La Joven Cuba
opinión política cubana
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto

2016

Contenidos con fecha 2016

Terapia de congreso

por Consejo Editorial 14 abril 2016
escrito por Consejo Editorial

Este post es para mí. Para leerle a mis nietos cuando nadie se acuerde de la coyuntura actual y los grandes nombres, los grandes congresos sean historia. Es un lujo que me doy a los 30, sin hijos, esposa ni nada que perder. Un arrebato de esa libertad que no te da nadie porque nace con uno y va guardada bien dentro junto a Martí y Mandela.

En la Cuba del 2016 todavía algunos insisten en reglas no escritas que rigen los tabúes nacionales. Tonterías tales como que no se debe escribir sobre el Partido o los dirigentes. Políticas suicidas que solo han logrado callar a los revolucionarios y darle voz a los que no lo son. Por esas y otras razones me hice un blog a los 24 años donde violé a conciencia cada tabú político. Y hasta hoy, entre los artículos que me hacen sentir más orgulloso está uno sobre Fidel y dos o tres sobre el Partido.

Sigo sin creer en las reglas no escritas, si han de susurrarse es porque les falta sustento.

Ojalá hubiera llegado hasta aquí libre de traumas, pero no es así. El primero fue en 9º grado cuando quise ser miembro de la UJC y me negaron la entrada dos chicas que hoy viven en Miami. El trauma más reciente ha sido morderme la lengua en muchos temas nacionales por complejo o vergüenza. Este país hoy necesita tanto luchar por su soberanía y sus verdades en el extranjero como enfrentar asuntos internos y algo me decía que hacer lo primero me inhabilita en lo segundo. Pero no más.

Cuba ha sido lo que es hoy por su circunstancia. Ser vecino de Estados Unidos en condiciones de hostilidad ha condicionado todo lo que somos y pudimos ser como país, pero no es solo eso. El proyecto político actual primero fue nacionalista, luego se vistió de ideologías y geopolíticas. Nos tocó la Guerra Fría, nos tocó la influencia estalinista y bastante que nos pusimos duros en ocasiones en que todos los rojos del mundo iban por la canalita soviética. Aprendimos a vivir bajo el bombardeo de la hostilidad abierta, construimos nuestras vidas de esa manera y hoy que comienzan a detenerse las bombas visibles, cuesta vivir de otra manera.

Y estamos listos para ello. Como siempre estuvimos listos para tener un celular o entrar a un hotel, viajar o vender un carro. Siempre hemos estado listos, cuando tengamos Internet no pasará nada, o sí, quizás la tengamos demasiado tarde y hayamos perdido la iniciativa de traerla a tiempo. Hoy el miedo es el peor enemigo, porque nos paraliza y pone a la defensiva, impide que nos movamos o siquiera que decidamos nosotros el rumbo.

Y cuesta mucho vivir en la inercia cuando la vida es una sola.

Las revoluciones deben ser siempre valientes. Si se hace algo asumir el éxito o la derrota, y explicar razones. Esas decisiones sin nombre son las peores, porque los platos rotos siempre los paga el proyecto, y tras él se esconden todos los que tienen errores que ocultar.

Son tiempos confusos en Cuba. Acaba de irse un presidente estadounidense y casi me da vergüenza haber escrito sobre su visita. En cuanto puso el pie en el avión comenzó una estampida de comentarios que se nos fue de las manos. De la opinión y las valoraciones necesarias sobre su discurso se pasó a la papilla ideológica. Y los cubanos estamos cansados que se nos trate como ingenuos manipulables después de medio siglo de alfabetización. Las sutilezas de la política le son ajenas a muchas de las personas que influyen en la vida pública del país, incluso con responsabilidades políticas.

Lo más triste es que no es tan difícil. En muchos casos nos ponemos la soga al cuello innecesariamente. Porque no hay nadie que comente sobre la última conferencia de prensa donde apareció nuestro presidente y hubo una parte en que no lució bien. Nadie dice por qué, si fue porque no sabía que harían preguntas en el lugar, si le tomó de sorpresa. Nadie se cuestiona en el periódico o la televisión si estaba bien asesorado o no en algo que repercute en los que todavía apoyamos el proyecto. Nadie sabe que entre la prensa ahí presente apenas había periodistas cubanos. Esas y muchas otras cosas los cubanos las podemos entender, podemos sentir empatía, podemos comulgar.

Lo que no sabemos hacer es sentirnos al margen, que no den explicaciones al pueblo, el soberano.

Ya llegó la época de explicarse, de generar nuevos consensos. El contrato social establecido en 1959 fue con la generación de ese momento, las actuales necesitan otras metas, tienen otros sueños. Seguirle hablando a los del 59 e ignorar que la mayoría de los cubanos no vivió en esa época sería un error fatal. Y en el fondo de las insatisfacciones este sigue siendo un pueblo revolucionario, pero necesita razones urgentes para seguirlo siendo porque sin sueños posibles no se puede hacer sacrificios.

Somos un país traumatizado por lo que no ha podido ser, por hacer tan buenos profesionales y no tener cómo pagarles después, por crear expectativas y sueños que la realidad nos robó. Porque la crisis cuando se hace permanente genera incertidumbre.

Este post es para mí. Lo escribo el día antes que comience un congreso partidista y quizás lo lea en un futuro cuando vayamos por el congreso 18 o no haya ninguno más. Los cambios que se ven en el horizonte de las próximas 24 horas no valdrán de nada si en ellos no se ven reflejados los 11 millones de cubanos que habitamos esta isla. De nada valen todas las buenas intenciones si no hay resultados concretos, si los ingresos que genera el creciente interés en Cuba no se reflejan en la mesa del cubano, si cuanto menos no se caza ratón.

Mientras este proceso ocurre les prometo ser consecuente y seguir acompañándolos en este blog. Si por un triste giro del destino Cuba se mueve a la derecha, yo seré el abuelo, el viejito socialista que vote por un partido de izquierda. Y esa es la razón principal de estas líneas, mirar atrás con el paso de los años y poder estar orgulloso (o no) de lo construido.

Esta es la línea que dibujo en la arena para medirme yo mismo mirando a un futuro con canas. Ojalá en ese entonces sigamos siendo el país que sueña imposibles… y logre alcanzarlos con más frecuencia.

14 abril 2016 189 comentarios 656 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

La oportunidad de Cuba

por Consejo Editorial 7 abril 2016
escrito por Consejo Editorial

No por esperada la noticia resultó menos grata: el presidente de los Estados Unidos previo a su viaje a Cuba aprobó el cuarto paquete de medidas para flexibilizar algunos aspectos del bloqueo, entre ellos el uso del dólar en las transacciones internacionales de la isla y los viajes de ciudadanos de ese país.

Con el arribo de Obama a La Habana el pasado 20 de marzo, parece que se inicia una nueva etapa en las relaciones bilaterales entre ambos países. Por el momento lo pasos dados por la administración demócrata han sido suficientes para que se note cierto impacto sobre la economía nacional, con algunos resultado ostensibles y otros más sutiles, pero no menos importantes. Por ejemplo, Europa se ha precipitado a derogar su “posición común”, y Cuba se ha colocado en los apetitos viajeros de muchas personas en todo el orbe, especialmente en Estados Unidos.

Todo eso se refleja de una forma u otra en los resultados económicos de la nación.

Las cifras de viajes internacionales al país hablan por sí solas. El pasado año, el turismo recibido por la isla rompió un récord en cantidad de arribos, alcanzando los 3,5 millones de turistas. A inicios de marzo de 2016 se había alcanzado el primer millón de visitas, once días antes que el año anterior.

Pero los buenos resultados no solo se restringen a ese sector. Por ejemplo, el volumen de remesas internacionales recibidas sigue creciendo y la condonación de una parte importante de la deuda externa del país, por parte de Rusia, México y el Club de París también oxigena las finanzas de la nación.

La apertura del sector privado, o por cuenta propia, contribuye a dinamizar las relaciones a lo interno de la economía, a la par de que se va convirtiendo en una fuente de ingresos importante para las familias cubanas. El salario medio, aunque insuficiente, se va elevando continuamente.

La combinación de estos factores, junto a otros, explica el 4% de crecimiento experimentado durante 2015, el cual rompió la tendencia a la desaceleración presente desde 2012. Subsisten muchos problemas en la economía, es cierto, pero resulta evidente que su solución es más factible en un escenario de expansión que en uno de recesión.

En contraste con el desempeño de la economía cubana, América Latina se enfrenta a una situación difícil.

Una breve mirada a las estadísticas revela las complejidades del asunto. Según el más reciente Balance Preliminar presentado por la CEPAL, en 2015 la economía regional se contrajo un 0,4%, mientras que el PIB por habitante lo hizo un 1,5%, siendo los países más golpeados Venezuela, Brasil y Ecuador. El desempleo creció hasta ubicarse en 6,6% y se incrementó el déficit fiscal.

En materia de comercio, los últimos años se ha experimentado un deterioro de los términos de intercambio, lo cual no ayuda a resolver el déficit en la balanza de bienes y servicios. Los 14 países que informaron la evolución de las remesas (Cuba no se encuentra entre ellos) mostraron una reducción de los flujos recibidos por este concepto.

La inversión extranjera recibida cayó un 16% y en sentido contrario, la deuda externa regional muestra una tendencia al incremento, a pesar de los esfuerzos realizados durante los últimos años para garantizar su sostenibilidad.

Los pronósticos para 2016 no prevén un cambio en dichas circunstancias. La CEPAL, pronostica un crecimiento de solo el 0,2%; mientras que el FMI en la actualización de enero de sus Perspectivas Económicas Mundiales se muestra un poco más pesimista, con la proyección de una caída del 0,3%. Todo esto, además, en medio de agudas crisis políticas en varios países del área.

Este desempeño latinoamericano se aleja a los magníficos resultados experimentados por la región durante el “boom de las commodities”, donde se produjo un auge exportador con mejoría ostensible en los términos de intercambio. Dichos resultados, a su vez estuvieron reflejados en elevadas tasas de crecimiento económico. Por ejemplo, el PIB del área se incrementó más del 6% en 2010 y un 4,7% el año siguiente, las reservas internacionales experimentaron una significativa expansión y la inversión extranjera directa recibida superó los 145 mil millones de dólares entre 2011 y 2013. En dicho contexto, las políticas implementadas permitieron una reducción sustancial del desempleo y la pobreza.

La experiencia reciente de América Latina, primero resultados envidiables, y ahora enfrentando duras circunstancias, se debe extraer una enseñanza, pues la economía es cíclica y se trata no solo de disfrutar las coyunturas ventajosas, sino aprovecharlas para invertir en el futuro. Mientras esperamos que la región se recupere, debemos reconocer que Cuba goza de un incremento impensado en sus indicadores económicos.

El desafío para la isla reside en extraer un beneficio del momento, con la mirada puesta en el largo plazo, en el desarrollo nacional.

El balón se ha puesto en la cancha de la política pública, en la capacidad de identificar y actuar sobre las áreas estratégicas que puedan ser el pivote del cambio estructural que requiere la economía.

Dicen que en las filosofías asiáticas la palabra crisis se asocia con oportunidad. Luego de una crisis continuada de más de veinticinco años –con sus altas y sus bajas-, quizás tenemos delante la posibilidad para impulsar la economía de forma decisiva.

Todo parece indicar que la oportunidad de Cuba ha llegado.

7 abril 2016 48 comentarios 490 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Lento pensamiento

por Consejo Editorial 6 abril 2016
escrito por Consejo Editorial

El martes 29 de marzo el periódico Juventud Rebelde nos traía lo que supuestamente era una buena noticia. El precio de las frazadas de piso bajaría a 60 centavos CUC. Digo que supuestamente porque luego se aclaraba que este descuento estaría vigente hasta el 30 de abril. Las razones de la rebaja temporal de precios era la de “movilizar los altos inventarios de este producto”. En otras palabras, los almacenes están abarrotados de frazadas pero la rebaja de precios será solo temporal.

Un producto de “lento movimiento” se convertirá rápidamente en un gran negocio por el acaparamiento. Los revendedores comprarán por decenas o centenas las frazadas y después del 30 de abril sacarán una buena tajada cuando las vendan por “la calle”.

Está demostrado que cuando un producto aguanta el “primer golpe” luego se puede mantener en venta y la gente compra solo la cantidad que necesita, eso sucede lo mismo con una pipa de cerveza a granel en mi barrio que con la papa en la placita. No es la primera vez que rebajan los precios a la frazada por almacenes abarrotados, pero luego el precio vuelve a subir.

Aquí en Matanzas hay una tienda llamada –irónicamente- “La Estrella” donde se venden productos con rebajas por estar en fecha de vencimiento o rotos. Dicen que ahí se encuentran “cosas buenas” pero la verdad es que algunos precios son una falta de respeto. Cuesta creer que alguien no se dé cuenta de que es una burla al consumidor ponerle esos precios a productos con tan mala calidad.

En Cuba tenemos productos de “lento movimiento” pero en cuestiones de economía los pensamientos son más lentos todavía.

Les pongo un ejemplo. En los Play Off cada juego de pelota reúne a no menos de 15 000 aficionados ¿Se imaginan las ganancias de ETECSA si pusieran wifi en los estadios de pelota? Los que van, tirarían fotos, las subirían a Facebook, les contarían a los amigos vía IMO…en fin que me cuesta creer que a nadie no se le haya ocurrido eso.

¿Cuestión de tecnología? Si toman en cuenta las ganancias valdrá la pena la inversión. Insisto en que es un problema de lento pensamiento.

6 abril 2016 31 comentarios 444 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

Los culpables

por Consejo Editorial 4 abril 2016
escrito por Consejo Editorial

(A Pilar, porque Gaudí desafía la línea recta)

Lo que más le gustó a Martica de la visita de Obama a Cuba fue ver a jóvenes de su edad manifestándose en Argentina contra la visita del mandatario estadounidense. Eso, y que Walter Martínez, ríspido, dejase ver en Dossier, la extensa huida verbal realizada por el ilustre visitante en ese país ante una pregunta de un periodista local. Me lo dijo hace unos días con ironía y quién sabe con cuánta amargura. Es casi imposible saberlo.

Me asalta hoy, con su aire de muchacha siempre despeinada, sonriente y me dice: viste, papá escribió. En su jerga, papá es Fidel Castro. Por la tarde, otra muchacha, Pilar, igual de despeinada y sonriente, pero desde muy lejos, interrumpe una clase de Sociología de la Democracia que comparto con mis estudiantes con una ristra de mensajes que llegan escandalosos a mi teléfono, luego llama. Les pido permiso a ellos. Me lo dan. Le explico que estoy frente a los muchachos y las muchachas, me dice que les salude, pero que acaba de leer lo que escribió papá, que ya era hora. En los mensajes dice más. Pilar no es cubana, comparte con Martica un código de la jerga de aquella. Ella, aunque quizá sin saberlo, acaso sea una extranjera en su propio país.

En Cuba históricamente, la Revolución ha tenido siempre sus puntos de repliegue, sus bastiones. Hija de una racionalidad del cambio y la política, ha sido siempre ética. Muy pocas veces reparamos en esos bastiones.  Yo que nací en ésta, siendo un adolescente, alguna vez le hice una pregunta a mi padre ¿quién hace los editoriales del periódico Granma?  No me supo responder. Compartió conmigo su sospecha de que una persona habría cuidado su estilo siempre. Acaso nunca lo sabremos, me confesaría.

Después, mucho antes de matricular en la Escuela de Derecho de la Universidad de Oriente, descubrí que aquellas declaraciones publicadas en nuestra prensa aparecían a veces firmadas por El Gobierno de la República de Cuba, otras, por El Gobierno Revolucionario. No puedo precisar ahora cuando fue que empecé a creer que la Revolución cubana sostenía una relación conflictiva con su propio Estado, y que la ficción de El Gobierno Revolucionario, no era una coartada gramatical para sus errores, sino una clave que definía lo que era ser revolucionario dentro del Estado de una Revolución.

Sería muchos años después, cuando mi propio hijo me preguntó ¿por qué casi nadie piensa como tú? , en que recordé a mi padre prohibirnos,  a los niños que aún éramos mis hermanos y yo en los inicios de los 80, asistir a los actos de repudio que en muchos barrios se hacían a las personas que abandonaban el país. Eso no es decente, dijo, y remató la frase, ininteligible para nosotros, con una mirada a mamá.

Papá era comunista en aquella época en que los militantes eran aún dentro de la lógica de la vanguardia muy pocos. Sigue siéndolo. Meses después de aquella advertencia paterna llegaría una carta del vecino que había sido despedido por aquel procedimiento en nuestro barrio. Se llamaba Rigoberto  y  su nombre se me quedó en la memoria, quizás porque en el sobre junto a la carta venía una hoja con una bandera cubana pintada con los brillantes colores de los plumones que no se conocían aquí, quizás porque escribió a la familia del comunista que no asistió a su repudiación y recibió y leyó la carta con asombro, quizás porque mi generación es memoriosa sin rabia, sin odio, pero memoriosa. 

Lo que Martica no sabe es que hace muy poco un articulista cubano trató de ultra revolucionarios a los que sintieron ganas de salir a las calles a protestar por la visita de Obama a Cuba y los amonestó con una larga cita de una alocución de Fidel Castro apropósito de los preparativos del recibimiento de Juan Pablo II. Lo que Pilar descubre, en lo que ve y aprende por sí misma, es que la Revolución cubana está viva cuando alguien dice lo que piensa.

Yo no sé si los que intentan establecer entre nosotros  lo políticamente correcto se percatarán de la relación existente entre la alegría de Martica y la contundencia y el significado del ejercicio de ironía política de un anciano revolucionario. Tampoco si perciben las muchas maneras en que se esteriliza una Revolución cuando se intenta establecer  un lugar, una forma y un momento adecuado para  pensar y decir lo que se piensa, sin darse cuenta que ese lugar, esa forma y momento conquistado, es esencialmente la posibilidad de ser revolucionario sin tener que pedir permiso.

Fidel reivindica ahora esa condición desafiante de un revolucionario dentro del Estado de una Revolución.  Una vez más. ¿Por cuánto tiempo más? ¿ cómo saberlo? No importa. Creo que ni siquiera a él le importe mucho, por lo menos en términos de vanidad personal. Hay tantas cosas que no sé.

Lo que sí sé es que en Cuba, por lo menos mientras la Revolución sea, los revolucionarios no serán culpados sin motivo, o ya no serán tales.

4 abril 2016 49 comentarios 571 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

La Joven Cuba no se calla en Miami (+ Video)

por Consejo Editorial 1 abril 2016
escrito por Consejo Editorial

La Joven Cuba en Prohibido CallarseHace varias semanas un integrante de nuestro blog estuvo impartiendo conferencias sobre Cuba en los Estados Unidos. Como nuestra voluntad no es de hacer turismo sino política, Harold Cárdenas acudió a todos los medios donde fue posible hablar sobre la realidad de la isla.

Hubo experiencias de medios que lo quisieron utilizar para fomentar la polarización y la distancia, otros fueron muestra de profesionalismo. Miami es bipolar mediáticamente, por suerte, hasta hace poco no existía pluralidad alguna de opiniones. Hace unos años solo existía un discurso fanático que no se interesaba en reconciliaciones ni terminar con la distancia. Hoy ya se observan colores alejados del blanco y negro.

Compartimos con ustedes su aparición en el programa Prohibido Callarse, donde a pesar de obvias diferencias de opinión se le trató con respeto y profesionalismo.

1 abril 2016 77 comentarios 379 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail

El plan nacional

por Consejo Editorial 31 marzo 2016
escrito por Consejo Editorial

El tiempo en que el destino de Cuba lo podía decidir un puñado de hombres ya pasó. Vivimos en un país con niveles de instrucción elevados, donde existe una esfera pública que debate constantemente sobre los cambios sociopolíticos, donde los jóvenes están ansiosos por construir su propio legado y rechazan el papel de herederos acríticos que les ha sido asignado. Esta es la isla donde sobra inteligencia colectiva para hacer política y generar consenso. Este es el barco del que muchos se han lanzado al agua por la ausencia de un horizonte, por la incertidumbre sobre el futuro. ¿Existirá una hoja de ruta para salir de nuestra terrible circunstancia? Quizás. ¿Es eso suficiente? No lo creo.

Nuestro país tiene mil y un problemas por resolver, algunos producto del bloqueo y otros muy nuestros. Siempre he escuchado algunos decir que existe un plan para resolverlos, sin saber si son teóricos de la conspiración o personas mejor informadas que yo. Supongo que exista, moverse sin un rumbo definido sería una improvisación voluntarista más que espero hayamos superado. El punto es que este plan no se socializa, no se conoce y lo desconocido no se puede apoyar. Hasta ahora se ha hecho política en nuestro país sobre la base del respaldo alcanzado al triunfo de la Revolución y en condiciones de hostilidad extranjera. En el nuevo contexto y con las contradicciones acumuladas, toca generar nuevos consensos.

La popularidad del proyecto nacional como contraparte y rechazo a los gobiernos anteriores significó un cheque en blanco a la dirección del país que le ha dado margen para su desempeño, incluso para el error. Esto ha permitido la perseverancia y unidad en torno a un objetivo común. Sucede que este consenso se conformó hace más de medio siglo, con una generación que conocía el capitalismo, que vivió la Ley de Reforma Agraria, la Campaña de Alfabetización. Mi generación solo conoce el Período Especial, las vicisitudes y el resquebrajamiento de los valores. ¿Puede funcionar el mismo consenso con nosotros? No creo.

Mientras los decisores titubean en sacar una ley de comunicaciones o se convencen de la necesidad de medios públicos en nuestra prensa, han surgido una docena de medios y revistas alternativas. La realidad no espera que algunos cambien su mentalidad, que otros se jubilen ni que los revolucionarios que saben por dónde van las soluciones para salvar el proyecto socialista cubano, tengan la capacidad de hacerlo. La realidad no espera por nadie.

¿Seguiremos apelando a la hostilidad estadounidense para excluir la inteligencia colectiva de nuestro país de conocer cuál es el plan nacional? Es posible que ganemos algo estratégicamente manteniendo el plan en secreto, pero el precio es demasiado alto, perdemos mucho apoyo popular al hacerlo. Imagino la ironía, la CIA posiblemente sepa al dedillo cuál es el plan y nuestro pueblo no. Ha pasado antes.

Y en un ejercicio de empatía me pongo en los zapatos de quienes deciden la políticas. Criticados por unos, incomprendidos por otros, desconocidos por la mayoría. Debe ser ciertamente difícil dirigir en la Cuba de hoy, incluso con todos los peligros era más fácil en 1959 que se podía dar al pueblo las deudas aplazadas por los gobiernos anteriores. Nuestra incapacidad para generar nuevos logros se paga con la incredulidad política de la gente. Y siguiendo en sus zapatos. Imagino que tengan un plan, que creen puede ser suficiente, que confíen en las capacidades de las instituciones, en la estructura creada para ello y los planes de trabajo.

Pero a veces el mundo de los políticos es una burbuja. Es normal que les cueste medir el alcance real de las decisiones, el pulso social del país. Y que algunos crean que con su estrategia se van a resolver todos los problemas, pero no es suficiente. Ah… ¿cuántas veces hemos creído los cubanos tener la solución definitiva? Y no llega, pero seguimos adelante entre todos por ese pegamento político que es sentirse parte de algo. Ese sentimiento precisamente es lo que está en peligro.

Eso explica las inquietudes ante un Congreso del Partido que comenzó restando participación a los militantes de base, confiando en un grupo de expertos desconocidos que deben trazar el futuro del país. A estas alturas ya deberíamos aprender la lección de ser inclusivos y no excluyentes a la hora de la construcción colectiva. Y es que el Congreso forma una parte importante del plan, de la hoja de ruta. Entonces el Granma publica una nota sin firma al pie, donde no se responden las inquietudes que preocupan a la propia militancia. En cambio apela a la fe, al cheque en blanco una vez más, a la idea de que un grupo de hombre buenos decidirán bien por nosotros. ¿Será que descuidamos la participación de la base encandilados por los éxitos diplomáticos? ¿De verdad alguien cree todavía que las decisiones de unos pocos superan la inteligencia colectiva del país más culto de su región?

Aunque a veces lo olvidemos, somos los que enfrentamos al mayor ejército colonial español y sobrevivimos la Guerra Fría, en base a un consenso sólido. En esta nación se puede hacer política coyunturalmente con el pueblo o contra el pueblo, pero imperecederamente sin el pueblo no es posible. Es por eso que el camino futuro nos pertenece a todos, no se puede escamotear su conocimiento ni con las mejores intenciones. El tiempo en que el destino de Cuba lo decidía un puñado de hombres ya pasó. Es por eso que el plan nacional sin la participación consciente del pueblo, no es suficiente.

31 marzo 2016 162 comentarios 705 vistas
0 FacebookTwitterLinkedinTelegramEmail
  • 1
  • …
  • 9
  • 10
  • 11

Ayúdanos a ser sostenibles

Somos una organización sin fines de lucro que se sostiene con donaciones de entidades e individuos, no gobiernos. Apoya nuestra independencia editorial.

11 años en línea

11 años en línea

¿Quiénes Somos?

La Joven Cuba es un equipo de investigación y análisis político que trabaja por un país justo, democrático y sostenible. Con una plataforma digital y un equipo especializado en el análisis de la realidad cubana, aspiramos a ser punto de enlace entre la sociedad civil y los decisores, mediante la investigación y la generación de conocimiento sobre la aplicación de políticas públicas.

@2021 - Todos los derechos reservados. Contenido exclusivo de La Joven Cuba


Regreso al inicio
La Joven Cuba
  • Inicio
  • Quiénes Somos
    • Historia
    • Nosotros
    • Consejo Asesor
  • Grupo de Estudios
    • Libros
    • Dossiers
  • Contacto
 

Cargando comentarios...