El Sexto y las Damas de Blanco? Esta mirada miope y tendenciosa sobre un país donde existe un amplio abanico de pensamiento, es una cortina de humo para mantener asfixiado al pueblo. Más allá de cualquier diferencia política, no es faltar a una postura moral sino una falta grave a los valores fundadores del pueblo estadounidense. Difícilmente el contribuyente allá permitiera una política tan hostil hacia Cuba si conociera mejor esta isla.

Los disidentes hoy han quedado desfasados respecto al debate nacional. Hay nuevos actores que participan con más fuerza, al final siempre se definen los legítimos y  los neo-anexionistas. De hecho es fácil identificar los que van al lado oscuro de la fuerza, por su ánimo de deslegitimar la institucionalidad del país, de vivir de espaldas al Estado en vez de acompañarlo, lo cual no significa subordinarse a él o silenciar alguna crítica.

Algunos en ambas orillas políticas creen que nosotros somos la nueva disidencia, que reunirse con un diplomático extranjero es hacer concesiones de soberanía, cuando se trata de lucha política, la misma que hace Raúl cuando saluda a Obama. Antonio Guiteras sabía esto, aceptó ser ministro en un gobierno capitalista y desde allí logró grandes avances para las fuerzas revolucionarias del país. Algunos al menor pretexto se lanzan al servilismo, otros son arrastrados a ello pero hacerlo es siempre una acción voluntaria.

Hoy vemos intentos por relanzar a los dinosaurios de la “oposición”, usando a la OEA una vez más para legitimarlos, dando la espalda a la mayoría del país que sabe las muchas contradicciones y dificultades de vivir en revolución, pero que la prefiere y la sabe muy por encima de los otros. No hay alternativa, construimos un país mejor entre nosotros mismos o viviremos subordinados como antes.

Los viejos “disidentes” sufrieron un último mandato de Obama que los fue sacando del centro de la atención, y desean en Trump un aliado como lo fue Bush. Yo sonrío por lo compleja que es la vida, los cubanos sabemos lidiar con la posible hostilidad, la cercanía de Obama resultaba preferible pero mucho más peligrosa. Lo que sí no tiene remedio es la “disidencia”, aunque se disfrace y quiera confundirse con nosotros. La resolución de este febrero será recuperar la semántica: dejar de decir disidentes (que es un término impuesto) y empezar a decir cómo debe ser: anexionistas.

21 febrero 2017 273 comentarios 829 vistas
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La unanimidad y la paz de los sepulcros

por Ariel Montenegro 14 febrero 2017
escrito por Ariel Montenegro

En nombre de valores universales me piden prudencia a cada rato. Pero aprendí hace años que todo es cuestionable: la democracia, los derechos humanos, la evolución, el big bang o la existencia de Dios.

Ha pasado, pero es raro que el paladín de alguna causa te pida que te bajes de su tren, todo lo contrario. Te dice que te acepta, que te respeta, que lo importante es estar todos unidos.

Y eso está bien, cuando un católico, un judío y musulmán se proponen construir una casa. Pero cuando se trata de diseñar una nación, nivelar el futuro, es ingenuo (sino maquiavélico), llamar a la unidad ciega, al olvido de aquello que nos define como individuos en nombre del colectivo.

La unidad, la democracia, o la paz, por sí solas, son palabras vacías. Son, solamente, terrenos llanos sobre los que construye y lo importante es lo que se construye.

Se escuchan todo el tiempo frases como “basta ya de hablar de cubanos de allá y cubanos de aquí, todos nacimos en la misma Cuba”. Yo lo siento, pero para mí, sí existen cubanos de allá y de aquí, aunque eso no esté definido por la geografía ni por la emigración: hay en Miami muchos cubanos de aquí y en La Habana muchos cubanos de allá (no me salten al cuello todavía, es solo un recurso literario).

Ya sabemos que la Patria no es una sola cosa. Existe quien invadió por Playa Girón y se siente un patriota, existe quien todavía piensa que la URSS era un buen camino a seguir y se cree un patriota, existe quien cree que la Patria son los Van Van, Celia Cruz y las bailarinas de Tropicana (este debería ser el momento de saltarme al cuello).

Yo entiendo que no se debe llamar al divisionismo, que debe haber un lugar para todos, decoro para todos, respeto para todos. Sin embargo, creo también que uno ha de dejar siempre claro qué sociedad quiere y con quién decide caminar qué caminos y con quién, sencillamente, no camina.

Porque mañana, en nombre de la unidad, se podría ver a Ileana Ross entrando a poner flores a Martí de la mano de un pionero o se podría abrir la UMAP de nuevo; en nombre de la democracia y la libertad, podrían surgir los hospitales y las escuelas privados (a fin de cuentas, la lógica de algunos es que, si usted tiene el dinero, debería ser libre de pagar por salud y educación exclusivas). Mañana, alguien podría, en nombre de la paz, llamar a que se tolere la discriminación, la exclusión y la barbarie.

Negar nuestras diferencias es negar la lucha de clases. Quien llama a la unidad sin estar dispuesto a trabajar por ella y a hacer concesiones al otro, quien esgrime la democracia solo cuando favorece sus intereses de clase, quien aborrece el conflicto porque le conviene el status quo es o un extremista o un pillo (y a estas alturas nadie sabe qué es peor).

Los extremistas están en las puntas de la soga, arengando porque florecen en la tensión y los pillos corren de un lado a otro haciendo cosquillas a ver quién suelta primero el cabo. A ninguno les conviene que la cuerda se reviente, ninguno pregunta a los que tiran si quieren acercarse un poco.

Yo lo siento, pero si tú crees que la salud y la educación se deben cobrar, no podemos estar unidos sobre políticas sociales; si crees que la prensa en Cuba está bien y que al pueblo se le deben ocultar cosas por su propio bien y el del país, no podemos estar unidos sobre políticas de comunicación, por ejemplo.

Si eres un anexionista, un burgués, homófobo, un racista, un clasista, un xenófobo o un sexista; en esos aspectos no podemos estar unidos. Te mereces toda la dignidad, tienes todo el derecho de ejercer tu criterio, pero yo tengo el mismo que tú, y el deber conmigo mismo de hacerlo todo el tiempo y decir que creo que te equivocas.

Y si estás de acuerdo conmigo en unas cosas y otras no, deberías esperar que no pare de hablar sobre lo que nos separa porque lo que nos une ya es camino transitado. No creas que callaré para alegrarte con la unidad que te conviene.

La unidad nunca será completa, la democracia solo sirve para encontrar el mejor aproximado posible y la paz solo vale la pena cuando se basa en un consenso construido por la mayoría y meditado por todos.

De nada sirven la unanimidad, el populismo y la paz de los sepulcros.

14 febrero 2017 57 comentarios 379 vistas
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14 de Febrero de 2017

por Consejo Editorial 14 febrero 2017
escrito por Consejo Editorial

Debes amar la hora que nunca brilla /
Y si no, no pretendas tocar los yertos /
Sólo el amor engendra la maravilla /
Sólo el amor consigue encender lo muerto /
Sólo el amor engendra la maravilla

14 febrero 2017 2 comentarios 485 vistas
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